Las apariciones de la Virgen de Guadalupe en México siguen el mismo patrón que las apariciones de la Virgen en Garabandal, si bien con una cadencia temporal extendida a lo largo de más de 50 años. Al inicio, como ocurrió con San Juan Diego en el Tepeyac, las niñas en Garabandalse encuentran felices con su Madre, como en el Paraíso, mientras que Ella les da un primer encargo para el mundo. La segunda etapa tanto en Guadalupe como en Garabandal están marcadas por la incredulidad e indefinición de la autoridad eclesiástica. Las niñas, como San Juan Diego, piden una señal para que el destinatario crea. La Virgen en México aceptó dar aquella señal que facilitó históricamente todo el proceso de conversión de un continente. En Garabandal nuestra Madre promete también un gran Milagro para la conversión del mundo, y asociado a él una señal que quedará permanente en los pinos para recuerdo de las generaciones venideras.
La Virgen advierte en Garabandal que el Milagro además de los presentes en el entorno geográfico de Garabandal lo verá un obispo muy especial: el Papa lo verá esté donde esté. Para el primer obispo de América, la señal que dio la Virgen y el milagro que ocurrió delante de él le llevaron a cumplir el mandato de la Señora. Para el primer obispo del mundo es lógico suponer que también le llevará a cumplir un importante encargo que ayudará a la conversión del mundo.
La petición de la Virgen a San Juan Diego fue doble, con dos frases aparentemente iguales: un templo material en el llano y otro espiritual, su casita sagrada. Efectivamente, en Guadalupe ella resultó ser finalmente la señal permanente de su propio encargo al aparecer en la tilma embarazada del Hijo de Dios, es decir verdadera casita sagrada. En Garabandal, la Virgen enseña a las niñas cómo deben construir el templo interior para que inhabite la Santísima Trinidad. En Garabandal, la señal que quedará tras el Gran Milagro se describe como columna de fuego semejante a la que guiaba a los hebreos durante el tránsito del Éxodo, en la que estaba la Shekinah o presencia viva de Dios mismo.
En el Apocalipsis se describe una gran señal que apareció en el Cielo relativa a la Mujer vestida como aparece en la señal de Guadalupe. Sin duda la señal milagrosa de Guadalupe y la señal-milagro de Garabandal son partes de un mismo plan de conversión adaptado a cada momento de la historia. Pero antes de llegar el desenlace feliz, tanto en Guadalupe como en Garabandal, hay un intervalo en que las circunstancias impiden a la Virgen dar la señal prometida, fruto como dice el Nican Mopohua de su amable palabra. En Guadalupe, la enfermedad del tío de Juan Diego, impidió que la señal llegara a su destinatario cuando estaba previsto, si bien finalmente resultó para mayor gloria y confirmación de las palabras de la Virgen. En Garabandal nos encontramos ahora en ese intervalo y es seguro que el cumplimiento de la promesa de la Virgen ya no puede tardar.
En este enlace puede conocer con mas detalle la historia de la advocación de la Virgen de Guadalupe y su relación con el Apocalipsis.
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