15-05-2003(San Isidro)
Jesús:
Hija, hay tanta gente que hoy, día de precepto, no se acordará de Mí… ¡y eso que el Papa ha venido a España!
Los fieles contra los fieles. Matrimonios y personas enfrentadas en lucha fraternal, vida falsa de piedad y vida nula de piedad. Apariencia de obras y no-obras sin apariencia.
Hija, ¡qué importante es que enmendéis, todos, vuestras vidas!, ¡qué importante! ¡Enmendaos!, ¡enmendaos!
Esto es lo más importante de tu Mensaje, del Mensaje que tienes que dar al mundo. Y para que hagáis eso, Yo me he mostrado a ti en mi Amor tal cual Soy, preocupándome hasta de vuestras minucias, de lo poco, y llamándoos con mi Amor a conversión.
Que no es de la falsa retórica de la que estoy necesitado, sino de vuestro amor y vuestro consuelo.
Yo soy el Corazón de Jesús.
Devoción antigua ¡y siempre nueva!, que he querido renovar por tu causa. Y para ello es para lo que hoy te envío: Para que triunfe el Reinado de los Corazones de Jesús y de María, para eso es para lo que hoy os preparo. Yo preparo a mis pequeños arquitectos de uno y otro lugar de la tierra, y les envío, para que vayan a los grandes, y que mi mensaje pueda llegar a mis fieles de una y otra generación. Es el Reinado de Cristo del que la Virgen es Reina Consorte.
29-05-2003
Virgen:
Importancia de estar en Gracia, importancia, importancia de estar en Gracia.
Conciencias adormecidas, acalladas, acomplejadas, laxas… que llegará un momento en que despertarán de repente, bruscamente, para hacerlo rodeadas de montañas de estiércol y podredumbre, para asustarse tanto que incluso perderán la vida.
Una persona que piensa que vive en el campo de rosas de su buena vida, rodeada de flores y de belleza —que es tan sólo apariencia de obras—, cuando por fin despierte de ese letargo, ¿qué crees tú que le sucederá, hija mía? Despierta rodeada de suciedad y de pobreza, de putrefacción de obras, de temor, de vaciedad, de podredumbre universal. Del susto, su alma puede no poder resistirlo y o bien se desesperarán, o morirán, o se arrepentirán por fin a Mí, pero después de soportar el sufrimiento atroz de ver qué abominación son a Sus Ojos[2] la obra de sus manos[3] que creían limpia.
¿Por qué preferir esperar que llegue aquel día si ahora os es dado el tiempo, el tiempo de conversión?
¿Por qué preferir dejar tu propia vida, tu vida verdadera, la de la Eternidad, dejarla al puro azar? ¿No os parecen importantes estas cosas, las cosas del espíritu? ¿Pensáis que los estudios, el dinero, el placer, las glorias adquiridas, os servirán de algo para la eternidad? ¡Oh, qué equivocados camináis, hijos míos, qué equivocados! ¿A dónde va todo eso?, ¿os lo llevaréis con vosotros?
¡Oh, hijos míos, que no queréis ver la verdadera dicha, la dicha verdadera!
¡Oh, hijos míos, que no queréis daros cuenta de dónde se encuentra la Vida, cuando ésta se os muestra!
Mirad. ¡Hacedme caso![4] Cuando Yo me os muestro, cuando Yo me acerco a vosotros, hijos, es por algo, y por algo importante.
¡Ahora! os es dado el tiempo de salvación. ¡Ahora![5] se os muestra el camino. Recorredlo, recorredlo de mi lado.
Diles a todos los que te encuentres que se han formado un juicio incorrecto de su moralidad de circunstancia, que si no se atienen a la Ley de Dios, igualmente perecerán, y al fuego eterno. ¡Díselo! Que no piensen que la condenación no es para ellos, que se encuentran muy lejos de ello. ¡No, hijo!, estás tan cerca que hasta convives con ella y te has hecho uno.
