27 de mayo de 2012
6:45 a.m.
9:05 a.m.
Hijos amados vuestro peregrinaje en la tierra aún no ha
terminado, aún nos falta mucho por hacer, aún hay cosas que debéis cambiar,
mejorar, aún sois demasiado pequeños en vuestra estatura espiritual, aún os
falta abrir más vuestros corazones a mis gracias.
Entended hijos míos que la mortificación y la penitencia son
el camino que os lleva a una ascesis, a unos medios que os ayudan a crecer en
la virtud porque vuestra vida espiritual no se puede detener, congelar en el
tiempo.
Ya es el momento que pongáis de vuestra parte, que luchéis
con tesón en dar fin y muerte al pecado, pecado que me ha llevado a una agonía
y sufrimiento permanente porque los hombres de estos tiempos se han dejado
seducir por satanás, han caído en el lodazal de sus pasiones e inclinaciones
desordenadas que han llevado a la muerte y al descalabro a muchísimos de mis
hijos.
Mi llamado angustioso, amados míos, es que os arrepintáis de
corazón y reparéis por vuestras culpas porque no sabéis ni el día ni la hora en
que os llame a mi tribunal divino para tomaros cuenta de vuestra vida.
Mi Madre os ha estado alertando con sus mensajes, no podéis
continuar en un comodismo, en un mutismo espiritual, como si nada pasara cuando
los signos hablan por sí mismos.
No pretendo sembrar temor, miedo en vuestros corazones, pero
es que no estáis preparados para mi pronto regreso, aún no os habéis dado
cuenta de la abreviación del tiempo, las manecillas del reloj corren a mayor
velocidad y nuestros llamados os despiertan por un momento y después entráis en
sueño profundo.
¿Por qué os cuesta tanto creer que me valgo de la debilidad
de mis verdaderos profetas para comunicaros anuncios de trascendencia para la
historia de la humanidad? ¿Por qué os cuesta tanto creer en los signos y
manifestaciones del cielo cuando soy el Dios que todo lo puede, el que hace
posible lo imposible?
Orad porque fuertes oleadas de calor y de frio descenderán
sobre algunas regiones como huracán que arrasa con todo lo que encuentra a su
paso.
Orad por Afganistán, interceded por sus pobladores.
Orad porque muchos de mis hijos sentirán presión en un país
donde son extranjeros. El sufrimiento y el dolor pronto golpearán las puertas
de sus corazones.
Os aliento a caminar, a abrazar mi cruz y a consolar mi
agonizante corazón con una decisión firme en seguirme, en ser mis discípulos.
Mayo 27 de 2012
Hijos amantísimos os envío mi Santo Espíritu para que seáis
transformados y renovados.
Os envío mi Santo Espíritu para que seáis abrasados por las
ráfagas de fuego de mi amor y sintáis paz, consuelo, aún en medio de la prueba.
Os envío mi Santo Espíritu y os aliento a caminar en medio
de una batalla espiritual porque las potestades del infierno luchan contra las
potestades del cielo.
Os envío mi Santo Espíritu, os doy mi luz, ilumino vuestro
entendimiento para que no os dejéis engañar por la voz de los falsos profetas,
para que discernáis y aprendáis a diferenciar las fuentes de donde provienen:
del cielo o del infierno.
Os envío mi Santo Espíritu y os unjo con crisma sagrado para
que optéis siempre andar por el camino del bien.
Estáis en la era del Espíritu Santo, los dones y carismas
fluyen sobre mi Iglesia amada, los dones y carismas os llevan a encontraros con
un Cristo vivo y resucitado.
Estáis en la era del Espíritu Santo, avivad vuestra fe,
abrid vuestros sentidos a un gran acontecimiento que atraerá las miradas del mundo entero, a una gran
señal que estará expuesta en el cielo para que los escépticos crean, para que
los pecadores se conviertan, para que los buenos se hagan más buenos.
Estáis en la era del Espíritu Santo, tiempo en que se os
están revelando los secretos del cielo, todo se os mostrará y descubrirá, nada
quedará oculto bajo la luz del sol.
Estáis en la era del Espíritu Santo, era que pronto
llegará a su culmen porque después de la
purificación universal vendrán cielos nuevos y tierra nueva.
Hijos amados de mi agonizante corazón formad cenáculos de
oración, dejaos formar e instruir por mi Madre, sed apóstoles de los últimos
tiempos y esperad con ardor un segundo y definitivo pentecostés para mi
Iglesia, pentecostés que os llevará a amaros los unos a los otros como Yo os he
amado, pentecostés que destruirá las fuerzas de las tinieblas y mi luz
resplandecerá sobre toda la tierra, pentecostés en el que vosotros seréis mi
pueblo y Yo seré vuestro Dios.
