martes, 21 de septiembre de 2010

Mensaje de Dios Padre y la Santísima Virgen María a J. V.

Ago 27_10
¿Por qué creéis, Mis pequeños, que las cosas suceden de casualidad?
Rosario vespertino
Temas:
Ya no se escucha el Santo Nombre de Nuestro Dios, de Mi Hijo, de Mi Esposo en los hogares, menos el Mío.
• Os pido, Mis pequeños, que Me pidáis un crecimiento en Fe a prueba de todo y una confianza de niño pequeño, porque el niño pequeño confía plenamente en su padre.
• Cuando vosotros volteáis hacia el Cielo y pedís que se os ayude a orar, vuestra oración entra en la Comunión de los Santos.
• Empezad, Mis pequeños a buscar con más intimidad y por más periodos de tiempo ésa intimidad Conmigo y Yo os ayudaré a que lo logréis.
• Ciertamente necesitáis de la añadidura, pero ésta llega sola cuando buscáis primero Mi Reino, el Reino de Dios.

Mensaje de Dios Padre y la Santísima Virgen María a J. V.
Primer Misterio, Habla La Santísima Virgen María,
Sobre: Ya no se escucha el Santo Nombre de Nuestro Dios, de Mi Hijo, de Mi Esposo en los hogares, menos el Mío.

Hijitos Míos, Soy vuestra Madre, la Siempre Virgen María. Estoy aquí, presente, con vosotros. Cada Ave María que vosotros Me ofrecéis, es como un pétalo de rosa que cae a Mis pies, que es ofrecido con vuestro corazón.
Mis pequeños, así es como voy reuniendo Yo Mi rebaño, el rebaño de Mi Hijo alrededor del mundo, los que están Conmigo, los que Me aman, los que creen en Mí, vienen a través del Santo Rosario.
Este es un rebaño especial de estos últimos tiempos, y Yo lo uno al rebaño de Mi Hijo que, ciertamente, hay muchas formas de llegar hacia Mi Hijo y hacia la salvación de las almas, pero éste es Mi tiempo, el tiempo que el Padre ha permitido que Yo os ayude, como humanidad y, es a través del Santo Rosario, que voy reuniendo éste Ejército Mariano que va a quitarle poder a satanás.
Sí, Mis pequeños, vosotros no os imagináis, siquiera, la grande obra que estáis haciendo al venir a Mí, al estar Conmigo, al rezar el Santo Rosario Conmigo, porque cuando vosotros lo rezáis, Yo estoy con vosotros y Yo elevo vuestras oraciones, vuestra súplicas, los deseos de vuestro corazón, vuestras necesidades particulares y las necesidades de los vuestros, las llevo a Mi Hijo y Él las eleva al Padre.
Mis pequeños, estáis viendo cómo falta vida, principalmente en las familias, porque ya no se reúnen a orar, ya no se escucha el Santo Nombre de Nuestro Dios, de Mi Hijo, de Mi Esposo en los hogares, menos el Mío, que Soy vuestra Madre, que Soy la Pequeña, que Soy la Humilde Servidora de Nuestro Dios.
Por esta falta de espiritualidad en los hogares, estáis viendo los desastres en vuestra sociedad y en el mundo entero, por no haber respeto dentro del hogar, por no haber ésa vida espiritual estáis cayendo al abismo.
Sí, Mis pequeños, satanás se está aprovechando de las almas que no tienen un soporte espiritual, por eso estoy Yo aquí, Mis pequeños, ahora en éstos tiempos de la humanidad, para interceder por vosotros, porque sois pequeñitos y Yo Soy la Humilde Sierva del Señor, que os comprendo y que os trato de salvar a como dé lugar. Confiad en Mí, Mis pequeñitos. Hay tantos, tantos de vosotros que no estáis buscando vuestra salvación eterna, estáis tan alejados de la vida espiritual, pero siempre Mi Esposo, el Santo Espíritu os llama, dentro de vuestro corazón, a regresar hacia lo Bueno, hacia lo Santo, hacia lo que es la verdadera vida del hombre, no la que estáis viendo ahora a vuestro alrededor, sino a aquella que os dignifica como hijos de Dios.
