jueves, 17 de febrero de 2011

Mensajes de Dios Padre a J. V. - México

Ene 26_11 Estáis en el periodo de purificación mundial para prepararos para la 2a. Venida de Mi Hijo



Rosario vespertino
Temas:
  • Quiero ver acción de parte vuestra, porque vivís pasivos en vuestra vida espiritual.
  • Os pido pues, Mis pequeños, que os acerquéis más al Corazón de Mi Hijo, Le compartáis de vuestros dolores y rechazos.
  • Os digo, aquellos que por vuestras oraciones serán salvados, el cambio va a ser drástico y, os repito, benéfico, pero doloroso.
  • La maldad será borrada de la Tierra, junto con aquellos que no la quieran borrar de su corazón.
  • No levantaréis vuestra mano contra aquellos que os perseguirán y que hasta querrán quitaros la vida.

Mensaje de Dios Padre y Nuestro Señor Jesucristo a J. V.
Primer Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Quiero ver acción de parte vuestra, porque vivís pasivos en vuestra vida espiritual.
Hijitos Míos, estos son tiempos en que os debéis cuidar unos a los otros, porque satanás está tratando de destruir vuestras almas y vuestro mundo. Os digo todo esto, Mis pequeños, para que lo den a conocer a los cuatro vientos, a todos vuestros hermanos, al mundo entero.
Muchos de vuestros hermanos están muy distraídos en sus cosas, al grado que no se dan cuenta de lo que está sucediendo realmente a vuestro alrededor. Ciertamente están viendo los desastres alrededor del mundo, pero se les hace normal todo esto, cuando ya os he explicado que esto se va a ir agravando día a día, porque estáis en el periodo de purificación mundial para prepararos para la Segunda Venida de Mi Hijo.
Satanás está tratando de destruiros, porque no quiere que vosotros gocéis lo que él perdió. Conoce perfectamente vuestras debilidades y especialmente, la debilidad que tenéis de la carne, la impureza.
Estáis viendo ahora cómo se está dando éste pecado entre vosotros, muy gravemente. Ya no os respetáis los unos a los otros. Los bebés, la gran mayoría que están naciendo ahora, vienen de uniones pecaminosas, no consagradas por el Sacramento del Matrimonio. Os distraéis malamente con toda esta ola de pornografía y sexo que se está dando por todos lados y así, satanás está haciendo que la carne, vuestra carne, la que debiera estar dominada por el espíritu, esté liberada y de esta forma os pone en contra Mía. Esto lo podéis ver por todos lados, Mis pequeños y cómo, desde la juventud, están cayendo gravemente en este pecado que los aparta tanto de Mí.
En una familia os cuidáis como hermanos que sois y protegéis vuestro hogar de las maldades que puedan entrar a vuestro hogar, siempre y cuando viváis bajo Mis Principios y bajo el Amor que Yo os he pedido que viváis, pero ciertamente hay hogares, ya destruidos, en donde ya no se vive en virtud y, desgraciadamente, desde estos hogares, desde el seno familiar, ya destruido, se empieza a vivir la maldad que luego se buscará en las calles.
Os repito, Mis pequeños, satanás conoce vuestras flaquezas y os está llevando hacia ellas.
Ciertamente estos pecados, antes se vivían en pequeños grupos, porque siempre han existido, pero ahora podéis constatar que es mundial, éste y otros pecados que os están llevando a una separación de Mí.
Cuando os distraéis con esto y le dais al cuerpo lo que el cuerpo quiere, vuestra espiritualidad pierde fuerza, y eso es lo que quiere satanás, que os distraigáis con lo que el cuerpo os pide, para que no os podáis defender de sus ataques espirituales, por eso, ahora estáis viendo cómo las Iglesias se van quedando vacías, cómo no hay oración suficiente en la Tierra para poder vencer a satanás y a sus ataques.
La naturaleza caída os ataca, porque no hay suficiente oración y satanás os manipula para que os ataque. La destrucción familiar la tenéis, prácticamente, en todos lados, porque no hay oración, porque ya no vivís buscando la unión de vuestra familia. A los primeros ataques y cuando os enojáis, lo primero que queréis, es separación y esto no puede ser, Mis pequeños, si algo os interesa mucho, lucháis por ello, pero ahora os ha llevado satanás a no luchar por lo que queréis, porque ya no tenéis principios bien arraigados ni lucháis por vuestros ideales. Se os hace muy fácil destruir un Matrimonio, una familia, una amistad, una unión fraterna. Ya no queréis luchar, satanás os ha vencido y no os queréis dar cuenta y todo esto sucede porque no hay espiritualidad suficiente ya en vuestra vida, no hay oración, os repito. ¿Cómo os queréis defender de los ataques espirituales de satanás, si no os estáis alimentando espiritualmente?
Y este ataque espiritual lo podéis ver en todos los pueblos de la Tierra y aún dentro de la Iglesia. Satanás no está respetando nada, porque aún ya dentro de Mi Misma Iglesia, no se ora lo suficiente como para que se puedan defender de sus ataques.
Si seguís así, Mis pequeños, ya os imagináis vuestro futuro, que va a ser desastroso, porque le habéis dejado una libertad total a satanás, porque no os estáis defendiendo contra sus ataques. Ya está actuando libremente, os está venciendo, os está destrozando y, lo peor de todo, se está burlando de vosotros ante Mi Presencia. Ha puesto su pié encima de vosotros y así se presenta ante Mí, humillándoos ante Mi Presencia y no os queréis dar cuenta, se siente ya vencedor y, vosotros, bajo sus pies, vencidos.
¡Despertad ya, Mis pequeños! Si no tomáis la oración como defensa, os a va a aniquilar. Ved cómo muchos pueblos de la Tierra, están sufriendo ya por los desastres que él ha ocasionado. No le he permitido que os ataque con toda su furia, esto lo he hecho, para que vayáis entendiendo lo que está pasando y pongáis remedio a ello, a través de regresar a Mí y empezar con una oración profunda, con que lo podáis vencer.
Entended que os estoy protegiendo, porque Soy vuestro Padre, Soy vuestro Dios y Creador, no quiero que os destruya a vosotros ni a Mi Creación.
Pero por más que os trato de ayudar, vosotros cerráis vuestro corazón y tapáis vuestros oídos. No queréis saber de Mí, Soy vuestro Dios y os amo, pero vosotros tenéis que poner remedio a esto. Uníos, como os digo, como hermanos y así, en oración, unidos Conmigo, con el Cielo entero, podremos vencer a satanás.
Vosotros debéis trabajar por lo vuestro, Yo os ayudaré, pero quiero ver acción de parte vuestra, porque vivís pasivos en vuestra vida espiritual. Ciertamente, todos estos ataques y desastres los he permitido también para que despertéis y os deis cuenta de que tenéis una misión espiritual qué cumplir y que no venís a la Tierra sólo para el goce superfluo de vuestro cuerpo y de vuestras pasiones desordenadas.
Buscad Mi Amor, multiplicadlo en vuestros hermanos y, así venceréis a satanás.
Gracias, Mis pequeños.
Segundo Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Os pido pues, Mis pequeños, que os acerquéis más al Corazón de Mi Hijo, Le compartáis de vuestros dolores y rechazos.
Hijitos Míos, cuando os pido oración, os pido que la hagáis especialmente por aquellos que están más cerca de Mí y que tienen un trabajo más fuerte para servirMe sobre la Tierra y, con ello Me refiero principalmente a Mis sacerdotes y religiosas, que son los encargados de llevaros a la Vida Espiritual de Mi Hijo, Sus vivencias, Sus Enseñanzas, los Sacramentos, Mi Amor.
