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lunes, 19 de septiembre de 2011

Sep 07_11 El Santo Rosario es ésa honda de David.

Rosario vespertino
Temas:
  • Cuando regreséis a Mí, ésa Fe y ésa confianza en Mí, vuestro Dios, será recompensada con creces y con creces inimaginables para vuestras terrenas capacidades.
  • Vosotros no acabáis de entender que la protección que se os puede dar del Cielo, debe venir primeramente de vuestra petición.
  • En vuestras capacidades humanas, no podéis comprender que el rezo del Santo Rosario, algo aparentemente sencillo, pueda doblegar las fuerzas poderosas de satanás, pero así es.
  • Os pido que abráis vuestro corazón para que Mi Amor os invada plenamente y para que seáis almas salvadoras de tantos hermanos vuestros que necesitan de su salvación.
  • No quiero Ser el Dios de un momentito de vuestra vida, de un momentito de vuestro día, quiero Ser vuestro Dios de todo momento, en las buenas y en las malas.
Mensaje de Dios Padre, Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Virgen María a J. V.
Primer Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo.
Sobre: Cuando regreséis a Mí, ésa Fe y ésa confianza en Mí, vuestro Dios, será recompensada con creces y con creces inimaginables para vuestras terrenas capacidades.
Hijitos Míos, antes y durante la purificación que se viene para la Tierra entera y el Universo, vosotros, Mis pequeños, conoceréis Mis Bondades. Conoceréis lo que tuvisteis en la Tierra, especialmente en Mi Iglesia. Conoceréis Mi donación por cada uno de vosotros, porque Yo Me doné, obedeciendo a Mi Padre, para las almas del pasado, del presente y del futuro. Conoceréis los regalos de Mi Corazón. Conoceréis el Amor que se derramó por cada uno de vosotros, perdonando vuestros pecados, si es que así lo deseabais, Mis pequeños, porque tenéis que poner de vuestra parte, para recibir Mis Gracias, Mis Bendiciones y sobre todo, Mi Purificación sobre vosotros, que es vuestra redención.
Lloré en el Huerto de los Olivos por las almas duras, por las almas que no apreciarían Mi donación y Mis regalos Divinos sobre ellas; sobre todo, por su falta de Fe, que siendo almas del mundo, ven más lo tangible, lo material y no alcanzan a ver ni vivir lo espiritual.
Mis pequeños, muchos de vosotros no queréis todavía entrar al Reino espiritual que Yo os vine a traer para que lo vivierais, para que buscarais éstos regalos inmensos del mundo espiritual, que son infinitamente mayores que los del mundo material. Por eso, varias veces os he ejemplificado que lo material se podría comparar a la Tierra, que es un granito de arena en una playa y, lo espiritual, sería el Universo entero.
A muchos de vosotros os podría parecer esto exagerado porque, estáis tan embebidos en las cosas del mundo y en lo material, que os sentís satisfechos con lo que tenéis dentro de lo material, dentro de lo tangible, de lo que vivís tocando y viviendo, pero viviendo solamente para vuestros gustos y, es una realidad, que lo que es espiritual, y que os quiero dar a cada uno de vosotros, es infinito, es inmenso, es inconmensurable, es incomprensible para vuestras capacidades, pero, las almas, cuando llegan a Mí y ven todo este regalo que Yo le doy a las almas fieles y amorosas, es cuando Me agradecen de corazón el que Yo sea así, Mis pequeños. Soy ese Rey que reparto a Mis súbditos fieles, a Mis siervos fieles Mis riquezas infinitas.
Entrad pues, Mis pequeños, en el mundo de la Fe y de la confianza de todo lo que os digo y os ofrezco, porque cuando regreséis a Mí, ésa Fe y ésa confianza en Mí, vuestro Dios, será recompensada con creces y, con creces inimaginables para vuestras terrenas capacidades.
Vivid en el bien, Mis pequeños, vivid produciendo amor a vuestro alrededor. Vuestras oraciones que van acompañadas del Amor profundo de vuestro corazón, son las que pueden llegar a cualquier parte del vasto Universo, lo puede aliviar, lo puede purificar, si son así vuestras intenciones porque vosotros os uniréis a Mis intenciones de Salvador y Redentor de todo el género humano, de todo lo creado, de todo lo visible e invisible.
Vuestras oraciones son pequeñitas y lo sabéis, pero si van unidas a las Mías, de vuestro Dios, es cuando podéis hacer grandes milagros para el bien de la humanidad y del Universo entero. Aprovechad pues, Mis pequeños, esta Gracia que os doy, de que podáis uniros a Mí, vuestro Dios y juntos podamos hacer Milagros para todos vuestros hermanos, para el bien de sus almas, para el bien del Cielo mismo, porque Yo Me di por todos vosotros y os quiero de regreso a todos. DadMe ése gusto, Mis pequeños, dadMe almas para su salvación et
erna.
Gracias, Mis pequeños.

