Mostrando entradas con la etiqueta a J. V.. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta a J. V.. Mostrar todas las entradas

miércoles, 6 de julio de 2011

Evangelización en el Amor de Dios Padre


Jun 07_11 La Luz del Espíritu Santo os ilumine para que no flaqueéis en vuestros últimos momentos.



Rosario vespertino
Temas:
  • La purificación de todo lo creado se dará, porque por causa del Pecado Original todo fue afectado, lo visible y lo invisible.
  • Todo se tiene que dar y se dará en el Amor, en el sacrificio, en la entrega, Yo Me di por vosotros, ahora es vuestro tiempo.
  • Vuestro corazón se ha endurecido y porque se ha endurecido, os falta Caridad hacia vuestro prójimo.
  • Buscad pues, Mis pequeños, que se os alabe en el mundo del más allá y no en el de acá, que solamente os lleva al error, a la soberbia y a la separación de Mi Corazón.
  • Os pido que pidáis que la Luz del Espíritu Santo os ilumine para que no flaqueéis en vuestros últimos momentos aquí en la Tierra.
Mensaje de Dios Padre a J. V.
Primer Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: La purificación de todo lo creado se dará, porque por causa del Pecado Original todo fue afectado, lo visible y lo invisible. (Lenguas…) Hijitos Míos, la purificación de todo lo creado se dará, porque por causa del Pecado Original todo fue afectado, lo visible y lo invisible.
Mis pequeños, tenéis la Iglesia fundada por Mi Hijo Jesucristo, no hay nada más bello que podáis tener, en Mi Iglesia y todo lo que pueda salir de ella, porque es Mi Presencia Viva entre vosotros, pero ciertamente la maldad de satanás la ha afectado, la ha ensuciado.
No tenéis ahora lo que es la verdadera Iglesia que debéis vivir y seguir. Ciertamente ella será purificada, junto con toda la Humanidad, quedará en una pureza tal, que vosotros os asombraréis de lo que veréis después de que tengáis Mi Iglesia purificada y santificada entre vosotros. Orgullosos estaréis de tenerla tal como fue creada y la cuidaréis, Mis pequeños, como piedra preciosa.
Orad mucho, Mis pequeños, para que se dé ya está purificación, vosotros, los que estáis Conmigo, vosotros, los que anheláis tener nuevamente las bellezas que fueron creadas para que vosotros gozarais, porque sois Mis hijos y Yo consiento a aquellos que son Míos y que respetan lo que es Mío.
Ciertamente, ahora, en este tiempo, aquellos que debieran respetarla, aquellos a los que se les dio este ministerio de cuidarla, no están ni ellos mismos respetándola.
Orad mucho por ellos, Mis pequeños, por Mis ministros, sacerdotes, muchos de ellos ya no Me aman, ya no respetan lo que debe ser la verdadera Iglesia, han perdido el Amor. Ya no acuden a ella para recibir todos los dones que debéis tener y principalmente ellos, que los deben tener, para guiar a Mi pueblo, a todo el pueblo, que es la Tierra entera.
Ciertamente veréis cosas dolorosas a vuestro alrededor cuando empiece esta purificación de Mi Iglesia, pero ya os he pedido que os mantengáis confiados en que se tiene que dar esta purificación y que veréis cosas tremendas pero de todo ello saldrá un bien supremo, un bien Divino, que es Mi Presencia total entre vosotros y esto lo gozaréis, Mis pequeños, los que Me amáis y los que estáis luchando para que esto se dé nuevamente sobre la Tierra.
Os amo, Mis pequeños y mantened en vuestro corazón este deseo grande de ver Mi Iglesia purificada y santificada entre vosotros.
Gracias, Mis pequeños.
Segundo Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Todo se tiene que dar y se dará en el Amor, en el sacrificio, en la entrega, Yo Me di por vosotros, ahora es vuestro tiempo.
Hijitos Míos, entre los primeros cristianos se vio el sacrificio, primeramente, el sacrificio de donación, para buscar nuevas almas que se adhirieran a Mí, Mis pequeños. Muchos sufrieron, muchos murieron por traerMe almas, para que vivieran en la Verdad, para que vivieran en Mi Amor.
Estos tiempos, Mis pequeños, van a ser como esos primeros tiempos, ya que vosotros, siendo apóstoles de estos tiempos, también Me atraeréis almas, oraréis por ellas, protegeréis a otros de vuestros hermanos, buscaréis que tengan vida, pero esa vida que vosotros daréis y que buscaréis. A muchos de vosotros os traerá muerte física, mas no la espiritual.
Gracias a ello, vuestra santificación estará asegurada y el Reino de los Cielos, eterno para vosotros, así que no temáis, Mis pequeños, todo se tiene que dar y se dará en el Amor, en el sacrificio, en la entrega, Yo Me di por vosotros, ahora es vuestro tiempo, pero vosotros contáis con Mi ayuda, con Mi protección, pero sobre todo con Mi Fortaleza. Os he dicho que Yo tomaré los dolores, os daré ésa Fuerza Espiritual que doblegará el dolor físico para que vosotros deis un ejemplo santo ante vuestros hermanos cuando seáis llamados a la prueba.