Por eso, Mis pequeños, venid a Mí, os lo ruego, pedidMe Mi ayuda, que Yo estaré pronta a estar con vosotros en lo que necesitéis. PedidMe crecimiento espiritual, que es lo más bello que podáis pedir, porque así os reconoceréis pequeños y necesitados y ante ésta petición humilde, Nuestro Dios, nunca se aparta del alma.
Os amo, Mis pequeños y no desperdiciéis éstas oportunidades que el Cielo os da para que regreséis a vuestro Hogar Eterno.
Gracias, Mis pequeños.
Segundo Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Os pido, Mis pequeños, que Me pidáis un crecimiento en Fe a prueba de todo y una confianza de niño pequeño, porque el niño pequeño confía plenamente en su padre
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Hijitos Míos, imaginad que estáis en un desierto. Sentid en éstos momentos, cómo el calor de ése sol tan tremendo, os abraza, os quema, estáis caminando en las arenas ardientes, veis alimañas a vuestro alrededor, tenéis ataques de los elementos, seguís caminando, hay espejismos a vuestro alrededor que os invitan a creer que adelante está ésa agua tan necesaria, y un lugar para reposar. Pero no, seguís caminando y vuestro sufrimiento se va incrementando. Sudáis copiosamente, caéis y en cada caída, se os hace más difícil el levantaros. Más adelante, cuando ya casi no soportáis, de repente veis un oasis y éste sí es verdadero, ahí están ésas palmeras que os van a dar sombra, está el agua cristalina que aliviará vuestra sed, podréis descansar, podréis nutriros con los dátiles de ésas palmeras y, en ése momento, si hay amor en vuestro corazón, alabaréis Mi Santo Nombre por haber mantenido ésos oasis que os van a ayudar a recuperar fuerzas y a descansar vuestro cuerpo agotado por el calor del desierto y de ése sol criminal, que casi os lleva a la muerte.
Mis pequeños, éste mundo es ése desierto. Ved, Mis pequeños, cómo vais caminando por el mundo y veis los ataques de satanás, que es ése sol infernal que os ataca, que os quiere destruir. Las alimañas a vuestro alrededor, son tantas tentaciones que tenéis a diario. Vuestras caídas, son ésas ocasiones en que vosotros os apartasteis de la Gracia y preferisteis vivir en el mal y no manteneros de pié, caminando y luchando contra ése ataque infernal y continuo, aunque no os deis cuenta, por parte de satanás. Ciertamente, hay momentos en la vida del hombre, que parece que vais a desfallecer, ya no soportáis todo lo que sucede a vuestro alrededor, satanás se las ingenia para que vosotros vayáis perdiendo la paz interior a través de ataques continuos, ya sea dentro de la misma familia, en el trabajo, en donde estáis, de la misma sociedad que os rodea, de las preocupaciones cotidianas, o aún de situaciones adversas que se os presentan de vez en cuando y que muchos de ellos son causados por satanás para desestabilizaros y que perdáis ésa calma interna.
Cuando estáis a punto de desfallecer, ahí estoy Yo, vuestro Dios, para ayudaros. Soy ése oasis que os va a ayudar a defenderos de ése sol incesante y destructivo, que es el ataque de satanás. Os doy agua limpia, que es el regreso a la Gracia, o al menos, cuando Me invocáis, que recibís un soporte espiritual Mío, de Mi Santísima Trinidad. Tenéis el alimento de los dátiles, que son los Sacramentos, el Alimento Divino, que es Mi Hijo entre vosotros y eso os vuelve a dar fuerzas espirituales, para que, cuando salgáis nuevamente a las arenas ardientes y a ése sol criminal, que son los ataques de satanás, vayáis reforzados en cuerpo y alma, para poder luchar y no solamente soportar los ataques de satanás.
Con esto os quiero ejemplificar, Mis pequeños, que nunca estoy Yo fuera de vuestra vida. Muchos de vosotros creéis que no Me hago cargo del hombre, creéis que estoy muy ocupado en tantas cosas o que, simplemente, no creéis en Mí y decís que no existo porque os suceden tantas cosas adversas en vuestra vida que os dañan, pero no es verdad, Mis pequeños, Yo os he creado, sois Mis hijos y siempre os voy cuidando.
