Como miembros todos del Cuerpo Místico y
congregados por Jesucristo en la Iglesia, debemos permanecer alertas a quienes
desean silenciar los llamados Divinos, desalentando al hombre para que no crea y
continúe sordo, ciego y mudo, sumido en el pecado y en la
ignorancia.
Muchos se olvidan que la
Escritura dice: Joel, capitulo 2 versículo 28: ” Y en los postreros días,
dice Dios, derramaré de mi Espíritu y vuestros hijos y vuestras hijas
profetizarán, vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán
sueños”
Con esto no estamos avalando que todos los
videntes o profetas son verdaderos, pero aunque la VERDAD ESTA REVELADA YA EN LA
ESCRITURA, siempre en todo tiempo Jesús explicita Su Palabra cuando Su Pueblo
está en peligro. Así ha sucedido en el pasado con reconocidos Místicos,
aprobados por la iglesia y también lo es en el presente.
Recordemos el
discurso de despedida del Señor, cuando antes de partir de este mundo al Padre,
les dijo a sus discípulos: "Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no
podéis con ello. Cuando venga Él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la
verdad completa..." (Jn 16, 12-14)
No es que el Espíritu de la Verdad haga nuevas revelaciones
ajenas totalmente al depósito de nuestra Fe, porque ya en la misma despedida
reseñada en San Juan se dice que el Espíritu Santo no hablará por su cuenta,
"porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a
vosotros".
Nos dice también la Sagrada Escritura:
Tesalonicenses, capitulo 5, versículo 21 “examinadlo todo y quedaos con
lo bueno”.
Ahora ante un caso comprobado de falsedad se debe
advertir y denunciar y en eso estamos de acuerdo ya que brotan oportunistas por
doquier, pero una cosa es denunciar lo falso y otra es prejuzgar
indiscriminadamente, creando incertidumbre en nosotros los que conformamos la
iglesia, porque en : 1 de Tesalonicenses, capitulo 5 versículo 19 leemos,
"No apaguéis al Espíritu" y en ese mismo capítulo versículo 20
dice: "No menos preciéis a los profetas". En todo tiempo Dios ha
tenido por dignas a algunas personas que El elije para advertir a los suyos.
El pueblo de Dios no es ignorante a estas
Palabras, pero no es alertado como se debe sobre los acontecimientos que se
están ejecutando en este momento en el mundo y que cooperarán a la
autodestrucción del género humano.
¿Conoce el pueblo de Dios que en algunos países
del mundo, se ha prohibido el uso de signos Cristianos en los centros
educativos, en instituciones públicas y demás?
¿Cómo puede esperar la humanidad mensajes
colmados de felicitación a un pueblo descarriado y materialista, que mira con
normalidad la inmoralidad, la infidelidad, el aborto, la eutanasia, el sexo
desenfrenado y a corta edad, la creación de bombas de destrucción masiva capaz
de exterminar a todo el género humano?
Una generación que se mutila con la tecnología
dentro de los mismos hogares, consumiendo violencia y perversión de todo tipo
día y noche, sin tener el más mínimo reparo en los más pequeños inocentes
!...
Será que existen intereses que se mueven tanto,
que se desea limitar al pueblo de Dios para que ejecute esa libertad que Dios
mismo le da ?
Vemos que los mensajes con fundamento Cristiano,
que llaman al hombre a acercarse a los sacramentos y a vivir como hermanos, y
que no contradicen la doctrina de la Madre Iglesia, son una fuente de SABIDURÍA
DIVINA, que dan LUZ a las creaturas humanas, para que regresen al camino de la
verdad.
Quien lee los mensajes con un corazón humilde,
deseoso de amar a Dios y abierto a recibir Sus llamados , no se asusta, porque
ante todo anuncio de catástrofe, tanto Nuestro Señor Jesucristo como nuestra
Madre Santísima salen al encuentro de Sus hijos ofreciendo Su Corazón para
refugiarse, asegurando Su protección.
Por lo tanto invitamos a
discernir y comprender las "señales de los tiempos" a través de los mensajes y
cotejarlos con las Sagradas escrituras, no nos privemos de saber lo que el
Cielo nos revela, para así quedarnos con lo bueno y ser prolongación de la
Voluntad de Dios.
Revelaciones Marianas
Mientras que Mi Espíritu sea aplastado y mientras los Míos
silencien Mis Advertencias, suprimiendo a Mi Espíritu, tratando las profecías
con desprecio y casi deleitándose al anunciar que las apariciones de Nuestra
Presencia son falsas, Yo no lo voy a tolerar por más tiempo, Mi Justicia
prevalecerá...
Hoy todavía estoy viniendo a ustedes como el Amigo más
Misericordioso, pero mañana descenderé como un Juez severo.
Ellos suprimen Mi Espíritu, ridiculizan Mis bendiciones,
éstos son los Caínes de hoy día. Yo los amo a todos hasta la locura, recuerden
siempre esto. Yo mitigaré Mi Justicia sólo cuando se hagan enormes reparaciones"
¿Cómo pueden los Míos rezar con paz el Credo de los Apóstoles y decir: "Yo creo
en el Espíritu Santo", cuando la mayoría de ellos rechazan las Obras de Mi
Espíritu, Lo niegan y Lo sofocan? En verdad te digo, Yo no encuentro ninguna
santidad en ellos. Cuando en esta oscuridad, descubren a lo lejos una pequeña
llama, soplan sobre ella como ventarrón, para extinguirla y así poder continuar
sus malas obras en las tinieblas y no estar así expuestos a la luz. No, Vassula,
parece que ellos no quieren vivir en la Luz.
Jesús a Vassula Ryden 08.03.1989
Revelación
pública y privada
La
doctrina de la Iglesia, dice el Papa Benedicto XVI en su comentario teológico
sobre el secreto de Fátima, distingue entre la "Revelación Pública" y la
"revelación privada". Entre estas dos realidades hay una diferencia, no sólo de
grado, sino de esencia. El término "revelación pública" designa la acción
reveladora de Dios destinada a toda la humanidad, que ha encontrado su expresión
literaria en las dos partes de la Biblia: el Antiguo y Nuevo Testamento. Se
llama revelación porque en ella Dios se ha dado a conocer progresivamente a los
hombres, hasta el punto de hacerse Él mismo hombre, para atraer a sí y para
reunir en sí a todo el mundo por medio del Hijo encarnado, Jesucristo.
Y el
mismo Papa cita al Catecismo de la Iglesia en su nº 67, cuando dice:
"A lo
largo de los siglos ha habido revelaciones llamadas privadas, algunas de las
cuales han sido reconocidas por la autoridad de la Iglesia.... Su función no es
la de "completar" la Revelación definitiva de Cristo, sino la de ayudar a
vivirla más plenamente en una cierta época de la historia"
Es aquí donde las revelaciones privadas, cuando son
realmente de Dios, juegan su papel. Ellas son como flechas indicadoras
que me llevan a un más perfecto conocimiento de la Palabra de Dios. Gracias a
estas revelaciones crezco interiormente en Fe, Esperanza y Caridad. Nadie va al
Padre sino por Jesucristo. Y María cuando se aparece me lleva a Cristo, me
engendra en Cristo y me lleva a la Iglesia instituida por su Hijo Jesucristo. Es
una labor de María y del Espíritu Santo, Esposo de María, que nos envía el Padre
y el Hijo para reconducimos mejor a Él.
Papa
Benedicto XVI, cuando era Card. Josep Ratzinger.
Revista
María Mensajera Núm 300 Enero 2006 pp.2-5
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