No cerréis vuestros oídos a mis llamados angustiosos, no
encapsuléis al Espíritu Santo y le impidáis actuar, moverse en una Iglesia que
será purificada, plenamente renovada.
Salid ya del estado pasmoso en el que os encontráis,
mostraos al mundo entero como mis discípulos, servidores de Cristo, militantes
del cielo en la tierra que añoran mi pronto regreso. Empuñad en vuestras manos
el Santo Rosario y desafiad al mundo con esta poderosa oración, satanás será
encadenado con esta frágil cadenilla de amor y arrojado a las profundidades del
infierno.
Difundid sin temores los mensajes de mi Madre, mis llamados
angustiosos, despertad a una humanidad que yace en el dolor y la oscuridad,
despertad a una humanidad que ha bajado a Dios de su trono, despertad a una
humanidad que abusa de mi misericordia divina y camina al borde del precipicio.
Orad, reparad, abrid vuestros corazones a mi gracia y
esperad una efusión del Espíritu Santo, efusión del Espíritu Santo que
transformará mi Iglesia y al mundo entero.
Orad porque las alteraciones de la naturaleza se agudizarán
más y más.
Orad porque una parte del mundo se estremecerá,
estremecimiento que causará dolor y angustia en el corazón de mis hijos.
Mayo 28/2012
6:45 a.m.
6:45 a.m.
Hijos míos, me encuentro atado a una columna, bruscamente me han amarrado, con crueldad han azotado mi cuerpo santísimo. Mirad mi piel despellejada, mis heridas abiertas, heridas de las que fluye mi Sangre preciosa, Sangre preciosa que os lava, os purifica de toda inmundicia y todo pecado.
Miradme atado a la columna preparándome para abrazar el madero de la cruz, el tronco de victoria que os absolverá de toda culpa y os dará salvación y vida eterna.
Miradme atado a la columna, fuertes latigazos descargan sobre Mí. En mi silencio pido perdón al Padre Eterno por estas almas que maltratan cruelmente al Hijo de Dios, al Cordero Inmolado que con su muerte dará vida a todos los hombres que se abren a la gracia divina.
Miradme atado a la columna pensad en qué estado se encuentra mi Corazón sacratísimo, Corazón que sólo sabe amar y perdonar, Corazón fuente de misericordia para los pecadores. Condoleos del Mártir del Gólgota, uníos a mi sufrimiento y consolad mi agonizante Corazón.
Escuchad mi llamado angustioso porque muchos de vosotros estáis atados a la columna del vicio.
Estáis atados a la mediocridad y superficialidad.
Estáis atados a una vida sin sentido, vida despilfarrada.
Estáis atados a la columna de una falsa piedad, porque algunas veces escondéis lo malo, os disfrazáis con apariencia de buenos, faltándoos conversión de corazón, faltándoos compromiso serio y decidido en seguir mis huellas, en caminar tras la voz del único Pastor.
Estáis atados a la columna de la tecnología y de la ciencia. Cómo pretendéis ahondar y descubrir en mis misterios divinos bajo supuestas teorías que os llevan a la verdad, cuando mi misterio es ilimitado e infinito, cuando mi ciencia es inabarcable.
Estáis atados a la columna de un racionalismo equívoco, no queréis aceptar un Espíritu Santo vivo, os tapáis los oídos a la voz de mis profetas. Cerráis vuestros corazones a mis llamados angustiosos, llamados que muchas veces meten el dedo en la llaga y os hacen llorar, remorder vuestras conciencias porque en el fondo de vuestros corazones reconocéis vuestras equivocaciones, debilidades.
Estáis atados a la columna de la inconciencia, del mutismo espiritual. Por momentos mis palabras os conmueven, por momentos os proponéis un cambio en vuestras vidas y después mis palabras se pierden en el vacío inmenso de vuestras almas, mis palabras chocan con la dureza y testarudez de vuestros corazones.
Estáis atados a un mundo que evoluciona y cambia, mundo apático a mis leyes y a mi Evangelio, mundo convulsionado y agitado, mundo que ha caído en las redes oscuras de satanás.
Estáis atados en la columna del pecado, dejadme en este día soltar de vuestras manos las cadenas que os aprisionan y os hacen esclavos del demonio. Dejadme en este día sanar con mi Sangre preciosa la lepra de vuestro corazón, dejadme en este día abrir vuestros ojos, destapar vuestros oídos y sensibilizar vuestros corazones a mis llamados angustiosos porque muy pronto la voz de los profetas se silenciará, muy pronto desearéis escuchar de mi Palabra y no encontraréis quién os la predique, muy pronto me veréis vestido de majestuosidad descendiendo a la tierra para juzgar con misericordia y justicia al mundo entero.