Debéis siempre tener confianza en Mí y en ésos momentos, en que estáis ya por desfallecer. Acudid a Mí y ojalá acudierais antes de llegar a ésos momentos para que siempre os mantuvierais fuertes, como los robles, siempre fortalecidos con el Alimento Divino y con la Gracia, que solamente proviene de Mí, que os purifica, os santifica y os da vida.
Nuevamente os pido, Mis pequeños, que Me pidáis un crecimiento en Fe a prueba de todo y una confianza de niño pequeño, porque el niño pequeño confía plenamente en su padre y Yo no solamente Soy vuestro Padre, sino vuestro Dios y de Mí podéis obtener lo que necesitéis para cumplir vuestra misión en la Tierra y para que podáis regresar al Reino de los Cielos.
Venid a Mí con confianza, aquí estoy, siempre junto a vosotros, es más, dentro de vuestro corazón. Os conozco perfectamente, conozco vuestros pensamientos más ocultos, nada Me podéis esconder y, aún así, os amo, os respeto y siempre espero vuestro arrepentimiento de corazón y un regreso a la Gracia, para que podamos siempre tener ése diálogo Divino, que es lo más bello que puede tener el alma, hablar con su Dios continuamente.
DadMe ése regalo, Mis pequeños, Me lo merezco, porque Yo os he dado todo y os sigo dando todo, solamente os pido vuestro amor y vuestra confianza de hijos.
Gracias, Mis pequeños.
Tercer Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Cuando vosotros volteáis hacia el Cielo y pedís que se os ayude a orar, vuestra oración entra en la Comunión de los Santos.

Hijitos Míos, nunca despreciéis el valor de la oración, vosotros creéis que vuestra oración es muy pequeñita, no tiene mucho poder ni mucho valor, porque ciertamente, os debéis sentir pequeños por la humildad que ya debe haber en vuestro corazón. Cuántas veces no se ha acercado un hermano vuestro que sabe que vosotros estáis cerca de Mi Corazón y os pide oración por alguien o por algún acontecimiento y en ése momento os sentís pequeños y hasta vosotros mismos os preguntáis qué cómo es posible que ésta persona crea que mi oración, que es tan pequeña, pueda lograr tanto. Y es que vosotros, Mis pequeños, no os habéis dado cuenta que, cuando vosotros volteáis hacia el Cielo y pedís que se os ayude a orar, vuestra oración entra en la Comunión de los Santos y de esta forma ya vuestra oración está acompañada por la oración de millones de almas del Cielo, millones de almas del Purgatorio, millones de almas de las almas orantes de la Tierra y, así, vuestra oración ya no queda aislada, sino queda conjuntamente con vuestra verdadera Familia, que es la orante del Cielo, la del Purgatorio y la de la Tierra.
Esto os lo he explicado antes, Mis pequeños, pero se os olvida y quiero que lo tengáis siempre presente, porque así como vosotros buscáis respaldo de oración, satanás hace su obra también, y por eso os he dicho que ya las fuerzas del Bien y del mal se están dando en una batalla muy fuerte a niveles celestiales y, también, ya en la Tierra, se está preparando la Gran Batalla. Por eso, debéis reforzar vuestra oración, vuestros actos buenos, vuestra vida espiritual, en ésta unión de la Comunión de los Santos, porque ahí es donde adquirís realmente vuestra fuerza y recordad siempre que nunca estáis aislados, siempre estáis siendo protegidos por esta unión fraterna, porque todos sois hermanos. Todos os ayudáis a través de la oración y la oración puede ser en actos, en palabras, en pensamientos. Uníos siempre al Cielo, Mis pequeños, uníos a vuestros hermanos que ahora no conocéis, pero que en algún momento conoceréis o reconoceréis, cuando estéis en el Reino de los Cielos.
Gracias, Mis pequeños.
