Mostrando entradas con la etiqueta Dios Espíritu Santo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Dios Espíritu Santo. Mostrar todas las entradas

martes, 10 de mayo de 2011

SIERVOS REPARADORES, PORCIÓN AMADA DE MI DIVINO CORAZÓN (Agustín del Divino Corazón - Manizales, Colombia)



SIERVOS REPARADORES, PORCIÓN AMADA

DE MI DIVINO CORAZÓN

Escuchad mis palabras

Noviembre 2/10 (6:10 a. m.)

Locución del Señor Jesús:

Hijos amados: abrid vuestros oídos, escuchad mis palabras. Palabras que van dirigidas para vosotros, siervos reparadores, porción amada de mi Divino corazón.

Siervos que se esforzarán en el cumplimiento de mi Divina Voluntad. Siervos que se encontrarán conmigo diariamente en mi Tabernáculo de Amor Divino. Siervos que en el silencio me percibirán, escucharán mis mensajes de Amor. Siervos que repararán con sus vidas, los pecados de una humanidad indolente, ingrata, alejada de mis caminos. Siervos que morirán a sí mismos. Siervos que por donde pasen dejarán huella, impregnarán con el aroma de mi nardo purísimo los ambientes más putrefactos, más nauseabundos. Siervos que llevarán escritas, con la tinta indeleble de mi Sangre preciosa: mis palabras, mis mensajes. Siervos que serán palabra encarnada, Evangelio vivo.

Llegad a Mí, como buenos discípulos. Discípulos que quieren crecer en Sabiduría Divina. Discípulos que se deleitan conmigo, porque mis mensajes son coloquios espirituales de amor. Discípulos que practican mis virtudes; virtudes que, si son vividas, les elevarán a un alto grado de santidad. Discípulos que meditarán en mis lecciones de Amor Divino; lecciones que les cuestionará a un cambio, a una radicalidad de vida, a una conversión perfecta y transformante.

Vosotros, hijos amados: que decidisteis dejar vuestras

familias, vuestros países, ciudades y pueblos de origen; vosotros que decidisteis apartaros del mundo: dejad a un lado vuestras posesiones materiales; dejad a un lado vuestros trabajos, vuestros quehaceres cotidianos, porque un día escuchasteis mi llamado; llamado que hizo eco en la profundidad de vuestro corazón, llamado que insistentemente retumbaba en la profundidad de vuestro ser y no descansasteis, no recobrasteis la paz, hasta el momento que decidisteis subir conmigo a la barca y remar mar adentro; y llegasteis a este oasis de paz, a este manantial de aguas vivas, aguas reposadas.

Vosotros que estáis viviendo la virtud del desprendimiento (porque lentamente vais muriendo a vuestros gustos, a vuestras apetencias, a vuestros deseos, me entregáis todo vuestro ser) para que yo obre en vosotros de acuerdo a mi Divina Voluntad, para que yo os vaya dando forma, os vaya tallando, puliendo, para que Yo os tome como greda blanda entre mis manos y haga de vosotros vasijas de barro consistentes; para que Yo trace en vuestras vidas nuevos planes, nuevos proyectos; vosotros que decidisteis caminar tras mis huellas imborrables de amor, vosotros que decidisteis saliros de vuestro seno familiar, vosotros que os apartasteis del mundo: recibiréis recompensa; recibiréis el ciento por uno: por vuestros sacrificios, por vuestras renuncias, por vuestras luchas interiores, por vuestras batallas.

Vosotros que caminasteis tras mi perfume, perfume embriagador, perfume seductor, perfume que os llevó al lugar donde vivo: alivianaré un poco vuestras cargas; haré que sintáis dicha, al cargar con una parte del peso de mi cruz; haré que sintáis anhelos de limpiar mi Divino Rostro: maltratado, abofeteado por los pecados de los

hombres.

Vosotros que habéis tomado la decisión de ser mis discípulos: entregaré en vuestras manos mis remos, mis redes, para que juntos, en tiempo de subienda (abundancia de peces) pesquemos almas para el Cielo.

Vosotros que empezasteis a sentir tedio por las cosas del mundo, vosotros que empezasteis a buscar lo eterno, lo trascendental, lo que verdaderamente sí es valioso ante mis ojos: quitaré vuestros viejos harapos, os vestiré con túnicas blancas resplandecientes, para que seáis como ángeles en la tierra; vosotros que tenéis como primacía la santidad, os daré: fuerzas, tenacidad, temple para que no os dejéis derrumbar, amilanar, derribar, frente a las tentaciones y hostigamientos del enemigo.

