lunes, 13 de diciembre de 2010

Mensajes de Nuestra Madre Celestial, Anguera, Brasil



Mensaje de Nuestra Madre celestial Número:3408

2010-12-04

Queridos hijos, preparaos para la Navidad con oraciones y obras de caridad. Todo aquello que hagáis en favor de mis pobres hijos no quedará sin recompensa. Abrid vuestros corazones al Señor. Él espera mucho de vosotros. No crucéis los brazos. Yo necesito de cada uno de vosotros. Dad lo mejor de vosotros en la misión que el Señor os confió. Os agradezco por estar aquí y rogaré a mi Hijo Jesús por vosotros. Coraje. La humanidad está enferma y Yo vine del cielo para deciros que en Jesús está vuestra salvación. Abrid vuestros corazones a Él y seréis ricos espiritualmente. La muerte se levantará en Indonesia y mis pobres hijos beberán el cáliz amargo del sufrimiento. Rabat gritará por socorro. Soy vuestra Madre dolorosa y sufro por aquello que viene para vosotros. No os alejéis de la gracia del Señor. Adelante. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.

Mensaje de Nuestra Madre celestial Número:3409

2010-12-07

Queridos hijos, sois del Señor y a nada debéis temer. Vuestra victoria está en Él que es vuestro Bien absoluto y sabe lo que os es necesario. Abrid vuestros corazones y aprended con Jesús que solamente los mansos y humildes de corazón heredarán el Reino de los cielos. Sed dóciles a mi llamado y en todo imitad a mi Jesús. Camináis para un futuro de grandes dificultades. Vendrán dias difíciles para los hombres y mujeres de fe. Muchos se volverán contra el sucesor de Pedro y habrá una gran crisis de fe. Un sucesor de Pedro cargará la cruz pesada y verá la muerte de muchos consagrados. Rezad mucho por la Iglesia. Los que permanecieron firmes en la fe serán victoriosos. No temáis. Yo soy vuestra Madre y estoy con vosotros. Adelante por el camino que os señalé. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.

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