Cuarto Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Empezad, Mis pequeños a buscar con más intimidad y por más periodos de tiempo ésa intimidad Conmigo y Yo os ayudaré a que lo logréis.

Hijitos Míos, la vida espiritual debe ser como una melodía bellísima, que debe darse entre Nosotros dos, vosotros en lo personal, Conmigo, vuestro Dios.
Imaginad que tuvierais algún problema en el aparato que está reproduciendo ésa música melodiosa que vosotros escucháis. Que se fuera la luz y llegara ininterrumpidamente, vosotros no gozaríais de ésa melodía bellísima, porque la estaríais escuchando entrecortada. Si ésta melodía se diera de continuo, vuestro espíritu se sublimaría.
Vuestra vida espiritual es así, Mis pequeños, entrecortáis ésa relación que debéis tener Conmigo, la entrecortáis porque, ciertamente queréis estar Conmigo, pero el mundo también os atrae. Vivís a momentos Conmigo, porque os gusta estar Conmigo, pero de repente volteáis hacia el mundo y el mundo os hace olvidar ésa melodía bellísima que teníais Conmigo.
Mis pequeños, debéis hacer más ejercicios de vida íntima, por eso, en las Escrituras se os dice que cuando queráis estar Conmigo, con vuestro Dios, os apartéis del mundo, entréis a vuestra recámara y os metáis dentro de vuestro corazón, para que estemos solos, que nada a vuestro alrededor rompa ése coloquio Divino, que vivamos ésos momentos de unión solos, gozándolos, que no haya nadie ni nada que interrumpa ésta relación de Dios con el hombre, que son momentos muy grandes que debierais buscar continuamente.
Mis pequeños, poned de vuestra parte, para que sea continuo éste coloquio Divino, que ésta melodía Divina ya no se interrumpa por nada ni nadie y en ése momento es cuando os daréis cuenta de lo que es la vida en santidad, es cuando entenderéis la vida de los santos que vivían fuera de éste mundo, que vivían como algunos dicen, locos de amor.
Cuando entendáis esto, Mis pequeños, cuando pongáis de vuestra parte, cuando empecéis a negaros a vosotros mismos, cuando Me deis Mi lugar en vuestra vida y en todos vuestros actos, metas y deseos, cuando ya no interrumpáis el coloquio Divino, entonces empezaréis a gozar el Cielo en la Tierra, porque Yo, vuestro Dios, nunca Me aparto de vosotros, pero vosotros sois los que rompéis continuamente ésta vida íntima, la cual podríais gozar inmensamente.
Empezad, Mis pequeños a buscar con más intimidad y por más periodos de tiempo ésa intimidad Conmigo y Yo os ayudaré a que lo logréis, porque podría deciros que ésa es la obligación que debierais tener todos vosotros, porque un hijo tiene la obligación de hablar con su padre. Soy vuestro Padre y vuestro Dios y Yo nunca Me voy a esconder para responder a ésa confianza que Me deis al venir a Mí y contarMe todo lo que tengáis en vuestro corazón.
Me agradaréis, porque entonces Me daréis Mi lugar y Yo, en cambio, por ésa confianza y ése amor que pongáis en buscarMe, os colmaré de Bendiciones y sobre todo, con Mi Presencia en vuestra vida, lo cual os dará una alegría tan grande, tan alta, tan bella, que vuestros mismos hermanos, a vuestro alrededor, no os entenderán, porque ya no estaréis en la Tierra, arraigados a ella, sino ya estaréis subiendo lentamente, paso a paso, pero seguros, a vuestro Hogar Celestial.
Gracias, Mis pequeños.
Quinto Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Ciertamente necesitáis de la añadidura, pero ésta llega sola cuando buscáis primero Mi Reino, el Reino de Dios.

Hijitos Míos, os pido Me busquéis y Me reconozcáis en todos los acontecimientos de vuestra vida. Os he dicho que nada sucede por casualidad, porque en Mí no existe la casualidad. Mi Sabiduría es Infinita, es Omnipotente, Yo controlo todo, en Mí no puede haber casualidad, que eso significaría que Yo no Soy Omnipotente. Conozco el pasado, el presente y el futuro de cada uno de vosotros y de los acontecimientos que se han de desarrollar en la historia de la humanidad, en los Cielos y en todo lo creado, visible e invisible.
