Rosario . Temas:
Primer Misterio, Habla Dios Padre. Sobre: El buen administrador sabe cómo trabajar lo que se le ha dado y le puede sacar mucho fruto. Hijitos Míos, así como el rocío fecunda las plantas, crecen, se hacen fuertes y dan fruto, Me alegra sobre manera, Mis pequeñitos, veros reunidos porque vuestras oraciones son ese rocío que Yo llevo a las almas y éstas crecen, se fortalecen, se robustecen para que den fruto. Mis pequeñitos, no os imagináis cuánto gozo siente Mi Corazón, al veros así reunidos en presencia de Nuestro Dios, en presencia de Mi Hijo, con esa Fe, con ese amor en vuestro corazón. Esto es lo que Yo voy suscitando sobre la Tierra; almas buenas, almas que se den, almas que se llenan del Amor de Nuestro Dios. Cuánto Amor derrama Nuestro Dios sobre las almas que así obran, como vosotros, que tienen un tiempo para su Dios. Dais regalos y recibís inmensidades de Vuestro Dios. ¿Cuándo entenderá está pobre humanidad, cuándo entenderá que en el dar, podéis recibir inmensidades?, pero debéis dar con esa disposición de gozo, de gusto, por agradecer, por alabar, por engrandecer la Palabra, la Vida, el Amor de Nuestro Dios hacia la humanidad. ¿Cuándo entenderá que cuando el alma da, va a recibir inmensidades en Gracias, en Bendiciones, en Amor de su Dios? Mis pequeños, dad, dad continuamente todo lo que podáis a vuestro Dios, no es vuestro tiempo, es tiempo de Dios; pero vosotros sois los administradores de Él. El buen administrador sabe cómo trabajar lo que se le ha dado y le puede sacar mucho fruto. Se le puede sacar mucho fruto, pero son tan pocos los que están consientes de su trabajo, los que están consientes de su tarea los que están consientes de que vuestra vida es de Dios. Vuestra vida será grandemente Bendecida si os apartáis del Mundo y vivís para vuestro Dios. No os estoy diciendo que os apartéis de vuestras obligaciones, obligaciones diarias que todos vosotros debéis tener, Me refiero al apartarse del Mundo, a todo aquello que haga caer vuestra espiritualidad. Debéis tener tiempo para engrandecer esa espiritualidad, para vuestro propio bien y para el de vuestros hermanos. Podrías decir que éste tiempo que estáis ahorita utilizando para vuestro Dios, lo podrías utilizar para vuestros propios menesteres, y os puedo asegurar Mis pequeños, que éste tiempo que habéis apartado para vuestro Dios se os pagará con creces, no solamente aquí, sino en la Eternidad. Estáis invirtiendo tiempo de Dios y será multiplicado vuestro tiempo de gozo en la Eternidad y éste sí, pequeños será vuestro tiempo de gozo en la Eternidad. Gracias, Mis pequeños. Segundo Misterio, Habla Dios Padre. Sobre: Dejad Mis pequeños vuestra voluntad a un lado. Hijitos Míos, hay tantas, tantas almas en el Mundo que necesitan esas palabritas de aliento, esas palabritas de amor, esos cuidados de corazón. Hay tantas almas equivocadas en el Mundo, que necesitan que se les lleve a la Presencia de Mi Hijo, que necesitan conocer la Verdad del corazón. Hay tantas almas olvidadas que claman al Cielo para que alguien las ayude, para que les enseñen a ver la Luz, para que les disipen las tinieblas del camino. Hay tantas almas en vuestro camino que quisieran que vosotros os detuvierais un momento y pudierais platicar con ellas, al menos un minuto y dejarles a Nuestro Dios en su corazón. Hay tantas almas, tantas, Mis pequeños, que necesitan conocer bien a su Creador, a su Salvador, al Dios Amor. Mis pequeños, pedid a Nuestro Buen Dios que os ponga en vuestro camino, y os deis cuenta de ello, de todas éstas almas en las cuales podéis dejar el Amor, la Paz, la Sabiduría de Nuestro Dios y la Esperanza de una Nueva Vida, para un Bien Morir, para un Bien