Segundo Misterio, Habla La Santísima Virgen María.
Sobre: Vosotros no acabáis de entender que la protección que se os puede dar del Cielo, debe venir primeramente de vuestra petición.
Hijitos Míos, Yo, como Madre vuestra, os voy cuidando, Soy la Protectora de todos los pueblos de la Tierra, porque todos vosotros sois Mis hijos, porque así Me lo pidió Mi Hijo, Me pidió que os protegiera y que buscara vuestra salvación.
Ciertamente satanás, va tratando de destruir la obra de Mi Hijo y va atacando Mi protección Materna sobre todos vosotros, Mis pequeños.
En una familia la madre vela más por los hijos débiles, desvalidos o aquellos que necesitan más amor. Vosotros, los que sois padres de familia, conocéis a vuestros hijos y os dais más por unos que por otros, pero no porque améis más a unos que a otros, sino porque sois diferentes y, así, vais midiendo vuestro amor y vuestra donación para repartir correctamente vuestro corazón hacia ellos.
Se les ama por igual, pero es el alma de los pequeños la que necesita mayor o menor atención y así voy alrededor del mundo, Mis pequeños, cuidando a los pueblos de la Tierra, porque los ataques de satanás van creciendo y esto debido, Mis pequeños, a que vosotros no acabáis de entender que la protección que se os puede dar del Cielo, debe venir primeramente de vuestra petición.
Sí, Mis pequeños, vosotros contáis con la fuerza de protección del Cielo, de vuestro Dios en Su Santísima Trinidad, la Mía, de vuestra Madre, de Mi Esposo, San José, Mi esposo terrenal, que también os ama tanto y os conoce, de los ángeles, de los santos, de las benditas almas del Purgatorio. Mis pequeños, todo esto se os ha explicado tantas veces, pero estáis tan distraídos por el mundo y no estáis inmersos en la vida espiritual en la que debierais estar, porque vuestra vida terrena tiene que estar inmersa en la vida espiritual, porque de ahí tomáis vuestra fuerza para llevar a cabo, correctamente, vuestra misión terrena.
Aquellos que se están basando solamente en vida terrena, que quieren tomar sus fuerzas y su protección solamente en lo terreno, terminan sucumbiendo, Mis pequeños, porque satanás, que es también un ser espiritual, os engaña, os lleva a que os enamoréis solamente de lo terreno y cuando estáis ya embebidos en lo terreno, ataca vuestra parte espiritual y os destruye. No os habéis percatado de ello, la gran mayoría de vosotros, los que estáis inmersos en el mundo, él no quiere lo terreno que vosotros le podéis dar, a él no le interesan los bienes de la Tierra, de los cuales os enamoráis, él ataca vuestra alma, la debilita, la destruye y os lleva a la condenación eterna, pero es vuestra alma, vuestra parte espiritual la que se condena eternamente, no es vuestra parte carnal, humana, material, la que va a sufrir eternamente, sino vuestra parte espiritual, de la cual os separó y vosotros ni cuenta os disteis de sus mentiras. Caísteis en sus redes, no os percatasteis de ésa inteligencia satánica que os estaba envolviendo y os estaba destruyendo.
Soy vuestra Madre, Mis pequeños, y lloro, también, como Mi Hijo, la pérdida de un alma que se condena y, por eso, Le pido a Mi Esposo, el Santo Espíritu de Amor que se derrame sobre vosotros, para que vosotros podáis entender éstas realidades, de las cuales, una gran mayoría de vosotros no queréis reconocer y es más, hasta las atacáis, porque os ciegan las cosas del mundo y no os permiten ver la realidad de vuestra existencia. ¿Qué acaso estáis tan ciegos que no veis la realidad que han vivido vuestros antepasados, vosotros, los que estáis inmersos en las cosas del mundo? ¿Acaso algunos de vuestros antepasados, que tuvieron muchos bienes del mundo, se pudieron llevar con ellos al menos una pequeña monedita? No, Mis pequeños, y ni así entendéis, porque vosotros, como buitres voraces, esperáis solamente que el alma termine su vida sobre la Tierra y que vosotros os podáis quedar con sus bienes materiales, los cuales atesoráis tontamente, porque ni siquiera los aprovecháis para ganar el Cielo, al compartir parte de ellos con vuestros hermanos necesitados. Si esto hicierais, Mis pequeños, muchos, muchos de vuestros hermanos, que están llenos de bienes materiales, se salvarían, porque habrían actuado en Caridad, viendo la necesidad de sus hermanos a su alrededor, pero no, Mis pequeños, satanás os pone un velo ante vuestros ojos y hace que vuestro corazón se vuelva de piedra para que no compartáis aquello de lo cual, ni un centavo os llevaréis a la otra vida. Son bienes desperdiciados que pudieron haber hecho mucho bien entre vuestros hermanos al compartirlos, pero se quedan para otra alma de corazón duro, para que los siga atesorando, que se siga llenado de poderes de la Tierra, porque para eso sí, compráis poderes de la Tierra, que todavía os van a llevar a una condenación más profunda, porque os asociáis con satanás para destruir lo espiritual de vuestros hermanos.
Os insisto, Mis pequeños, Soy vuestra Madre y seguiré orando y pidiendo oración por todos vosotros, Mis pequeños, los que más lo necesitáis para vuestra salvación eterna.
Entended Mi Llamado antes de que sea tarde para vuestra vida eterna.
Gracias, Mis pequeños.

Tercer Misterio, Habla La Santísima Virgen María.
Sobre: En vuestras capacidades humanas, no podéis comprender que el rezo del Santo Rosario, algo aparentemente sencillo, pueda doblegar las fuerzas poderosas de satanás, pero así es.
Hijitos Míos, de todos los pueblos de la Tierra, Me he mostrado a todos los pueblos de la Tierra como Madre vuestra y en diferentes Advocaciones, para con esto, mostraros que estoy con vosotros, que no Me aparto de ninguno de vosotros. Creáis o no, en Mí o en Mi Hijo, os estamos cuidando y os estamos llevando hacia la perfección, que es la santidad de las almas.
Ciertamente, estáis en proceso de purificación, que va a ser un bien supremo que Nuestro Dios os está dando a cada uno de vosotros. Vosotros, ciertamente, lo entendéis mal, porque veis que va decreciendo vuestra economía. Ya no podéis obtener los bienes materiales tan fácilmente como antes los obteníais y no en la cantidad que vosotros quisierais y, en muchos de vosotros, vuestros hogares han quedado destruidos, ya sea por el viento, por las aguas, por los terremotos, por el fuego. Muchos de vosotros estáis siendo atacados por fuerzas malignas de gente armada, que van destruyendo vidas y que van causando mucho pánico en vuestra vida diaria. Y, así, cada país va siendo probado de diferentes formas, pero Yo os he dado el remedio en cada una de Mis Apariciones y el remedio ha sido el mismo, Mis pequeños: la vida en la Gracia y el rezo del Santo Rosario.
Tenéis estas armas poderosísimas contra las fuerzas de satanás y las estáis desperdiciando, las habéis venido desperdiciando porque os habéis alejado de la vida espiritual que tanto necesitáis, ya sea para vuestra vida diaria, para vuestra misión y para protegeros contra las fuerzas de satanás. Al vosotros negar toda esta fuerza espiritual que se os ha ofrecido y que Yo os he traído como Madre que os cuida y os ama, vosotros estáis sufriendo de más.
Vosotros no queréis aprovechar toda esta fuerza espiritual que quizá, la menospreciáis, porque os falta Fe, pero recordad que todo lo que viene de Nuestro Dios es sencillo, siempre y cuando lo hagáis con una Fe absoluta y con un grande amor.
Nuestro Dios no os pide cosas extraordinarias para vuestra salvación, Él se va a lo sencillo y es lo mismo que os estoy pidiendo que hagáis, Mis pequeños, también para vuestra protección contra las fuerzas de satanás.
En vuestras capacidades humanas, no podéis comprender que el rezo del Santo Rosario, algo aparentemente sencillo, pueda doblegar las fuerzas poderosas de satanás, pero así es, Mis pequeños y por eso, Nuestro Dios os da el ejemplo de David y Goliat, un niño luchando contra un gigante poderoso, extremadamente fuerte, un guerrero entrenado para destruir y ése niño, aparentemente indefenso, con un arma sencilla, que hasta risa le dio al mismo Goliat, cuando se presenta a luchar contra él, pero era un arma que tenía la Fuerza Divina. El Santo Rosario es ésa honda de David, es un arma aparentemente sencilla, pequeña, contra el poderío de satanás, que también lo palpáis, pero que os falta Fe para saber que con el Santo Rosario lo podéis destruir.
Os he dado un arma poderosísima, es el Santo Rosario y si os unís, Mis pequeños, en confianza, en Fe, en amor, podréis doblegar las fuerzas de satanás y destruir su poder maligno sobre todos vosotros, sobre el mundo entero, sobre el Universo Infinito. El Santo Rosario es realmente un arma de amor poderosísima y si lo rezáis con ésa Fe con la que se presentó David contra Goliat, veréis que el mal se irá terminando sobre la Tierra.
Tenéis que poner de vuestra parte, Mis pequeños, en la redención del género humano, sois parte de él y, también, tenéis que poner ése deseo y ése granito de amor para sacar adelante a vuestros hermanos, al mundo entero, a la humanidad que se os ha dado para que vosotros la fuerais renovando en el Amor que Mi Hijo os enseñó, confiad más en lo que se os da del Cielo.
Sois pequeños y se os dan cosas pequeñas que podáis entender para destruir aquello inmenso que os rodea y que no podéis entender, simplemente confiad. Sois ésos pequeños Davides, que lucharán contra el Goliat, que es satanás. Venceréis, Mis pequeños, porque vuestro Dios está con vosotros, como lo estuvo todo el tiempo con David.
Gracias, Mis pequeños.

