Tomado del Libro: “María, Maestra de los Apóstoles de los Últimos Tiempos, Tomo I, Consagración a Mi Inmaculado Corazón” (Ene 2010)Revelaciones dadas a Agustín del Divino Corazón – Manizales, Colombia
“Hijos carísimos: Atended a Mi último llamado; tanto tiempo os he estado hablándoos de lo mismo y Mis Palabras caen en el vacío, Mis Mensajes son poco leídos y mucho menos vividos, la indiferencia de Mis hijos lastiman Mi Inmaculado Corazón, la renuencia que hay a estas manifestaciones Me hacen llorar. Entiendo que hay proliferación de mensajes: mensajes de dudosa procedencia, mensajes que llevan a la confusión, mensajes que llevan a la pérdida de la fe, mensajes que no han sido dados por el Cielo, han sido creados, imaginados; mensajes de seudo-videntes que se atribuyen misión profética, mensajes que ya han sido leídos o escuchados. ‘¡Ay de los profetas insensatos, que siguen su propio espíritu y no ven nada!’ (Ezequiel 13,3). ‘Vanas son las visiones que ellos tienen, y embustes sus adivinaciones, cuando dicen: El Señor ha dicho; siendo así que no son enviados del Señor, y persisten en asegurar aquello que han anunciado’ (Ezequiel 13,6).
Discernid, bajo la Luz del Espíritu Santo; Espíritu que sopla y actúa en este final de los tiempos. Pedid que se os muestren las verdaderas manifestaciones e intervenciones de Dios. Son pocos los profetas, son pocas las almas privilegiadas que reciben comunicaciones del Cielo; permaneced alertas para que no seáis engañados, no andéis más de un lado para otro por el prurito de oír novedades, sosegad vuestro espíritu, aquietad vuestro corazón e id al Sagrario, que Jesús os espera para daros todo Su Amor. Jesús os espera para revelaros Sus secretos y tesoros escondidos, porque ya ha llegado la hora de mostrarlos, de darlos a conocer, porque el tiempo se os acaba; la proximidad de los acontecimientos es sorprendente, os llegarán en el momento menos pensado; por eso el Cielo os ha ido avisando, os ha estado preparando para que esperéis la pronta venida de Jesús sin temor. El mundo se encuentra envuelto por una ola inmensa de oscuridad, el mundo está al borde de un cataclismo universal; pero lo peor de todo esto, es que el mundo ni siquiera se ha dado cuenta; satanás ha obnubilado y enceguecido espiritualmente a la humanidad; humanidad de duro corazón a los llamamientos Divinos, humanidad que ha caído en la trampa de satanás: hacerles creer que no existe para después pasarles la cuenta de cobro.
Hijos Míos, no seáis de aquellos que dicen: siempre se nos ha hablado de la segunda venida del Señor y hasta ahora nada ha pasado; pensad, el porqué de tantas Apariciones y Avisos del Cielo, por qué las Lágrimas de las Imágenes, por qué los Milagros Eucarísticos. La respuesta es clara, es sencilla: pronto la Tierra volverá al orden primero de la creación. Pero antes que todo esto ocurra sucederán signos que os muestran que estáis en el final de los tiempos, signos profetizados como el horroroso sacrilegio en el que aparecerá el hombre impío, ‘el cual se opondrá a Dios, y se alzará contra todo lo que se dice Dios, o se adora, hasta llegar a poner su asiento en el templo de Dios, dando a entender que es Dios’ (2 Tesalonicenses 2,4). ‘Y entonces se dejará ver aquel perverso, a quien el Señor Jesús matará con el resuello o el solo aliento de Su Boca, y destruirá con el resplandor de Su Presencia a aquel inicuo que vendrá con el poder de satanás, con toda suerte de milagros, de señales, y de prodigios falsos’ (2 Tesalonocenses 2, 8-9); prodigios que engañarán, aun, a los mismos elegidos; prodigios que harán del hombre impío, simio de Dios, porque aquí se cumplirá lo predicho por el profeta Daniel (9,27) ‘cesarán las hostias y los sacrificios’.
Hijos amados, la Presencia de Jesús en la Eucaristía es verdadera; precisamente por el amor desbordado que os tiene, se ha quedado Vivo en la Hostia Consagrada. Hostia que debéis adorar porque en ella reside Dios. Hostia que debéis reparar porque son muchos los ultrajes, las profanaciones contra el Cuerpo Eucarístico de Jesús. Sed, pues, soldados valerosos de Mi Ejército Victorioso, defended a Jesús en la Eucaristía, adoradle por los que no Le adoran, glorificadle por los que no Le glorifican. Consagraos a Mi Inmaculado Corazón; es una urgencia de este final de los tiempos, tiempos de terrible confusión, tiempos en los que los dolores de parto ya han comenzado. Os recuerdo: es el último llamado. Sois libres en elegir. El Cielo os está dando infinidad de oportunidades. Es vuestra la decisión, sólo os alerto para que os evitéis sufrimientos, para que os ganéis una morada en el Cielo.”
“Haced caso a cada una de Mis enseñanzas que os imparto con amor. Enseñanzas que os adelanta en vuestra infancia espiritual y os va haciendo más maduros en vuestra fe. Ha llegado el momento de que os hable de la Virtud del Desprendimiento. Virtud que os da desapego de lo terrenal. Virtud que os hace tomar conciencia de vuestros actos baldíos; baldíos porque os aferráis a cosas caducas que no podréis llevar cuando seáis llamados a la Patria celestial. Haced un alto y reflexionad cuáles son vuestros apegos y tomad la férrea decisión de erradicarlos de vuestra vida. Andad ligeros de equipaje, que no os sorprenda la noche con vuestra misma manera de pensar. Renovaos, pues, en vuestra manera de actuar y emprended un nuevo camino. Camino diferente, camino en el que no os duela desprenderos de todo, aún, de vosotros mismos.
Hijitos Míos, no existe una báscula que pese el gran amor que una buena Madre tiene por Su Hijo. Desde el anuncio de Mi Maternidad, Me doné sin reservas a la Voluntad de Dios. Mi Corazón se ha inundado de felicidad, mezclada con dolor, porque desde antes de Su Nacimiento sabía del enorme sufrimiento que Me esperaba, al tener que desprenderme de lo más amado de Mi Inmaculado Corazón. Pero Me abandoné por completo en las Manos del que todo lo puede sin objetar en lo más mínimo, porque el dolor ofrecido produce efectos maravillosos en el alma. Así es, pues, pequeñitos Míos, que debéis hacer de vuestra vida un desprendimiento constante, para que lentamente vayáis muriendo a vuestros apegos y nazca en vosotros un nuevo ser adherido a Dios.”
—Termina con el rezo del Santo Rosario, las Letanías y la oración final.
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[1] Agustín del Divino Corazón, Libro 12, ‘María, Maestra de los Apóstoles de los Últimos Tiempos, Tomo I, Consagración a Mi Inmaculado Corazón, Día 11’.
[2] Agustín del Divino Corazón, Libro 4, ‘Triunfo de Mi Inmaculado Corazón y Reinado del Sagrado Corazón’. Mensaje de María Santísima en fecha: Abril 28, 2008.
[2] Agustín del Divino Corazón, Libro 4, ‘Triunfo de Mi Inmaculado Corazón y Reinado del Sagrado Corazón’. Mensaje de María Santísima en fecha: Abril 28, 2008.