viernes, 7 de mayo de 2010

Todos Me interesáis, todos, el que Me es fiel y el que no lo es


Hijos Míos, Soy Maria Inmaculada quien os habla, Vuestra Madre Celestial, y hoy, en el comienzo de este mes de mayo, deseo comunicarme con vosotros Mis queridísimos hijos.


Se que muchos estáis esperando que llegue pronto la Gran Tribulación anunciada, pero hijos, las cosas de Dios solo El sabe cuando deben de ser, porque Dios que es Vuestro Padre Celestial siempre mira el bien de todos vosotros y de cada uno en particular. Hijos, vivid como si la Tribulación fuera a suceder hoy mismo, porque para algunos de vosotros cuyas vidas serán segadas deben vivir preparados por si la muerte les sorprende.


Se que a muchos, y sobre todo a las madres, les preocupa que sus hijos no vayan por caminos adecuados, y cuando quieren hacerles ver que van por malas sendas, los hijos se revelan contras los padres y no solo no les hacen caso, sino que hasta se ríen de ellos. Pero vosotros, tanto los padres como las madres, amáis a pesar de todo a vuestros hijos y los aceptáis tal y como son, a pesar del sufrimiento que os reporta sus composturas y contestaciones.


Pues ved hijos Míos que así mismo hago Yo. Os digo lo que tenéis que hacer y vosotros Me ignoráis y pasáis de Mis mensajes, pero Yo sigo amándoos igualmente e intercedo al Padre Eterno y a Mi Divino Hijo para que nos os perdáis eternamente. Hijos Míos, cuando alguno de vosotros está pasando alguna prueba sea de la índole que sea, bien enfermedad, bien en la parte económica, bien en tribulaciones personales que le venga por una u otra razón, Yo intercedo a la Santísima Trinidad para que os de fuerzas y superéis la prueba satisfactoriamente, y a veces hijos Míos, pido a la Santísima Trinidad que os la acorte.


Ved cuan grande es Mi amor por vosotros. Y todos Me interesáis, todos, el que Me es fiel y el que no lo es, pero la salvación de vuestra alma solo depende de vosotros, porque si desaprovecháis las gracias que el Espíritu Santo os da y las malográis una y otra vez, de vosotros y vuestra voluntad depende el salvaros, pues aunque Yo interceda sois vosotros los que tenéis que decidir el camino que deseáis recorrer en esta vida. Es el mismo ejemplo de vosotros que aconsejáis a vuestros hijos y les asesoráis para su bien pero ellos cantidad de veces no os hacen caso y siguen en su vida, así pasa con el alma, que aunque el Cielo os diga una y otra vez lo que debéis hacer, si no lo hacéis, el Cielo no puede salvaros sin vuestro consentimiento, por eso hijos Míos, Yo Vuestra Madre Celestial, los ángeles y los santos suplimos en donde no alcanzáis vosotros, pero no podemos hacer lo que vosotros debéis hacer que es la voluntad de querer salvaros. Yo, Maria Santísima, Vuestra Madre Celestial, os hablo.

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