Cuarto Misterio, Habla Dios Padre.
Sobre: Os pido que abráis vuestro corazón para que Mi Amor os invada plenamente y para que seáis almas salvadoras de tantos hermanos vuestros que necesitan de su salvación.
Hijitos Míos, os pido que abráis vuestro corazón para que Mi Amor os invada plenamente y para que seáis almas salvadoras de tantos hermanos vuestros que necesitan de su salvación. Esto os lo digo, Mis pequeños, porque Yo, como Padre vuestro, ciertamente permito que veáis algo de lo malo que está a vuestro alrededor, para que vuestro corazón, que está buscando Mi Amor, se apiade de estas almas de vuestros hermanos para que oréis por ellos. Pero, también, como Padre vuestro, no os dejo ver, en profundidad, la maldad que se ha desatado sobre el mundo y que no la soportaríais si os permitiera ver un poco de esta maldad que se da en lo obscuro, en lo profundo, en lo escondido. Son maldades satánicas y vosotros caeríais muertos, horrorizados, por lo que satanás está haciendo ya entre vosotros, porque hermanos vuestros, alrededor del mundo, se han donado a su maldad y lo apoyan, como instrumentos de mal sobre los pueblos de la Tierra.
Ésta maldad que os rodea y se da así, en lo escondido, por grupos que solamente quieren la destrucción espiritual y humana de todos vosotros. Esta maldad puede ser destruida si vosotros oráis, Mis pequeños, como se os ha dicho, especialmente, viviendo en estado de Gracia, dejándoos llenar de Mi Amor y utilizando las armas poderosísimas que se os han dado, como os dijo Mi Hija, la Siempre Virgen María, con el rezo del Santo Rosario.
Cuando vosotros producís amor, Mis pequeños, éste amor va doblegando a satanás y le vais poniendo una valla, la cual él no puede cruzar. La maldad, con la que os está atacando, es poderosísima, pero nunca más poderosa, como os he dicho, que Mi Poder de Dios, que es el que os está protegiéndoos y que está junto a vosotros cuando oráis y cuando hacéis un bien a vuestros hermanos.
Ciertamente, satanás tiene a sus allegados, que están unidos y os quieren destruir y si vosotros no os unís en el amor, y oráis para doblegar sus fuerzas, entonces sufriréis mucho, Mis pequeños.
Yo Soy vuestro Dios y estoy viendo perfectamente cómo se están dando estas luchas fuertes entre almas buenas y almas malas y, porque os quiero proteger, porque sois Mis hijos, os voy dando todos estos consejos, Mis pequeños, para que venzáis al enemigo.
Recordad cómo se desarrollan las guerras, están los generales de ambos lados y, con tácticas específicas, van moviendo a su ejército para tratar de destruir al opositor. Yo voy conociendo todos los movimientos de satanás, los conozco de antemano y os voy previniendo, Mis pequeños, para que os adelantéis a sus movimientos. Poned de vuestra parte, Mis pequeños, porque todo esto es para vuestro bien, para que no padezcáis tanto dolor, ¿qué acaso necesitáis vivir más dolor y más terror del que ya ahora vivís para que entendáis que Mis Palabras son ciertas y Mis consejos verdaderos?
Entended ya, Mis pequeños, o ¿acaso os gusta vivir en el sufrimiento y en el terror con el que os está atacando satanás?
Venid a Mí, Mis pequeños, venid arrepentidos, entrad en oración íntima Conmigo, con vuestro Padre y vuestro Dios, para que Yo os vaya guiando a cada uno de vosotros y os vaya uniendo como un bloque inquebrantable, durísimo, que podrá vencer toda fuerza de satanás.
Yo os ayudo, os protejo y os voy guiando, pero necesito de vuestra donación y ésta tiene que ser dentro de vuestra voluntad libre.
Os amo tanto, Mis pequeños, y no quisiera que vosotros sufrierais. Daos pues al Amor, dejad que Mi Amor llene vuestro ser, porque con el Amor venceréis las fuerzas malvadas de satanás. Os he dicho que él no puede contra Mi Amor, debéis uniros en ése bloque de Amor que venga de Mí y salvad vuestra alma y la de vuestros hermanos con vuestra donación, pero hacedlo ya, Mis pequeños, porque pronto está satanás para dar su zarpazo final con el que quiere destruir vuestro mundo, vuestra vida y, aunque no lo voy a permitir, sí podréis sufrir excesivamente y esto no lo quiero, Mis pequeños, porque sois débiles.
Os quiero consentir, pero actuad de Mi lado, apoyadMe con vuestra vida de amor y de donación, es una lucha muy fuerte que, ciertamente, Yo puedo soportarla Solo, pero sois Mi familia, Mis pequeños y quiero compartir el triunfo con vosotros, uniéndoos en ésta lucha que la estáis viviendo y que la estáis sufriendo.
Luchemos juntos, Mis pequeños y, así, Nuestro triunfo se dará pronto y lo gozaréis inmensamente Mis pequeños. Que Mi Amor se derrame sobre vosotros y los vuestros.
Gracias, Mis pequeños.