Gozaréis en la prueba, a pesar del dolor, si es que hay alguno, porque os he dicho que Yo lo tomaré, pero gozaréis, Mis pequeños, porque en el momento de la prueba, (Lenguas…), estaré con vosotros, tomándoos de la mano, cubriéndoos con Mi Gracia, gozando con vosotros el momento de la partida, para presentaros eternamente Conmigo y para que os dé el Abrazo del gozo eterno.
Bendigo vuestro apostolado, Mis pequeños, bendigo el amor con el que estáis llevando vuestra misión.
Venid a Mí, Mis pequeños, para que Yo os dé lo que necesitaréis en estos tiempos de misión final para varios de vosotros, pero os pido, a todos vosotros, que oréis de corazón, como ya os he pedido, tanto para vosotros mismos, como para vuestros hermanos alrededor de la Tierra, que están llevando la misma misión que vosotros. Estáis llamados a una misión bellísima, grandísima, la salvación de las almas.
No os imagináis, Mis pequeños, cómo pago Yo, vuestro Dios, el sacrificio que hacéis con vuestra donación el tiempo que dais para salvar almas, para traérMelas a Mí y Yo las pueda salvar eternamente. Cuando estéis en el Reino de los Cielos os daréis cuenta de ésta realidad tan bella y tan grande y es cuando vosotros mismos gozaréis, junto Conmigo, el bien que hicisteis para vuestros hermanos.
Os bendigo, Mis pequeños y os atraigo a Mi Corazón.
Gracias, Mis pequeños.
Tercer Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Vuestro corazón se ha endurecido y porque se ha endurecido, os falta Caridad hacia vuestro prójimo. Hijitos Míos, os pido Me pidáis que os dé la sensibilidad espiritual. La habéis perdido, Mis pequeños, porque satanás se ha encargado de mostraros crudamente, una realidad que ahora estáis viviendo en lo humano, que os ha quitado esa sensibilidad, esa delicadeza espiritual.
Veis todos los días escenas crudas, groseras, malas y os habéis ya acostumbrado a ello. Veis asesinatos, pero asesinatos en forma cruel, veis cómo son afectados Mis pequeños hijitos y ya lo tomáis como cosa de todos los días. Tanto mal que veis a través de los medios de comunicación que, desgraciadamente, ahora ya lo tomáis como natural, como normal, como noticia de todos los días y eso ha hecho que se forme una costra alrededor de vuestro corazón. Ya no tenéis un corazón sensible, bello, un corazón que busque por el bien de vuestros hermanos y por vuestro propio bien. Ya no se mueve vuestro corazón a esa sensibilidad de ver por la necesidad del prójimo.
Si Yo permito, en un momento dado, que estéis viendo esta crudeza, esta maldad, es para que inmediatamente volquéis vuestro corazón hacia la oración, hacia la intercesión, hacia el pedir a Mi Sacratísimo Corazón, que cambie todos esos corazones, que se han volcado hacia la maldad, hacia el satanismo, para que vuelvan a Mí, para que se arrepientan de sus pecados, para que no sigan destruyendo a sus hermanos, que es un pecado gravísimo ante Mis Ojos.
PedidMe pues, Mis pequeños, que volváis a tener ése corazón de niño que se mueve en misericordia por ver el pajarillo muerto, por ver la abejita que se ahogó, por ver el gusanito que quedó aplastado por la pisada de un adulto que no lo vio. Esa sensibilidad en vuestra mirada es lo que necesito de vosotros, Mis pequeños, para que os deis cuenta de la realidad a la que os está llevando satanás, que ha endurecido vuestro corazón, que al endurecerlo ya no brota oración de vuestro corazón hacia vuestros hermanos y hacia vosotros mismos.
Meditad esto, Mis pequeños y os daréis cuenta que es una realidad, que vuestro corazón se ha endurecido y porque se ha endurecido, os falta Caridad hacia vuestro prójimo.
Gracias, Mis pequeños.
Cuarto Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Buscad pues, Mis pequeños, que se os alabe en el mundo del más allá y no en el de acá, que solamente os lleva al error, a la soberbia y a la separación de Mi Corazón. Hijitos Míos, satanás llevó a vuestros Primeros Padres a alejarse de Mí, de Mi Voluntad. Los llevó a buscar el vivir totalmente apartados de Mí, haciéndoles creer que podían vivir con sus fuerzas, con sus capacidades, pero cuando se dieron cuenta de su error, ya era demasiado tarde.
Esto se ha venido dando por los siglos, Mis pequeños, en donde el hombre se siente fuerte, ya sea por su fuerza muscular, ya sea por su poderío económico, ya sea por su poderío político, ya sea por ser jefes de grupos, de tropas, y así, el hombre, buscando una protección particular, se siente que puede tener todo y se siente que sin Mí puede lograrlo todo, y no es así, Mis pequeños, porque tarde se da cuenta de que toda esa fuerza en la cual contaba, se pierde, se queda solo y aquellos que antes, supuestamente, lo protegían y le daban su apoyo, le dan la espalda, o lo material, con lo cual contaba, lo pierde y se queda solo.
