miércoles, 22 de diciembre de 2010

Revelaciones Privadas a José Luis Belmonte - Argentina



01/12/2010 13:53 Horas.



Dice Santa María:


Hijitos míos, cuánto dolor, cuántas lágrimas hay en el rostro de muchos de mis pequeños, cuántos padecen fuertes dolores en sus cuerpos y están muy enfermos y mi corazón sufre y mis ojos lloran lágrimas junto a cada uno de sus hermanos, aquellos que están sufriendo en su propia carne el dolor de ese hermano que se encuentra postrado en una cama de una sala de un hospital, mientras observo a muchos que en vez de mirar el dolor reflejado en los rostros de mis pequeños, no sólo de quienes se encuentran enfermos sino también de los que no tienen un plato de comida, los que no tienen un trabajo, los que no poseen un techo, los que padecen frío y soledad, los que son castigados y perseguidos, ninguno de aquellos hermanos que se encuentran bien se acercan a acompañarlos, a consolarlos, a llevarles su amor y con su amor el amor que emana mi corazón de Madre, dónde están mis hijos que vienen a mi morada, dónde se encuentran aquellos que un día juraron y prometieron estar presentes en todo momento junto al hermano, a ese hijo que está sufriendo, dónde están todos aquellos que se encuentran en los distintos credos, qué pena siente mi corazón de Madre porque sólo veo ambición, sí, ambición de poder pero no amor, y un mundo sin amor jamás puede avanzar, un mundo sin amor, queridos hijos míos, está totalmente muerto porque el que no siente amor no puede ni ver la belleza de una flor, no puede comprender porque está sumergido en su propio ego, en su vanidad, en creerse un ser especial, superior en estos tiempos y no se pueden dar cuenta que en unos minutos ellos pueden estar en esa sala de un hospital padeciendo una enfermedad, y os pregunto, os gustaría que nadie esté junto a vosotros, que nadie os cobije u os alcance un vaso de agua, no llegan a vuestro encuentro trayendo la palabra, trayendo el Cuerpo Sacramentado de mi Hijo, qué os está pasando que ni pueden ver ni oír la voz del amor, dónde se encuentran vuestros sentimientos, dónde está el amor que mi Hijo os ha dejado, dónde estáis, hijitos míos, en este preciso momento, encerrados en vuestra propia vida de muchos lujos y placeres, placeres que un día os daréis cuenta que de nada os sirven, que sólo pierden vuestro tiempo, el tiempo de estar junto al que sufre, junto a aquel que necesita la palabra de aliento, cuánto dolor hay, hijos míos, adentro del pecho, un corazón que sangra, una daga clavada por ver lo alejados que muchos de vosotros estáis del amor supremo, de recibir a mi Hijo, de pedir perdón, de haberse entregado al ángel desterrado y a una vida fácil donde todo está permitido, donde vosotros mismos os mienten y saben que al final de ella caerán en la inmensa sombra sintiendo el dolor de no poder disfrutar de la vida eterna en el Reino de los Cielos. Os convoco a cada uno de vosotros, aquellos que están dormidos, detenidos en el tiempo, que vuelvan sus miradas a vuestros hermanos, que recordéis las palabras que están en el Evangelio, que seáis verdaderos hermanos e hijos de vuestro Padre y corred todos unidos a abrazar y acompañar a aquellos que hoy en distintos continentes tanto están sufriendo, yo os ruego hijitos míos, vuelvan al sendero, vuelvan al gran rebaño, al amor eterno, abrazad vuestras cruces y caminad todos unidos por este largo sendero bajo la luz divina del más grande amor eterno. Hijitos os ruego, vuelvan al gran rebaño, vuelvan a mi Iglesia, vuelvan al amor y confesad vuestros pecados liberando vuestros cuerpos, rompan todas las ataduras y luchen contra el ángel desterrado y las fuerzas del mal junto a las milicias celestiales, derrótenlo y hagan que caiga en su propia oscuridad liberando al mundo y que vuelva a reinar por los siglos de los siglos CRISTO JESÚS y su amor eterno. Amén.


