sábado, 16 de junio de 2012

Urgente: Se necesita actuación inmediata para frenar el aborto en documento de Río


Amigos de la vida:

Necesitamos su ayuda ahora mismo.

En este momento, en Río de Janeiro, Brasil, los gobiernos de todo el mundo se encuentran reunidos para decidir cómo gastaran miles de millones de dólares en las próximas décadas, supuestamente para ayudar al medio ambiente.

El personal de C-FAM que se encuentra en Río acaba de enterarse que el documento puede ser usurpado por defensores del control demográfico.

Si conoce a alguien que esté en el gobierno de su país, llámelo ahora y alértelo de que hoy el representante nacional debe estar presente para poner freno al lenguaje proabortista que favorece el control demográfico que acaba de ser insertado en el documento de Río+20.

Si usted es brasileño, costa rica, peru, húngaro o de un país africano, esto es particularmente importante.

Por favor, llame a su gobierno ahora mismo y ruéguele que se asegure de que sus delegados estarán presentes en las negociaciones de Educación, Salud y Género de 5 pm a 10 pm hoy en la sala de negociación P3-D y que se movilicen a favor de la supresión del término "derechos reproductivos".

No se trata de una negociación de rutina (la ONU espera que el documento sea refrendado por los jefes de estado o por altos funcionarios de todas las naciones. Se necesita su ayuda urgentemente para asegurar que no se apunte a los niños del mundo.

¡Por favor, actúe ahora y que Dios lo bendiga por su trabajo!

Cordialmente.

Austin Ruse
Presidente
C-FAM


The World Health Organization's Abortion Agenda
Dr. Andrew Essig


publication cover img
In this paper the author Andrew Essig endeavors to show how far the World Health Organization (WHO) has come from its original mandate, to expose the degree to which the abortion agenda has permeated its ideology, and who is providing the funding to promote it. The paper examines how WHO has emphasized family planning, including abortion, by eschewing other aims. All of this to the detriment of that institution’s effectiveness and reputation. Finally, it offers recommendations for concerned policy makers in donor and recipient nations.

Dr. Essig’s paper provides a well-deserved critique of the way the world’s premier health organization has become the world’s top abortion advocate. In so doing, Dr. Essig adds his voice to an ongoing debate about what WHO recipient nations can do to protect their pro-life laws and policies from WHO interventions. 




www.c-fam.org

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