Vosotros que os deleitáis ante mi presencia Eucarística: haré que mis palabras caigan en vuestro corazón, como susurros de brisa suave; haré que mis palabras sean dulce miel para vuestros labios, néctar exquisito que os sumerja en un éxtasis de amor, que os sumerge en la más profunda y genuina contemplación, os haré sentir mi amor desbordante, despertaré celo por vuestra salvación.

Vosotros, mis siervos reparadores: sed dóciles a la acción del Espíritu Santo, escribid junto conmigo un nuevo capítulo en vuestras vidas, enterrad a los pies de mi cruz vuestro pasado que os sanaré. Entregadme vuestros recuerdos tristes; entregadme vuestras heridas abiertas y aún purulentas, que con mi óleo bendito, os sanaré, os limpiaré.

Entregadme vuestras flaquezas, que os fortaleceré. Entregadme vuestras ataduras que os daré libertad para que emprendáis vuelo en esta nueva experiencia de amor, en esta aventura maravillosa en la cual os recrearéis, os regocijaréis, os sentiréis plenos; porque entre millares y millares de personas,

fijé mi mirada en cada uno de vosotros, pronuncié vuestros nombres. No fuisteis vosotros, los que llegasteis a esta mi pequeña porción del cielo en la tierra. Fui yo, quien os seduje. Fui yo, quien os até al cordel que sostiene mi túnica. Y llegasteis a Mí, caminasteis tras mis huellas de sandalias desgastadas y os encontrasteis conmigo.

Vosotros, mis siervos reparadores: sed dóciles, maleables; respondedme con presteza, con ligereza, porque sois almas privilegiadas, almas que habrán de gozarse ante mis palabras, ante mis mensajes, ante mis insinuaciones de amor; almas que deberán esforzarse por cumplir una a una mis peticiones, mis mandatos, mis leyes divinas.

Vosotros, siervos reparadores: presentaos ante los ojos de mi Padre Eterno como ofrendas vivas de amor; consumíos como se consume un cirio, en el Santísimo.

Vosotros, siervos reparadores: embriagaos de amor en el silencio; en el silencio os hablaré, en el silencio os daré perfección de vida, en el silencio acrecentaré las virtudes; en el silencio os aleccionaré, os amonestaré, os mostraré: vuestras debilidades, vuestras imperfecciones; en el silencio podréis escuchar mi voz.

¿Cómo pretendéis escucharme, si os sumergís en el ruido mundanal? ¿Cómo pretendéis encontraros conmigo, si aún sois distraídos, si aún sois vacilantes? El silencio es más elocuente que mi palabra y mi palabra, calará en la profundidad de vuestros corazones. Mi palabra, os hará suspirar de amor por Mí. Mi palabra, os llevará a una postración, a una reverencia total a mi verdadera y real presencia en mi Sagrada Eucaristía.

Vosotros, siervos reparadores, que sentís la necesidad de

conversión, que sentís la necesidad de dejar vuestros pecados: habéis comprendido que con vuestros actos de desamor, fueron muchas las lanzas que traspasaron mi Corazón agonizante; habéis comprendido que algunas veces, abusasteis de mi misericordia; habéis comprendido que muchas veces despreciasteis mi amor, por dar gusto a vuestras apetencias, a vuestros bajos instintos; instintos que os llevaban a caminar por caminos densos, oscuros; caminos ausentes de Mí, caminos que os abrían puertas al abismo, a la condenación, a la destrucción de vuestras vidas.

Vosotros entendisteis, que estabais jugando con lo más sagrado, que estabais poniendo en alto riesgo vuestra salvación. Por eso, os acercasteis a Mí. Escuché vuestra voz de auxilio, de ruego, de súplica y me compadecí de cada uno de vosotros.

Reconoced, que no tenéis méritos. Reconoced: que, aún, sois pequeños; aún, os falta crecimiento en la fe; aún, os falta mucho qué darme, qué entregarme.

Pero en, ésta, mi escuela: aprenderéis, creceréis, naceréis de nuevo, porque soy vuestro Maestro, soy vuestro guía, soy vuestra brújula; brújula que os guiará, y os llevará a andar por caminos pedregosos y estrechos, pero caminos seguros de entrada al Cielo.

Vosotros, mis siervos reparadores: tatuaré en vuestros corazones el Fiat, el Sí, para que ya no seáis vosotros sino Yo, en vosotros.


EJÉRCITO VICTORIOSO DE LOS CORAZONES TRIUNFANTES

Llamado urgente al hombre de hoy, a una conversión perfecta, que lo conduzca a una vida de santidad, mediante lecciones del Amor Santo y Divino, sobre las verdades existentes en la doctrina de la Iglesia Católica que se encuentran en las Sagradas Escrituras, Catecísmo, Tradición y Magisterio de nuestra Iglesia.