Mis pequeños, tantas veces que os he dicho que sin Mí no valéis nada, sois como un granito de arena, no sois nada. Mi Amor, Mi Ternura, es lo que hace que valgáis ante Mis Ojos, Yo os he creado y para Mí, valéis mucho, porque sois Mi creación, pero en sí, vosotros, por vuestros méritos y capacidades, no valéis, Mis pequeños, estáis demasiado limitados y no porque Yo os haya creado así, porque Yo no os creé así como ahora estáis, sino porque vuestros Primeros Padres perdieron todo lo que tenían, por eso, por haberse alejado de Mí, estáis así, Mis pequeños, por el Pecado y por vuestra soberbia.
Cuando vosotros, en humildad, os acercáis a Mí y os soltáis totalmente a Mi Voluntad, es cuando empezáis a valer mucho, porque ya es Mi Presencia en vosotros, ya no estáis contando con vuestras propias fuerzas, ya lo que sale de vosotros ya no es vuestra voluntad, sino la Mía, os volvéis instrumentos valiosos de Mi Voluntad. Es cuando empezáis a valer ante Mis Ojos y ante los ojos de vuestros hermanos.
Entended bien esto, Mis pequeños, porque mientras más os alejéis de Mí y os sintáis poderosos, sin Mi Presencia en vosotros, menos valdréis. En cambio, cuando vuestra voluntad es apartada de vuestro ser y dejáis que Mi Voluntad tome el lugar principal en vuestra vida, es cuando valéis y empezáis a ayudarMe en lo que debéis ayudarMe, Mis pequeños, que es en la salvación de las almas de vuestros hermanos y para que Mi Reino se dé ya sobre la Tierra.
Os he explicado tanto esto, Mis pequeños, pero vuestra soberbia os sigue llevando a ese alejamiento de Mi Voluntad en vosotros. Queréis ser algo ante el mundo, queréis ser alguien, a quienes aplaudan, que digan: “miren ahí esta él, sigámoslo”. Queréis sobresalir y por ahí no es el camino que debéis seguir. Buscáis fama, fortuna, queréis ver vuestro nombre en periódicos o en pancartas, que todos os conozcan y mientras más se vea vuestro nombre ante los hombres, menos valdréis.
El verdadero valor radica en Mi Presencia en vosotros y eso os va a llevar a la humildad, al apartaros del mundo, porque vosotros no fuisteis creados para ser del mundo, vosotros veis con vuestros ojos del cuerpo el mundo que os rodea, pero ahora os pido que veáis con vuestros ojos del alma al mundo real, al cual llegaréis en algún momento de vuestra existencia. Dejaréis vuestro cuerpo aquí y entraréis a vuestra verdadera vida en el Reino de los Cielos y el mundo de allá es mucho más grande y mucho más bello que el que ahora veis aquí.
Buscad pues, Mis pequeños, que se os alabe en el mundo del más allá y no en el de acá, que solamente os lleva al error, a la soberbia y a la separación de Mi Corazón con vuestro corazón.
Buscad pues que sea Mi Nombre el que se nombre mientras estéis aquí en la Tierra. Que vuestra vida, vuestra misión, vuestra causa, sea que todo el mundo Me conozca y no se os alabe a vosotros, sino que se alabe Mi Santo Nombre, ésa es vuestra misión aquí en la Tierra y vuestro premio en el Reino de los Cielos. Cuando dejéis esta vida, entonces, vuestro nombre sí será alabado allá y es cuando gozaréis eternamente por el bien que hicisteis aquí en la Tierra de que Mi Nombre fuera conocido por todos vuestros hermanos y en todos los tiempos.
Gracias, Mis pequeños.
Quinto Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Os pido que pidáis que la Luz del Espíritu Santo os ilumine para que no flaqueéis en vuestros últimos momentos aquí en la Tierra. Hijitos Míos, los que estáis Conmigo, debéis estar seguros, sí, Mis pequeños, os repito, debéis estar seguros de vuestra salvación eterna. Os pido que pidáis que la Luz del Espíritu Santo os ilumine para que no flaqueéis en vuestros últimos momentos aquí en la Tierra, ya sea de muerte natural o ya sea de persecución.
No temáis, Mis pequeños, ciertamente satanás no quiere vuestra salvación eterna pero, estando Conmigo, debéis saber que conozco perfectamente vuestro interior, os conozco desde que fuisteis creados, conozco perfectamente vuestra vida, conozco vuestros pecados íntimos, vuestras faltas, vuestros errores, los conozco perfectamente y con esto quiero decir que ante Mis Ojos, vosotros, os presentáis desnudos, espiritualmente hablando. No podéis esconder nada, así que no temáis, Mis pequeños en ésos momentos de prueba final, ante Mis Ojos estáis como fuisteis desde el Principio.
