domingo, 17 de febrero de 2013

Vosotros deberéis pedir ésta cualidad en lo espiritual, ese ojo clínico

Mzo20_06 Vosotros deberéis pedir ésta cualidad en lo espiritual, ése ojo clínico.ImprimirE-Mail
Rosario
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  • Sed prudentes, sed sencillos, sed amorosos y sed sabios para mover a las almas hacia la salvación eterna, de acuerdo a lo que cada alma necesite.
  • Yo, como Juez, seré más severo con aquéllos que tomando la Palabra de Mi Hijo la utilizaron para llevar al error y separar de la Fe a sus hermanos.
  • Ayudadles a los hermanos vuestros que se acerquen a pedir de Mi ayuda, que ésta fluya a través de vosotros.
  • Deberéis pedir ésta cualidad en lo espiritual, ése ojo clínico que hace ver la realidad en vuestro interior, de lo que está sucediendo en el alma de vuestros hermanos.
  • Todo lo que viene de Mí, entra en la perfección y aquél que está en la perfección desprecia todo aquello que pueda ser mediocridad o maldad absoluta.

Mensaje de Dios Padre y Nuestro Señor Jesucristo a J. V.
Primer Misterio, Habla Dios Padre.
Sobre: Sed prudentes, sed sencillos, sed amorosos y sed sabios para mover a las almas hacia la salvación eterna, de acuerdo a lo que cada alma necesite. 
Hijitos Míos, os pido seáis sinceros y prudentes, son dos virtudes que tiene que tener siempre un buen Cristiano y un buen hijo de Dios. La sinceridad os lleva a la verdad, pero a veces la sinceridad, el ser honestos, no se puede usar francamente en todos vuestros hermanos, no podéis decir las cosas tal y cómo son, debéis saber usar la prudencia para decirlas y así no dañar con las verdades, que deben existir en vuestro corazón.
Yo no os digo ni os pido que escondáis la verdad, pero hay formas de decir la verdad, porque hay almas susceptibles y debéis respetar ésa susceptibilidad. La verdad es una sola, la que Mi Hijo os enseñó, pero las almas son tan diversas, Mis pequeños, como granos de arena hay en la playa y deberéis saber utilizar la sabiduría para llegar a los corazones, para mover los corazones de acuerdo a la personalidad de cada uno de vuestros hermanos. No le podéis hablar de igual forma a uno que al otro, para eso existe ésta virtud que os he pedido.
Deberéis ser sinceros, prudentes, pero amorosos, hablar con sabiduría santa y llevar a todas las almas a la salvación. Esto os lo pido, para que cuando se os dan los momentos de apostolado que todos vosotros debéis tener, no actuéis con vuestra sabiduría humana, con vuestras pasiones humanas, con el querer humano, sino que deberéis mover a las almas hacia la fase Divina que tenéis todos en vuestro corazón. Las almas todas deben tender hacia la Divinidad, hacia el conocimiento Divino que os enseño Mi Hijo. Si os basáis en lo humano, estaréis bajo el dominio de satanás, si movéis vuestra alma hacia lo Divino, estaréis Conmigo, con vuestro Dios.
Así pues, Mis pequeños, sed prudentes, sed sencillos, sed amorosos y sed sabios para mover a las almas hacia la salvación eterna, de acuerdo a lo que cada alma necesite.
Gracias, Mis pequeños.
Segundo Misterio, Habla Dios Padre. 
Sobre: Yo, como Juez, seré más severo con aquéllos que tomando la Palabra de Mi Hijo la utilizaron para llevar al error y separar de la Fe a sus hermanos. 
Hijitos Míos, todos los bautizados, todos vosotros que recibisteis éste Sacramento, tenéis por obligación ser apóstoles, porque sois profetas por el Bautismo. A todos se os ha llamado a ello, Mis pequeños, a dar ejemplo con la vida espiritual que tengáis.