Quinto Misterio, Habla Dios Padre.
Sobre: No quiero Ser el Dios de un momentito de vuestra vida, de un momentito de vuestro día, quiero Ser vuestro Dios de todo momento, en las buenas y en las malas.
Hijitos Míos, mucho Amor se ha derramado de Mi parte sobre todas las generaciones, por las pasadas, las presentes y las que vendrán y, ciertamente, como dicen las Escrituras, que cuando la lluvia cae a la tierra y la moja, la fecunda, también Mi Amor fecundará a las almas y llegará a Mí de regreso, con ése gozo grande de haber salvado a infinidad de almas.
Mi Amor es inmenso por vosotros y, como os he dicho, es incomprensible en estos momentos, porque vuestra mente y vuestros ojos están velados por el pecado, pero cuando vosotros podéis ver plenamente lo que se os ha dado, Me agradeceréis de corazón todo lo que os he dado y os daré y ése será Mi Gozo, porque Mi Sangre Preciosa, Mi Amor Infinito, en ése momento será recompensado por vuestro agradecimiento, por vuestro amor, por vuestra donación eterna.
AmadMe, Mis pequeños, con todo vuestro ser, penetrad más en vuestro corazón y encontradMe ahí, Yo no estoy lejos de vosotros, Soy vuestro Dios que Vive en vosotros, que os acompaña en todo momento, que conoce perfectamente hasta lo más íntimo de vuestro ser, pero que no broto hacia vosotros hasta que vosotros no Me llamáis y Me tomáis en cuenta para vivir a la par en vuestra vida. No quiero Ser el Dios de un momentito de vuestra vida, de un momentito de vuestro día, quiero Ser vuestro Dios de todo momento, en las buenas y en las malas.
Sí, Mis pequeños, si Vivo en vosotros, quiero que Me compartáis todo y os ayudaré en los momentos difíciles y gozaré con vosotros vuestros triunfos, todo lo bueno que hagáis y todo lo que gozáis, pero compartídMelo, Mis pequeños, para que vayáis preparando vuestro camino de regreso porque, en el Reino de los Cielos, ya no habrá ningún momento en que Nos separaremos. Uníos pues ya a ése gozo eterno en que vivamos, ya desde la Tierra, unidos para el gozo eterno.
Gracias, Mis pequeños.




miércoles, 1 de junio de 2011

Mensaje de Dios Padre, Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Virgen María, a J. V.


Abr 20_11 Entendedlo bien, que Yo no “fui”, sino “Estoy” y “Soy”.