Autobiografía de Agustín del Divino Corazón. (Vidente)

Nací en Neira, Caldas, Colombia el 31 de Agosto de 1967.

Trabajé como docente en varios Colegios de la ciudad de Manizales.

Hubo una época de mi vida que la pasé alejado de los caminos del Señor Dios porque naufragaba en el pecado. Fueron tantos los vacíos de mi corazón que sentí de nuevo el deseo de buscar a Dios.

Un Jueves Santo le pedí al Señor, mientras oraba, que me concediera la gracia de saber qué podría hacer por Él al día siguiente, Viernes Santo. Meditaba en los sufrimientos y dolores de su Sagrada Pasión; meditaba en el dolor que sintió Jesús cuando fue coronado de espinas y vestido con trajes de burla, en el cansancio al tener que cargar sobre sus delicados hombros en el tremendo peso de la cruz, los indecibles dolores cuando traspasaron sus Sagradas Manos y Pies con grandes clavos. También medité en el sufrimiento de su Sacratísimo Corazón porque todo un pueblo le atacaba, muy pocos se compadecían de Él, se unían a su aflicción.

Esta meditación fue interrumpida por una voz que me invitaba a coger en mis manos lapicero y papel. Esta voz calaba en la profundidad de mi corazón y lo inflamaba de su Amor Divino porque era una voz muy dulce, masculina, inconfundible. Sentí que era Jesús que me hablaba. Me llamaba a hacer de cada viernes un Viernes Santo, a convertirme de corazón, a llevar una vida de santidad, a dejar las cosas del mundo para seguirle sólo a Él. De súbito, me encontré en una calle angosta y sentí algo indescriptible, que no alcanzo a describir con palabras lo que viví: Vi a Jesús que venía hacia mí con su túnica ensangrentada, enlodada; cargaba en sus hombros una pesada y rústica cruz. Me miró con sus ojos llorosos y me dijo que si le ayudaba a cargar con su cruz pero voluntariamente, no en forma impuesta como a Simón de Cirene. Me dio libertad de decirle sí o no. Me dijo que si me decidía ser su cirineo, dibujaría en mi corazón su Rostro sufriente; Rostro que imprimió también en el velo de la Verónica como pago a su gesto heroico.

Me sentí de nuevo en el lugar donde me hallaba orando y Jesús continuó hablándome en mi corazón.

Esta experiencia cambió mi vida; ya no volví a ser el mismo; algo especial estaba ocurriendo dentro de mí; me enfrentaba a algo desconocido, insólito.

El día que trajeron las reliquias de Santa Margarita María de Alacoque, sentí un fuerte deseo de consagrar mi vida por entero al Señor. Me arrodillé para venerar a esta gran Santa a la que le pedí que así como Jesús le regaló una chispita de amor de su Sagrado Corazón, intercediera por mí para que Él hiciera también lo mismo conmigo y al instante empecé a sentir un fuego que ardía y consumía mi corazón. Sentí tanta dicha que llegué a pensar que me moriría de amor; deseaba fundir mi corazón al Corazón de Jesús para nunca más separarme de Él, para ser abrasado permanentemente con la llama de su Amor Divino.

A los días siguientes empezó Jesús a manifestarse, a darme unos mensajes por medio de locuciones, a escribir para su libro: “En las Fuentes de mi Divino Corazón”.

Al principio fueron muchos los obstáculos que le puse al Señor Jesús. Era renuente a lo que estaba viviendo, me resultaba imposible creer que Él hubiera puesto sus ojos en mí.

Cierto día me dirigí al Sagrario para decirle a Jesús, realmente presente en la Eucaristía:

me siento impotente, temeroso para cumplir con la misión que has puesto en mis manos, no entiendo porque me has elegido siendo tan pecador. De repente salió su Voz desde el Sagrario y me dijo: precisamente por esto te he llamado, porque en tu corazón sólo hallo miseria; quiero demostrarle al mundo entero que Yo elijo al que menos cuenta para el mundo, al menos capacitado, pero que yo mismo le formo, le instruyo; son los enfermos los que necesitan del Médico Divino para ser sanados de sus enfermedades y ser curados de sus dolencias.

