lunes, 4 de mayo de 2015

“Aunque nadie sabe cuál es el día ni la hora, sabed que está cerca, se acerca.”


Tomado del Libro: La Verdadera Devoción al Corazón de Jesús 
Dictados de Jesús a Marga
MargaLaVerdaderaDevoción

AÑO 2004
09-01-2004
Jesús:
¿No veis que llega el momento? Es el momento de la Parusía, de mi Manifestación Poderosa. Aunque nadie sabe cuál es el día ni la hora,[1] sabed que está cerca, se acerca. Uno de los signos de los tiempos es la falta de fe.[2] ¿No veis cómo mis campos permanecen desolados mientras los operarios han ido a trabajar a otros lados? Se ha descuidado la mies y entre ella ha crecido mucha maleza, tanta, que es imposible distinguir lo bueno de lo malo, el trigo de la cizaña. Pero hay esa distinción.[3] Antes de que desaparezca totalmente el trigo entre la maleza, he aquí que he de mandar a mi Ángel a que destruya la cizaña para salvar al trigo bueno. Antes de que perezca todo el trigo ahogado entre tanto dolor. Separación dolorosa. La tierra entera gime de miedo y de dolor. Tenebrosa. Días oscuros y nublados, de densa niebla sobre el mundo. Días de la siega, de la siega divina para el mundo. ¿Estáis preparados?
Mirad que entro como ladrón.[4]
Mirad que vengo como el Esposo en la noche.[5] Mirad, que Soy el Dueño de la Casa que no advierte de su venida.[6]
Ved que Soy el Arrendatario Justo.[7]
El Sembrador ha mandado a sus operarios a que preparen el terreno. Ha ordenado ya a los segadores la siega. Comienza la partida. Él ha ganado. Que tenga ya lugar. ¡Ved que llega!
Yo te he escogido a ti. Me complace mostrarte mis planes sobre el mundo. Velo.[8]
El «No tengáis miedo» es especialmente para estos tiempos.[9]

18-01-2004
Jesús:
Es verdad: los cimientos de mi Iglesia están tambaleándose. No sabéis bien todo lo que bulle por dentro.[10]
Yo propongo a los dirigentes del bien que aún quedan en mis Iglesias tomar un camino drástico. Tú formas parte de ese camino. Eres una de las flechas que señala la dirección. Si no quieren hacerlo, los del mal, los del otro camino, les irán tomando el terreno hasta ganárselo prácticamente todo.
Hay luces suficientes, actualmente, para que sepan por dónde ir. Sí, hay luces suficientes.
Los que tienen el poder y están al servicio del bien, que tomen medidas drásticas. Y quiten del lugar de influencia a los más influyentes. Si no, se harán con el cetro, gobernando a mi pueblo con mano de hierro, hiriendo al débil y buscando el camino que propone Satanás, basado en su propio orgullo.
Iniciad, en vuestras diócesis, una Campaña de Rosarios por la paz. Sí, incluid España. Hacedlo, más que nada, por ella. A medida que transcurran las fechas, iréis viendo cómo cobra más y más sentido esta Campaña. Es, de alguna forma, profética.
Hay algunos sacerdotes a los que no les gusta el Rosario. Sí. Lo siento por ellos.
Yo os digo: Que la Campaña sea exclusivamente por la Paz.
Que todos los sacerdotes cojan el Rosario y se pongan de rodillas con el pueblo a implorarme a Mí, por mediación de María, la paz del mundo y la paz para España. Quiero a todos los sacerdotes arrodillados ante Mí.[11]
Que los sacerdotes de España sean capaces de arrodillarse ante el Sagrario y rezar, insistentemente, decenas del Rosario por la Paz.
Yo he dicho esto, hija mía. Transmítelo.