Ahora, Mis pequeños, aquéllos que sois profetas, que sois apóstoles, que vivís lo que Mi Hijo os enseño, debéis ser prudentes con lo que enseñáis y a quién enseñáis. Sabéis que hay diferentes tipos de espiritualidad, podríamos compararla con la escuela a la que todos vosotros vais, estáis desde párvulos y vais subiendo de acuerdo a las enseñanzas que se os van dando en la escuela y ya os he dicho que no le podéis pedir a un niño de párvulos lo mismo que a un profesionista.
Vosotros deberéis tener la prudencia, otra virtud muy necesaria para aquél que va a ser apóstol de Mi Hijo, que sepa, por Sabiduría Santa, cómo enseñar, qué enseñar, a quién enseñar lo que Mi Hijo os ha dado. Deberéis siempre acudir a la Luz del Espíritu Santo para que sea Él el que os guíe, para que sea Él el que hable por vosotros, para que sea Él el que enseñe a través de vuestros labios, a través de vuestros pensamientos, que se traducirán en actos y en palabras santas y sabias.
Mis pequeños, nunca os deberéis separar de la Luz del Espíritu Santo, recordad que sois instrumentos del Amor de vuestro Dios, que eso es algo muy grande para el hombre. Mi Hijo escogió solamente a doce, vosotros sois escogidos también para transmitir las Verdades que os dejó Mi Hijo. Los padres de familia, son apóstoles de Mi Hijo, los sacerdotes, las religiosas y todos los que están dentro de la Iglesia se vuelven apóstoles de la Verdad, pero muchos, muchos no quieren ser verdaderos instrumentos y no se prestan a ello, tergiversan las Palabras de Mi Hijo y las toman de acuerdo a sus necesidades, necesidades equivocadas, a sus pasiones humanas y así, van haciendo que muchos de vuestros hermanos caigan en el error. Si vosotros no habláis guiados por el Espíritu Santo, Mis pequeños, seréis como los fariseos, estaréis basándoos supuestamente  en la Palabra Divina, pero estaréis manipulando las Verdades de Mi Hijo.
Tened cuidado pues, porque Yo, como Juez seré más severo con aquéllos que tomando la Palabra de Mi Hijo la utilizaron para llevar al error y separar de la Fe a sus hermanos, tomaron algo Santo para destruir, en forma satánica, a sus hermanos.
Si vais a ser evangelizadores, os deberéis olvidar de vosotros mismos y la Persona de Mi Hijo debe de estar presente en vosotros en todo momento. Ciertamente, la Cruz de Mi Hijo pasará a vosotros y así es como sabréis realmente que estáis actuando en verdad. Si sois alabados, si sois aceptados por todos, ¡cuidado!, porque estaréis acomodando las Palabras de Mi Hijo a las conveniencias humanas y esto no es santo, no viene de las Verdades de Mi Hijo. Si estáis Conmigo, con vuestro Dios, estaréis en contra del mundo y el mundo no acepta lo que es Divino, la Cruz, la Cruz que os acompañe es la que marcará vuestra santidad o vuestro error. Tened cuidado, Mis pequeños al evangelizar.
Gracias, Mis pequeños.
Tercer Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo. 
Sobre: Ayudadles a los hermanos vuestros que se acerquen a pedir de Mi ayuda, que ésta fluya a través de vosotros. 
Hijitos Míos, la santidad a la que estáis llamados todos vosotros, es un ejercicio diario, una lucha diaria, un padecer de cada día. Ciertamente estáis rodeados de maldad, de falsedad, de error, de pecado y ésa es la lucha diaria que tenéis que vencer cada uno de vosotros. Pero os he dicho, Mis pequeños, que o estoy aquí para ayudaros, Yo vencí al mundo, Yo Soy vuestro Hermano que he bajado a la Tierra a servir al género humano. Yo Soy vuestro Dios Encarnado, que por el Amor Me he consumido por cada uno de vosotros. Por eso os pido, Mis pequeños, os acerquéis a Mí, vuestro Hermano y vuestro Dios, para que os aconseje, para que os tome de la mano, para que os lleve por los caminos seguros, para que os lleve por el camino de la Luz que os llevará hasta el Reino de los Cielos.