Nacer. Dejad Mis pequeños vuestra voluntad a un lado, y dejad que la Voluntad de Mi Hijo os mueva a llevar la Buena Nueva, a llevar la Alegría, a llevar el Amor y la Paz de Mi Hijo a vuestros hermanos. Gran gozo daréis al Cielo, gran gozo daréis a vuestro Padre y orgullosa Me sentiré Yo, como Madre de saber que tengo hijos que están haciendo lo que es la Voluntad de Nuestro Dios. Gracias, Mis pequeños. Tercer Misterio, Habla Sobre: El desprecio del Mundo y sus bienes los acerca y los santifica. Muchas almas a lo largo de la historia han comprendido bien ésta situación, de que el Mundo hace olvidar a Dios en sus almas y el desprecio del Mundo y sus bienes los acerca y los santifica. Mi hijo Francisco, Francisco de Asís, hijo predilecto del Padre entendió bien esto, tuvo todo, todo lo que en el Mundo puede desear, pero aceptó la Gracia de Dios en su corazón y despreció al Mundo, a tal grado despreció al Mundo, que se quitó de todo lo que es del Mundo para llenarse de Mi Hijo, y así fue Bendecido por Mi Hijo con Sus Llagas preciosas, Divinas. Mis pequeños, debéis aprender a separaros del Mundo, como ya os había dicho. Llenaros de la Vida Real que debéis buscar, debéis llenaros de la Vida de Mi Hijo, debéis transmitir Vida a través de vuestras palabras, a través de vuestras acciones, a través de solamente vuestra presencia, que será la de Mi Hijo en vosotros. No os afanéis, Mis pequeños de llenaros de cosas del Mundo, que en la mayoría de las veces os llevará a los caminos del mal. Cuando se tiene de sobra de las cosas del Mundo, el alma se desvía y cae en el pecado, cae en el mal, la más de las veces. La pobreza, la necesidad, siempre hace que los ojos del alma estén en petición con vuestro Dios. El alma necesita cuando le falta allí. Buscad siempre esa necesidad aunque tengáis mucho de la Tierra. Deberéis saber discernir y diferenciar entre lo del Mundo y entre lo Espiritual. Procurad que nunca lo material cubra a lo espiritual, que le de muerte lo material a lo espiritual. Si tenéis mucho, compartid y dejad que lo espiritual se eleve. Llenad Mis pequeños, vuestro corazón de esa Vida, que solamente os puede dar la intimidad con vuestro Dios. Las obras buenas siempre os van a dar alimento espiritual, crecimiento de alma, acercamiento con vuestro Dios. Porque ya no dais, sino os dais, y dar vuestra presencia, la presencia de Mi Hijo en vosotros exige un sacrificio, exige a veces penitencia, exige donación, pero siempre os dejará esa paz y esa satisfacción de haber dado vuestro ser que será el Ser de vuestro Dios en vosotros a vuestros hermanos. Nuestro Dios es Infinito, y vosotros lo tenéis en vuestro corazón. Deberéis compartir el Tesoro que ya tenéis en vuestro corazón a vuestros hermanos. No tengáis miedo, Mis pequeños para acercarse al necesitado. Os he dicho, una palabrita de aliento, una ayuda con el anciano a caminar unos cuantos pasos ayudándole, a abrazar al niño que llora; ¡Cuántas, cuántas cosas podréis hacer! No despreciéis esos momentos que se os dan para que vuestras arcas en el Cielo se vayan llenando. Vuestra vida en la Tierra os sirve para llenar las arcas del Cielo, solamente aquí en la Tierra tenéis la moneda que se necesita para enriqueceros en el Cielo. No desperdiciéis esas monedas, tratad de llegar ricos al Cielo dándoos por los demás. Gracias, Mis pequeños. Cuarto Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo. Sobre: Vosotros, debéis también compartir de vuestro pan, no importa cómo lo asimilen los demás. Hijitos Míos, cuando Yo Enseñé a los Apóstoles, cuando Me pidieron que les enseñara a orar, y les Enseñé el Padre Nuestro, en ésta oración se pide todo. Cuando se dice: Danos hoy nuestro Pan de cada