Rosario vespertino-miércoles de Semana Santa
Temas:
  • Cuando Yo os digo que Mi Sangre ha purificado el presente, el pasado y el futuro, es vuestro presente, es vuestro pasado, es vuestro futuro, porque Yo estoy en un eterno presente.
  • Necesito, Mis pequeños, ésa oración continua para las almas que van a padecer, ya sea dolor o muerte, en los acontecimientos por venir en cada uno de los países del mundo.
  • Arrepentíos de corazón, porque no os habéis dado al cien por ciento a la obra que Yo os encomendé, que es vuestra misión aquí en la Tierra.
  • Yo quiero que así sean todos vuestros méritos, dándoMe todo a Mí, vuestro Dios, pero siempre viéndoMe a los Ojos.
  • Vosotros también debéis entregar a Mi Hijo para expiación, primeramente por vuestros pecados y luego por los pecados de la humanidad.
Mensaje de Dios Padre, Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Virgen María, a J. V.
Primer Misterio
Habla Nuestro Señor Jesucristo
Sobre: Cuando Yo os digo que Mi Sangre ha purificado el presente, el pasado y el futuro, es vuestro presente, es vuestro pasado, es vuestro futuro, porque Yo estoy en un eterno presente.
Hijitos Míos, muchos, muchos de vosotros quisierais ya estar descansando de los Mensajes que se reciben alrededor del mundo, porque, quizá, os sentís tensionados, pero os he dicho que mantengáis la paz en vuestro corazón, a pesar de lo que os digo. Y esto os lo digo, Mis pequeños, para que aquellos que no han entendido que, todavía, debéis regresar a Mí en paz, en armonía, buscándoMe en Mi Amor, aquellos regresarán por temor, pero que sea un temor que luego se vuelva amor, como ya os he pedido antes, porque vosotros no fuisteis creados para vivir en el temor, sino en el amor.
Mis pequeños, os he dicho que los acontecimientos se tienen que dar, pero van a ser para vuestro bien. La humanidad está tan distraída éstos días, en los que quisiera que Me acompañarais todos vosotros en Mis sufrimientos, en Mis dolores, en Mi abandono.
La humanidad sigue haciendo lo mismo que aquellos que Me rodeaban, en ésos momentos, cuando Yo también estuve sobre la Tierra. Sobre todo, el abandono es lo que más Me duele, Mis pequeños, estáis tan embebidos en el mundo, que queréis seguir viviendo para el mundo y en el mundo.
Buscáis los momentos de libertad para gozar en vuestro cuerpo, pero no le dais el Alimento a vuestra alma que se le debe dar. Y así, éstos momentos en que Me debierais acompañar para aliviar Mis dolores, se vuelven de más tristeza porque no tengo en quién apoyarMe. No tengo el hombro de un amigo, de un hermano, que Me deje descansar en él y que Me diga palabras de aliento, sobre todo, de amor.
Yo Me he dado plenamente por vosotros, para vuestra salvación y lo único que os pido, son momentos de apoyo moral, espiritual. Recordad que os he dicho que aunque ya éste acontecimiento de Mi donación, se dio, Yo Vivo en un eterno presente y lo que vosotros Me deis, hagáis, Me digáis a Mi Corazón, es como si Me lo estuvierais dando en ésos momentos. Y esto tenedlo siempre presente, Mis pequeños y entendedlo bien, que Yo no “fui”, sino “estoy” y “Soy”, en el mismo tiempo de vosotros.
Todo eso espiritual que Yo os di en ésos momentos, se ha venido dando a lo largo de los siglos, por eso, cuando Yo os digo que Mi Sangre ha purificado el presente, el pasado y el futuro, es vuestro presente, es vuestro pasado, es vuestro futuro, porque Yo estoy en un eterno presente y, al entenderlo así, Mis pequeños, debéis poner más atención a vuestra vida y a todo lo que Me deis. VedMe, no cerca a vosotros, sino junto a vosotros y en vosotros.
Mucho bien Me haréis, Mis pequeños, porque deseo vuestras palabras de amor y de aliento, palabras de amor y de aliento que no Me dieron ni siquiera Mis discípulos en los momentos difíciles de la Crucifixión, porque huyeron. No quiero que huyáis vosotros, quiero que estéis junto a Mí.
Yo os recompensaré infinitamente, Mis pequeños, por esos detalles de amor que Me dais, porque, aunque Soy Dios, también Soy Hombre y como Hombre, necesito de vuestra compañía, de vuestro aliento, de vuestro amor, de vuestra compasión, de vuestra presencia junto a Mí en éstos momentos difíciles que Yo estoy pasando aquí Crucificado. Y ved nuevamente que no os dije “que pasé”, sino que “estoy pasando”, porque como os dije, todo es un eterno presente para Mí. No veáis como histórico ése hecho, vedlo actual y con ello, os uniréis a Mí y aliviaréis a infinidad de almas que necesitan de conversión y de salvación.
Poneos junto a Mi Madre, junto a la Cruz, estoy con vosotros, vedMe Sufriente, vedMe Sangrante, vedMe Doliente, estoy aquí con vosotros.
AcompañadMe, Mis pequeños, dadMe palabritas de Amor, ved y oíd todo lo que dicen contra Mí, las blasfemias, groserías, no dejéis que Mis oídos escuchen todo eso, dadMe palabritas de amor a Mis Oídos, opacad todas ésas palabras de la chusma, que a pesar de que las amé, amé todas ésas almas que Me rodearon, las alimenté física y espiritualmente y se volvieron, la gran mayoría contra Mí.
No Me falléis, Mis pequeños en estos momentos. Estáis también vosotros junto a la Cruz. Sentid Mi Presencia, estáis aquí Conmigo, sentid el viento helado, que se empieza a dar porque se está metiendo el sol. La obscuridad empieza a caer, la gente se empieza a asustar, tocad Mis pies y, con eso, dadMe apoyo. Llorad junto Conmigo el error de los pecados del mundo y vuestros propios pecados. Llorad junto Conmigo toda esa maldad de la Iglesia incipiente y que se ha venido aumentando con los siglos. Llorad junto Conmigo ése desprecio tan grande de aquellos que Me debieran seguir, porque fueron bautizados, como Yo también fui bautizado por Juan. Sois parte de Mí, os quiero junto a Mí, os quiero Conmigo, no Me abandonéis también vosotros, estáis junto Conmigo al pié de la Cruz.
Acompañad a Mi Madre, ved cómo llora, ved cómo llora por Su Hijo y por Su Dios. Acompañadla a Ella también.
Mientras estéis en la Tierra, Mis pequeños, mucho podéis hacer para acompañarNos, a Mí y a Mi Madre en estos momentos y aún en los momentos a lo largo de Mi Vida de predicación. Acá también tuve momentos difíciles, porque los mismos fariseos y escribas no Me dejaban en paz, trataban de destruir Mi Obra y destruirMe a Mí con ella.
Orad, Mis pequeños para que esto no suceda.
Volved al presente, ellos están también en el presente y siguen tratando de destruir Mi Obra y de destruirMe del corazón de los hombres.
Se quisieron deshacer de Mí en la Cruz y no pudieron, porque no contaban con Mi Resurrección y por eso Me siguen atacando, aún en vuestro presente.
Orad, Mis pequeños, porque se siguen infiltrando por todos lados éstos judíos farisaicos, que quieren destruir lo que Yo os dejé con todo Mi Corazón, con todo Mi Amor y envuelto todo esto en Mi Sangre Preciosa.
¡Cuánto dolor tiene Mi Corazón! Porque Yo Me di por todos y por todos los tiempos y una gran cantidad de hermanos vuestros, aún en estos tiempos no aprecian lo que os di y os sigo dando, por eso es tan importante que vosotros entendáis vuestra presencia en la Tierra y, esto es, que con vuestra oración, vuestra intercesión, podáis lograr que infinidad de almas que están dándoMe su espalda y Me están atacando, puedan dejar que la Luz de Mi Santo Espíritu penetre en ellos y les haga ver la realidad por la que ellos, también, están aquí en la Tierra.