Mayo 28/2012
9:30 a.m.
Amados míos, quiero dejarme encontrar por cada uno de vosotros, tantas veces os he buscado, pero sois sumamente escurridizos. Hoy rendíos por entero a mi Divina Voluntad, dejaos seducir por Mí, no tendréis más penurias, no tendréis más sufrimientos porque, aún, la cruz la sentiréis demasiado liviana. No os dejéis abstraer por las corrientes del mundo, podréis ser arrasados, desviados de camino; podréis caer en peñascos sin salida.
Algunos de vosotros os preguntáis del por qué de mis llamados angustiosos y os respondo: sois la razón por la cual morí en una cruz, sois el motivo por el cual me he quedado presente en la Sagrada Hostia hasta la consumación de los siglos; sois las niñas de mis ojos, por eso mi mirada de amor y misericordia jamás se apartará de vosotros.
Temo que seáis arrancados de mi seno Paterno. Abrid vuestros ojos y permaneced en vela porque tenéis muchos enemigos a vuestro alrededor, enemigos que os pueden llevar a la condenación eterna, enemigos que os pueden absorber en un mar de mentiras.
Dejad que os muestre el camino que debéis andar. Dejad que ilumine vuestros pasos para que os encontréis Conmigo. Dejad que os despierte de vuestro aletargamiento espiritual y toméis conciencia de mi pronto regreso, toméis conciencia de la urgencia de convertiros de corazón, de hacer reparación por vuestros pecados y de prepararos para la dura prueba.
Mis llamados angustiosos van dirigidos para toda la humanidad. No hablo en particular porque si de nuevo tuviese que descender a la tierra a sufrir, a padecer en mi sagrada pasión gustosamente lo haría.
La sucesión de los acontecimientos, las advertencias profetizadas por mi Madre continúan su curso; el tiempo no se detendrá, antes bien, ha sido abreviado para no correr el riesgo de que muchas almas se me pierdan.
No dejéis que el temor, el miedo se aniden en vuestro corazón, tened una confianza excesiva en Mí. No pereceréis si sois obedientes a mis mandatos, sólo os pido humildad, sencillez de corazón para que mis llamados angustiosos hagan eco en lo profundo de vuestro ser y os lleven a un cambio.
Amados míos, estáis en el tiempo en que abundan los profetas, mensajes pululan por doquier. Tened cuidado, discernidlos bajo la luz del Espíritu Santo, para que no os dejéis engañar y caigáis en el error. Acercaos a las Sagradas Escrituras, allí lo encontraréis todo. Recordad que satanás imita lo bueno, orad más bien por los seudo-profetas y seudo-videntes que se atribuyen gracias y dones sobrenaturales sin que Yo se los haya otorgado.
Hoy que os encontrasteis Conmigo y que pudisteis escuchar mi voz mezclada con llanto y tristeza, venid al monte Calvario y consolad mi agonizante Corazón porque el mundo no está preparado para mi pronto regreso, el mundo anda en un afán desmedido de buscar placer, posesiones y son pocos los que saben que el mundo será transformado, volverá al oren primero de la creación. Sed santos, predicad con vuestro testimonio de vida y llevad la Buena Nueva a toda creatura.
Miradme atado a la columna preparándome para abrazar el madero de la cruz, el tronco de victoria que os absolverá de toda culpa y os dará salvación y vida eterna.
Miradme atado a la columna, fuertes latigazos descargan sobre Mí. En mi silencio pido perdón al Padre Eterno por estas almas que maltratan cruelmente al Hijo de Dios, al Cordero Inmolado que con su muerte dará vida a todos los hombres que se abren a la gracia divina.
Miradme atado a la columna pensad en qué estado se encuentra mi Corazón sacratísimo, Corazón que sólo sabe amar y perdonar, Corazón fuente de misericordia para los pecadores. Condoleos del Mártir del Gólgota, uníos a mi sufrimiento y consolad mi agonizante Corazón.
Escuchad mi llamado angustioso porque muchos de vosotros estáis atados a la columna del vicio.
Estáis atados a la mediocridad y superficialidad.
Estáis atados a una vida sin sentido, vida despilfarrada.
Estáis atados a la columna de una falsa piedad, porque algunas veces escondéis lo malo, os disfrazáis con apariencia de buenos, faltándoos conversión de corazón, faltándoos compromiso serio y decidido en seguir mis huellas, en caminar tras la voz del único Pastor.
Estáis atados a la columna de la tecnología y de la ciencia. Cómo pretendéis ahondar y descubrir en mis misterios divinos bajo supuestas teorías que os llevan a la verdad, cuando mi misterio es ilimitado e infinito, cuando mi ciencia es inabarcable.