Os he dicho que ésta es una guerra espiritual, una guerra entre el Bien y el mal y que claramente lo veis ya también en vuestros hermanos. Vosotros mismos os dais cuenta de aquellos hermanos vuestros que viven en el Bien, que cada vez son menos y aquellos que viven en el mal y que éste número cada día aumenta más.
Aparentemente, el mal tiene ahora el camino abierto y seguro y así es como se van desviando muchos hermanos vuestros. En estos momentos la vida para aquellos que viven en el Bien, o tratan de vivir en el Bien, es difícil. Es problemática, atacada, no querida, porque para vivir en el Bien, tenéis que luchar contra muchos de vuestros hermanos que ya han escogido el camino del mal y os hacen creer que vosotros estáis mal, que estáis errados, que sois anticuados, que os tenéis que poner al día y, Yo, vuestro Dios, os puedo asegurar, Mis pequeños, los que estáis buscando luchar en el Bien, que estáis viviendo correctamente, que estáis viviendo como Mi Hijo os lo pidió y que os advirtió también, porque os dijo que aquellos que quisieran vivir como Él, siguiendo Sus Pasos, transmitiendo amor, ayudando a vuestros hermanos a encontrarMe, iban a sufrir, como Él sufrió y, lo podéis constatar, Mis pequeños, los que estáis luchando por vivir en el Bien y de acuerdo a los Mandamientos que Yo os pedí que cumplierais.
Ciertamente se os está haciendo difícil caminar por el mundo con sus obstáculos, porque ahora no solamente es satanás el que os los pone, sino vuestros mismos hermanos a vuestro alrededor, porque os ven que no sois como ellos, ellos ya están cubiertos de maldad y de pecado, de corrupción, de muerte espiritual y os ven a vosotros, viviendo en alegría santa, viviendo en las virtudes, transmitiendo amor. Ellos se sienten mal, porque reconocen su maldad y ven que vosotros no estáis en ésa maldad. Es así que se dará ésa persecución espiritual que se os ha anunciado, porque aquellos que estáis viviendo en el Bien, procurando al menos vivir en el Bien, seréis atacados por vuestros mismos hermanos que ya escogieron el camino del mal, porque se sienten acusados continuamente cuando os ven a vosotros viviendo de acuerdo a lo que Yo os pido. Se sienten señalados en sus pecados, en la maldad que provocan, en la muerte espiritual en la que se rodean. Pero tenéis que perseverar, Mis pequeños, porque Mi Hijo os dijo que debierais cargar también vuestra cruz, porque Él también fue atacado por el mismo pueblo, aquellos que por raza, eran sus hermanos.
Pero después de este ataque vendrá el triunfo y es cuando gozaréis inmensamente el haber perseverado, a pesar de estos ataques tan fuertes que tendréis. No necesariamente los ataques van a ser corporales, sino espirituales. A veces esos ataques duelen más cuando se os ataca en lo íntimo, porque sois atacados por vuestros hermanos, familiares, por aquella gente en la cual teníais puesta vuestra confianza y os traicionan. Estos ataques en vuestro corazón, son los ataques que también tuvo Mi Hijo y, así Le acompañaréis en Sus Dolores, en el Huerto de los Olivos, o durante Su trayecto en Su Pasión Dolorosa.
No toda la gente que lo rodeaba Le lanzaba piedras o Le escupía, el simple hecho de blasfemarLe o de rechazarLe, eso duele mucho más a veces, Mis pequeños, porque cuando confiáis en un ser querido y os da la espalda, sentís que perdéis el apoyo de su amor. Por eso os he dicho que ahora conoceréis otra faceta de los Dolores de Mi Hijo y, es Su Corazón, tan adolorido por el rechazo de aquellos a los que Él amaba o aquellos que decían amarLe, que Le seguían en Sus Predicaciones y que, hasta alivió de sus dolencias y enfermedades.
Os pido pues, Mis pequeños, que os acerquéis más al Corazón de Mi Hijo, Le compartáis de vuestros dolores y rechazos, que tenéis ahora vosotros, porque estáis buscando el bien y así aliviaréis Sus Dolores y Le daréis gran alegría.
Por vuestro amor, Mis pequeños, gracias y os Bendigo de Corazón.
Tercer Misterio,Habla Dios Padre,
Sobre: Os digo, aquellos que por vuestras oraciones serán salvados, el cambio va a ser drástico y, os repito, benéfico, pero doloroso.
Hijitos Míos, el cambio espiritual se tiene que dar a toda la Tierra. Ciertamente, para algunos, va a ser suave y ligero, porque el estar viviendo Conmigo y de acuerdo a lo que Yo os he pedido en Mis Leyes y en Mi Amor, el cambio no va a ser tan drástico como para aquellos que no están Conmigo y peor para aquellos que Me han atacado.
Aquellos que han buscado Mi Amor, de acuerdo a lo que tienen en su corazón, este cambio va a ser bello, porque es cuando viviréis lo que ya sentíais en vuestro corazón y que Mi Santo Espíritu os dejaba vivir y sentir.
Empezaréis a vivir manifestaciones Mías de Amor sobre la Tierra, por un lado y, por otro lado, se estará viviendo la maldad y el odio de satanás y así, es como se va a ir separando el trigo de la cizaña, o sea, la maldad y el amor. No es lo mismo vivir deseando un cambio hacia lo bello, porque lo lleváis en vuestro corazón, porque cuando oráis y os acercáis a Mí y estáis viviendo Mi Amor, en cierto grado, y mientras más os acercáis y Me buscáis, Yo Me dejo encontrar y Mi Amor va creciendo entre vosotros, por eso, cuando se empiece a dar el cambio, (Lenguas…), empezaréis a vivir el Amor Divino, el Amor Celestial y eso os va a ir sublimando y estaréis gozando, aún a pesar de los desastres que se vean alrededor de la Tierra, Mi Amor os estará protegiendo, porque lo estaréis viviendo, lo estaréis gozando. Mientras que aquellos que viven fuera de Mi Amor, que no lo buscan, que no les interesa, vuestras oraciones harán mella en ellos y tendrán un cambio para su salvación, para ellos ése cambio será drástico, porque no es lo mismo estar buscando los amoríos de la Tierra, amores equivocados, amores pecaminosos, amores carnales, que subir a niveles espirituales, en donde ya estáis Conmigo y habéis abierto vuestro corazón al verdadero Amor, que es el Mío.
Os repito, será un cambio drástico, pero benéfico, porque será cambiar de su carnalidad a la espiritualidad en su alma. Y vosotros, los que habéis sido ya enseñados, motivados, y que poco a poco se ha ido dando este cambio, ahora comprendéis lo que es la vida espiritual y la vida carnal. Los que estáis Conmigo, que habéis perseverado que Me habéis buscado, que habéis luchando contra el mundo, vuestro cambio ha sido lento, pero seguro.
Muchos de vosotros, si veis vuestro pasado, si veis vuestra vida anterior, de años para acá, cuando vivíais más en la carne y menos en lo espiritual, ahora que es al revés, que estáis viviendo más en lo espiritual y menos en la carne, podéis comprender Mis Palabras.
Tuvisteis tiempo y os di ése tiempo, para que vuestra transformación se fuera dando lenta, pero segura, y no ha sido dolorosa, sino ha sido de gozo, porque habéis crecido poco a poco y habéis afianzado vuestra Fe, vuestra Esperanza y vuestro amor en Mí, vuestro Dios, y ahora será más difícil que a vosotros os pueda vencer satanás, porque estáis ya bien cimentados en Mí.
En cambio, como os digo, aquellos que por vuestras oraciones serán salvados, el cambio va a ser drástico y, os repito, benéfico, pero doloroso.
Seguid pues, orando, Mis pequeños, por vuestros hermanos que viven en el mal, para que les ayudéis a este cambio, aunque sea doloroso. Os quiero explicar esto de doloroso, que es el pasar del pecado a la Virtud. Hay hermanos vuestros que viven tan enraizados en el mal que no comprenden, es más, ni buscan el cambio benéfico para su alma y perder todo, perder lo material, perder amoríos, perder riquezas, en ése momento para ellos será doloroso, pero ya que venga la transformación en el Amor, agradecerán la pérdida de lo material y se acercarán más a Mí y lo agradecerán. Y esto lo lograréis vosotros, Mis pequeños, por vuestra intercesión hacia ellos.