Buscad pues, Mis pequeños, que todos vuestros hermanos se puedan salvar, no os deis por vencido. En vuestra oración, incluid a la humanidad entera para su salvación eterna. Todo se puede lograr si vosotros tenéis Fe y confianza en uniros a Mí, vuestro Dios, vuestro Hermano, vuestro Salvador. Confiad, Mis pequeños y confiad en que Yo os puedo dar vuestra salvación. Orad, orad intensamente, no Me falléis, Mis pequeños.
Gracias, Mis pequeños.
Segundo Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Necesito, Mis pequeños, ésa oración continua para las almas que van a padecer, ya sea dolor o muerte, en los acontecimientos por venir en cada uno de los países del mundo.
Hijitos Míos, os pido que os adelantéis siempre a los acontecimientos, ciertamente, no sabréis qué va a suceder, pero os he estado hablando de purificación y purificación quiere decir dolor, para los pueblos de la Tierra.
Cuando os he dicho que preparéis ésos momentos, es para que vosotros pidáis por las almas que van a ser probadas en toda la Tierra y, como no sabéis en dónde seguirá el siguiente acontecimiento, os quiero en oración continua y, sobre todo, para que pidáis por las almas, para que les nazca ése deseo de arrepentimiento y de mejorarse moral y espiritualmente.
Necesito, Mis pequeños, ésa oración continua para las almas que van a padecer, ya sea dolor o muerte, en los acontecimientos por venir en cada uno de los países del mundo.
Cuando os he dicho que os adelantéis a orar por todas las almas, deseo que pidáis fuertemente para que tengan arrepentimiento en vida, porque es más válido. Es más seguro un arrepentimiento en vida que las oraciones que les digáis cuando ya han muerto, porque no sabréis si ésas almas se salvaron ya que es más seguro que se salven con un arrepentimiento en vida que con todas las oraciones después de su muerte.
Vuestras oraciones mueven corazones y, en estos momentos, no os dais cuenta de ello y no están vuestras oraciones aisladas, sino como os he enseñado, vuestras oraciones se unen a las oraciones de la Comunión de los Santos, pero ellas, en sí, tienen muy poquita fuerza. Aunque son millones y millones de almas las que están orando, todas ésas oraciones tendrán potencia infinita, cuando se unan a las de Mi Hijo, Oraciones de Cristo Jesús, que llegan a Mí, al Padre. Ciertamente, como Dios, en Mis Tres Divinas Personas, voy recibiendo todo y debéis dárMelo todo, ya sea a través de Mi Hija, a través de Mi Hijo Jesucristo, a través de Mi Santo Espíritu y todo eso llegará a Mí, como Padre que Soy de todo lo creado.
Vuestra oración, Mis pequeños, es importantísima, no os sintáis poca cosa, aunque sois pequeñitos, insignificantes ante Mis Ojos, ya no lo sois cuando os unís a Mi Hijo.
Cuando estáis orando, junto a Mi Hijo, vuestras oraciones se vuelven poderosísimas, no así cuando estáis orando solos, creyendo que vuestra oración está llegando a Mí en una forma muy fuerte, ya sea porque vuestros dolores en ese momento son muy grandes, pero no os dais cuenta que vuestros pecados, también son muy grandes y vuestra imperfección inmensa, porque estáis afectados, primeramente por el Pecado Original y después por los pecados que habéis cometido en toda vuestra vida. Aunque perdonados estén, van debilitando vuestras capacidades, porque el pecado os lleva al mundo y, si habéis pecado mucho, quiere decir que estáis muy arraigados al mundo.
Por eso, os he pedido tanto que entréis a vuestro interior, que entréis a vuestro corazón, donde habita Mi Santo Espíritu, para que os vaya apartando del mundo y que empecéis a volar hacia Mí. Uníos continuamente a los méritos de Mi Hijo, no despreciéis Nuestra Santísima Trinidad y todo lo que Mi Hija pueda hacer por vosotros para atraeros a Mí, vuestro Dios, en Mi Santísima Trinidad.
¡Tanto bien que podéis hacer con vuestra donación! Pero, aunque no comprendáis todo lo que podéis hacer, simplemente hacedlo, porque os lo pido, Mis pequeños, más tarde entenderéis todo esto que Yo os estoy diciendo, ya que si actuasteis según como os lo fui pidiendo, gozaréis con Mi Gozo. Lo que no quiero es que os arrepintáis, cuando lleguéis a Mí, de no haberMe escuchado, porque conoceréis el tiempo perdido que no aprovechasteis y que pudisteis haber hecho tanto por Mi Reino en la salvación de todas las almas y no lo hicisteis.
¡No desperdiciéis ni un segundo de vuestra vida, Mis pequeños, podéis hacer tanto por Mi Reino! Vosotros quizá os sentís ahora fuertes y que no necesitáis ayuda de vuestros hermanos, prácticamente en ninguna forma, porque os sentís muy fuertes, pero os llegará el momento en que ya os iréis acercando a Mí, en vuestra muerte humana y en ése momento es cuando os sentiréis tal y como sois, pequeños, débiles, con una imposibilidad fuerte de luchar contra vuestros defectos y poder levantar vuestro pasado a un olvido ante Mí. Que también eso quiero, Mis pequeños, que vuestro presente y vuestro actuar presente, haga que vuestro pasado no esté ante Mí, en vuestro Juicio Final.
¡Os amo tanto, Mis pequeños, que cómo quisiera que ya estuvierais todos alrededor Mío!, pero os falta aún poco, hacer más méritos, sobre todo, salvar más almas.
¡DadMe muchas almas, las necesito a todas! DadMe almas, porque Yo os di a Mi Hijo y vosotros, los que abristeis vuestro corazón a todas las Enseñanzas de Mi Hijo sobre la Tierra, habéis aprendido inmensamente el cómo se vive en el Cielo, y es Amor, puro Amor.
PedidMe, Mis pequeños que llene vuestro corazón con Mi Amor, para que os sintáis plenos y que sintáis la necesidad de daros por vuestros hermanos, porque así es el Amor.
Como os he explicado, el Amor es dinámico, no lo podéis detener y por eso Mi Amor debe llegar a todos los pueblos de la Tierra, por su dinamismo de salvación.
Os Bendigo, Mis pequeños y pedidMe continuamente que Mi Amor os cubra y os haga crecer, para que Me podáis dar muchas, muchas almas.
Gracias, Mis pequeños.
Tercer Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: Arrepentíos de corazón, porque no os habéis dado al cien por ciento a la obra que Yo os encomendé, que es vuestra misión aquí en la Tierra.
Hijitos Míos, recordad el pasaje donde se os dice cómo se comportaban los cristianos en un principio. Eran alegres, muy alegres, se compartían lo que tenían, fuera poco o mucho y el amor estaba en ellos.
Ciertamente luego entró el mal y fue destruyendo esos grupos unidos en el amor. Estos son tiempos del reencuentro en el Amor que Yo os dejé, Mis pequeños.
Mi Vida sobre la Tierra no fue triste, fue alegre y sobre todo, dedicada a hacer la Voluntad de Mi Padre.
Por un momento imaginad que Yo hubiera sido un Mesías triste, enojón, impaciente, Yo no os hubiera dado un buen ejemplo. Si os he dado ejemplo, es porque viví en la Virtud, en Mis Virtudes excelsas y Divinas que os vine a enseñar y a las que estáis llamados, Mis pequeños, porque si Me seguís, vosotros tenéis la obligación y tenéis la Gracia de ser otros Cristos y de vivir y hacer las cosas que se Me vieron hacer a Mí, vuestro Dios.