Os he guiado, os he aceptado, os he preparado, os he trabajado para que vosotros estéis Conmigo eternamente. Ciertamente no hay almas perfectas, porque todos estáis afectados por el Pecado Original. Aun así, Yo os amo con vuestra alma imperfecta y para eso os he dado tantas Gracias y Bendiciones. Os he dado la Vida entera de Mi Hijo para vuestra salvación, así que no temáis, Mis pequeños, de que os presentéis ante Mí con vuestras imperfecciones, os amo así porque vosotros Me habéis amado. Os quiero de regreso Conmigo al Reino de los Cielos y esto, Mis pequeños, tenedlo siempre presente para que en esos momentos podáis enfrentaros a las fuerzas de satanás y podáis decirle: “mi Padre me ama, aún a pesar de la duda que me quieres meter en mi mente y en mi corazón, yo quiero estar con mi Dios eternamente” y de esta forma, Mis pequeños, vuestra salvación eterna estará asegurada porque estaréis seguros de Mi Amor en vosotros.
Gracias, Mis pequeños.


miércoles, 1 de junio de 2011

Mensaje de Dios Padre, Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Virgen María, a J. V.


Abr 20_11 Entendedlo bien, que Yo no “fui”, sino “Estoy” y “Soy”.



Rosario vespertino-miércoles de Semana Santa
Temas:
  • Cuando Yo os digo que Mi Sangre ha purificado el presente, el pasado y el futuro, es vuestro presente, es vuestro pasado, es vuestro futuro, porque Yo estoy en un eterno presente.
  • Necesito, Mis pequeños, ésa oración continua para las almas que van a padecer, ya sea dolor o muerte, en los acontecimientos por venir en cada uno de los países del mundo.
  • Arrepentíos de corazón, porque no os habéis dado al cien por ciento a la obra que Yo os encomendé, que es vuestra misión aquí en la Tierra.
  • Yo quiero que así sean todos vuestros méritos, dándoMe todo a Mí, vuestro Dios, pero siempre viéndoMe a los Ojos.
  • Vosotros también debéis entregar a Mi Hijo para expiación, primeramente por vuestros pecados y luego por los pecados de la humanidad.
Mensaje de Dios Padre, Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Virgen María, a J. V.
Primer Misterio
Habla Nuestro Señor Jesucristo
Sobre: Cuando Yo os digo que Mi Sangre ha purificado el presente, el pasado y el futuro, es vuestro presente, es vuestro pasado, es vuestro futuro, porque Yo estoy en un eterno presente.
Hijitos Míos, muchos, muchos de vosotros quisierais ya estar descansando de los Mensajes que se reciben alrededor del mundo, porque, quizá, os sentís tensionados, pero os he dicho que mantengáis la paz en vuestro corazón, a pesar de lo que os digo. Y esto os lo digo, Mis pequeños, para que aquellos que no han entendido que, todavía, debéis regresar a Mí en paz, en armonía, buscándoMe en Mi Amor, aquellos regresarán por temor, pero que sea un temor que luego se vuelva amor, como ya os he pedido antes, porque vosotros no fuisteis creados para vivir en el temor, sino en el amor.
Mis pequeños, os he dicho que los acontecimientos se tienen que dar, pero van a ser para vuestro bien. La humanidad está tan distraída éstos días, en los que quisiera que Me acompañarais todos vosotros en Mis sufrimientos, en Mis dolores, en Mi abandono.
La humanidad sigue haciendo lo mismo que aquellos que Me rodeaban, en ésos momentos, cuando Yo también estuve sobre la Tierra. Sobre todo, el abandono es lo que más Me duele, Mis pequeños, estáis tan embebidos en el mundo, que queréis seguir viviendo para el mundo y en el mundo.
Buscáis los momentos de libertad para gozar en vuestro cuerpo, pero no le dais el Alimento a vuestra alma que se le debe dar. Y así, éstos momentos en que Me debierais acompañar para aliviar Mis dolores, se vuelven de más tristeza porque no tengo en quién apoyarMe. No tengo el hombro de un amigo, de un hermano, que Me deje descansar en él y que Me diga palabras de aliento, sobre todo, de amor.
Yo Me he dado plenamente por vosotros, para vuestra salvación y lo único que os pido, son momentos de apoyo moral, espiritual. Recordad que os he dicho que aunque ya éste acontecimiento de Mi donación, se dio, Yo Vivo en un eterno presente y lo que vosotros Me deis, hagáis, Me digáis a Mi Corazón, es como si Me lo estuvierais dando en ésos momentos. Y esto tenedlo siempre presente, Mis pequeños y entendedlo bien, que Yo no “fui”, sino “estoy” y “Soy”, en el mismo tiempo de vosotros.