Estáis atados a la columna de un racionalismo equívoco, no queréis aceptar un Espíritu Santo vivo, os tapáis los oídos a la voz de mis profetas. Cerráis vuestros corazones a mis llamados angustiosos, llamados que muchas veces meten el dedo en la llaga y os hacen llorar, remorder vuestras conciencias porque en el fondo de vuestros corazones reconocéis vuestras equivocaciones, debilidades.
Estáis atados a la columna de la inconciencia, del mutismo espiritual. Por momentos mis palabras os conmueven, por momentos os proponéis un cambio en vuestras vidas y después mis palabras se pierden en el vacío inmenso de vuestras almas, mis palabras chocan con la dureza y testarudez de vuestros corazones.
Estáis atados a un mundo que evoluciona y cambia, mundo apático a mis leyes y a mi Evangelio, mundo convulsionado y agitado, mundo que ha caído en las redes oscuras de satanás.
Estáis atados en la columna del pecado, dejadme en este día soltar de vuestras manos las cadenas que os aprisionan y os hacen esclavos del demonio. Dejadme en este día sanar con mi Sangre preciosa la lepra de vuestro corazón, dejadme en este día abrir vuestros ojos, destapar vuestros oídos y sensibilizar vuestros corazones a mis llamados angustiosos porque muy pronto la voz de los profetas se silenciará, muy pronto desearéis escuchar de mi Palabra y no encontraréis quién os la predique, muy pronto me veréis vestido de majestuosidad descendiendo a la tierra para juzgar con misericordia y justicia al mundo entero.
Mayo 28/2012
9:30 a.m.
Amados míos, quiero dejarme encontrar por cada uno de vosotros, tantas veces os he buscado, pero sois sumamente escurridizos. Hoy rendíos por entero a mi Divina Voluntad, dejaos seducir por Mí, no tendréis más penurias, no tendréis más sufrimientos porque, aún, la cruz la sentiréis demasiado liviana. No os dejéis abstraer por las corrientes del mundo, podréis ser arrasados, desviados de camino; podréis caer en peñascos sin salida.
Algunos de vosotros os preguntáis del por qué de mis llamados angustiosos y os respondo: sois la razón por la cual morí en una cruz, sois el motivo por el cual me he quedado presente en la Sagrada Hostia hasta la consumación de los siglos; sois las niñas de mis ojos, por eso mi mirada de amor y misericordia jamás se apartará de vosotros.
Temo que seáis arrancados de mi seno Paterno. Abrid vuestros ojos y permaneced en vela porque tenéis muchos enemigos a vuestro alrededor, enemigos que os pueden llevar a la condenación eterna, enemigos que os pueden absorber en un mar de mentiras.
Dejad que os muestre el camino que debéis andar. Dejad que ilumine vuestros pasos para que os encontréis Conmigo. Dejad que os despierte de vuestro aletargamiento espiritual y toméis conciencia de mi pronto regreso, toméis conciencia de la urgencia de convertiros de corazón, de hacer reparación por vuestros pecados y de prepararos para la dura prueba.
Mis llamados angustiosos van dirigidos para toda la humanidad. No hablo en particular porque si de nuevo tuviese que descender a la tierra a sufrir, a padecer en mi sagrada pasión gustosamente lo haría.
La sucesión de los acontecimientos, las advertencias profetizadas por mi Madre continúan su curso; el tiempo no se detendrá, antes bien, ha sido abreviado para no correr el riesgo de que muchas almas se me pierdan.
No dejéis que el temor, el miedo se aniden en vuestro corazón, tened una confianza excesiva en Mí. No pereceréis si sois obedientes a mis mandatos, sólo os pido humildad, sencillez de corazón para que mis llamados angustiosos hagan eco en lo profundo de vuestro ser y os lleven a un cambio.
Amados míos, estáis en el tiempo en que abundan los profetas, mensajes pululan por doquier. Tened cuidado, discernidlos bajo la luz del Espíritu Santo, para que no os dejéis engañar y caigáis en el error. Acercaos a las Sagradas Escrituras, allí lo encontraréis todo. Recordad que satanás imita lo bueno, orad más bien por los seudo-profetas y seudo-videntes que se atribuyen gracias y dones sobrenaturales sin que Yo se los haya otorgado.
Hoy que os encontrasteis Conmigo y que pudisteis escuchar mi voz mezclada con llanto y tristeza, venid al monte Calvario y consolad mi agonizante Corazón porque el mundo no está preparado para mi pronto regreso, el mundo anda en un afán desmedido de buscar placer, posesiones y son pocos los que saben que el mundo será transformado, volverá al oren primero de la creación. Sed santos, predicad con vuestro testimonio de vida y llevad la Buena Nueva a toda creatura.