Os bendigo, Mis pequeños y os pido sigáis vosotros creciendo, aunque sea lentamente, pero seguros y bien cimentados en Mi Amor.
Gracias, Mis pequeños.
Cuarto Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: La maldad será borrada de la Tierra, junto con aquellos que no la quieran borrar de su corazón.
(Lenguas…) Hijitos Míos, Yo, vuestro Hermano Jesucristo, estoy con vosotros. (Lenguas…) Vosotros sabéis, Mis pequeños, porque os lo he explicado, que fue el grupo de los fariseos y escribas, los que urdieron todo este plan para destruirMe, porque venía Yo a señalarlos, venía a castigarlos, venía a mostrarles su pecado y su maldad ante su propio pueblo, pero lejos de arrepentirse, su soberbia creció y con ello, su maldad hacia Mí, vuestro Dios, el Mesías, que venía a Su pueblo, el Hijo de Dios entre los hombres.
No supieron apreciar Mi Presencia entre ellos y esto, ¿por qué, Mis pequeños?, porque ya no había vida espiritual en su corazón, en sus pensamientos. Su carnalidad y su materialidad habían crecido a tal grado, que no había cabida de lo espiritual en ellos. Todo era dinero, pasión, desorden, vicio, su vida era un caos y, lo podéis constatar en las Escrituras, cómo se aprovechaban de su mismo pueblo, en lo económico, con las doncellas, con el robo descarado contra su mismo pueblo, amparados, según ellos con las Escrituras.
Ahora es el tiempo en que tendrán que reconocer la maldad que causaron, porque si hubieran aceptado Mi Presencia en la Tierra, como Mesías, Me hubieran apoyado. Si su corazón se hubiera humillado y hubieran aprovechado Mis Enseñanzas, ellos las estarían difundiendo con un gozo grande del Cielo, porque sería realmente ése pueblo escogido, pueblo de profetas, pueblo transmisor de Mis Verdades y de Mi Amor, pero negaron todo ello y trataron de destruir Mi Obra.
Este será el tiempo de su derrota, Me verán de frente, conocerán su pecado y su maldad.
No querrán verMe, porque saben que Soy el Hijo de Dios.
Momentos graves se acercan para aquellos que se han mantenido así, traicionándoMe, atacando lo Mío, atacando Mi Amor entre los pueblos y en el corazón de los hombres. Su maldad les traerá su castigo, si no se arrepienten a tiempo. Su maldad ha afectado a todos los pueblos de la Tierra y esto ya no puede seguir así, se han aliado a satanás y también él tendrá otro castigo frente a los hombres, nuevamente será humillado ante todos vosotros.
Tiempos duros estáis viviendo, pero tiempos bellos nacerán para todos aquellos que guardan en su corazón ésa Esperanza a Mi Promesa y la veréis, Mis pequeños, porque habéis orado para ello. La maldad será borrada de la Tierra, junto con aquellos que no la quieran borrar de su corazón. Son tiempos de cambio, tiempos benéficos y tiempos de dolor eterno para los traidores a Mi Palabra y a Mi Amor. No aceptaron las Leyes y Preceptos que se os dieron. Conocerán su error y sus equivocaciones, sus planes serán frustrados cuando sientan que ya vencieron junto con satanás.
Cuando sintáis que prácticamente todo está perdido, Mis pequeños, estad seguros que el cambio se acerca y vuestras lágrimas serán enjugadas y la sonrisa aparecerá nuevamente en vuestros labios, será el renacer de la humanidad, Mi triunfo sobre la maldad. Lo gozaréis vosotros, que luchasteis también por él, a través de vuestra oración y de vuestros actos. Os compartiré Mi Alegría, porque sois Mis hermanos y juntos gozaremos las bellezas de este nuevo amanecer.
Por eso os pido, no estéis tristes, os he dicho que vuestra liberación y vuestro triunfo se acerca, esperadlo con ansia y alegría, porque estaréis junto Conmigo, con vuestro Hermano, vuestro Salvador.
Os amo, Mis pequeños y tomadMe de la mano, son los últimos momentos ya, el gozo está cerca, no os fijéis en el dolor, apretaos a la cruz, como Yo Me apreté a la Mía, sabiendo que con esto venía vuestra liberación y vuestra cruz ya la estáis padeciendo, ofrecédMela y gozad ya Conmigo el triunfo que se acerca, que ya está con vosotros, porque vosotros estáis Conmigo.
Gracias, Mis pequeños.
Quinto Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: No levantaréis vuestra mano contra aquellos que os perseguirán y que hasta querrán quitaros la vida.
Hijitos Míos, os pido que os mantengáis siempre unidos a Mí, Yo he venido a la Tierra para salvaros y Mi Vida sobre la Tierra siempre estuvo unida en oración a vuestra vida y a vuestra misión.
Satanás, como os he explicado, se ha liberado porque vosotros ya no le detenéis por la oración que debiera salir de vuestro corazón, de vuestra vida en la virtud y en el amor. Al estar liberado Me atacará fuertemente en vosotros y en todo lo que es Mío, así como lo hicieran, en ése tiempo, en Mi Crucifixión. Con eso quisieron deshacerse de Mí y luego con  la persecución contra todos aquellos que seguían Mis Enseñanzas, pero no pudieron terminar con ellos.
En este tiempo tendréis algo similar, satanás seguirá atacando Mi Nombre, Mi Presencia en el mundo y en vuestros corazones. Tratará de eliminar hasta Mi Santo Nombre en todos los pueblos de la Tierra.
Tampoco querrá que se hable de Mi Madre, de Mi Padre ni que busquéis la vida espiritual, con la cual vosotros crecéis hacia Mí. Pero aunque fueron atacados todos aquellos que Me siguieron, que Me buscaban, que estaban convencidos de Mi Divinidad y de Mi Amor, y no pudieron terminar con Mi Presencia en ellos. En estos tiempos, aunque seáis atacados, tampoco se podrá eliminar Mi Presencia en el corazón de vosotros y de los que estéis Conmigo.
Yo estaré con vosotros en todo momento, os lo aseguro. Os aconsejaré, os guiaré, os ayudaré a perseverar. Palabras santas y sabias saldrán de vuestros labios contra aquellos que os ataquen. No levantaréis vuestra mano contra aquellos que os perseguirán y que hasta querrán quitaros la vida. Vuestra oración y vuestra donación serán vuestras armas grandes contra ellos, porque es el Amor el que hará el cambio mundial, como fue Mi Amor el que hizo el cambio en ése tiempo.
Mi Amor implantado en los corazones, nunca será vencido. El nuevo pueblo que surgirá, tendrá un gran Poder Divino, porque Yo estaré con ellos y lo que salga de ellos, será lo Mío. Seréis Mis instrumentos de este tiempo y así venceremos toda la maldad de satanás en todo el mundo.
Muchos más son aquellos que Me atacan y que no quieren estar Conmigo, pocos son los que aceptaron Mi llamado, pero al estar Conmigo, Mi Poder, Mi Omnipotencia vencerá la maldad de todos los demás.
Un gran cambio se acerca y será benéfico para los que estáis Conmigo y dolor para los que no han querido entender. Tuvieron su oportunidad y la desperdiciaron. Mucho dolor causaron durante su vida en el mundo, ahora el dolor será para ellos eternamente.
No os alegréis con esto, Mis pequeños, al contrario, orad por ellos para que su dolor no sea tan grande eternamente.
En todo momento quiero Caridad y Amor saliendo de vuestros corazones, no quiero odio ni deseos de maldad, quiero amor saliendo siempre de vuestros corazones.
Sois Mis hermanos, sois Mi Presencia en este tiempo. Derramad Mi Amor como si estuvierais viviendo en Mi tiempo.
Gracias, Mis pequeños.


