martes, 9 de marzo de 2010

MIS FLORES NECESITAN AGUA, DE LO CONTRARIO, CADA UNA DE ELLAS PERECERÁ.

Mensajes a Vassula R.

28.11.1987



Pequeña, embellece Mi Jardín. Tal como está ahora, Yo no veo en Él nada más que aridez. La aridez está reinando sobre de Él. Los vientos secos están soplando sobre Él secando lo poco que queda. Mis flores necesitan agua, de lo contrario, cada una de ellas perecerá. Mis capullos no llegarán a la estación en que florecen, ellos perecerán uno tras otro. ¡Oh, si tan sólo escucharan!

Dios mío, ¿por qué es tan complicado llegar a una decisión? ¿Por qué es tan difícil tomar esta decisión? ¿Por qué tiene que tomar meses, años? ¿Es realmente tan complicado el amarse unos a otros y unirse como una familia? ¿No son esos mismos los que nos enseñan a amarnos unos a otros y a aprender a sacrificarnos y a dar? ¿Tienen que pasar años para unirse? ¿Tienen realmente que hacer concilios y reuniones especiales? ¿Por qué no pueden hacer una reunión, la decisiva, uniendo sus manos y dando a Pedro la Autoridad que Tú, una vez, le diste y así agradarte, dejándote sonriendo?

Cómo amo tu sencillez, hija Mía. Es infantil tu modo de pensar. ¡Los niños son Mi debilidad!

Mira, cuando los niños se pelean, sus peleas nunca duran más de unos minutos, porque carecen de malicia. Pero, hija, éstos no son niños. Ellos han perdido toda la inocencia que, una vez, tuvieron. Perdieron su sencillez, su santidad. Construyeron malicia en lugar de inocencia, vanidad en lugar de sencillez, impiedad en lugar de santidad, hipocresía en lugar de la humildad.

¿Ves, hija?, ésta es la razón por la que desciendo, de nuevo, para recordarles cómo Soy Yo, Jesús. Vendré Descalzo y Humilde; entraré a Mi Propia Casa y Me arrodillaré a los pies de Mi siervo y se los lavaré. 1 No llores, Vassula Mía, todo es por la unidad. Déjame utilizarte. Esta vez no pueden negar que Soy Yo, Jesús, ya que Yo he predicho este acontecimiento antes de que ocurriera. Te he dejado leer parte de lo que le inspiré a Mi siervo Juan XXIII, pero el resto...

¿El resto, Señor?

Más tarde, Yo le susurré en su oído las grandes tribulaciones por las que tendría que pasar Mi Iglesia.

Yo, Jesús, los amo a todos. Permanezcan en Mí, en Mi Amor.


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1 Jesús habla en metáforas

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