En estos tiempos de tribulación, quiero que vuestros hermanos se den cuenta quiénes son los que Me siguen, los que están llenos de Mi Vida y de Mi Amor y ellos deben ser los cristianos, el grupo escogido de estos tiempos.
Por eso, dejad a un lado lo que sea tristeza, preocupación, todo aquello que os arraiga al mundo, eso no os va a dar el crédito que debéis tener, porque vosotros os presentáis como Cristianos, o sea, seguidores Míos y si estáis viviendo en forma diferente a la Mía, no os estáis comportando como os debéis comportar.
¿Habéis entendido esta lección, Mis pequeños? Dejad a un lado las tristezas y preocupaciones de la vida, porque realmente es ahí en donde radican vuestras preocupaciones, en el qué hacer si no tenéis de lo elemental, lo básico para vivir. No estáis confiando en Mi Providencia Divina, no estáis confiando en Mis Promesas, dejad pues vuestras preocupaciones, que os están dañando y Me están dañando, porque no crecéis en la confianza plena que debéis tener en Mí, no estáis ejercitando las Virtudes, especialmente la paz en vuestro corazón y en una confianza plena en Mi Voluntad.
Arrepentíos de corazón, porque no os habéis dado al cien por ciento a la obra que Yo os encomendé, que es vuestra misión aquí en la Tierra.
Algunos habréis dado el veinte por ciento, otros el cuarenta, otros el sesenta o aún el ochenta, pero difícilmente dais el cien por ciento, porque no os acercáis a Mí ni Me pedís ayuda para darlo. Venid a Mí y, en humildad, decidMe: “mi Jesús, mi Hermano, ¿en qué Te he fallado?, ¿en qué puedo mejorar?, ¿cómo puedo llegar a ésa perfección que nos has dicho que debemos buscar?”
Venid, Mis pequeños y no elucubréis, porque vuestras elucubraciones son imperfectas, porque vosotros sois imperfectos. Venid a Mí, para que Yo os enseñe y os guíe, confiad, confiad en Mi guía amorosa, Sabia y Santa, os quiero llevar por caminos de perfección, pero os debéis soltar plenamente a Mí, nadie más os podrá enseñar lo que Yo os enseñaré.
Gracias, Mis pequeños.
Cuarto Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Yo quiero que así sean todos vuestros méritos, dándoMe todo a Mí, vuestro Dios, pero siempre viéndoMe a los Ojos.
Hijitos Míos, la gran mayoría de vosotros creéis que se necesitan acontecimientos fuertes, en la vida de cada uno de vosotros o de los pueblos, para que así ésos acontecimientos fuertes y dolorosos los podáis ofrecer y unir a los méritos de Mi Hijo, para que éstos salven muchas almas y no es así, Mis pequeños.
Os he explicado ya antes que todos vuestros actos deben estar envueltos en amor, si no hay amor en vuestros actos de donación, estos no sirven para nada.
Cuando vosotros Me dais algo, con ésa finalidad de salvación de almas, Me los debéis dar viéndoMe a los Ojos y os digo esto, porque de esa forma os daréis cuenta de que lo que Me estáis dando, Me lo estáis entregando de todo corazón y Yo quiero que así sean todos vuestros méritos, dándoMe todo a Mí, vuestro Dios, pero siempre viéndoMe a los Ojos.
Si os dais cuenta, aquellos que os engañan o aquellos que quieren haceros un mal, cuando están frente a vosotros, no os miran a vuestros ojos, tratan de esquivar vuestra mirada, voltean a todos lados, pero no miran a vuestros ojos.
Yo quiero que viváis Conmigo y para Mí, siempre, en una total honestidad de vida y esto se logra en la sencillez, como niños y, por eso, Mi Hijo os pidió tanto el ser como niños, porque si vuestras obras vienen directamente a Mi Corazón, aunque creáis que vuestras obras son pequeñas, si las unís al Amor de Mi Hijo, Yo las recibiré como si hubieran sido hechas por Mi Hijo y, de hecho lo son, porque Mi Hijo está viviendo en cada uno de vosotros. Vosotros, que habéis abierto vuestro corazón a Su acción, Le permitís Su entrada, Él os purifica y os perfecciona.
No caminéis solos en la vida, caminad siempre acompañados de Mi Hijo y así es como estaréis haciendo las mismas obras que se le vieron hacer a Mi Hijo y que ahorita haréis vosotros, Le daréis vida en vosotros, así Mi Hijo estará caminando en el mundo gracias a vosotros y Él estará llenando el mundo con Sus Bendiciones para la salvación de las almas. No os separéis nunca de Él, Mis pequeños. En los momentos buenos, en los momentos difíciles, dadLe la mano, caminad juntos, salvad almas juntos para Mí, vuestro Dios.
Gracias, Mis pequeños.
Quinto Misterio, Habla La Santísima Virgen María,
Sobre: Vosotros también debéis entregar a Mi Hijo para expiación, primeramente por vuestros pecados y luego por los pecados de la humanidad.
Hijitos Míos, Yo, como Madre vuestra, pero también Madre de Mi Hijo y de Mi Dios, fue un Dolor grande el haber tenido que estar presente en ése Sacrificio tan cruento de Mi Hijo. Ciertamente, por un lado, sufría y por otro gozaba, igual que Mi Hijo.
Sufría al ver a Mi Hijo, el trato que se Le daba, como el de un ladrón o asesino, siendo que Él es puro Amor y se los demostró a ése pueblo infiel. Un pueblo escogido por el Padre, pero de cerviz dura y traicionera.
Mi Dolor era grande al ver cómo se Le trataba, pero también una alegría Divina Me inundaba en todo Mi Ser porque, en ése momento, Yo era Sacerdotisa entregando al Cordero en el Altar por la expiación de todos los pecados, pasados, presentes y futuros. Vosotros, por vuestro bautismo, también sois sacerdotes y quiero que estéis consientes, Mis pequeños, de esa realidad en que vosotros también debéis entregar a Mi Hijo para expiación, primeramente por vuestros pecados y luego por los pecados de la humanidad, pero quiero que os acerquéis a Mí, como Madre vuestra y que entendáis Mi Dolor, el Dolor de una Madre, que está viendo frente a Ella, cómo destrozan a Su Hijo y prácticamente no hay nadie que trate de defenderLo.
Vosotros, en vuestro sacerdocio bautismal, entregad al Padre a Su Hijo, a Mi Hijo, a vuestro Dios y Salvador y uníos a Él y gozad, también, por vuestra salvación, porque Su entrega es para vuestra salvación y la de vuestros hermanos. Estáis ofreciendo a Mi Hijo, como cordero, como se pedía antiguamente, que se llevara un animalito y que fuera sacrificado por el sacerdote del Templo para expiación de vuestros pecados. Al entregarMe a Mi Hijo, como Cordero, también estáis expiando vuestros pecados, pero que nazca también en vosotros ése deseo de mejora y de santificación, no os quedéis solamente en la expiación porque, de ahí, podéis caer y de nada serviría el que hubierais ofrecido al Cordero Divino por el perdón de vuestros pecados, debe haber en vosotros ése deseo de mejora, de crecimiento espiritual, de purificación total, para que podáis entrar al Reino de los Cielos.
Meditad todo esto, Mis pequeños, para que entendáis la realidad de este Misterio tan grande, Misterio de Amor, porque os quedáis solamente en el dolor y no hay alegría en vuestro interior. Meditadlo, Mis pequeños, venid a Mí, para que Yo, como Madre vuestra, os enseñe todo lo que debéis sacar de enseñanza de éste ofrecimiento de Amor de Nuestro Dios, Jesucristo, a Nuestro Dios, Padre.
Gracias, Mis pequeños.