Le pedí perdón y me puse en sus sagradas manos para que hiciera en mi su Divina Voluntad, para que me moldee como barro dócil, para que tome control de mi vida; porque a Él sólo quiero pertenecer. Para que me conduzca por los caminos angostos, caminos difíciles de andar pero seguros para entrar al Cielo.


martes, 12 de abril de 2011

EVANGELIZACIÓN EN EL AMOR DE DIOS PADRE - Mensaje de Dios Padre, Dios Espíritu Santo, y La Santísima Virgen María, J.V.


Mar 30_11
Acercaros lo más pronto posible a Mí, para que Yo os proteja de todo lo que se dará.



Rosario vespertino
Temas:
  • Veréis cosas muy, muy diferentes a lo que normalmente veis en la naturaleza y esto será para que vosotros empecéis a reaccionar.
  • Yo no puedo entrar a los corazones si vosotros no Me lo permitís, Yo respeto vuestro libre albedrío. Yo respeto vuestro ser.
  • Siempre estoy con vosotros, por favor, Mis pequeños, no Me hagáis Vivir, -perdón-, junto con las porquerías con las que llenáis vuestro corazón.
  • Estáis viendo por un lado la obscuridad, la maldad de un mundo viejo, pero por otro lado, estáis viendo también la Luz, las Promesas, que se van ya haciendo realidad.
  • No desperdiciéis nuevamente la Gracia que Yo derramaré sobre vosotros, porque será la última antes de la Gran Tribulación.
Mensaje de Dios Padre, Dios Espíritu Santo, y La Santísima Virgen María, J.V.
Primer Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Veréis cosas muy, muy diferentes a lo que normalmente veis en la naturaleza y esto será para que vosotros empecéis a reaccionar.
(Lenguas…) Hijitos Míos, Yo Soy vuestro Padre y Creador y así como vosotros, que sois padres en la Tierra, conocéis a vuestros hijos, conocéis su carácter, conocéis su forma de ser, sabéis cómo reaccionan en determinadas situaciones, así Yo os conozco y os conozco perfectamente, más que los padres de la Tierra conocen a sus hijos. Y porque os amo, Mis pequeños, y porque quiero la salvación de todos, vais a tener señales. Señales en lo material, en lo físico, alrededor del mundo, ciertamente fuertes, Mis pequeños y que se saldrán de toda lógica humana, para que os deis cuenta que hay Alguien más poderoso que puede lograr esto.
Ciertamente muchas almas regresarán a Mí, vendrán a buscar Mi ayuda y protección, al ver todas estas situaciones que se darán alrededor del mundo, porque el miedo, el temor a lo que pueda suceder, los acercará a Mí y, luego, Yo los traeré a Mi Corazón y el miedo se tornará en amor, en alegría, en paz, porque todos aquellos que Me siguen, que están Conmigo, vienen a Mí, no por temor, ni para vivir en el temor. Si vienen por temor, será como un niño asustado que se ha salido del hogar y que se asusta ante el mundo y las situaciones que se están dando. Y así regresaréis muchos de vosotros, porque os salisteis de la Casa Paterna, quisisteis hacer vuestra voluntad y os asustasteis con el mundo y con lo que satanás os quiso hacer para que destruyera vuestra alma, destruyera vuestro ser.
Por eso, Mis pequeños, os advierto, y os advierto con Amor, os advierto como un padre amoroso haría con los hijos cuando salen del hogar sin permiso y se van a hacer lo que es su voluntad. Tendréis, os repito, situaciones fuertes, dolorosas, que os asustarán, que no sabréis qué hacer en ésos momentos, especialmente aquellos que no contáis con Mi apoyo, porque no lo habéis buscado.
Veréis cosas muy, muy diferentes a lo que normalmente veis en la naturaleza y esto será para que vosotros empecéis a reaccionar y empecéis a daros cuenta que os habéis alejado de Mí, vuestro Dios y Creador, que Yo os estoy esperando, que abro Mis Brazos, para que vosotros, todos vosotros lleguéis de regreso a Mí, porque Yo os voy a proteger.
Ciertamente, satanás, ante toda esta situación, que Yo permitiré, que parte saldrá de Mí y parte de él, no solamente tratará de atemorizaros, sino también de destruiros, por eso, deberéis acercaros lo más pronto posible a Mí, para que Yo os proteja de todo lo que se dará.
Os amo, Mis pequeños, amo vuestra vida, amo vuestro corazón, amo vuestra alma, os quiero proteger contra la destrucción que satanás quiere producir alrededor del mundo.
