Joey Lomangino, que ha dedicado su vida a la difusión del Mensaje de Garabandal, es total e incurablemente ciego. Pero, a través del pasaje precedentemente citado de una carta que le envió Conchita González, una de las visionarias de Garabandal, Joey tiene la convicción de que volverá a ver un día. Conchita también citó a la Virgen diciendo: “Lo primero que Joey verá será el milagro que mi Hijo hará por mi intercesión, y desde entonces verá permanentemente.” Conchita explicó luego que interpreta los “nuevos ojos” como ojos reales tales como los vemos, no necesariamente como visión espiritual, y que esos nuevos ojos “deben ser usados para gloria de Dios.”
Así parece que Dios ha resuelto asociar públicamente a este ciego de Lindenhurst, Nueva York, con el evento de Garabandal. Desde 1963, Joey ha viajado por el mundo predicando la oración, la penitencia y la fe en Dios. Por medio de sus presentaciones anteriores con diapositivas, la participación en programas de radio y televisión, y por la actividad apostólica en continua propagación que inspira, ha hecho conocer el mensaje de Garabandal a millones de oyentes.
ESCUCHE AL SEÑOR
Cuando conocí a Conchita en Garabandal en 1963, era una adolescente. Me escribió a Nueva York instándome a venir al pueblo en 1965 para el segundo Mensaje. Somos amigos desde hace 36 años.
Cuando conocí a Conchita en Garabandal en 1963, era una adolescente. Me escribió a Nueva York instándome a venir al pueblo en 1965 para el segundo Mensaje. Somos amigos desde hace 36 años.
Hace poco, almorzamos en su casa en
Nueva York. Ahora es abuela. Después de mi ataque cardíaco en 1999, ella vino a
mi casa a rezar y ahora di gracias de estar en condiciones de retribuir la
visita.
Ofrenda matutina de reparación
O Jesús, a través del corazón inmaculado de María
y en unión con el santo sacrificio de la misa celebrado en todo el mundo,
yo te ofrezco todas mis oraciones, mis trabajos, alegrías y sufrimientos
de este día en reparación de las ofensas cometidas contra el corazón
inmaculado de María, por mis pecados y los del mundo entero.
O Jesús, a través del corazón inmaculado de María
y en unión con el santo sacrificio de la misa celebrado en todo el mundo,
yo te ofrezco todas mis oraciones, mis trabajos, alegrías y sufrimientos
de este día en reparación de las ofensas cometidas contra el corazón
inmaculado de María, por mis pecados y los del mundo entero.
Hablamos de la aceptación de cualquier clase de sufrimiento y de la importancia de la santa Eucaristía. Conchita comentó que hay tanta gente preguntándose mutuamente qué hacer y quién puede responder, y se han olvidado de que la respuesta es: Jesús en el santísimo Sacramento.
“Vaya,” dice, “a la iglesia solo, y siéntese frente a la Presencia Real. Escuche, no hable, escuche al Señor. Él le dirá lo que hay que hacer.”
Se refirió al Santo Padre y al sufrimiento físico que padece. “Esto es lo que hace sus esfuerzos especialmente gratos a Dios.”
Bien lo dijo el Padre Pío: “El que sepa el valor del sufrimiento no lo dejará escapar.”
Joey Lomangino