CIUDADANOS LATINOAMERICANOS CONTRA EL ABORTO


Manifiesto contra el aborto
L
os abajo firmantes, mujeres y hombres de este mundo, levantamos la voz en nuestro nombre como ciudadanos responsables, en el nombre de millones de mujeres silenciadas por la presión de haber sido engañadas a realizar un aborto sin prevenirla sobre las consecuencias físicas y psicológicas, amén de la muerte de su hijo, que acarrearía en sus vidas para siempre y en nombre de los millones de seres humanos muertos en el mayor genocidio de la historia de la humanidad.

1. Afirmamos el valor y la dignidad de toda vida humana desde la concepción hasta la muerte natural y proclamamos, por tanto, el derecho inalienable de todo ser humano a la vida. Vida que debe ser respetada y protegida en cualquier momento de su desarrollo, tanto por la sociedad como por la Constitución, el Estado y las Leyes.

2. Reconocemos la personeidad de todo ser humano desde el comienzo de su vida hasta su muerte. Como ciudadanos y miembros de nuestro país nos afirmamos como un pueblo y nación a favor de la vida, extensivo a todos los pueblos y naciones y a la humanidad entera como una sola familia.

3. Reivindicamos la maternidad como un derecho fundamental de las mujeres. Es responsabilidad social y política hacer compatible este derecho con el del trabajo y la elección en libertad de la forma de vida. Los hombres, como compañeros de sus mujeres y padres de sus hijos tienen derecho y responsabilidad sobre sus hijos y son corresponsables del embarazo y también víctimas del aborto tanto como las mujeres y los niños asesinados.

4. Tenemos la plena convicción que las madres y los padres son los educadores naturales de sus hijos, especialmente en lo referido a la ética, a la sexualidad, a la ley natural universal, que es el fundamento ético, racional y humano de todos los derechos y deberes. Y afirmamos la necesidad de la educación y preparación para el Matrimonio, basado en la fidelidad y en el amor fecundo y abierta a la vida, de la familia.

5. Afirmamos enfáticamente que el aborto es ética y legalmente inaceptable, no sólo porque aniquila a un ser humano indefenso, sino porque supone una violencia infligida a la dignidad de la mujer. Renunciamos expresamente al pretendido “derecho de aborto” que otros y otras se empeñan en adjudicar a las mujeres, pues ponemos el derecho a la vida de los niños inocentes por nacer, por encima de cualquier supuesto derecho, por el principio natural de la defensa del más débil. Rechazamos por lo tanto toda ley, decreto o resolución tendiente a legalizar este asesinato con la falsa premisa de que se está protegiendo a las mujeres como si muchos de los bebes abortados no fueran mujeres.

6. Nos oponemos a los mal llamados programas de "salud reproductiva", que camuflan una antieducación arbitraria, fragmentada, despedazante, promotora del homicidio del aborto, de la desintegración familiar y de la promiscuidad.

7. Pedimos que nuestros impuestos se destinen a dignificar la vida familiar, la paternidad y la maternidad, los centros de ayuda a las mujeres con embarazos dificultosos, la contención de los niños en riesgo, de los enfermos terminales y de los ancianos, los cuidados paliativos, la ayuda a familias necesitadas, la generación de empleos. Además pedimos que implementen Planes Nacionales contra el Síndrome post Aborto. Basta de silencio sobre las consecuencias del aborto: cuadros de ansiedad, insomnio, depresión y trastornos de la alimentación y la vida sexual.

8. Que se estimulen los proyectos científicos que respetan la vida humana, como las terapias regenerativas con células madre adultas no embrionarias, la verdadera medicina intrauterina.

9. Que se promuevan, fomenten y agilicen los programas de adopción.

10. Invitamos a los medios de comunicación social a que se sumen a la renovación de una mentalidad pro-Vida y a toda iniciativa en esa dirección.

11. Instamos a los laboratorios, a los investigadores, a las universidades, a los médicos, a los farmacéuticos, a la protección de toda vida humana, evitando fabricar, vender o distribuir abortivos como los DIUs, las píldoras del día después, los anticonceptivos hormonales (todos en mayor o menor grado con efectos abortivos).

12. Este Manifiesto es una invitación a todos los hombres y mujeres de buena voluntad y de conciencia recta. Nuestra intención y nuestra esperanza es promover la paz y la justicia, protegiendo el derecho a la vida de todas las personas, SIEMPRE.
Y firman 6234 ciudadanos hasta el momento

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martes, 15 de febrero de 2011

MEDALLA - EXORCISMO DE SAN BENITO - ORACION

Escrito del Padre Justo Lofeudo acerca de los mensajes de Garabandal:

P. Justo celebrando la Santa Misa en Garabandal



INTRODUCCIÓN
San Sebastián de Garabandal, la pequeña aldea cantábrica de las apariciones marianas de los años sesenta, fue testigo de miles de apariciones de la Santísima Virgen refrendadas por tantísimos signos de orden sobrenatural y prodigios.
Los signos son eso: signos. Son señales que indican otra realidad. En este caso la presencia del divino. El signo no es dado para quedarnos en él sino que apunta al mensaje que vino a darse.
Ciertamente, el primer mensaje es la presencia amorosa de la Madre de Dios y la cercanía que manifiesta mostrándose madre comprensiva y atenta al más mínimo detalle, a la menor preocupación o sufrimiento y también alegría de sus hijos.
Ella es Madre universal, de todos los hombres, y de cada uno en particular. Así la conocieron y transmitieron las niñas en Garabandal.
Pero, además de mostrarnos su imagen maternal y por ese mismo motivo, la Santísima Virgen vino a decirnos cosas muy importantes y urgentes para nosotros, para nuestra salvación, para la salvación del mundo.
Para una mejor comprensión conviene situarse en el tiempo de estas apariciones. Estamos al comienzo de la década del 60, cuando pocos meses después el Papa Juan XXIII convocará a un nuevo Concilio, el Concilio Vaticano II. Estos años son también los del comienzo del espíritu de protesta y rebelión que signarán toda la época y en los que se daban los primeros pasos hacia la cultura de la muerte, la pérdida de valores como la familia y la instrumentalización del sexo. La década del 60 es la del existencialismo y del apogeo comunista, la de la construcción del muro de Berlín y de la guerra fría, la de la crisis de misiles en Cuba y el asesinato del presidente Kennedy. También la de la contracultura del movimiento hippy y de la predominancia de las ideologías, la de la píldora anticonceptiva.
La Madre de Dios vino a hablarnos en ese tiempo, que es nuestro tiempo. Nos habló con su presencia, con sus palabras y también con signos y prodigios.
Mucho se ha escrito y dicho sobre Garabandal y muchas veces nos hemos detenido, diría excesivamente, sobre los signos. Se explica: en un tiempo como éste de gran escepticismo, donde la inmanencia desplazó a la trascendencia, donde en la misma Iglesia se ha extendido e impera el racionalismo mientras se ha pedido el sentido de lo sobrenatural, los signos han sido la respuesta que nos permite recuperar el sensus fidei. Sin embargo, signos y prodigios deben llevarnos adonde apuntan: los mensajes. Si los signos han servido para llamarnos la atención hacia lo que estaba ocurriendo en Garabandal y fueron también dados, para quien supo verlos como sobrenaturales, como sello de autenticidad de los acontecimientos; ahora, con el transcurso del tiempo, vemos que los mismos mensajes nos muestran la verdad de estas manifestaciones.
Por todo ello, conozcamos en profundidad los dos mensajes y esforcémonos en vivirlos porque estos son los que nos llevan por el camino de salvación.
MENSAJES
Veamos ahora el primer mensaje del 18 de octubre de 1961:
“Tenemos que hacer muchos sacrificios, mucha penitencia, visitar al Santísimo, pero antes tenemos que ser muy buenos y si no lo hacemos nos vendrá un castigo. Ya se está llenando la copa y si no cambiamos nos vendrá un castigo muy grande.”
“Tenemos que hacer muchos sacrificios, mucha penitencia …”
Detengámonos en estas primeras palabras. Por ser primeras y por lo que implican dan idea de la urgencia y la seriedad del mensaje.
Lo primero que llama la atención son los adverbios “muchos, mucha”. Ya en Fátima la Santísima Virgen pedía sacrificios y penitencia. ¿Por qué? Lo explicará luego en el mismo mensaje. La humanidad estaba yendo muy mal, apartándose de Dios. Lo que nosotros no veíamos el Cielo sí lo veía y venía, en la persona de nuestra Madre, a advertirnos. Era un fuerte llamado de atención.
Ahora, pasados cincuenta años de Garabandal, vemos cómo las grietas que separaban al mundo de Dios se han vuelto abismos. Cómo la apostasía se ha convertido en un diluvio que envuelve la tierra y cómo los cristianos están o desapareciendo o siendo brutalmente perseguidos.
Sin embargo, la tribulación más grande de la Iglesia no viene de afuera sino de dentro, de la gravedad de los pecados cometidos, donde escándalos y apostasía de la fe, tienen un efecto devastador sobre la Iglesia de Cristo y socaban sus cimientos. El Santo Padre reclama penitencia y también lo hace recordando el tercer secreto de Fátima, tal cual fue revelado. Pide el Papa purificar la vida. Sólo los sacrificios y la penitencia, junto a la oración y sobre todo a la adoración, han de detener o mitigar las consecuencias de este caminar hacia las tinieblas.
Muchos sacrificios, mucha penitencia, dice el mensaje. Tanta es la gravedad que nuestra Madre apela, ante quienes verdaderamente la escuchan y amándola están dispuestos a satisfacer su pedido, a la toma de conciencia que sólo una vida penitente y ofrecida puede revertir la situación.
Sacrificio es hacer algo sagrado ofreciéndolo a Dios. Algo que nos pertenece y lo damos a Dios en reconocimiento de su divina majestad, de su gloria y también de su amor. En tal sentido el ayuno, por ejemplo, es un sacrificio en cuanto nos privamos de algo legítimo, como es la comida, para ofrecerlo amorosamente a nuestro Dios. Hay otras muchas maneras de sacrificar además del ayuno.
La penitencia, en cambio, es la respuesta al mal cometido en reconocimiento de ese mal y como reparación o resarcimiento del mismo. En el Antiguo Testamento leemos cómo hasta reyes vestían de saco y echaban cenizas sobre sus cabezas en signo de penitencia.
Los sacrificios y las penitencias son movimientos contrarios al hedonismo de la sociedad que sólo busca el placer del individuo. Mortificarse para la salvación de la propia alma y de otras almas es un acto de humildad y de abnegación que combaten los efectos mortales de la búsqueda egoísta del propio placer al precio de quebrantar la ley de amor de Dios.
Esas palabras, sacrificio y penitencia, son impronunciables en este mundo. Nadie quiere oirlas. Sin embargo, la Santísima Virgen, todavía busca hijos que la escuchen y respondan a su llamado. Empecemos por ofrecer sacrificios y hacer penitencia y luego ocupémonos de aumentarlos.
“(tenemos que) visitar al Santísimo …”
Se visita al Santísimo porque se reconoce la presencia verdadera, real de nuestro Señor Jesucristo en este sacramento. Se lo visita para adorarlo, reconociendo su gloria oculta pero absolutamente cierta. Se lo visita, en fin, para alabar, bendecir y dar gracias por el don infinito de su permanencia entre nosotros y también para reparar ante su presencia el mal cometido contra su divinidad y todo lo que es santo. Quien visita al Santísimo Sacramento da ante el mundo testimonio de fe y de amor hacia la Eucaristía.
La Santísima Virgen, que apareció en Garabandal como Nuestra Señora del Monte Carmelo o del Carmen, vino a llevarnos a su Hijo resaltando la presencia eucarística del Señor en medio de su Iglesia no sólo por medio de estos mensajes sino también por los gestos de adoración y reverencia que les hacía hacer a las niñas, por las comuniones místicas que recibían del ángel y por el milagro del 18 de julio de 1962 en el que la sagrada Hostia, dada por el Arcángel san Miguel a Conchita, se hizo visible en su boca.
La presencia de Jesucristo en la Santa Eucaristía es presencia real, corporal, sensible, localizable, plena, total. Es la presencia del Emmanuel, Dios con nosotros y por nosotros, que cumple su promesa de no abandonarnos, permaneciendo con nosotros hasta el fin del mundo (Cfr Mt 28:20).
Visitar al Santísimo es responder al Señor abriéndole la puerta de nuestra intimidad y entrando en la suya. “Mira que estoy a la puerta y llamo, si alguno escucha mi voz y me abre entraré a él y cenaré con él y él conmigo” (Ap 3:20). El que adora abre la puerta de su corazón a Dios y lo hace entrar en su vida y Él le comparte el secreto de su ternura y la verdad de su misericordia.
“Venid a mí vosotros que estáis fatigados y agobiados, Yo os aliviaré” (Mt 11:28), decía el Santo Padre Juan Pablo II que esas dulces palabras reciben plena confirmación delante del Santísimo Sacramento del altar. Es Jesucristo que nos llama desde su morada eucarística a su presencia que salva, sana y consuela.
Quien adora el Pan eucarístico posee ya la gracia de la adoración, tiene en sí la vida de la gracia y conoce la gracia de la vida. Quien adora, pregusta las delicias del Cielo. Pues adora al Señor que da la vida, la vida verdadera, la vida en abundancia, la vida eterna. Adora a quien tiene el poder de recrear la vida cuando se muere a la gracia. Él es Dios, ahí presente, y nosotros lo adoramos.
“…pero antes tenemos que ser muy buenos.”
Siempre he visto en esta frase un inconfudible sello de autenticidad. La Virgen no ha pedido sólo sacrificios, penitencia y visitar el Santísimo, sino que ha agregado algo muy importante: antes hay que ser muy buenos. Si hubiera hablado de un camino de conversión muchos no la habrían entendido. Si hubiera dicho ser santos, muchos se habrían desalentados pensando que la santidad es para pocos; cuando en realidad es para todos, porque todos estamos llamados a la santidad, a colmar la capacidad de santidad que cada uno tiene de acuerdo a cómo fue creado y a su circunstancia particular. No dijo nada de eso, sino “ser muy buenos”. Todos entendemos qué quiere decir ser buenos y qué “ser muy buenos”. Todos sabemos cuándo hacemos algo que no está bien, que no es precisamente bueno a los ojos de Dios. Aunque muchas veces lo ocultemos, lo sabemos.