Que Mi Amor os proteja, que Mi Amor os cubra y que la Gracia del Espíritu Santo esté sobre vosotros y os haga reaccionar para que todos regreséis a Mí.
Gracias, Mis pequeños.
Segundo Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Yo no puedo entrar a los corazones si vosotros no Me lo permitís, Yo respeto vuestro libre albedrío. Yo respeto vuestro ser.
(Lenguas…) Hijitos Míos, Mi Hijo os dijo: “ámense los unos a los otros como Yo os he amado”. Él mostró ése Amor, el Amor de todo un Dios entre los hombres, un Amor Divino, para que pudierais compararlo con el amor del ser humano, que creíais que era el verdadero.
Este Amor Divino es el que se debe posesionar de las almas, porque este es el Amor Divino que tenían vuestros Primeros Padres, Adán y Eva. Ellos perdieron éste Amor Divino y debéis vosotros volver ahora, con vuestro libre albedrío y sobre todo, deseándolo de corazón a regresar al Amor Divino en vuestro ser, para ello, debéis vosotros ejercitar éste deseo, continuamente debéis repetir, en vuestro corazón, que deseáis que Mi Amor Divino se posesione nuevamente de vosotros, porque Yo no puedo entrar a los corazones si vosotros no Me lo permitís. Yo respeto vuestro libre albedrío, Yo respeto vuestro ser, porque así Yo lo quise hacer para con vosotros, para que vosotros realmente os ganarais el Reino de los Cielos luchando por obtenerlo.
Ciertamente, Soy vuestro Padre, vosotros Mis hijos y el Padre regala a los hijos infinidad de cosas pero, cuando van creciendo, después tienen que ganarse todos ésos regalos. Cuando sois pequeños no podéis meditar sobre esto, porque todavía no tenéis el uso de razón ni tenéis todavía edad para saber que se tienen que ganar las cosas, pero los padres, desde pequeñitos, os van enseñando que si queréis algo, debéis hacer bien vuestra tarea, os debéis portar bien. De una forma u otra se os va enseñando que os debéis ganar las cosas y, por eso os pido, Mis pequeños, que Me pidáis que Yo derrame Mis Bendiciones sobre vosotros, que os dé todo lo necesario para que os podáis ganar Mis Gracias, porque vosotros, ciertamente, sois muy pequeños, no sabéis cómo actuar en verdadera Gracia, en verdadero amor, en verdadera humildad y sobre todo, en verdadera pureza ante Mí.
Satanás os ha desviado tanto que ya vosotros no sabéis lo que es perfectamente bueno, porque lo que es perfectamente bueno, viene de Mí y vosotros, en el mundo, que estáis tan agobiados ya con el ataque de satanás, ya no sabéis realmente lo que es bueno para vosotros y para vuestros hermanos.
Por eso, pedidMe de corazón, que Yo pueda ya entrar en vosotros, dadMe permiso, Mis pequeños, de que todo un Dios, Yo, vuestro Padre, pueda entrar en vosotros, os purifique, limpie todo aquello que se ha ido deteriorando con los siglos y que ya podáis regresar a Mí, limpios, purificados y sobre todo, deseosos de estar ante Mi Presencia y vivir siempre en Mi Amor.
Haced vuestra tarea, Mis pequeños, hacedla lo mejor posible, que el regalo ya está frente vosotros, y se os dará, os lo prometo, pero trabajad, aunque sea un poquito, para recibirlo.
Gracias, Mis pequeños.
Tercer Misterio, Habla Dios Espíritu Santo,
Sobre: Siempre estoy con vosotros, por favor, Mis pequeños, no Me hagáis Vivir, -perdón-, junto con las porquerías con las que llenáis vuestro corazón.
(Lenguas…) Hijitos Míos, Soy vuestro Dios Espíritu Santo, vengo con vosotros, Mis pequeños, porque Soy Luz, Soy Amor, Soy Vida, Soy la Presencia Viva en el corazón de cada uno de vosotros, de vuestro Dios.
Soy la Tercera Persona de la Santísima Trinidad y Vivo en vosotros, Mis pequeños, es un regalo inmenso que Nuestro Padre Dios hizo para cada uno de vosotros, que Yo pudiera habitar, desde vuestra concepción, en vuestro ser.
Mis pequeños, estos son momentos en que Yo os llevaré hacia la Verdad, os llevaré a la Luz Verdadera, os llevaré al Amor Infinito de Nuestro Dios. Soy Dios y reconozco la Paternidad del Padre, porque he sido Creado por Él y Soy el Amor Infinito de Él y que Yo Me doy hacia vosotros y vosotros estáis llamados a ser parte de ése Amor, porque fuisteis creados para el Amor y para vivir eternamente en el Amor.
