lunes, 23 de agosto de 2010

MARÍA MADRE DE LA IGLESIA, Argentina

María Madre de la Iglesia.







23 de agosto de 2010

Dice Santa María:

Cuántas manos, hijitos e hijitas mías, necesito en mi morada para sembrar la tierra con la semilla del amor, la misericordia y la paz, y cuántas energías necesito que todos vosotros las tenéis y muchas veces las dejan caer en ese abismo negro de la desidia y el rencor, cuántas manos necesito para curar las heridas y cuántas gargantas que proclamen la nueva buena de mi amado Señor, cuántos hijitos estoy necesitando que con un paso tranquilo carguen sobre sus hombros todo el amor, lleguen hasta el corazón doliente de muchos de vuestros hermanos, necesito que llevéis en vuestras manos la Llama del Amor para encenderla en los corazones que se han apartado y crezca entre ellos la vocación de estar junto a todos los que sufren en el mundo, necesito que seáis la luz que ilumine los senderos más oscuros para que ya nadie más caiga en las garras afiladas del ángel desterrado y para que no os pierdas más en la inmensa oscuridad. Por eso os ruego y os pido, por eso veréis en todos los continentes mi presencia a través de la palabra, a través del amor que emana mi corazón de Madre. Amados hijitos, en la unidad estará la fuerza para construir un mundo de armonía y paz, sino todo se seguirá perdiendo en un abismo imponente donde caerán las almas de todos vuestros hermanos que se apartaron de mi morada, que creyendo que solos podrían caminar se soltaron de la mano de mi Hijo y hoy se encuentran perdidos entre la oscuridad y el dolor, vosotros sois los que tienen que salir a su encuentro, cada uno de vosotros tiene que ser aquel misionero que con las palabras más sencillas y un corazón puro y humilde llegue hasta cada uno de ellos y les entreguen la palabra y junto a la palabra les llevéis el amor de mi corazón de Madre, sólo tenéis que decirles que vengan hasta mi morada, que os espero a cada uno de vosotros, que deseo vuestra presencia al lado mío, que quiero guiarlos rumbo a mi Hijo y deseo entregarles mi amor, permitidme ser vuestra luz a través de mis hijos para que iluminen al mundo, permitidme acompañarlos en la inmensa evangelización, dejadme acompañarlos a todos vosotros y protegerlos bajo mi manto de eterno amor. Hijitos míos, os espero en mi morada junto a mi amado Hijo, os amo y quiero que comiencen a ver el sendero del amor y la luz, quiero, junto a mis milicias celestiales, defenderlos de las fuerzas del mal y cuando marchen a la batalla final no temáis porque yo, como comandante de ellas, iré al frente y os aseguro y os prometo que os liberaré de la serpiente por mil años y seréis libres hijitos míos, seréis libres y veréis reinar en vuestro mundo la luz del amor y la paz, sólo os tenéis que unir, sólo tenéis que abrir vuestros corazones a mi amado Hijo, sólo tenéis que comenzar a caminar por el sendero de la luz, sólo tenéis que aprender a vivir en armonía y unidad, y eso lo tendréis el día que desde el corazón saquéis de vuestros cuerpos todo pecado a través de la confesión y recibáis el cuerpo y la sangre de mi Hijo, de esa forma estaréis liberados de todo pecado y es ahí cuando seréis realmente libres criaturas de la creación y comenzaréis a transitar por el sendero de la luz, y esa luz os llenará de armonía y reinará la justicia y la paz sobre todo el mundo. Hijitos míos, os ruego volved al principio de la creación y sólo podréis volver si estáis todos unidos y quieren que vuelva a reinar sobre vosotros la luz eterna del amor. Os amo. Amén.

SANTA MARÍA MADRE DE LA IGLESIA.

23/08/2010 13:00 Horas.


23 de agosto de 2010 – Mensaje urgente

Dice Santa María:

Hijitos míos, cuánto dolor hay sobre todos vosotros, cuánto dolor se esparce a través de los continentes, cuántas manos necesito y gargantas que lleven a aquellos que tanto necesitan las palabras y a través de sus manos esa caricia que llena el corazón de vuestros hermanos de armonía y paz, cuántos están sufriendo las torturas más tremendas y son llevados hasta las mismas puertas de la desesperación y no sienten interés por seguir caminando, quieren dormirse para siempre, perderse en un instante, cerrar sus ojos y dejar de sufrir, y yo os pregunto a todos vosotros, aquellos que por simples dolores os quejáis, queréis tener todo en vuestras manos, qué desean todo lo que ven en donde os encontráis que no veis lo que está ocurriendo a vuestro alrededor, no sois capaces de tender vuestras manos para estar con aquellos que sufren y padecen las injusticias de un mundo que no sabe mirar y lo peor es que no les importa el dolor por el que están atravesando vuestros hermanos, mis amados pequeños, realmente, amados hijitos, no os dan cuenta del sufrimiento de vuestros hermanos, no pueden salir del egoísmo que sienten muchos de vosotros, no vais al encuentro de ellos y os ayudan, por qué os pregunto, muchos hijitos míos pareciera que en vez de un corazón tenéis una roca en su lugar, por eso os convoco a todos los misioneros, a todos aquellos hijitos e hijitas que me amáis y amáis a mi Hijo y en Él al Padre y al Espíritu Santo, que se unan en el amor y que comiencen a sembrar sobre todo el suelo la semilla del amor, de la misericordia, de la igualdad, de la paz y en cada uno de sus corazones comiencen a sentir que lo que están llevando adelante muchos poderosos se detengan en sus ansias de poder, en su egoísmo y comiencen a compartir lo que tienen con todos vuestros hermanos, basta, hijitos míos, de hablar de fronteras, de color, de religión, muchos de vosotros os golpeáis el pecho pidiendo perdón y os pregunto, qué hacéis al ser perdonados, os preocupáis por todos mis hijitos, salís a llevar la palabra y a compartir el pan con los que no tienen nada, cobijan a aquellos que sufren en la noches y días de terribles fríos, estáis con aquellos enfermos que no tienen a nadie que les acerque un vaso de agua, que estén con ellos acompañándolos en el dolor, qué os ha pasado a todos vosotros, y cuando les digo hijos míos les hablo a todos, no a un conjunto en especial, a todos mis hijos e hijas sea cual sea su religión y su nación, dónde se encuentra su amor, dónde están, no podéis comprender o no queréis comprender que estáis viviendo en un mundo que se está desangrando, en un mundo que ya no entiende ni quiere comprender lo que es el amor y que sólo viven para tomar todo lo que pueden sin importarles que al lado de cada uno de vosotros está padeciendo hambre un pequeño, un adolecente, un anciano o de aquellos que nunca tuvieron ni sintieron una caricia de ningún ser queridos, no pueden comprender que tienen sed de ser amados como verdaderos hermanos que son porque fueron abandonados, porque son sometidos a hacer lo que muchos mayores los obligan y permiten a muchos poderosos hasta cometer lo más aberrante que hay que es quitarle a niñas inocentes, pequeñas, la pureza siendo abusadas, cuánto dolor hay sobre la tierra y cuánta dejadez, cuánto abandono, cuánta desidia de parte de aquellos que tenían que estar al lado de todos ellos, de aquellos que tienen que defender a los más humildes, de aquellos que hablan en nombre de mi Hijo y os repito, os golpeáis el pecho y dicen a gritos que sois seguidores de CRISTO JESÚS y yo os digo con el dolor más inmenso que nadie es seguidor de CRISTO JESÚS si no están junto a los que sufren, si no están llevando la palabra, si no los cobijan y los albergan, si no se entregan en cuerpo y alma y si no sienten en carne propia el dolor de esos hermanos. Por eso os ruego recapaciten y vengan a mi morada, y frente al Sagrado Corazón de mi Hijo hagan votos de ser verdaderos misioneros en vuestro mundo y ofrezcan horas de vuestras vidas para estar junto a todos aquellos que sufren y sean apóstoles de la palabra, lleven la palabra a todos los que tienen sed de ellas, igual que la llama que emana de su corazón. Os ruego a todos vosotros, basta de pelearse entre vosotros, basta de querer tener poder, y os ruego vuelvan a caminar todos juntos unidos por el amor y bajo la luz divina de CRISTO JESÚS, tras sus pasos y llevando el amor, la paz, la misericordia y la justicia a todo lugar de vuestra tierra. Sé que a muchos de vosotros lo que os estoy pidiendo dirán al leerlo pero para mí no es, porque yo cumplo, y yo os diré, no sólo se cumple por venir a mi morada, para ingresar en el Reino de los Cielos tenéis que escribir en el Libro de la Verdad y la Vida muchas cosas que muchos de vosotros, amados hijitos, no lo hacéis y veo muchos libros que sus hojas están totalmente vacías porque sois llevados por la ambición. Os ruego la unidad de todos, os pido que vuelvan sus ojos hacia mi morada y acompañados de vuestros Pastores hagáis brillar la luz divina del amor, vosotros podéis cambiar el mundo, en vuestras manos se encuentran los rayos de la luz que hay en cada uno de vuestros corazones, sólo tenéis que limpiar de pecados vuestros corazones y abrazando vuestras cruces caminar todos unidos rumbo al amor y la luz y entregarlo a todos aquellos que en el silencio del día y de la noche no escucháis sus llantos y sus gritos pidiéndoles a todos vosotros que les tiendan la mano y estéis a su lado. Os ruego seguid los pasos de mi Hijo, los pasos del amor. Amén.

SANTA MARÍA MADRE DE LA IGLESIA.

23/08/2010 03:00 Horas.


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