Todo eso espiritual que Yo os di en ésos momentos, se ha venido dando a lo largo de los siglos, por eso, cuando Yo os digo que Mi Sangre ha purificado el presente, el pasado y el futuro, es vuestro presente, es vuestro pasado, es vuestro futuro, porque Yo estoy en un eterno presente y, al entenderlo así, Mis pequeños, debéis poner más atención a vuestra vida y a todo lo que Me deis. VedMe, no cerca a vosotros, sino junto a vosotros y en vosotros.
Mucho bien Me haréis, Mis pequeños, porque deseo vuestras palabras de amor y de aliento, palabras de amor y de aliento que no Me dieron ni siquiera Mis discípulos en los momentos difíciles de la Crucifixión, porque huyeron. No quiero que huyáis vosotros, quiero que estéis junto a Mí.
Yo os recompensaré infinitamente, Mis pequeños, por esos detalles de amor que Me dais, porque, aunque Soy Dios, también Soy Hombre y como Hombre, necesito de vuestra compañía, de vuestro aliento, de vuestro amor, de vuestra compasión, de vuestra presencia junto a Mí en éstos momentos difíciles que Yo estoy pasando aquí Crucificado. Y ved nuevamente que no os dije “que pasé”, sino que “estoy pasando”, porque como os dije, todo es un eterno presente para Mí. No veáis como histórico ése hecho, vedlo actual y con ello, os uniréis a Mí y aliviaréis a infinidad de almas que necesitan de conversión y de salvación.
Poneos junto a Mi Madre, junto a la Cruz, estoy con vosotros, vedMe Sufriente, vedMe Sangrante, vedMe Doliente, estoy aquí con vosotros.
AcompañadMe, Mis pequeños, dadMe palabritas de Amor, ved y oíd todo lo que dicen contra Mí, las blasfemias, groserías, no dejéis que Mis oídos escuchen todo eso, dadMe palabritas de amor a Mis Oídos, opacad todas ésas palabras de la chusma, que a pesar de que las amé, amé todas ésas almas que Me rodearon, las alimenté física y espiritualmente y se volvieron, la gran mayoría contra Mí.
No Me falléis, Mis pequeños en estos momentos. Estáis también vosotros junto a la Cruz. Sentid Mi Presencia, estáis aquí Conmigo, sentid el viento helado, que se empieza a dar porque se está metiendo el sol. La obscuridad empieza a caer, la gente se empieza a asustar, tocad Mis pies y, con eso, dadMe apoyo. Llorad junto Conmigo el error de los pecados del mundo y vuestros propios pecados. Llorad junto Conmigo toda esa maldad de la Iglesia incipiente y que se ha venido aumentando con los siglos. Llorad junto Conmigo ése desprecio tan grande de aquellos que Me debieran seguir, porque fueron bautizados, como Yo también fui bautizado por Juan. Sois parte de Mí, os quiero junto a Mí, os quiero Conmigo, no Me abandonéis también vosotros, estáis junto Conmigo al pié de la Cruz.
Acompañad a Mi Madre, ved cómo llora, ved cómo llora por Su Hijo y por Su Dios. Acompañadla a Ella también.
Mientras estéis en la Tierra, Mis pequeños, mucho podéis hacer para acompañarNos, a Mí y a Mi Madre en estos momentos y aún en los momentos a lo largo de Mi Vida de predicación. Acá también tuve momentos difíciles, porque los mismos fariseos y escribas no Me dejaban en paz, trataban de destruir Mi Obra y destruirMe a Mí con ella.
Orad, Mis pequeños para que esto no suceda.
Volved al presente, ellos están también en el presente y siguen tratando de destruir Mi Obra y de destruirMe del corazón de los hombres.
Se quisieron deshacer de Mí en la Cruz y no pudieron, porque no contaban con Mi Resurrección y por eso Me siguen atacando, aún en vuestro presente.
Orad, Mis pequeños, porque se siguen infiltrando por todos lados éstos judíos farisaicos, que quieren destruir lo que Yo os dejé con todo Mi Corazón, con todo Mi Amor y envuelto todo esto en Mi Sangre Preciosa.
¡Cuánto dolor tiene Mi Corazón! Porque Yo Me di por todos y por todos los tiempos y una gran cantidad de hermanos vuestros, aún en estos tiempos no aprecian lo que os di y os sigo dando, por eso es tan importante que vosotros entendáis vuestra presencia en la Tierra y, esto es, que con vuestra oración, vuestra intercesión, podáis lograr que infinidad de almas que están dándoMe su espalda y Me están atacando, puedan dejar que la Luz de Mi Santo Espíritu penetre en ellos y les haga ver la realidad por la que ellos, también, están aquí en la Tierra.
Buscad pues, Mis pequeños, que todos vuestros hermanos se puedan salvar, no os deis por vencido. En vuestra oración, incluid a la humanidad entera para su salvación eterna. Todo se puede lograr si vosotros tenéis Fe y confianza en uniros a Mí, vuestro Dios, vuestro Hermano, vuestro Salvador. Confiad, Mis pequeños y confiad en que Yo os puedo dar vuestra salvación. Orad, orad intensamente, no Me falléis, Mis pequeños.
