del 25 de febrero de 2012
¡Queridos hijos! En este tiempo de manera especial los
invito: oren con el corazón. Hijitos, ustedes hablan mucho pero oran poco. Lean,
mediten la Sagrada Escritura y que las palabras allí escritas sean vida para
ustedes. Yo los exhorto y los amo, para que en Dios puedan encontrar vuestra paz
y la alegría de vivir. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!.
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