Viernes 11 de febrero de 2011 5:30am
Aniversario de la Aparición de Lourdes
La gracia de Dios esta arrebatando almas a los demonios, todo se puede con el poder de Dios, el poder de Dios es grande, el poder de Dios es el poder divino.
El alma de esta pequeña está en manos de ángeles que la cubren y la protegen. No os confundáis, son mensajes del cielo, un mensaje. Mi amor maternal os cubre en este momento, no dudéis de nada, pues la más mínima duda aleja las bendiciones celestiales. Estas son las señales de los últimos tiempos:
· Los ancianos tendrán sueños proféticos
· Los niños verán visiones
· Se verán milagros en el cielo, con señales que son llamados de Dios padre
· En la tierra habrán rumores de guerra
Esto que estáis viviendo al recibir este mensaje sólo es otra señal de la misericordia de Dios en estos últimos tiempos, no es por vuestros méritos ni los méritos de esta pequeña, sino por la misericordia de Dios que sale del costado llagado de mi hijo Jesús.
Soy vuestra madre, madre de Dios hijo y madre vuestra. Todo se dio como Dios lo había prometido al pueblo, todo se dio como lo anunciaron los profetas, por fin llegó la redención para el pueblo de Israel, y no sólo de Israel sino la redención del mundo entero. Y Dios encarnó, se hizo hombre, y Dios vio la humillación de su esclava, y se lo entregue, si, le entregue a mi hijo, porque el espíritu Santo se posó en mí y me dio la fortaleza y el entendimiento para comprender que era la única manera de redimir al pueblo de Abraham y al mundo entero. Y Dios premió mi sacrificio, coronándome en medio de miríadas y miríadas de ángeles. Han pasado más de 2000 años en vuestro tiempo y aún no creen, y han abrazado falsos dioses, falsos credos, y el engaño de Satanás logró meterse en la soberbia, el orgullo del hombre, para provocar cismas en la misma iglesia verdadera, no temáis el enemigo es astuto y no quiere que estos mensajes lleguen a corazones humanos y trata de distraerlos, en este momento estáis rodeados de ángeles, y vuestras almas no van a ser perturbadas y engañadas. Por el amor y el poder de Dios padre, el enemigo está furioso porque ya se le acaba el tiempo.
Es por eso que soy la gran intercesora que soy la primera intercesora, pues que hijo bueno en la tierra no oye las súplicas justas de una madre. Si vosotros siendo malos oyes y te conmueves con el llanto de una madre pecadora, cuanto más mi hijo que es Santo y que es Dios me oirá, pues soy la madre, pues soy la madre de todo lo creado. Vengo con llamados suplicantes aquí en la tierra. Hace más de 100 años en vuestro tiempo, vine en la advocación de la Inmaculada Concepción, un llamado suplicante a la conversión, pero el mundo no quiere aceptar las gracias celestiales y no quiere seguir las huellas de mi hijo en el calvario. Pues os digo es la única salvación, seguir las huellas de mi hijo y la salvación, y crucificaos vosotros mismos a vuestros placeres y a vuestras vanidades, que no son otra cosa que arducias del demonio. Y las lágrimas que derramo y por la degradación de la raza humana no son pocas, pues el mundo sigue abandonado a sus placeres carnales, a sus egoísmos, y al miedo, el miedo a aceptar la cruz, el miedo a abandonar sus comodidades, pues el miedo a aceptar la voluntad de Dios os priva de muchas gracias y de muchas bendiciones espirituales y materiales, el corazón del hombre quiere permanecer cómodo en el pecado, en el mismo tiempo quiere recibir gracias celestiales.
Oh cuánto dolor hay en el cielo, hasta los ángeles lloran la degradación humana, pues vuestros corazones ya no son de humanos, se comportan diabólicamente, porque actúan, piensan con desamor, con odio, con envidia, con orgullo, con lujuria, y todo pensamiento y sentimiento anticristiano.
No os durmáis normales y no dejes paralizar por el enemigo. Proclama que estos mensajes a los cuatro vientos. Pues la maldad del mundo llegó a los límites y traspasó los límites. Se los llama con amor a la conversión, pero no tendréis la misericordia de Dios, la copa de la justicia divina ya está rebosando, no endurezcáis vuestros corazones y orad llego el tiempo en que tenéis que levantar vuestros ojos y vuestra alma al cielo implorad perdón por vuestros pecados. Haced penitencia mortificad vuestro cuerpo por vuestros pecados y los pecados del mundo entero. Lo que está en juego es vuestra eternidad, los que escogéis el pecado estáis poniendo en juego nada más ni nada menos que vuestras propias almas.
El llamado es del cielo, que también es mío, pero la decisión es vuestra, convertíos y santificad vuestras almas permaneciendo en gracia de Dios, permaneciendo puros en mente, en cuerpo y en Espíritu. No perezcáis en la lucha por ganar lo mundano que es una ilusión, podéis perder el regalo más grande que tenéis que es la vida eterna.
Este es un llamado desde el cielo, ese llamado también es mío, pero la decisión es vuestra, vosotros sois tan débiles y en este tiempo que son los últimos tiempos, esta humanidad está tan vulnerable, tan fácil de ser engañada por el enemigo. Dios es perfecto y por eso no sólo es misericordia infinita sino también justicia divina, no olvidéis este mensaje proclamadlo en cuanto más podáis. La paz de mi hijo y el amor de mi hijo acompañarán a todo el que no sólo crea en este mensaje sino que lo cumpla, y las personas que estén dispuestas a aceptarlo. La santificación de su alma el manto y el escudo de San Miguel Arcángel los protegerá.
Gracias por escuchar mi llamado.
Transcripción del original tomado a mano.
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