Ciertamente, satanás se ha encargado de llevaros por caminos contrarios a la Verdad para la que fuisteis creados y para la razón por la que tenéis ésta vida que Él os ha prestado para servirLe.
Mis pequeños, no os dais cuenta de éste don tan grande que habéis recibido de vuestro Padre, de vuestro Dios y Creador, el don de la vida. Servir a vuestro Dios, es lo más grande que un alma puede tener y, especialmente, cuando se os ha dado el don de la vida y para que vuestro camino fuera seguro, fui puesto en vuestro interior. Estoy en cada uno de vosotros para que vuestra misión sobre la Tierra fuera correcta, fuera verdadera, fuera llena de Luz y que vivierais y trajerais de regreso, hacia el Amor, a todas las almas que pudierais.
No os imagináis, Mis pequeños, os vuelvo a repetir, esta Gracia tan grande que habéis recibido, no la habéis meditado lo suficiente para que esta Gracia la pudierais vosotros agradecer de corazón a vuestro Dios, a Nuestro Dios, a Nuestro Padre. Yo, siendo Dios, lleno de Amor, deseo daros a cada uno de vosotros esa Vida, esa Vida Divina a la que vosotros debéis llegar.
Mucha maldad hay a vuestro alrededor y, en lugar de tratar de evitarla, os habéis involucrado dentro de ella, os habéis ensuciado.
Vinisteis a luchar a la Tierra, a que el Amor de vuestro Dios se impusiera, con delicadeza, con respeto, en todas las almas. Y os digo “se impusiera”, porque esa es la realidad en la que debéis vivir, pero no sois forzados a vivir en el Amor si no queréis. Vuestros actos, vuestras palabras, toda vuestra forma de ser, debe llevaros a vosotros mismos y a vuestros hermanos hacia esta realidad Divina: vivir en el Amor.
Esta es la única y real función que tiene vuestra vida en la Tierra, producir Amor, el Amor que os enseñó vuestro Dios, Jesucristo, Encarnado, para que pudierais tomar de Él ejemplo, ejemplo humano y llevarlo a vuestro corazón.
Yo no os abandono, siempre estoy con vosotros, pero hay tantos, tantos de vuestros hermanos que están tan distraídos en el mundo, que a pesar de que Yo Vivo en vuestro interior, no se Me toma en cuenta, no Me buscan, no buscan Mis Consejos, no buscan tener una vida interior, a veces, hasta temen entrar dentro de su corazón, porque están temerosos de ver su realidad pecaminosa, pero, Mis pequeños, para eso estoy Yo. Os conozco perfectamente, no podéis esconder nada ante Mí y, aún así, conociéndoos y conociendo vuestra pequeñez y debilidad, os acompaño en todo momento, para que pongáis vuestro corazón sobre Mi Corazón y os ayude a que éste se purifique y que podáis presentaros, en algún momento, ante Nuestro Padre y Nuestro Dios, purificados y que la Gracia de Nuestra Santísima Trinidad, os lleve a la perfección y podáis gozar eternamente el regalo al que habéis sido llamados.
Mis pequeños, no Me abandonéis, debéis saber que estoy en vosotros. En cualquier momento de tribulación, si no obtenéis ayuda externa, la mejor ayuda que tendréis, es entrar a vuestro corazón, platicar Conmigo, pedidMe ayuda, Yo Soy vuestro Dios y os podré ayudar en todo lo que necesitéis.
Mis pequeños, estáis llamados a algo grande, a algo inmenso, Mi Gracia está con vosotros, Mi Poder Divino está con vosotros, solamente necesito vuestra humildad, vuestra sencillez y, sobre todo, vuestro respeto a Mi Presencia en vosotros. No llenéis vuestro corazón y vuestra alma con la maldad de satanás, ensuciáis Mi Presencia, Me ensuciáis a Mí, que Soy vuestro Dios y que Vivo en vuestro interior.
Yo nunca salgo de vuestro ser, pero quiero que vuestro ser esté limpio, esté puro y esto lo puedo lograr Yo y, si entendéis esto que os acabo de explicar, que siempre estoy con vosotros, por favor, Mis pequeños, no Me hagáis Vivir, -perdón-, junto con las porquerías con las que llenáis vuestro corazón y en las que todo un Dios no debe estar. Tanta maldad y tanta suciedad con la que llenáis vuestro corazón y que aceptáis de satanás, cuando Yo estoy viviendo dentro de vosotros, Yo no Me merezco esto que Me hacéis.
Gracias, Mis pequeños.
Cuarto Misterio, Habla La Santísima Virgen María,
Sobre: Estáis viendo por un lado la obscuridad, la maldad de un mundo viejo, pero por otro lado, estáis viendo también la Luz, las Promesas, que se van ya haciendo realidad.