Pero Dios todavía no te ha llamado a su Presencia y puedes convertirte. Agradéceselo, que te deja todavía el tiempo de conversión. Y aprovéchalo. No te será dado otro.
¡Dios mío!, la vida se te acaba, hijo, se te acaba. Y llegará por fin el día que tengas que rendirle cuentas a Dios. ¿Cómo te presentarás? ¿Con las manos vacías o con las obras, las obras del amor? Y ¡ay! si lo que presentas a Dios son las obras del dolor y del temor, de la negrura del pecado, de tu pecado personal, hijo, de tu pecado personal. ¡No!, ¡no quieras bajar a formar parte de ellos! ¡El infierno no está hecho para ti, hijo!, ¡no está hecho para ti![6]
¡Ay, Margarita mía, ayúdame a salvarlos![7]
Sí Madre, Tú me dirás lo que hay que hacer
HACED LO QUE ÉL OS DIGA.[8]
Sí hija, mira: el tiempo —se os está— acabando.[9]
No queda tiempo, no queda apenas tiempo de conversión, no queda apenas tiempo de salvación. Salvad vidas antes de que llegue el Desastre.
¿Creéis que esos sobre los que se derrumbó la tierra esperaban ese desenlace en la noche fatal?[10] No, de improviso, de «sopetón».
Así vendrá, así os pasará a vosotros, hijos. Y veo que estáis tan a gusto nadando en el fango de vuestros pecados y no os dais cuenta, no os dais cuenta que viene el Esposo a pediros cuentas, y no estáis preparados.
Hija, tú la primera, tú la primera: da ejemplo de vida, da ejemplo de vida cedida totalmente a la Voluntad de Dios. Amén.
14-06-2003
Virgen:
Mira a mi Iglesia. Camina perdida porque no se quiere fijar, no mira a los pequeños. ¡Que ellos son los arquitectos que portan los planes para construir el Camino, el Camino de vuestra Salvación! Miradlos, miradlos y escuchadlos, escuchadlos y aprenderéis el camino, el camino de vuestra salvación.
¡Qué bonito!, pequeños, pequeños enseñando a los grandes, enseñándoles a alejarse del camino de vuestra perdición.
Margarita, conserva la interioridad. Con interioridad todo irá bien. Con la interioridad podéis vencer los planes del Maligno. Con la interioridad, recibís la fuerza para cumplir los planes del Camino de la Salvación.
Allí, al fondo, has de recoger los cubos de agua que llevas a tus hermanos que mueren sedientos del Agua, del Agua de la Salvación. ¡Sed!, ¡sed de Dios![11]
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[1] Bulliciosidad en la venida del Papa.
[2] De Dios.
[3] Del hombre.
[4] Intenta convencernos con mucho cariño, habla más bajito pero más apasionada.
[5] En voz alta.
[6] Oh, pobre Madre, ¡está desesperada intentando convencer a la persona! Y me parece como que la persona no le escucha. Que la oye y tiene una cara seria de indiferencia y ni la mira, no la hace caso… no sé qué espera.
[7] Me coge de las manos.
[8] Cfr. Jn 2,5. Lo dice de una manera solemne, remarcándolo, despacio.
[9] Le ha dado mucha importancia a la frase, parándose para que caiga-mos en la cuenta.
[10] Alusión al último terremoto.
[11] Apasionada.
[2] De Dios.
[3] Del hombre.
[4] Intenta convencernos con mucho cariño, habla más bajito pero más apasionada.
[5] En voz alta.
[6] Oh, pobre Madre, ¡está desesperada intentando convencer a la persona! Y me parece como que la persona no le escucha. Que la oye y tiene una cara seria de indiferencia y ni la mira, no la hace caso… no sé qué espera.
[7] Me coge de las manos.
[8] Cfr. Jn 2,5. Lo dice de una manera solemne, remarcándolo, despacio.
[9] Le ha dado mucha importancia a la frase, parándose para que caiga-mos en la cuenta.
[10] Alusión al último terremoto.
[11] Apasionada.
Fuente: http://blog.vdcj-tomo-rojo.com/
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