Los ataques satánicos son fuertes y cada día mayores porque el mundo se ha separado de la Palabra, de la Verdad, se ha separado de la Luz y se han vuelto hacia las sombras, sombras que han hecho que vuestra mente y vuestro corazón se nublen y no permiten que la Verdad pase y quede en vosotros, que venga en vosotros ésa transfiguración que os purifique de cuerpo y alma. La Verdad, por ser santa, respeta, respeta vuestra individualidad, respeta vuestro libre albedrío y, Mis pequeños, si vosotros no pedís, en vuestro libre albedrío ése cambio, éste no se puede dar.
Ciertamente la Luz del Santo Espíritu de Amor os va a iluminar, os ilumina si vosotros lo pedís con humildad. Deberéis reconocer que todos vosotros vivís en diferente grado de error y deberéis daros cuenta de ello para que pidáis el remedio. Un enfermo no va a ver al médico si él mismo no se considera enfermo. Cuando empieza a sentir dolores, cuando empieza a sentir debilidad, calenturas, cuando realmente se siente enfermo, es cuando él mismo acepta su enfermedad y acude al médico. Si las almas que viven ahora, en éstos tiempos, no se sienten enfermas y están de acuerdo con lo que están viviendo, el error en el que están viviendo, si eso no les causa mortificación, no acudirán a Mí, al Médico de cuerpos y almas.
Ayudadles a vuestros hermanos a darse cuenta de la enfermedad en la que están viviendo y que no están sintiendo los efectos, hacedles ver que los efectos están alterando al mundo en su espiritualidad y ello os lleva a tener cambios físicos y espirituales que están afectando a todo el mundo.
Sed Conmigo ésos médicos de cuerpos y almas y ayudadles a los hermanos vuestros que se acerquen a pedir de Mi ayuda, que ésta fluya a través de vosotros. Eso es lo que es el apóstol, ser también médicos de cuerpos y almas. Sed también instrumentos bellos del Amor de vuestro Dios.
Gracias, Mis pequeños.
Cuarto Misterio, Habla Dios Padre. 
Sobre: Deberéis pedir ésta cualidad en lo espiritual, ése ojo clínico que hace ver la realidad en vuestro interior, de lo que está sucediendo en el alma de vuestros hermanos. 
Mis pequeños, entre vosotros los humanos, en el área de la medicina, hay una cualidad de buenos médicos que se le conoce como el “ojo clínico”. Aquél que tiene ojo clínico sabe reconocer inmediatamente una enfermedad en los primeros síntomas o al ver la faz del paciente, al ver cómo se comporta, qué es lo que muestra exteriormente o con lo que diga en sus primeras palabras, se dará cuenta de la enfermedad que le afecta a nivel psicosomático, esto es hablando del alma o del cuerpo.
Mis pequeños, vosotros deberéis pedir ésta cualidad en lo espiritual, ése ojo clínico que os hace ver la realidad, en vuestro interior, de lo que está sucediendo en el alma de vuestros hermanos.
Deberéis ser puros, ser santos para pedir ésta cualidad, Mis pequeños, porque esto se dará en el servicio del apostolado. Cuando realmente estéis trabajando para Mí, vuestro Dios, se os revelarán infinidad de cosas, cualidades insospechadas, bellezas escondidas a los ojos de los soberbios. Aquél que se dona, aquél que sirve a su Dios, recibe bendiciones infinitas.
Sabéis que muchas afectaciones del alma, van a afectar el cuerpo y muchas afectaciones del cuerpo, afectarán al alma. Deberéis saber cómo quitar ésos dolores, tanto de cuerpo, como del alma, para que el hombre vuelva a su integridad física y espiritual. Mi Hijo así lo hacía, Él conocía el interior de cada persona, a todos aquéllos con los que entra en contracto durante Su Vida sobre la Tierra y al curar el interior, se curaba automáticamente el exterior o viceversa, por la bendición de recibir en el exterior la curación, cambiaba por agradecimiento, el interior y venía la conversión.