Gracias, Mis pequeños.
Segundo Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Necesito, Mis pequeños, ésa oración continua para las almas que van a padecer, ya sea dolor o muerte, en los acontecimientos por venir en cada uno de los países del mundo.
Hijitos Míos, os pido que os adelantéis siempre a los acontecimientos, ciertamente, no sabréis qué va a suceder, pero os he estado hablando de purificación y purificación quiere decir dolor, para los pueblos de la Tierra.
Cuando os he dicho que preparéis ésos momentos, es para que vosotros pidáis por las almas que van a ser probadas en toda la Tierra y, como no sabéis en dónde seguirá el siguiente acontecimiento, os quiero en oración continua y, sobre todo, para que pidáis por las almas, para que les nazca ése deseo de arrepentimiento y de mejorarse moral y espiritualmente.
Necesito, Mis pequeños, ésa oración continua para las almas que van a padecer, ya sea dolor o muerte, en los acontecimientos por venir en cada uno de los países del mundo.
Cuando os he dicho que os adelantéis a orar por todas las almas, deseo que pidáis fuertemente para que tengan arrepentimiento en vida, porque es más válido. Es más seguro un arrepentimiento en vida que las oraciones que les digáis cuando ya han muerto, porque no sabréis si ésas almas se salvaron ya que es más seguro que se salven con un arrepentimiento en vida que con todas las oraciones después de su muerte.
Vuestras oraciones mueven corazones y, en estos momentos, no os dais cuenta de ello y no están vuestras oraciones aisladas, sino como os he enseñado, vuestras oraciones se unen a las oraciones de la Comunión de los Santos, pero ellas, en sí, tienen muy poquita fuerza. Aunque son millones y millones de almas las que están orando, todas ésas oraciones tendrán potencia infinita, cuando se unan a las de Mi Hijo, Oraciones de Cristo Jesús, que llegan a Mí, al Padre. Ciertamente, como Dios, en Mis Tres Divinas Personas, voy recibiendo todo y debéis dárMelo todo, ya sea a través de Mi Hija, a través de Mi Hijo Jesucristo, a través de Mi Santo Espíritu y todo eso llegará a Mí, como Padre que Soy de todo lo creado.
Vuestra oración, Mis pequeños, es importantísima, no os sintáis poca cosa, aunque sois pequeñitos, insignificantes ante Mis Ojos, ya no lo sois cuando os unís a Mi Hijo.
Cuando estáis orando, junto a Mi Hijo, vuestras oraciones se vuelven poderosísimas, no así cuando estáis orando solos, creyendo que vuestra oración está llegando a Mí en una forma muy fuerte, ya sea porque vuestros dolores en ese momento son muy grandes, pero no os dais cuenta que vuestros pecados, también son muy grandes y vuestra imperfección inmensa, porque estáis afectados, primeramente por el Pecado Original y después por los pecados que habéis cometido en toda vuestra vida. Aunque perdonados estén, van debilitando vuestras capacidades, porque el pecado os lleva al mundo y, si habéis pecado mucho, quiere decir que estáis muy arraigados al mundo.
Por eso, os he pedido tanto que entréis a vuestro interior, que entréis a vuestro corazón, donde habita Mi Santo Espíritu, para que os vaya apartando del mundo y que empecéis a volar hacia Mí. Uníos continuamente a los méritos de Mi Hijo, no despreciéis Nuestra Santísima Trinidad y todo lo que Mi Hija pueda hacer por vosotros para atraeros a Mí, vuestro Dios, en Mi Santísima Trinidad.
¡Tanto bien que podéis hacer con vuestra donación! Pero, aunque no comprendáis todo lo que podéis hacer, simplemente hacedlo, porque os lo pido, Mis pequeños, más tarde entenderéis todo esto que Yo os estoy diciendo, ya que si actuasteis según como os lo fui pidiendo, gozaréis con Mi Gozo. Lo que no quiero es que os arrepintáis, cuando lleguéis a Mí, de no haberMe escuchado, porque conoceréis el tiempo perdido que no aprovechasteis y que pudisteis haber hecho tanto por Mi Reino en la salvación de todas las almas y no lo hicisteis.
¡No desperdiciéis ni un segundo de vuestra vida, Mis pequeños, podéis hacer tanto por Mi Reino! Vosotros quizá os sentís ahora fuertes y que no necesitáis ayuda de vuestros hermanos, prácticamente en ninguna forma, porque os sentís muy fuertes, pero os llegará el momento en que ya os iréis acercando a Mí, en vuestra muerte humana y en ése momento es cuando os sentiréis tal y como sois, pequeños, débiles, con una imposibilidad fuerte de luchar contra vuestros defectos y poder levantar vuestro pasado a un olvido ante Mí. Que también eso quiero, Mis pequeños, que vuestro presente y vuestro actuar presente, haga que vuestro pasado no esté ante Mí, en vuestro Juicio Final.