SANTA MARÍA MADRE DE LA IGLESIA.


01/12/2010 01:00 Horas.


Dice Santa María:


Mis amados hijos, cuánto tiempo tendrá que transcurrir para que os deis cuenta que todo se encuentra en su final, en un final que os llevará a todos a la inmensa noche de dolor y llantos, de miedo y de terror en muchos de vosotros porque pasaréis por momentos terribles de angustias y os perderéis en la inmensa oscuridad por todos los pecados cometidos, cuándo comprenderán que si no comienzan a cambiar, a vivir una nueva vida todo se perderá, y cuando os digo todo es todo lo que habita vuestro suelo, por qué no comprenden y os ponéis a leer lo que os digo a mis hijos en todos los continentes, por qué en vez de juzgarlos no os dais cuenta que en cada uno de ellos está la verdad, y a través de ellos los he venido a prevenir de lo que ocurrirá sobre vuestro mundo si no os arrepienten y os arrodillan frente a CRISTO JESÚS pidiéndole perdón por vuestros pecados, por qué en vez de injuriar a mi amada Iglesia, de perseguir a mis Hijos e Hijas predilectas no os ponéis a sembrar la semilla del amor y vienen a mi morada para ser perdonados, para recibir el Cuerpo Sacramentado de mi amado Hijo, para oír la palabra de los labios de vuestros pastores y comprender que tenéis que salir, que los tiempos se acortan, que el ángel desterrado y las fuerzas del mal avanzan cada día más y más sobre todos vosotros a través de nuevas religiones, a través de falsos ídolos, y vosotros, amados hijos, por qué no salen de mi morada y caminan como mi amado Hijo lo hizo junto a sus discípulos llevando la palabra y evangelizando a través del Corazón Inmaculado de mi amado Hijo. Id amados pequeños míos, caminad como Él lo hizo por todo lugar, puerta por puerta, llevad su palabra, formad a mis pequeños, que sepan de mi presencia en vuestro mundo y de mi eterno amor por todos ellos como hijos amados de mi corazón, no quiero verlos separados, no deseo verlos peleándose por ambición, por envidias y guardar adentro de vuestros corazones rencor y odios, no puede haber en vuestros cuerpos, y menos en el corazón de ninguno de mis pequeños, nada de lo que vosotros fomentan y cada día hacen crecer más y más, todo lo contrario, tenéis que hacer brillar la luz divina del amor y ser puros de corazón y de alma, tenéis que venir a mi encuentro, al encuentro con vuestros pastores y salir a sembrar por el mundo la semilla a través de la palabra y poneos todos unidos en el gran rebaño, en el rebaño que serán los que cuiden de mi Iglesia, de mi templo, de vuestro templo, donde tenéis que estar todos unidos en el amor, la misericordia y la paz, construyan un mundo de fe y de esperanza, y en esa esperanza depositen todas vuestras fuerzas para que la luz del amor descienda sobre todas mis criaturas con más y más fuerza con infinito amor, no quiero verlos sufrir amados hijitos, no deseo verlos ir a una guerra donde os quitaréis la vida unos a otros y se derramará la sangre de muchos de mis pequeños, haced florecer la rosa más hermosa sobre todo el mundo, la rosa que esparza su aroma y os entregue la paz, no tan sólo a vuestros corazones sino a toda la tierra, y encontréis el camino, el camino del amor, el sendero de la luz, aquel que os llevará junto a mi amado Hijo y Él os tomará de vuestras manos y os guiará junto al Padre, y el Espíritu Santo descenderá inundando vuestros corazones con la luz divina del amor. Amados hijitos os amamos, os ruego y os pido la unidad de todos vosotros, la unidad de todas las religiones, que os sentéis a hablar, y os ruego que vengáis a mi morada a encontrarse a través de la unidad y la oración con CRISTO JESÚS y abrazad mi morada con todas vuestras fuerzas y que sea por los siglos de los siglos amados hijos míos. Amén.


SANTA MARÍA MADRE DE LA IGLESIA.




La Voz de Santa María - Revelaciones Divinas



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