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sábado, 22 de enero de 2011

Advocaciones de María como reina de nuestra era.

A través de la historia, Nuestra Santísima Madre ha intercedido activamente en los asuntos humanos.
Profetisa de estos últimos tiempos
El 22 de noviembre de 1992 Nuestra Madre Santísima le describió al Padre Gobbi, con palabras claras y concisas, el papel asignado a ella: “Con la alegría de una madre que ve como sus hijos la buscan y la siguen cada día más por el camino que, como Profetisa de estos últimos tiempos en los que están viviendo, yo les he señalado junto con mi Hijo Jesucristo…”
La Inmaculada Concepción
Dios preparó  a la que había sido predestinada a recibir en sus entrañas y en su vida a Su único Hijo. Así como en el Antiguo Testamento las instrucciones de Yahvé para construir el Arca de la Alianza fueron detalladas y precisas porque Dios mismo iba a residir en ella, la Iglesia también nos enseña que María fue preparada de manera única para encarnar a su Creador, y para albergar dentro de su propio cuerpo el de su Hijo que se formaba. Puesto que Cristo estuvo dentro de ella, María ha sido llamada el Arca de la Nueva Alianza, y la Iglesia nos enseña que Dios la preparó para ello de manera singular, Cristo no recibió Su cuerpo de un vaso manchado por el pecado; mediante el poder de los méritos que había de ganar por Su muerte y Su Resurrección,  Él ya había santificado a María liberándola del pecado original desde el primer momento de su concepción en el vientre de Ana, su madre. Jesús creó un vaso sin pecado y sin mancha alguna. El Papa Pío IX proclamó este dogma en 1854, y cuatro años más tarde María lo confirmó identificándose en Lourdes como la Inmaculada Concepción.
Madre de la Iglesia.
María ha sido siempre considerada modelo de la Iglesia e íntimamente relacionada con ella como madre suya. La Iglesia considera que el relato en el Evangelio de San Juan, respecto a María al pie de la cruz, indica que Cristo en ese momento entregó a María a la Iglesia (como su nueva madre), y la Iglesia a María (como sus nuevos hijos). Esto implica un compromiso y una responsabilidad maternal y filial a la vez. María sirvió de madre de la Cabeza de la Iglesia –Jesús—y así a través de los tiempos, también servirá de madre al cuerpo de Cristo. En 1965 el Papa Pablo VI clausuró el Segundo Concilio Vaticano con la declaración oficial de que María era “La Madre de la Iglesia”.
A través de los siglos otras personas en la Iglesia se han referido al papel singular de María. En el siglo XVII dos de esas voces fueron la de la Venerable María de Agreda, monja española, y la de San Luis de Monfort. La primera dijo de Nuestra Madre Santísima: “Me ha sido revelado que mediante la intercesión de la Madre de Dios todas las herejías desaparecerán. La victoria sobre las herejías ha sido reservada por Cristo para Su Santísima Madre. En los últimos días el Señor propagará de manera especial el reconocimiento a Su Madre. María dio comienzo a la salvación y así, también por intermedio de ella, se llevará a cabo. Antes de la Segunda Venida de Cristo, María, más que nunca, aparecerá resplandeciente de misericordia, poder y gracia, para atraer a los incrédulos de la fe católica. En los últimos días el poder de María será muy sobresaliente al extender el reinado de Cristo para abarcar a los paganos y los mahometanos, y su coronación como Dueña y Reina de los Corazones será causa de enorme regocijo. Hacia el final del mundo la raza humana sufrirá un castigo de incalculables proporciones.”



Fuente: EL TRUENO DE LA JUSTICIA
Los actos supremos de la Misericordia de Dios
Ted y Marueen Flynn
MaxKol Communications, Inc.

martes, 3 de agosto de 2010

YO JESÚS OS HABLO



Invocad a Mi Santa Madre antes de enviarlos y Yo pondré Mi gracia para que fructifiquen en quienes los reciban

Alma Mía, quiero hablar a esta Humanidad pecadora que cada días más está sumergida en las más densas oscuridades del pecado, porque no tienen luz alguna y caminan a oscuras teniendo como guía solo al pecado. Yo, Jesús, os hablo.


Hijos Míos que leéis estos mensajes, propagadlos en todas las partes, a tiempo y a destiempo como decía Mi apóstol Pablo, para que ellos sirvan de canal a las almas y sean en muchas de ellas la luz. Hay almas que aun les queda algo de luz, aunque muy débil, pero esa poquita luz que aun tienen, puede la gracia de Mi Santo Espíritu convertirla en llamarada.


Mandad por carta los mensajes, aunque sean cartas sin remitente. Haced que lleguen a los hogares, no miréis la edad del destinatario, enviadlos con amor y celo apostólico. Invocad a Mi Santa Madre antes de enviarlos y Yo pondré Mi gracia para que fructifiquen en quienes los reciban, unas veces será antes, otras después, otras más adelante, pero enviad la semilla del Cielo para que puedan alimentarse de ella. Yo, Jesús, os hablo.


Haced una relación de los mensajes más importantes y enviadlos a quienes veáis que conviene, hablo a Mis operarios, a quienes quieran hacer algo por Mí, esto es lo que os pido hoy, propagad Mis comunicados por todas las partes. Yo, Jesús, os hablo. Es la hora de la batalla del bien contra el mal y lo mismo que el Maligno no descansa para hace todo el daño posible, tampoco vosotros descanséis para hacer todo el bien posible. Propagad no solo los mensajes, sino novenas, oraciones, escritos, todo lo que pueda ser alimento para las almas y canal para que un alma muerta (por el pecado), resucite (a la vida de la gracia).


Sed apóstoles de los últimos tiempos, sedlo en todas las dimensiones, de norte a sur, y de este a oeste. Yo, Jesús, os hablo. Yo Soy un Dios universal, único y verdadero Dios y deseo llegar a todos los corazones, para que tengan la oportunidad de convertirse ahora que estáis en tiempo de poder hacerlo, antes de que Mi justicia se deje ver. Yo, Jesús, os hablo.


Mi paz, Mi bendición, Mi amor y Mi gracia a todo aquel que ponga en práctica estos comunicados y lo hagan por amor a Dios y el bien de las almas. Yo, Jesús, os hablo.