La Promesa de Mi Hijo la mantengo Yo, que os dijo que aquéllos que fueran seguidores de Él, harían las mismas cosas o aún mayores de lo que Él hizo, grandes Milagros, grandes conversiones, pero sobre todo, regresar a las almas hacia la Verdad y hacia el Amor.
No busquéis alabanzas humanas como agradecimiento Mis pequeños, cuando hagáis o pidáis los grandes milagros que se pueden dar para vuestros hermanos. Deberéis manteneros en la humildad, en la donación, en el servicio, simplemente actuad como se debe de actuar, para Mí, para vuestro Dios. No toméis lo que no os corresponde, sois instrumentos, Yo Soy el que está actuando a través de vosotros, las alabanzas y los agradecimientos, son para Mí, vosotros recibiréis Mis alabanzas y Mis agradecimientos y Yo os haré grandes, grandes a Mis Ojos y a los de vuestros hermanos, pero porque Mis bendiciones saldrán de Mí hacía vosotros. Las alabanzas humanas no os harán grandes a vosotros, os pueden llevar a perder, por soberbia, lo que se os ha dado.
Tened cuidado y manteneos siempre en la humildad, en el amor, en el servicio.
Gracias, Mis pequeños.
Quinto Misterio, Habla Dios Padre. 
Sobre: Todo lo que viene de Mí, entra en la perfección y aquél que está en la perfección desprecia todo aquello que pueda ser mediocridad o maldad absoluta. 
Hijitos Míos, se os ha dicho que no podéis servir a dos amos, o servís bien a uno y mal a otro, o podéis servir mediocremente a los dos. Eso, Yo no lo quiero, Mis pequeños, la mediocridad no Me sirve, no Me interesa, a Mí, que Soy el Perfecto, que Soy vuestro Dios. Todo lo que es del Cielo, todo lo que viene de Mí, entra en la perfección y aquél que está en la perfección desprecia todo aquello que pueda ser mediocridad o maldad absoluta.
Así pues, Mis pequeños, vosotros, al ser llamados a la santidad, estáis llamados a la perfección.
Si vais a servirMe,  deberéis vivir en ésa vida de oración, oración íntima, unión, como realmente debe ser la oración, para que viváis de acuerdo con los intereses del Cielo. Deberéis meditar continuamente cuáles eran los intereses de Mi Hijo en la Tierra. Deberéis conocer Su Vida Santa. Deberéis conocer Sus movimientos, Sus Palabras, Sus acciones y hacerlas vuestras.
Os he dicho que los hijos aprenden de los padres por el ejemplo que ellos dan. Copian ademanes, copian palabras, se manejan estilos similares porque eso es lo que vieron en los padres y por eso pueden decir que tal hijo se parece a su padre o a su madre por la forma de hablar o de actuar. Yo os estoy pidiendo lo mismo desde hace mucho, Mis pequeños, que copiéis de Mi Hijo para que podáis ser similares a Él. Quisiera Yo deciros igual a Él, pero vuestra parte humana siempre os va a impedir la perfección, a menos de que entréis en el milagro, al que han entrado muchos de vuestros hermanos, que son los santos de vuestros días.
Buscad la perfección, Mis pequeños, para que seáis verdaderos apóstoles de Mi Gracia y de Mi Amor, de Mi Sabiduría Santa, para que podáis unir los Cielos con la Tierra, para que podáis eliminar la maldad de los corazones y ellos a su vez llenarse de Mi Amor y, que por Mi Santidad, lleven a éste Mundo, hacia ésos niveles santos que tanto necesito, para que vengan ya los Cielos Nuevos y las Tierras Nuevas a destruir toda maldad satánica.
Todo esto depende de vosotros, Mis pequeños, de Mi podéis obtener todo, pedidMe, pedidMe continuamente el alcanzar la perfección de vuestros actos, de vuestras palabras, de vuestro pensamiento y así podréis regalarMe el Nuevo Mundo, que Yo purificaré y santificaré de inmediato.
Gracias, Mis pequeños.

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