Mensaje de Dios Padre a J. V., el 15 de Junio de 1998.
La Humildad y los Dones.
Hijos Míos, hoy les quiero hablar sobre la Humildad. Vosotros, todos la conocéis, pero muy pocos la practicáis. Mi enemigo y el mundo os hacen que la olvidéis muy pronto. Yo he dotado a cada una de Mis creaturas con muchos dones y tales dones NO os pertenecen, Me pertenecen, es un préstamo que, Yo Vuestro Padre, os concedo para poderme servir en la Tierra y poner dichos dones al servicio de la salvación de vuestros hermanos.
Recordad que lo único que os pertenece es vuestra voluntad y que, desgraciadamente, cuando no es la virtud la que la guía, muy fácilmente cae en las redes del pecado, específicamente, de la soberbia. Esta última os lleva a ver los dones recibidos por Mí, para vuestra misión temporal sobre la Tierra, y os los apropiáis y os empezáis a comparar ante los demás seres humanos, de forma que los dones que os debieran salvar a vosotros y a vuestros hermanos, se vuelven vuestros enemigos por vuestra soberbia, no por el valor en sí del don o la virtud.
Se los explicaré mejor, hay personas, Hijos Míos, a los que les he dado el don de la inteligencia en alto grado y ¿qué hacen con él? El don lo ponen a su servicio para aprovecharse de sus hermanos y no ponen el don para el servicio de sus hermanos.
Muchos de aquellos a los que les he permitido llegar a ser guías de los pueblos, les di dones para ponerlos al servicio de sus conciudadanos y lograr una vida mejor, primeramente a nivel espiritual y como consecuencia inmediata, también a nivel humano, porque en todos mis dones, lo que debe de predominar es el AMOR.
Pero Mi enemigo se mete y ¿qué sucede? el don es puesto para su propio servicio y no produce el bien que debiera haber producido en provecho de todos. Podríamos enumerar cada uno de los dones y con todos pasa lo mismo. Cuando os apropiáis de lo Mío, vosotros en vuestra pequeñez, no podéis sacarle el provecho debido.
Cuando con humildad, y al haber reconocido en cada uno de ustedes los dones recibidos, me los ponéis a Mí servicio, Yo los tomo de vosotros como si fueran vuestros y con gran alegría acompaño al alma dadivosa y ambos actuamos para la salvación de las almas y la propagación de Mí Reino sobre la Tierra.
Pero es solamente, cuando vosotros con plena libertad y humildad sincera que os donáis a Mí, vuestro Padre, cuando Yo puedo actuar plenamente.
La humildad es la llave que Me abre vuestro corazón y que Me permite derramarme completamente en gracias en las almas. No así con la soberbia. Cuando os posesionáis de Mis dones, cuando los usáis para vuestro propio bien, cuando los escondéis y no los dejáis fructificar, cerráis vuestras puertas de entrada a vuestro corazón y a vuestra mente y Yo, entonces, no puedo hacer nada. Yo no puedo forzar los corazones, respeto vuestra voluntad. Así les demuestro como vuestro Dios, en toda Su Omnipotencia, es primeramente humil-de. También se los demostré con el Nacimiento, Vida y Muerte de Mi Hijo Je-sucristo sobre la Tierra. Se los demostré con la Creación de Mí Hija, la Siempre Virgen María. Se los demuestro día a día con la Sagrada Eucaristía, todo Mí poder y toda Mi Presencia en ése pequeño pedacito de pan y obedeciendo, muchas veces a las órdenes de sacerdotes que no están en total estado de gracia o que, aún peor, han perdido la Fe en tan grande misterio de la Transubstanciación.
Hijos Míos, la Humildad, se dice, es la tierra fértil en la cuál florecen todas las demás virtudes, y florecen mas y se les da mas a aquellas almas quienes obteniendo poco o mucho de Mí, tanto en gracias como en dones, los ponen a Mí servicio y los reparten a los demás. Mientras más deis, más reci-biréis.
Yo Soy la Fuente Inagotable de gracias, venid a Mí, beberéis de Mí y ya no podréis separaros de Mí, puesto que me recibiréis en plenitud de Mí Amor.
Cuánto amor sincero se necesita para reconocerme a Mí, vuestro Creador como vuestro Dios. El alma soberbia no reconoce a otro Dios sino a sí misma.
¿Cómo podrá un alma soberbia hacer un buen uso de Mis dones en él y en los demás, si no permite a su Dios que la guíe? Volved, volved a la oración, al ayuno, a la penitencia para buscar la Humildad, éstas son armas espirituales que os separan de la soberbia y Me dejan libre el camino para poder actuar en vosotros en una forma sencilla y total. Yo no presiono, no obligo, Yo Vuestro DI0S y Señor os lo pide, os lo suplica con la verdadera humildad de vuestro DI0S. Dejadme actuar libre-mente en vosotros y os llevaré en alas de águila, en ascensión continuada hacia la santidad y hacia Mi Morada Eterna. Os amo hijos Míos os amo como solo Vuestro Padre Celestial puede amar a sus creaturas, pedacitos de Mi Mismo.
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