día. Toda alma en la Tierra tiene derecho a ese Pan, el Pan Divino, el pan humano. Debéis proveer de ambos Mis pequeños, porque primeramente, vuestro Padre os lo ha dado. Él no os da piedras, Él no se separa del pecador, Él siempre da al bueno y al malo. ¿Por qué vosotros Mis pequeños hacéis distinciones? La Caridad, el Amor no tiene distinciones, debéis dar al bueno y al malo. Dios, Nuestro Padre es el Único Juez, y de Él debemos aprender a través Mío. Yo Me di por buenos y malos, vine a dar la Palabra, el Pan a buenos y a malos. Pero este Pan, es verdad, se asimila en forma diferente en el bueno que en el malo. Vosotros, debéis también compartir de vuestro pan, no importa cómo lo asimilen los demás. Vosotros debéis dar siempre todo lo que podáis, para que podáis recibir más y orar, orar continuamente por aquel que no esté preparado para recibir del Pan de la Palabra, del Pan de vida de ejemplo, del Pan de las buenas obras. Dad, dad Mis pequeños, el Pan de cada día no os faltará, que mientras más deis, más recibiréis, se os ha dicho. Y se ha Prometido y es Promesa Divina. Yo os dije que se os pagará al ciento por uno; y así es Mis pequeños, si dais de lo material recibiréis más de lo material y no os faltará en la Tierra. Si dais de los espiritual, también se os multiplicará y no os faltará en el Cielo. El Pan que Yo os doy, se debe repartir. Entrad a vuestro corazón, y sacad de él con amor lo que se os ha dado, entregadlo a vuestros hermanos, que Mi Padre os lo agradecerá. Gracias, Mis pequeños. Quinto Misterio, Habla Dios Espíritu Santo. Sobre: Debéis resucitar a aquellos que han muerto a la Gracia. Hijitos Míos, Soy vuestro Dios, el Espíritu de Amor. Mis pequeños debéis ser Luz entre los hombres, en estos tiempos de tinieblas, en estos tiempos de muerte espiritual. Debéis resucitar a aquellos que han muerto a la Gracia. Yo Soy el Dios de Vida, el Dios de Amor, el Espíritu Santo que da esa Vida, que atrae a las almas, que las llena de Sabiduría y de Amor. Que les da todos Sus Dones. Venid a Mí, Mis pequeños, tomad de Mí lo que necesitéis. Armas, armas espirituales para vencer al mal, para vencer las tinieblas, para vencer esta muerte espiritual que ahora vive el Mundo. Entrad en vuestro corazón, poneos en Mí Presencia, y dejadMe que Yo, vuestro Dios Espíritu Santo os de lo necesario para que caminéis en el Mundo, llevéis Luz, llevéis Sabiduría, llevéis la Presencia de Dios entre vuestros hermanos. Venid a Mí, con humildad, con sencillez, en esa total donación, para que Yo Me sirva de vosotros para los planes de Nuestro Dios. Venid Mis pequeños con esa sed y esa hambre, para llenar vuestra alma, para satisfacerla de los Bienes Divinos. Venid a Mí con confianza, no veáis el estado de vuestra alma, que Yo la voy a engrandecer; sois pequeños, y deberéis seguir así. Y las armas que Yo os daré son de gigantes, para vencer gigantes. Vuestra pequeñez Me gusta, manteneos así, y dejad que vuestro Dios derrame todo Su Bien sobre vuestra pequeñez. Venid pues, Mis pequeños, con ese deseo de servir a vuestro Dios en la salvación del Rebaño, en la salvación de éste Mundo que camina sin un rumbo fijo, que va deambulando en la obscuridad y que se está despeñando. Vengan pues, para que podáis ser guías, guías de multitudes, bajo el auspicio de vuestro Dios. Venid pues, alegraos de que Nosotros la Trinidad está con vosotros, y que Nosotros a través de vuestra pequeñez nos manifestaremos al Mundo, con Luz, con Paz, con Conversión, con el regreso a la Casa Paterna. Gracias Mis pequeños |
viernes, 26 de agosto de 2011
Ago 02_04 Mi hijo Francisco, Francisco de Asís, hijo predilecto del Padre.
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