“Ser muy buenos” es una frase de gran alcance. No bastan las penitencias, los sacrificios, los actos de devoción si antes no hay un corazón que se deje purificar. No se puede contemplar a Dios con los ojos contaminados por el mundo. No es posible alabar a Dios y hablar con Dios con los mismos labios que profieren improperios, que mienten, que murmuran, que difaman, que calumnian. No se puede escuchar a Dios con el oído que se complace en oir maledicencias, historias sucias, palabras que ofenden al Señor, que nuestra Madre reprueba y la hace entristecer.
Los ojos deben ser claros, reflejos de un alma límpida y de un corazón puro. Los labios deben bendecir aún a aquellos que nos maldicen. El oído debe estar atento a la Palabra y al llamado del Rey y Señor nuestro.
Por ello, para ser muy buenos, debemos purificar nuestros ojos para que contemplen a Dios. La mirada no debe distraerse en las vanas cosas de este mundo y mucho menos enturbiarse en la impureza. La boca debe ser purificada como lo fue la del profeta, para hablar con Dios y de Dios. El oído debe escuchar al Señor aún cuando el ruido del mundo quiera cancelar su voz.
Somos muy buenos cuando el corazón es purificado para responder con prontitud el llamado de Dios. Este corazón nuestro tiene que ser humilde y manso como el Corazón de Cristo, para hacer su voluntad y para que amemos como el Señor quiere que amemos.
“…y si no lo hacemos nos vendrá un castigo. Ya se está llenando la copa y si no cambiamos nos vendrá un castigo muy grande.”
La advertencia es muy seria. La gravedad del mal enquistado en la humanidad y en la misma Iglesia era ya en aquel tiempo terrible. Es la época del neomodernismo que invade la fe, que corroe la sana doctrina de la Iglesia, que vanifica la liturgia y banaliza la Eucaristía y que hará que el Concilio Vaticano II sea interpretado falsa, contrariamente a lo querido por los padres conciliares. La teología que aparace como dominante no está al servicio de la verdad, el espíritu no es el Santo Espíritu sino el del mundo. Las corrientes existencialistas y nihilistas junto al avance del marxismo en el plano político y cultural dominan el panorama. El alejamiento de la luz de la verdad, la renuncia a la trascendencia, la rebelión contra Dios invaden los espíritus y la mancha negra se va extendiendo por todo el Occidente que deja de ser cristiano. En esos años es posible identificar el nacimiento o al menos el recrudecimiento de la actual apostasía. El llamado a cambiar no admite dilaciones. La destrucción está a las puertas. Sin embargo…
Ante la sistemática negación de la Iglesia local en admitir ni siquiera la mera posibilidad de la sobrenaturalidad de los hechos. Ante el rechazo al mensaje, cuatro años después, tuvo la Madre de Dios que dar, no Ella sino el Arcángel San Miguel, el siguiente mensaje:
Mensaje del 18 de junio de 1965
“Como no se ha cumplido mi mensaje del 18 de octubre y no se lo ha dado a conocer al mundo os diré que éste es el último. Antes la copa se estaba llenando, ahora está rebosando. Muchos cardenales, obispos y sacerdotes van por el camino de la perdición y con ellos van muchas más almas. A la Eucaristía cada vez se le da menos importancia. Debéis evitar la ira de Dios sobre vosotros con vuestros esfuerzos. Si le pedís perdón con vuestras almas sinceras Él os perdonará. Yo, vuestra Madre, por intercesión del ángel san Miguel, os quiero decir que os enmendéis. Ya estáis en los últimos avisos. Os quiero mucho y no quiero vuestra condenación.
Pedidnos sinceramente y Nosotros os lo daremos.
Debéis sacrificaros más. Pensad en la pasión de Jesús.”
“Antes la copa se estaba llenando, ahora está rebosando.”
Cuatro años después la situación ha empeorado al punto que ha desbordado. Ya no hay cauce que detenga la precipitación del mal. Y, como veremos, no sólo en el mundo sino sobre todo en la misma Iglesia. En efecto,
“Muchos cardenales, obispos y sacerdotes van por el camino de la perdición y con ellos van muchas más almas…”
Esta parte del mensaje fue aún más difícil de aceptar por algunos miembros de la Iglesia que eran los que debían dar un juicio sobre la autenticidad de los mensajes. ¿Cómo era posible –se decía- que la Santísima Virgen, Madre de la Iglesia, pudiese hablar en esos términos? No se quería ver el fondo de la verdad de lo que estaba ocurriendo. Los escándalos y los gravísimos errores en la doctrina se iban expandiendo y abarcando enteras regiones.
Por paradoja de la historia hoy esta parte del mensaje es la que le da mayor credibilidad a las apariciones.
En las famosas meditaciones del Via Crucis del 2005, el entonces Cardenal Ratzinger advirtió acerca de la descomposición al interno de la Iglesia. En la novena estación dijo: “¡Cuánta suciedad en la Iglesia y entre los que, por su sacerdocio, deberían estar completamente entregados a él! ¡Cuánta soberbia, cuánta autosuficiencia!...(Está presente en su Pasión) la traición de los discípulos, la recepción indigna de su Cuerpo y de su Sangre (comuniones sacrílegas y también había mencionado las celebraciones eucarísticas indignas), es ciertamente el mayor dolor del Redentor, el que le traspasa el corazón. No nos queda más que gritarle desde lo profundo del alma: Kyrie, eleison Señor, sálvanos…”
En la oración, que siguió a la meditación, agregó: …“Nosotros quienes te traicionamos, no obstante los gestos ampulosos y las palabras altisonantes. Ten piedad de tu Iglesia... Al caer, quedamos en tierra y Satanás se alegra, porque espera que ya nunca podremos levantarnos; espera que tú, siendo arrastrado en la caída de tu Iglesia, quedes abatido para siempre. Pero tú te levantarás. Tú te has reincorporado, has resucitado y puedes levantarnos. Salva y santifica a tu Iglesia. Sálvanos y santifícanos a todos”.
Últimamente, Benedicto XVI estableció el Año Sacerdotal para reavivar en los sacerdotes de Cristo el amor por la misión y la fidelidad a los compromisos asumidos incluyendo la castidad. Tomó como modelo de sacerdote al Santo Cura de Ars, un humilde cura rural en la Francia anticlerical del siglo XIX que supo acoger a los pecadores y llevarlos al perdón del sacramento de la reconciliación. El modelo de sacerdote, para el Santo Padre, es el hombre de oración, adoración, amante de la Eucaristía, con amor que contagie a la parte del pueblo de Dios que le ha sido confiada y que pase mucho tiempo en el confesonario.
El Santo Padre es consciente que los mayores peligros que debe afrontar la Iglesia no vienen de afuera sino de dentro de la misma, y no sólo por los escándalos del arribismo, del dinero y del pecado contra el sexto Mandamiento, en su forma más perversa y execrable, sino –sobre todo- por el mayor de todos los peligros: la pérdida de la fe. En muchas casas de estudio y de formación la falsa teología continúa haciendo estragos provocando, en el mejor de los casos, confusión cuando no abierto escepticismo en jóvenes píos y creyentes. En seminarios, psicólogos y sociólogos han tomado el lugar del director espiritual. En universidades católicas muchas son las cátedras que sirven a corroer la fe insinuando incertezas. Sobre todo, a través de estudios de la Biblia que tratan a la Palabra de Dios no como inspirada por el Espíritu Santo sino como un cadáver a diseccionar. Mientras se exponen meras conjeturas como si fuesen verdades inapelables por provenir de un saber supuestamente científico, a los dogmas de la fe se los pone solapadamente o incluso abiertamente en duda. Por ejemplo, en esas universidades, algunas pontificas, se cuestiona la verdad histórica de la Resurrección y hasta se pone en duda la misma divinidad de Jesucristo. El llamado método histórico-crítico es, para esta teología, la única medida de la verdad y evidencia
“A la Eucaristía cada vez se le da menos importancia. Debéis evitar la ira de Dios sobre vosotros con vuestros esfuerzos. Si le pedís perdón con vuestras almas sinceras Él os perdonará.”
La Eucaristía es el tesoro de la Iglesia, es el don infinito que el Señor hizo de sí mismo. La Eucaristía hace a la Iglesia y no hay Iglesia sin Eucaristía. Toda la vida espiritual de la Iglesia reconoce su fuente y su cúlmine en la Eucaristía.
La Eucaristía es signo sacramental de la Presencia del Señor, de su Sacrificio y de Comunión en el Banquete místico. Todas esas dimensiones están íntimamente unidas. La presencia alude a la presencia única, real, verdadera, substancial de la Persona divina de Cristo. El único sacrificio del Gólgota se vuelve a hacer presente, es decir se hace actual, en el momento de la celebración cuando su cuerpo es entregado y su sangre derramada por nosotros.
Por la Eucaristía nos unimos íntimamente, en comunión, con Dios y entre nosotros a través suyo.
Con bellísimas palabras el entonces Cardenal Ratzinger iluminaba el misterio diciendo: “¿Qué sería de nosotros sin la Eucaristía?
No habría Iglesia, no habría sacramento, no habría sacerdocio, no habría presencia, esa presencia única de la Persona de Cristo, no habría sacrificio redentor”.