Yo Soy vuestro Dios y Creador, en Mí no hay nada desconocido, porque todo lo he creado Yo, entonces, ¿por qué creéis, Mis pequeños, que las cosas suceden de casualidad?, o que se rige todo por la suerte, eso no existe en Mí, Mis pequeños.
Tampoco es el destino el que rige a vuestras vidas, Yo voy guiando vuestra vida, vosotros os disteis a Mí por una misión a cumplir, os concedí el don de la vida para que Me ayudarais en la corredención del género humano. Yo podría hacer todo, pero os he dado ésta oportunidad de ayudarMe, porque sois Mis hijos y quiero que vosotros tengáis un lugar más alto en el Reino de los Cielos por vuestra actuación y por vuestra donación en amor para ayudarMe en la salvación de las almas.
Ésos son Mis actos de Amor hacia vosotros, Mi predilección hacia las almas buenas que se donan para servirMe y ayudar a vuestros hermanos.
Todavía no comprendéis lo que es Mi Amor de Padre y de Creador, estáis tan dispersos en vuestro propio “yo” y en las cosas que buscáis para vuestro provecho, pero solamente en lo humano, que os olvidáis de vuestro crecimiento espiritual y os olvidáis de Mí, vuestro Dios, que os puedo dar todo.
En las Escrituras leéis que busquéis primero el Reino de Dios y lo demás se os dará por añadidura y vosotros insistís en buscar solamente la añadidura, que es lo del mundo, que es lo secundario, cuando lo que viene de Mí, lo que es de Mi Reino, lo que es de vuestro Hogar, Mis pequeños, es infinitamente mayor de lo que es la añadidura.
Por ejemplo, vosotros buscáis con ahínco y desesperación el tener los bienes del mundo, digamos lo necesario para vivir despreocupadamente y perdéis vuestro tiempo en buscar nuevos trabajos, en invertir vuestro dinero, en buscar mejores negocios para que vuestro dinero crezca, para que vuestros bienes se multipliquen, pero son bienes materiales, Mis pequeños y, ¿qué pasa con vuestra alma, que es la que va a trascender, que es la que va a tener la verdadera vida espiritual y eterna?, a ella no le dais el alimento que merece, no buscáis para ella el amor ni las virtudes, no crecéis como debéis crecer, como todas las almas y los ángeles en el Cielo, porque no os acercáis a Mí. Todo lo creado crece, porque se acerca a Mí. Las almas sin Mí, no podrían crecer, los mismos ángeles, si no se acercaran a Mí, tampoco seguirían creciendo en vida espiritual y en alegría eterna.
Os he dicho que Mi Amor es dinámico y no se puede detener y esto quiere decir crecimiento de vida espiritual para todos los seres creados, empezando por los ángeles. Ciertamente mantienen su categoría angelical, su nivel angelical, pero su vida de amor, su vida espiritual también crece. Vosotros, como almas creadas, al estar Conmigo, también crecéis, o ¿acaso vosotros tenéis ahora el mismo grado de espiritualidad que teníais cuando eráis pequeños o adolescentes?, no es así, ¿verdad, Mis pequeños?, habéis crecido porque os habéis acercado a Mí y todavía os falta muchísimo más por obtener de Mí.
Al Ser Yo Eterno y Omnipotente, Yo os puedo dar de lo Mío y nunca os vais a satisfacer, porque Yo consiento a las almas y para eso fuisteis creadas, para ser consentidas eternamente y ¿cómo os voy consintiendo?, dándoos crecimiento en Mi Amor, crecimiento espiritual, dándoos Mi Vida Divina. Por eso cuando buscáis lo del mundo, lo secundario, la añadidura, os estáis perdiendo del Verdadero Bien, que es el que os va a dar una alegría inmensa. Ciertamente necesitáis de la añadidura, pero ésta llega sola cuando buscáis primero Mi Reino, el Reino de Dios.
Gracias, Mis pequeños.

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