¡Os amo tanto, Mis pequeños, que cómo quisiera que ya estuvierais todos alrededor Mío!, pero os falta aún poco, hacer más méritos, sobre todo, salvar más almas.
¡DadMe muchas almas, las necesito a todas! DadMe almas, porque Yo os di a Mi Hijo y vosotros, los que abristeis vuestro corazón a todas las Enseñanzas de Mi Hijo sobre la Tierra, habéis aprendido inmensamente el cómo se vive en el Cielo, y es Amor, puro Amor.
PedidMe, Mis pequeños que llene vuestro corazón con Mi Amor, para que os sintáis plenos y que sintáis la necesidad de daros por vuestros hermanos, porque así es el Amor.
Como os he explicado, el Amor es dinámico, no lo podéis detener y por eso Mi Amor debe llegar a todos los pueblos de la Tierra, por su dinamismo de salvación.
Os Bendigo, Mis pequeños y pedidMe continuamente que Mi Amor os cubra y os haga crecer, para que Me podáis dar muchas, muchas almas.
Gracias, Mis pequeños.
Tercer Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: Arrepentíos de corazón, porque no os habéis dado al cien por ciento a la obra que Yo os encomendé, que es vuestra misión aquí en la Tierra.
Hijitos Míos, recordad el pasaje donde se os dice cómo se comportaban los cristianos en un principio. Eran alegres, muy alegres, se compartían lo que tenían, fuera poco o mucho y el amor estaba en ellos.
Ciertamente luego entró el mal y fue destruyendo esos grupos unidos en el amor. Estos son tiempos del reencuentro en el Amor que Yo os dejé, Mis pequeños.
Mi Vida sobre la Tierra no fue triste, fue alegre y sobre todo, dedicada a hacer la Voluntad de Mi Padre.
Por un momento imaginad que Yo hubiera sido un Mesías triste, enojón, impaciente, Yo no os hubiera dado un buen ejemplo. Si os he dado ejemplo, es porque viví en la Virtud, en Mis Virtudes excelsas y Divinas que os vine a enseñar y a las que estáis llamados, Mis pequeños, porque si Me seguís, vosotros tenéis la obligación y tenéis la Gracia de ser otros Cristos y de vivir y hacer las cosas que se Me vieron hacer a Mí, vuestro Dios.
En estos tiempos de tribulación, quiero que vuestros hermanos se den cuenta quiénes son los que Me siguen, los que están llenos de Mi Vida y de Mi Amor y ellos deben ser los cristianos, el grupo escogido de estos tiempos.
Por eso, dejad a un lado lo que sea tristeza, preocupación, todo aquello que os arraiga al mundo, eso no os va a dar el crédito que debéis tener, porque vosotros os presentáis como Cristianos, o sea, seguidores Míos y si estáis viviendo en forma diferente a la Mía, no os estáis comportando como os debéis comportar.
¿Habéis entendido esta lección, Mis pequeños? Dejad a un lado las tristezas y preocupaciones de la vida, porque realmente es ahí en donde radican vuestras preocupaciones, en el qué hacer si no tenéis de lo elemental, lo básico para vivir. No estáis confiando en Mi Providencia Divina, no estáis confiando en Mis Promesas, dejad pues vuestras preocupaciones, que os están dañando y Me están dañando, porque no crecéis en la confianza plena que debéis tener en Mí, no estáis ejercitando las Virtudes, especialmente la paz en vuestro corazón y en una confianza plena en Mi Voluntad.
Arrepentíos de corazón, porque no os habéis dado al cien por ciento a la obra que Yo os encomendé, que es vuestra misión aquí en la Tierra.
Algunos habréis dado el veinte por ciento, otros el cuarenta, otros el sesenta o aún el ochenta, pero difícilmente dais el cien por ciento, porque no os acercáis a Mí ni Me pedís ayuda para darlo. Venid a Mí y, en humildad, decidMe: “mi Jesús, mi Hermano, ¿en qué Te he fallado?, ¿en qué puedo mejorar?, ¿cómo puedo llegar a ésa perfección que nos has dicho que debemos buscar?”
Venid, Mis pequeños y no elucubréis, porque vuestras elucubraciones son imperfectas, porque vosotros sois imperfectos. Venid a Mí, para que Yo os enseñe y os guíe, confiad, confiad en Mi guía amorosa, Sabia y Santa, os quiero llevar por caminos de perfección, pero os debéis soltar plenamente a Mí, nadie más os podrá enseñar lo que Yo os enseñaré.
Gracias, Mis pequeños.
Cuarto Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Yo quiero que así sean todos vuestros méritos, dándoMe todo a Mí, vuestro Dios, pero siempre viéndoMe a los Ojos.
Hijitos Míos, la gran mayoría de vosotros creéis que se necesitan acontecimientos fuertes, en la vida de cada uno de vosotros o de los pueblos, para que así ésos acontecimientos fuertes y dolorosos los podáis ofrecer y unir a los méritos de Mi Hijo, para que éstos salven muchas almas y no es así, Mis pequeños.