Sí, hijitos Míos, ésta Maternidad que Me concedió Nuestro Padre Dios, para que a través de Mí, vuestra Madre, llegara El Salvador a la humanidad, fue una Maternidad física. Ciertamente Lo tuve en Mi Vientre, ésos nueve meses Divinos, Celestiales, una Gracia inmensa, grandísima que Nuestro Dios hizo en Mí, Su Esclava, Su Pequeña, Su Creaturita.
Pero, Mis pequeños, Mis hijitos, vosotros estáis llamados también a llevar a cabo una maternidad espiritual, todos vosotros estáis llamados a traer en vuestro interior a Mi Hijo y, es más, a que también Él Viva plenamente en vosotros. También es una Gracia inmensa, que Nuestro Padre Dios, en Su Santísima Trinidad, hace a cada uno de vosotros.
Meditad esto, Mis pequeños, porque es un regalo grandísimo que tenéis cada uno de vosotros, el que Mi Hijo pueda habitar en vosotros y podáis darLo a vuestros hermanos.
Sí, Mis pequeños, gozad este regalo tan grande de la Presencia de todo un Dios en vosotros y que podáis también darLo a vuestros hermanos como Yo Lo di a la humanidad entera.
Yo, en Mi “fiat”, acepté que Mi Hijo pudiera Encarnarse y venir a la Tierra, ahora es vuestro momento, Mis pequeños, también dad vuestro “fiat” a Nuestro Dios y Creador, para que, también, la Presencia de Mi Hijo se dé en estos momentos de tribulación mundial.
Son vuestros momentos, sois Mis hijos, sois Mi Calcañal, sois la Fuerza del Cielo en estos momentos de la humanidad, en estos momentos de la historia, en estos momentos del cambio.
Tenéis esa Gracia inmensa, Mis pequeños, en donde se va a dar el parteaguas, como se dio cuando Mi Hijo vino a la Tierra, y así como se habla del Antiguo y Nuevo Testamento, del antes de Cristo y después de Cristo, se habla ahora de la Venida de Mi Hijo para este nuevo tiempo de purificación. Va a ser el fin del viejo hombre y vendrá el nuevo hombre, el hombre nuevo, que habitará los Cielos Nuevos y Tierras Nuevas, que seréis los elegidos, vosotros, los que os habréis llenado de Gracia y de Amor y sobre todo, los que han aceptado la Voluntad Divina de Nuestro Dios en sí mismos y en su vida.
¿Ahora os dais cuenta, Mis pequeños, de vuestra posición, en estos momentos de la humanidad, la Gracia tan grande que ha hecho Nuestro Dios con vosotros? Termina un mundo viejo y estáis vosotros, con Nuestra ayuda, iniciando un mundo nuevo.
Estáis viendo por un lado la obscuridad, la maldad de un mundo viejo, pero por otro lado, estáis viendo también la Luz, las Promesas, que se van ya haciendo realidad, Promesas antiguas, Promesas actuales, en donde estáis viendo que se van acercando ya los Cielos Nuevos y Tierras Nuevas, para que gocéis el Amor Pleno de Nuestro Dios.
La maldad acabará, la Bondad reinará, tenéis en estos momentos ambas cosas. Tenéis el libre albedrío, pero los que estáis llenos de amor o estáis buscándolo, tendréis ésa Gracia grande de Nuestro Dios de gozar el regalo prometido y que lo estáis sintiendo ya en vuestros corazones, estáis ansiando ya vivirlo, sabéis que existe, tenéis ésa Fe, habéis aceptado en vuestro corazón las Palabras de Mi Hijo, las Palabras de los Evangelios, la Fe os está llevando a obtener ése regalo grande. Pero también, Mis pequeños, hay que terminar la tarea, todavía falta que el Amor destruya la maldad de satanás y, por eso, os debéis dejar invadir por la Presencia Santa y Divina de Mi Hijo en vosotros, para que vuestros actos y vuestra presencia en esta Tierra, sea una realidad Divina, que vuestra presencia sea de Luz, para terminar con estas tinieblas que ya se están terminando, porque el Amor vencerá toda la maldad de satanás. Aunque estéis viendo como que ésta se va acrecentando, porque así es satanás, sabe que él tendrá su fin y luchará hasta el final, definitivamente será vencido por el Amor, por la Virtud, por la Gracia Divina de Nuestro Dios.
Sois Mis hijos, estoy con vosotros, Soy vuestra Madre y os acompañaré en todo momento y agradeced, Mis pequeños, esta Gracia tan grande que os ha dado Nuestro Dios, la de estar en este momento de la humanidad, en este parteaguas que se está dando y que vosotros sois partícipes de él.
Agradeced a Nuestro Dios, como esta Humilde Esclava de Nuestro Dios, agradece.