“... El sacerdote abre el cielo para que Cristo venga a la tierra.
El sacerdote no obra por sí mismo sino que se ha revestido de Cristo y no sólo por fuera sino también y sobre todo por dentro. El Señor ha tomado posesión de él y él no se pertenece, por eso el Señor actúa y obra por medio del sacerdote”.
“El Señor está presente y pronuncia por boca del sacerdote las palabras santas que transforman cosas terrenas en un misterio divino”.
“…La Misa no es sólo un banquete. El sacrificio se hace presente en la Misa. Él se hace presente”.
“El sacrificio del amor de Dios que rasgó el velo del templo, que partió en dos el muro que separaba a Dios y el mundo, eso es la Misa. Este es el acontecimiento de la Eucaristía. Esta es su grandeza.
La redención se hace presente porque el amor crucificado se hace presente.
La lanza del soldado romano penetró en lo hondo del Corazón de Dios. Cristo ha rasgado el cielo en la hora de la cruz y siempre lo vuelve a rasgar en la hora de la santa Eucaristía”.
El Señor nos dio la Eucaristía en la Última Cena para que fuera celebrada y contemplada. Pues, ¿qué ha estado ocurriendo, sobre todo desde el momento que la Santísima Virgen nos dio este mensaje? Que a la Eucaristía se la banalizó, se la degradó a un mero banquete convival protestantizado, de carácter puramente horizontal, donde la presencia, por la vanificación litúrgica, se volvía (aunque no se lo dijera) simbólica. Se perdió el estupor del misterio, se perdió la dimensión contemplativa alegando que la Eucaristía fue dada para ser comida y no adorada, cuando la Santa Misa es en sí mismo el acto más sublime de adoración. El Santo Padre más de una vez ha recordado las palabras de san Agustín: “Que nadie coma de esa carne (que nadie comulgue) sin antes adorarla.. porque si no la adorásemos pecaríamos”.
La Eucaristía y el sacerdocio, ambos don y misterio que nos dejó el Señor antes de su Pasión, se reclaman mutuamente. Nacieron juntos y van juntos: no hay sacerdocio sin sacrificio eucarístico ni Eucaristía sin sacerdocio ministerial. Por eso, también, a medida que se da menos importancia a la Eucaristía decae el sacerdocio y se va degradando. Se degrada por la mala práctica, consecuencia de la aludida mala teología y por la contaminación litúrgica que horizontalizó la celebración desplazando el centro, que es y debe ser siempre Dios, hacia el sacerdote y los fieles. Así se ha ido perdiendo toda dimensión de trascendencia, toda reverencia y estupor ante el misterio llegándose, en muchas partes del mundo, a la anarquía del culto. El sacerdote se volvió protagonista, el sagrario se ocultó, los altares de pasar a ser la parte más alta fueron rebajados. Algunas iglesias parecen más un anfiteatro que una iglesia. En definitiva, “las cosas sagradas fueron dadas a los perros y las joyas echadas a los cerdos” (Mt 7:6).
Quienes están por esas reformas son los mismos que se burlan de quienes sostienen, con todo el peso de las Sagradas Escrituras y del Magisterio, que Dios es Justo y temible su justicia. “La ira de Dios”, dicen, es un cuento para asustar almas crédulas y temerosas. Se ve lo diabólico de este plan que, por una parte, hace vano el misterio, quitándole a la Eucaristía su dimensión sacrificial y por tanto salvífica y desconociendo la presencia real del Señor, al mismo tiempo que degrada el ministerio sacerdotal volviendo la santa Misa una mera mesa de comunión fraterna. De ese modo se ofende a Dios no rindiéndole el culto con la reverencia y unción debidos y, al mismo tiempo, desacredita la vía del arrepentimiento porque Dios, aseguran, no se puede ofender en razón de su impasibilidad y porque además es misericordioso. Trágica falacia que conduce a la perdición eterna.
La Madre de Dios nos urge a iniciar un verdadero camino de conversión exhortándonos a arrepentirnos, a honrar y adorar la Sagrada Eucaristía y a pedir el perdón de Dios sabiendo que es Justo y que nosotros podemos sólo ofrecer como mérito propios su infinita misericordia.
“Yo, vuestra Madre, por intercesión del ángel san Miguel, os quiero decir que os enmendéis. Ya estáis en los últimos avisos. Os quiero mucho y no quiero vuestra condenación.”
El tiempo que queda para que se manifiesten grandes acontecimientos es muy breve. En rigor de verdad, estos acontecimientos ya han comenzado. Basta sólo querer ver la apostasía general, la rebelión de las naciones contra la Ley de Dios, la persecución a los cristianos que no es otra cosa que la guerra al Cordero, la gran oscuridad que se cierne sobre el mundo. Pero, el Señor no nos deja solos. Él prometió que estará con nosotros hasta el fin del mundo y que las puertas del Infierno no prevalecerán sobre su Iglesia (Cfr Mt 28:20 y Mt 16:18).
La verdadera Iglesia es perseguida y deberá ocultarse pero aunque en algún momento parezca que ha desaparecido no desaparecerá. Este es el tiempo también que el Cielo se hace presente a través de estas apariciones marianas para advertirnos y también para consolarnos con la presencia maternal y tan cercana de la Madre de Dios. Este es el tiempo que quiere el Señor que el don inefable e infinito de la Eucaristía sea más conocido, amado, adorado y en adoración perpetua. La adoración que no termina, la adoración perpetua, es la gracia sobreabundante en momentos en que el pecado todo lo invade, la perversión se impone por leyes y las tinieblas envuelven la tierra.
La Santísima Virgen nos ofrece su protección especial. Recordamos que vino a Garabandal como Nuestra Señora del Carmen. Bajo idéntica advocación se había mostrado en Fátima, el 13 de Octubre de 1917, cuando finalizó la serie de apariciones a los tres pastorcitos. Y ya anteriormente, en Lourdes, la última aparición fue un 16 de julio, día de la Virgen del Carmen. Estas no son meras coincidencias sino signos.
En esta antigua advocación, la del Monte Carmelo, la Santísima Virgen ofrece el escapulario como señal de su protección y prenda que nos asegura el Paraíso. El escapulario no es un talismán sino el sello de un pacto de amor.
Ella vino y viene a protegernos con la condición que la escuchemos y hagamos lo que nos pide hacer.
Por eso, el escapulario es signo también de nuestra entrega, nuestra consagración a la Madre de Dios. Signo que estamos dispuestos a enmendarnos y cambiar de vida haciendo un camino de conversión cuya meta es el encuentro con Dios.
El escapulario que nos ofrece es acogido en la medida que lo son sus mensajes. Revestirnos de la protección y la guía de la Santísima Virgen y merecer su promesa implica comprometernos a vivir sus mensajes de sacrificio, penitencia, vida sacramental.
“Pedidnos sinceramente y Nosotros os lo daremos.
Debéis sacrificaros más. Pensad en la pasión de Jesús.”
Palabras éstas de gran consolación. El Señor no rechaza un corazón sincero y humillado, un espíritu quebrantado no lo desprecia (Cfr. Sal 51). La Santísima Virgen habla en plural porque es Ella nuestra Abogada y Medianera de todas las gracias.
La contemplación profunda de la Pasión del Señor debe llevarnos a sacrificarnos más, a imitar su amor.
Contemplar, meditar, hacerlo como la Virgen que todo lo guardaba en su corazón (Cfr Lc 2:19;51).
Contemplar es tocar el Corazón traspasado de Jesucristo, es tocar sus llagas con nuestra fe. Cuando nosotros meditamos y nos adentramos en la profundidad del misterio del Dios hecho hombre muriendo en la cruz y comenzamos a vislumbrar toda la anchura, la altura y la profundidad de este amor, somos transformados. Lo somos porque el Señor toca nuestras heridas, las que son producto del pecado, propio o de otros, y somos transformados de gracia en gracia.
Al fijar nuestra mirada contemplando al Crucificado conocemos a Dios: “Así es Dios. Éste es Dios”. Porque “quien ha visto al Hijo ha visto al Padre” (Cfr Jn 14:9). Y somos sanados. “Por sus llagas somos sanados” (Is 53:5). Cristo nos muestra sus llagas gloriosas que nos hablan de su amor y nos enseña qué significa amar.
En la Eucaristía celebrada, memorial de su Pasión, recordamos el precio de nuestra salvación y el amor infinito de Dios por cada uno de nosotros, y en la adoración al Santísimo nos ponemos ante la presencia real, verdadera, única, tangible, corpórea de Cristo en la Eucaristía, es decir ante Cristo mismo que nos consuela, que nos sana, que nos da la vida verdadera y nos llena de paz. Es Dios que se hizo no sólo hombre sino pan para darnos la vida eterna.
Meditando la Pasión del Señor recibimos la luz para reconocer nuestros pecados y encontrarnos en la confesión con el perdón del Señor en el sacramento de la reconciliación. Con el perdón que nos libera y nos vuelve capaces de recibir las gracias. Meditando su Pasión comprendemos el valor infinito del sacrificio de Cristo y la unión total con el de su Madre Santísima en la cruz y porqué Ella es verdadera Madre nuestra, que busca nuestra salvación llevándonos a su Hijo. Por medio de la meditación recibimos la fuerza para llevar Cristo, el único Salvador, al mundo y para resistir los ataques y persecuciones a los que seremos expuestos.
Como decía aquel gran adorador y predicador que fue Mons. Fulton Sheen: “Tendrás que combatir muchas batallas, pero no te preocupes porque al final ganarás la guerra ante el Santísimo Sacramento”.
P. Justo Antonio Lofeudo mss

