martes, 8 de junio de 2010

MARÍA, MAESTRA DE LOS APÓSTOLES

“La Iglesia pasará por una horrorosa crisis”
La Virgen María, en La Salette (Francia) -1846
“Sacerdotes contra sacerdotes, Obispos contra Obispos, Cardenales contra Cardenales”
La Virgen lo dijo a Don Gobbi. Lo dijo también en Garabandal. Y lo reconfirmó en Akita –Japón 1988- (la última aparición aceptada por la Iglesia, después de Fátima, por el entonces Cardenal Ratzinger, hoy Benedicto XVI)
Te anoté mi querido Agustín estos epígrafes de la Santa Madre, para que no te angusties ni te llenes de miedo porque te ataquen dentro de la misma Iglesia o no creas en los mensajes del cielo. Estaba previsto, anunciado y reconfirmado. Esta horrorosa crisis en la Iglesia es la crisis del mundo y la postmodernidad, las semillas que satanás sembró desde 1948 y que afectan e infectan todo, la moral, las costumbres, las artes y la misma teología, sembrando confusión división y contienda –los frutos del mismo demonio (Santiago 3)- y sobre anunciados por la Beata Augustina Ana Catalina Emmerick, la Virgen en la Salette y Santa Brígida, cuando coincidieron en que satanás y todos los demonios serían soltados 50 o 60 años antes del 2.000.
¡Porqué te extrañas, si hemos visto el cumplimiento histórico de la profecía, que es evidente, patente y comprobada?: Alcohol, droga, sectas, falsa liberación femenina, apostasía, crisis moral, ecocatástrofe, egocatástrofe y una Iglesia en una horrorosa crisis, como lo advirtió nuestra Santa Madre.
No te escandalices porque te ataquen o te marginen. Yo he sufrido eso durante 30 años. Si Jeremías, ese gran profeta lo vivió cuando amenazó a Israel con el destierro cuando por su rebelión contra la Alianza. “No nos profetices desgracias, sino cosas buenas”, le decían. Sin embargo el profeta no se retractó, y la profecía se cumplió literalmente. “Todos los sentidos de la Escritura se fundan sobre el sentido literal”, reza el Catecismo (Cat. 116)
Hoy con el discurso del amor de Dios, te hacen la misma respuesta que a Jeremías, sin embargo Jesús anunció la destrucción de Jerusalén, y se cumplió. La misericordia se derrama sobre los que temen a Dios. Lo dijo la Virgen en el Magníficat (Lc. 1,50)
Si no obedeces te irá mal, lo repite la Biblia insistentemente y el mismo Jesús nos anunció el castigo sobre el mundo, por su iniquidad y apostasía (Mt. 24, Lc. 17 y 21 y Mc. 13). No podemos mutilar la Biblia y sacar un texto de contexto. Esa es una acomodación teológica y perversa. Chesterton dijo: Toda Teología que se salga de la Biblia, es mala Teología. Miremos un ejemplo. San Pedro en su Segunda Carta (2Pe 3,12-13), nos habla de una lluvia de fuego. La Iglesia lo acepta y lo cree. En el Catecismo (Cat. 677) –doctrina segura según Juan Pablo II-, hablando del fin de los tiempos, nos trae la misma cita bíblica.
Y si fuera poco, en la última aparición (Akita) reconocida después de Fátima, que ese momento el Cardenal Ratzinger llamó: Fátima del Oriente, habla la Virgen del castigo final infligido por el Padre al mundo, con una lluvia de fuego, un diluvio de fuego en donde “los vivos envidiaran a los muertos”. Lo que me asombra es que Predicadores y Teólogos, olvidan el Evangelio. Jesús también habló de la lluvia de fuego (Lc. 17, 29-30). Recalca el discurso del Señor: “Del mismo modo sucederá el día en que se manifieste el Hijo del Hombre”, es decir, con una lluvia de fuego y azufre, y en una época similar de maldad y apostasía, en que nadie se dio cuenta de nada, ni hizo eco a las advertencias. Jesús dijo: “Así será”.
Oh Dios, que dolor causa ver el mundo caminando aprisa a su propia destrucción. Los signos son tan patentes, tan claros. El crecimiento de la iniquidad, la difusión de errores, son signos tan evidentes de esa Segunda Venida que profesamos en la Liturgia, pero que muchos niegan o no aspiran.
Y es aquí donde entra Dios en su etapa final y escoge pequeños ignorantes, débiles, y habla. Ese es su código. Lo dijo San Pablo. Escoge a los débiles y confunde a los fuertes y a los soberbios. Dios es infinito y humilde y lanza sus advertencias en los humildes. A Agustín de mi Divino Corazón, le dicta doce libros y este es el último. Ya no hablará más. Como rehuimos oír a nuestra Santa Madre, entonces ella le habla a Agustín. Había prometido una luz para el mundo desde Colombia. Y ahí está. Doce libros por locuciones (una voz sin voz), con oraciones, meditaciones y profecías.
Un resumen de cincuenta años de amorosas advertencias, allí se habla de todo lo que habló. Se repite. Falsa Iglesia, impostor, falso Papa, solio de Pedro vacío, cercanía de su Segunda Venida, falsas doctrinas, crisis, aumento de calamidades, colapso económico, guerra civil en EEUU y muchas cosas más.



Revelaciones dadas a un alma a quien Jesús le llama Agustín del Divino Corazón. Mensajero de los Sagrados Corazones Unidos y Traspasados de Jesús y de María.

Colombia

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