Gracias, Mis pequeños.
Quinto Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: No desperdiciéis nuevamente la Gracia que Yo derramaré sobre vosotros, porque será la última antes de la Gran Tribulación.
Hijitos Míos, prácticamente la humanidad entera se desvive por obtener las cosas materiales, lo que el mundo os da. Se os enseña, desde pequeños, que debéis estudiar para obtener un trabajo y, a través de él, os podáis llenar de las cosas del mundo que necesitáis para vivir cómodamente y así os afanáis, prácticamente, toda vuestra vida y vuestros valores se vuelven simplemente, materia y, así os clasificáis: el que más tiene, es el más exitoso y se le respeta por ése supuesto éxito, por haberse llenado de más bienes del mundo. Sale en cartelones, su fotografía está en todos lados, alabanzas se les hacen, se les invita a todos lados, porque tienen mucho del mundo.
Mis pequeños, ¿os dais cuenta de los errores en los que caéis y cómo os ha engañado satanás? Estas almas que se han llenado de tanto de lo material, llegará un momento en que llorarán haber perdido tanto tiempo por haberse afanado en nada más llenar sus bolsillos, llenarse de cosas materiales, llenarse de posesiones, que solamente han sido lastre para que ellos pudieran llegar a Mí y pudieran alcanzar el Verdadero Tesoro, que era el Reino de los Cielos.
Vosotros, todos vosotros, en algún momento habéis caído en este error y lo habéis transmitido a vuestros hijos y vuestros hijos a sus hijos y así por generaciones se ha dado, en donde, vosotros mismos, les aconsejabais que buscaran los valores de la Tierra y poco o prácticamente nada les disteis de educación espiritual. Su alma quedó vacía, lo que debisteis de haber llenado, porque los debisteis haber educado para la verdadera vida que cada uno de vosotros tendréis eternamente, ésa vida espiritual quedó vacía, no les preparasteis.
Ciertamente, tuvieron lo del mundo, pero infinidad de almas llegan ante Mi Presencia y su alma está vacía, no saben qué hacer ante Mí, lloran, lloran el haber perdido su tiempo, por haberse llenado de las cosas del mundo y en el momento en el que sienten Mi Amor y que saben que eso es lo valioso para el alma, lloran el haber desperdiciado su tiempo en cosas del mundo, porque Mi Amor realmente es lo que hace, que el alma se satisfaga, se dé como debe ser.
Mucho error hay en el mundo y vosotros sois parte de ese error. Enmendad vuestros errores, pidiéndoMe que Mi Santo Espíritu llegue a todos los corazones de toda la humanidad, que lo que no pudisteis dar vosotros a vuestros hijos, a vuestros hermanos, a sus hijos, que la Luz de Mi Santo Espíritu les provea lo que vosotros no quisisteis o no pudisteis dar.
Sed humildes, Mis pequeños, ante Mi Presencia y pedidMe perdón por lo que no pudisteis hacer con vuestros hijos o lo que vuestros padres no pudieron hacer con vosotros y así, pedidMe, para que Mi Santo Espíritu venga a poner orden a toda la Tierra, porque el desorden existe y lo estáis viendo por todos lados y es porque falta Amor, es porque falta ésa Sabiduría Divina con la que debisteis vosotros haberos guiado toda vuestra vida y no le quisisteis hacer caso, os dejasteis solamente guiar por los valores humanos, que os llevaron al error, pero estos valores humanos, realmente, fueron engaño de satanás hacia todos vosotros.
Se os dio la oportunidad, a lo largo de vuestra vida, de venir a Mí, pero muchos de vosotros, una gran mayoría, no quisisteis escuchar este llamado, pero porque sois Mis hijos, os doy esta oportunidad, de que podáis retomar lo perdido, pero ahora a través de este regalo que os puedo dar a través de Mi Santo Espíritu derramado sobre todos vosotros.
Cuando llegue el momento, tomadLo y agradecedLo, Mis pequeños, no desperdiciéis nuevamente la Gracia que Yo derramaré sobre vosotros, porque será la última antes de la Gran Tribulación. Me conoceréis, conoceréis lo que es Mi Amor, conoceréis Mi Misericordia, pero vuestro libre albedrío decidirá: venir a Mí o estar en contra Mía. No desperdiciéis, Mis pequeños esta oportunidad, el Amor, os llama nuevamente a estar con Él, tomadLo, Mis pequeños, tomadLo.
Gracias, Mis pequeños.