Padre Jozo - Medjugorje - El mensaje de la Virgen María 3

Mensaje dado a Giana Talone-Sullivan el dia 19 de junio de 1989, en Arizona.


AMOR

Mi querido pueblo que es el amor? Lo saben ustedes? Amor es permitir que Mi compasión y Misericordia fluya a través de ustedes.
Misericordia, es permitir que la compasión de Mi Amor fluya a través de ustedes.
Amar es tener Misericordia.
Para tener Misericordia, necesitas amar.
Yo he dicho que este mundo no puede sobrevivir sin amor.
Sin amor, toda la existencia cesará porque sin amor, el alma se marchita.
Si desean ser Mi pueblo, ustedes necesitan saber lo que es el amor, de acuerdo a la norma de Mi Padre. Si desean ser Mis discípulos, tienen que amar.
El amor no es una emoción! Es un Don de Mi Divinidad. Es el regalo de Mi Mismo. Es permitirme a Mi abarcar vuestra existencia total, porque Yo Soy Amor.
Si me permiten morar en ustedes como vuestro Dios de Amor, entonces no solamente recibirán Mi Compasión y Mi Misericordia, pero Mi Compasión y Misericordia emanarán de ustedes.
Si ustedestes TODOS permiten a Mi amor fluir a través de ustedes, no es ésto,
 TODOS los diferentes miembros formando UNO el Cuerpo de Cristo? No es esto Todo Mi Pueblo acercándose a el Centro de el Cuerpo, la unidad de Mi Cuerpo, la Trinidad? es necesario que TODOS AMEMOS.
Cuando un miembro de el Cuerpo ama y el otro no, el Cuerpo se pone débil y sufre. Ustedes todos Me pertenecen, y todos necesitan permitir que Yo los ame y los fortalezca para que así todos los miembros de el Cuerpo puedan estar unidos en Uno con el Cuerpo de Cristo!.
Yo les digo pueblo Mio, ustedes no pueden sobrevivir sin amor. Vuestra existencia cesará y la belleza será destruída. Cuando la existencia está amenazada, las guerras surgen como esperanza para la supervivencia! Esto es verdad pueblo Mio, confíen en Mi y crean Mis palabras.
COMIENCEN A AMAR PERMITIENDO PRIMERO QUE YO LOS AMA A USTEDES!
Mi compasión y misericordia entonces fluirá de ustedes. La belleza será recreada y la felicidad, el bien y la fuerza serán restauradas! Entonces ustedes tendrán paz, porque habrán permitido que Yo les de Paz!.

Giana Talone-Sullivan