08-03-2004
Jesús:
Hija, ven Conmigo.[12]
¡Ven! ¡Ven! No tengas miedo. Ven, adéntrate en él. Adéntrate Conmigo en él.[13]
Es la realidad de vuestro corazón. La suma de los corazones de los hombres es como un inmenso campo devastado, oscuro y frío, donde no hay vida. Preparado para dar vida, es un campo devastado; allí no hay nadie, solitario. Ni siquiera os encontráis vosotros, dueños de vuestro campo, que habéis desaparecido de él. Habéis dejado vuestras funciones. Es terreno solitario abandonado a su suerte. O entro Yo, o entra el Maligno.
Si entra el Maligno, la maleza se convierte en cizaña y sólo hay cabida para el odio y la destrucción de Dios.
Si entro Yo, doy Vida al campo. Se abre la luz, sale el sol y alumbra hasta los rincones más oscuros. Crece la vida. Las flores y los frutos de las plantas, de los árboles. Doy vida al campo.
Ese campo era la suma de los corazones de los hombres que no están en Gracia.
Mirad, mi Espíritu Santo está con vosotros.
Mirad la humanidad derruida. No sabe dónde ir. Mirad los reflejos de «la nada» en vuestra cultura. Abrid los ojos y veréis humanidad perdida, sin norte. Corazones rotos por el dolor; llanto, quebranto. Odio y rencor. Falta de amor y caridad… ¡pobres hombres! … Pero mi Espíritu está con vosotros.
Miraos a vosotros y veos los «ricos del pueblo.» Sí, «Los ricos del pueblo»… esos ricos que han sido depositarios de los dones de Dios para repartir. Abrid las puertas de esta casa y ved a los pobres agolpados afuera abriendo sus bocas y pidiéndoos pan. Ved que no ven. Ved que vosotros, dentro, tenéis luz. Ved la oscuridad que hay afuera. Sacad vuestro candil y alumbrad al resto. Dadle, a cada uno, del aceite de vuestra lámpara para que vea, antes de que venga el Esposo. Dádselo. A vosotros se os reproducirá, para que podáis seguir dando. Saben que es aquí, que es aquí de donde se recibe la Gracia. Mirad que se agolpan a vuestra puerta. ¿Saldréis? Si no salís, ellos no pueden entrar. ¡Salid afuera y repartid los Dones de la Salvación!
Mirad, les he dicho que vengan aquí. Saben que vosotros tenéis la Vida, el Agua y la Bebida de la Salvación. ¿Se la daréis?
¿Por qué esconder los Dones de la Salvación? ¡Sí! Los Dones de la Salvación son para darlos a los demás.
¡Venid! ¡Que todos conozcan mi Corazón! Que todos conozcan la Salvación.
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[1] Cfr. Mt 24,26ss.
[2] Cfr. Lc 18,8.
[3] Cfr. Mt 13,24-30.
[4] Cfr. Ap 16,15.
[5] Cfr. Mt 25,1ss.
[6] Cfr. Mt 13,33ss.
[7] Cfr. Lc 20,9ss.
[8] El mundo se encuentra en gran angustia. Veo que hay todo tipo de personas en la calle angustiadas, empujándose, luchando unas contra otras, no se sabe por qué ni con quién. Con miedo, sobre todo a Dios. Se sabe ya que Dios determina su actuación sobre el mundo. A los acontecimientos naturales ya no se les busca una razón, porque son de tal calibre que sólo pueden venir de Dios. Y la gente teme, teme mucho. Sobre todo lo que tienen es miedo.
[9] Los espíritus inmundos están sueltos sobre el mundo. Su misión, sobre todo, es angustiar, meter miedo a la gente para que no vuelva a Dios, para que no se convierta. Y los Ángeles también están con nosotros. Defendiéndonos. Uno en cada hogar. Hay muchos tipos de Ángeles. Están los de los niños, los encargados de misiones concretas sobre los hombres: levantar una Orden, un Movimiento, etc… Los que vienen porque se les llama, los Adoradores Eucarísticos (Ángeles de los Sagrarios), los que se van con las personas que comulgan hasta que desaparece en su interior la Eucaristía. Con la gente que ha comulgado en Gracia se van de la Iglesia uno o dos Ángeles. Los Custodios de cada alma. Con las manos tapándose la cara si el alma no hace la Voluntad de Dios o está en pecado, con pena; si persiste en él, no pueden hacer nada. Los Custodios que animan y alientan al alma que lucha. Los que la consuelan cuando tiene alguna tribulación. Un Custodio para cada alma, pero en cada alma puede pasar por momentos distintos. Está permanentemente en acción. Le sugiere todo lo bueno. Le ayuda a realizar todas las cosas buenas que se propone. Los que evitan suicidios, evitan accidentes. Hacen que la persona no muera si estaba en pecado, para que pueda confesarse o cambiar de vida. Los que defienden a las personas de desastres naturales. Los encargados de provocar los últimos días de Ira de Dios sobre el mundo. Los encargados de avisar su Segunda Venida. Los portadores de las Gracias de Dios para el mundo, de las Gracias de conversión. Los Custodios se encargan de subir la ofrenda de la personas a Dios. De cuidar sus cosas, sobre todo si se les pide. De poner en disposición un alma para recibir mejor la llamada de Dios, para poder oírle. Los que están en los caminos. ¡Uy!, en las curvas peligrosas hay Ángeles defendiendo a la gente que viene en coche, para que no tengan un accidente. ¡Dios mío! ¡La tierra está repleta de ellos! ¿Cómo no los vemos? ¡Si los viéramos, nos pegaríamos un susto! ¡porque es que están en todas partes! Están en algunos colegios, defendiendo a los niños del Demonio, que se infiltra con apariencia de bondad. Actúan sobre los niños en Gracia. Los niños en pecado son los preferidos del Demonio. Evitan, los Ángeles buenos, hasta peligros físicos graves y leves. Los de los Hospitales, los consoladores. Los que están con los médicos para que realicen bien su labor. Los encargados de Dios de destruir alguna obra mala directa o indirectamente. Los que no dejan que el Demonio realice sus planes sobre gente en concreto o instituciones. Los que ayudan a personas que se encuentran entre obras malas del Demonio a salir de ahí o a defenderse ahí. Es interminable esto. Se pasa la hora de la oración.
[10] Veía mucha ansiedad, corazones inquietos por caminos equivocados. Personas responsables de otras que las conducen hacia el abismo. Entre los responsables, unos abiertamente buscan el mal, y otros responsables son convencidos por éstos. Son captados por ellos porque están indefensos, sin oración ni Sacramentos. Y así, una masa de dirigentes convencida para ir por el mal camino, se lleva al pueblo tras de sí también. Y todos por ese camino, que es la propuesta del mal.
[11] En las Iglesias. Ante el Sagrario. Rezando con el pueblo.
[12] Me coge de la mano y pasamos a un campo. Levanta como una pared blanda y aparece un campo muy ancho, inmenso. No se le ve los límites.
[13] Porque estoy sin pasar, como al principio. Es como una realidad desolada. Hace viento o frío. Estoy con Jesús arriba, viéndolo y preguntándome qué será eso.

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