Os he explicado ya antes que todos vuestros actos deben estar envueltos en amor, si no hay amor en vuestros actos de donación, estos no sirven para nada.
Cuando vosotros Me dais algo, con ésa finalidad de salvación de almas, Me los debéis dar viéndoMe a los Ojos y os digo esto, porque de esa forma os daréis cuenta de que lo que Me estáis dando, Me lo estáis entregando de todo corazón y Yo quiero que así sean todos vuestros méritos, dándoMe todo a Mí, vuestro Dios, pero siempre viéndoMe a los Ojos.
Si os dais cuenta, aquellos que os engañan o aquellos que quieren haceros un mal, cuando están frente a vosotros, no os miran a vuestros ojos, tratan de esquivar vuestra mirada, voltean a todos lados, pero no miran a vuestros ojos.
Yo quiero que viváis Conmigo y para Mí, siempre, en una total honestidad de vida y esto se logra en la sencillez, como niños y, por eso, Mi Hijo os pidió tanto el ser como niños, porque si vuestras obras vienen directamente a Mi Corazón, aunque creáis que vuestras obras son pequeñas, si las unís al Amor de Mi Hijo, Yo las recibiré como si hubieran sido hechas por Mi Hijo y, de hecho lo son, porque Mi Hijo está viviendo en cada uno de vosotros. Vosotros, que habéis abierto vuestro corazón a Su acción, Le permitís Su entrada, Él os purifica y os perfecciona.
No caminéis solos en la vida, caminad siempre acompañados de Mi Hijo y así es como estaréis haciendo las mismas obras que se le vieron hacer a Mi Hijo y que ahorita haréis vosotros, Le daréis vida en vosotros, así Mi Hijo estará caminando en el mundo gracias a vosotros y Él estará llenando el mundo con Sus Bendiciones para la salvación de las almas. No os separéis nunca de Él, Mis pequeños. En los momentos buenos, en los momentos difíciles, dadLe la mano, caminad juntos, salvad almas juntos para Mí, vuestro Dios.
Gracias, Mis pequeños.
Quinto Misterio, Habla La Santísima Virgen María,
Sobre: Vosotros también debéis entregar a Mi Hijo para expiación, primeramente por vuestros pecados y luego por los pecados de la humanidad.
Hijitos Míos, Yo, como Madre vuestra, pero también Madre de Mi Hijo y de Mi Dios, fue un Dolor grande el haber tenido que estar presente en ése Sacrificio tan cruento de Mi Hijo. Ciertamente, por un lado, sufría y por otro gozaba, igual que Mi Hijo.
Sufría al ver a Mi Hijo, el trato que se Le daba, como el de un ladrón o asesino, siendo que Él es puro Amor y se los demostró a ése pueblo infiel. Un pueblo escogido por el Padre, pero de cerviz dura y traicionera.
Mi Dolor era grande al ver cómo se Le trataba, pero también una alegría Divina Me inundaba en todo Mi Ser porque, en ése momento, Yo era Sacerdotisa entregando al Cordero en el Altar por la expiación de todos los pecados, pasados, presentes y futuros. Vosotros, por vuestro bautismo, también sois sacerdotes y quiero que estéis consientes, Mis pequeños, de esa realidad en que vosotros también debéis entregar a Mi Hijo para expiación, primeramente por vuestros pecados y luego por los pecados de la humanidad, pero quiero que os acerquéis a Mí, como Madre vuestra y que entendáis Mi Dolor, el Dolor de una Madre, que está viendo frente a Ella, cómo destrozan a Su Hijo y prácticamente no hay nadie que trate de defenderLo.
Vosotros, en vuestro sacerdocio bautismal, entregad al Padre a Su Hijo, a Mi Hijo, a vuestro Dios y Salvador y uníos a Él y gozad, también, por vuestra salvación, porque Su entrega es para vuestra salvación y la de vuestros hermanos. Estáis ofreciendo a Mi Hijo, como cordero, como se pedía antiguamente, que se llevara un animalito y que fuera sacrificado por el sacerdote del Templo para expiación de vuestros pecados. Al entregarMe a Mi Hijo, como Cordero, también estáis expiando vuestros pecados, pero que nazca también en vosotros ése deseo de mejora y de santificación, no os quedéis solamente en la expiación porque, de ahí, podéis caer y de nada serviría el que hubierais ofrecido al Cordero Divino por el perdón de vuestros pecados, debe haber en vosotros ése deseo de mejora, de crecimiento espiritual, de purificación total, para que podáis entrar al Reino de los Cielos.
Meditad todo esto, Mis pequeños, para que entendáis la realidad de este Misterio tan grande, Misterio de Amor, porque os quedáis solamente en el dolor y no hay alegría en vuestro interior. Meditadlo, Mis pequeños, venid a Mí, para que Yo, como Madre vuestra, os enseñe todo lo que debéis sacar de enseñanza de éste ofrecimiento de Amor de Nuestro Dios, Jesucristo, a Nuestro Dios, Padre.
Gracias, Mis pequeños.