sábado, 11 de diciembre de 2010

Mensaje de Dios Padre, Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Virgen María, a J. V.

Oct 19_10 “Hoy mismo estarás Conmigo en el Paraíso”.


Rosario vespertino


Temas:


• Que Yo Me sienta orgulloso de cada uno de vosotros, que actuasteis en el Bien hasta el último momento.


• Aún podéis disminuir la intensidad de vuestro sufrimiento particular y el sufrimiento mundial que tendrán todos los pueblos de la Tierra.


• Que vuestra oración sea insistente a Mi Corazón Sacratísimo, para que Yo derrame Bendiciones inmensas sobre aquellos hermanos vuestros que os piden que oréis por ellos.


• No les deseéis el mal a vuestros hermanos que están haciendo el mal en la sociedad, al contrario, traédMelos a Mi Corazón.


• EntregadMe vuestra soberbia y vuestra vanidad y entrad a la humildad, que es la puerta segura de la entrada de todo Mi Ser en vosotros.

Mensaje de Dios Padre, Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Virgen María, a J. V.

Primer Misterio, Habla Dios Padre


Sobre: Que Yo Me sienta orgulloso de cada uno de vosotros, que actuasteis en el Bien hasta el último momento.

Hijitos Míos, os he pedido que siempre estéis preparados para lo que pueda venir a vuestra propia vida, porque debéis estar preparados para cuidar lo más grande y más bello que tenéis, que es vuestra propia alma, pero ahora también os pido que estéis preparados para los acontecimientos que se van a venir sobre toda la Tierra.

Momentos grandes, difíciles, pero si los tomáis realmente con amor y respetando Mi Voluntad, veréis que éstos acontecimientos, lejos de atemorizaros, os van a llevar a una paz interior bellísima, porque vosotros deberéis tomar, como os he dicho, esto como una penitencia a vuestros pecados pasados.

Entended con todo esto, Mis pequeños, que os estoy ayudando a que vosotros alcancéis vuestra purificación y, con ello, vuestra santificación, porque las almas santificadas son las que van a tener la oportunidad de ver los Cielos Nuevos y las Tierras Nuevas, lo que os he prometido, y que estáis a momentos de recibir éste gran regalo. Pero una gran mayoría de hijos Míos, no acuden regularmente al Sacramento de la Confesión, de hecho, no acuden a los Sacramentos y por eso os doy la oportunidad, con todos estos acontecimientos, a que vosotros reflexionéis y aceptéis, en vuestra vida, lo que Yo os mande.

Os vuelvo a repetir, no toméis esto como un castigo de parte Mía, vosotros os habéis ganado estos dolores por vuestro mal proceder, porque Me habéis dado la espalda, porque no queréis vivir en el Amor. Así pues, así como el sacerdote os deja penitencia que debéis realizar después de vuestro arrepentimiento de corazón, para que vuestros pecados sean perdonados, esto que Yo voy a permitir en vuestra vida, a nivel mundial, es la penitencia para el perdón de vuestros pecados, pasados y presentes y tomadlo así, simplemente, ofreciendo de corazón vuestros dolores, para que vuestra alma quede preparada, para que al quedar limpia, podáis tener acceso a la Promesa que os he dado de los Cielos Nuevos y las Tierras Nuevas.

Mi finalidad es de Amor, es de respeto a vosotros y sobre todo, de un cuidado extremo que tengo hacia cada uno de vosotros, porque os amo. Quiero lo mejor para vosotros, pero también debéis vivir de acuerdo a la dignidad que tenéis, porque sois hijos Míos, y un hijo Mío, verdadero, no puede estar viviendo en el mal, no puede estar viviendo en pecado, no puede estar dando un mal ejemplo. Mi Hijo, cuando estuvo sobre la Tierra, todo Su comportamiento era de acuerdo a la dignidad que Él tiene y así lo mostró a los hombres y ahora os toca a vosotros, Mis pequeños, hermanos de Mi Hijo, Cristo Jesús, también os debéis comportar con la dignidad que tenéis. Mi Hijo os atrajo ésa dignidad, agradecedLe y manteneos cuidando vuestra alma, vuestra persona, con la dignidad real que tenéis.

No os apartéis, del Bien, Mis pequeños, hasta el último momento de vuestra vida quiero que se pueda decir de cada uno de ustedes, que sois hijos Míos, hijos de Dios. DadMe ése gusto, Mis pequeños, que Yo Me sienta orgulloso de cada uno de vosotros, que actuasteis en el Bien hasta el último momento.

Gracias, Mis pequeños.

Segundo Misterio, Habla La Santísima Virgen María,


Sobre: Aún podéis disminuir la intensidad de vuestro sufrimiento particular y el sufrimiento mundial que tendrán todos los pueblos de la Tierra.

Hijitos Míos, Soy vuestra Madre, la Siempre Virgen María.

Recordad el pasaje en las Escrituras, cuando estábamos en las Bodas de Caná, Mi Hijo y Yo. Yo le dije a los sirvientes “hagan lo que Mi Hijo les diga”, ahora estáis en otros momentos de la humanidad. Ahora es Mi Esposo el Espíritu Santo el que está entre vosotros y ahora os pido a todos vosotros: hagan lo que Mi Esposo quiere, para todos vosotros.

Ciertamente Él viene a purificar la Tierra entera, (Lenguas...) Con Su Amor Divino os viene a purificar, Mis pequeños. Cuando se habla de una purificación, cuando se habla de una reprensión del Cielo hacia todos vosotros, esto se hace a través de un acto amoroso, porque si vosotros sois sencillos y humildes, aceptáis de corazón que se os reprenda, porque sabéis que ésa reprenda os va a servir para mejorar. No así los que son soberbios ellos, al contrario, se enojan y responden con grosería, hasta con maldad, porque se les trate así, según ellos.

Mis pequeños, los padres amonestan a los hijos cuando van por mal camino o lo hacen para ayudarles, para que evitarles tener un accidente grave y que puedan hasta perder la vida o los deje lisiados.

Ahora, Mi Esposo, El Santo Espíritu de Amor, os viene a reprender, pero amorosamente, Mis pequeños. Algunos de vosotros entenderéis esto como un ataque, un ataque personal y malo de vuestro Dios y no es así, Mis pequeños. Si hacéis un examen de conciencia, honesto y verdadero, veréis que cada uno de vosotros os merecéis ésa reprimenda, porque os habéis alejado de las Leyes de Nuestro Dios, os habéis alejado especialmente de Su Amor y de la Caridad que debéis tener hacia vuestros hermanos. Habéis fallado en múltiples ocasiones y traéis una carga, a veces, tremenda de faltas pasadas que no habéis confesado ni habéis buscado a algún sacerdote que os las perdone. Estáis tan alejados de la Iglesia, de ésa institución Divina que os dejó Mi Hijo y ya no buscáis el Alimento Divino que tenéis, que es el Cuerpo de Mi Hijo y Su Sangre Preciosa.

Sí, Mis pequeños, habéis fallado demasiado y ¿aún así creéis que no os merecéis un castigo? No Mis pequeños, no seáis soberbios, el regalo que os va a dar Nuestro Padre Dios, es inconmensurable, es grandísimo y debéis estar preparados vosotros, en lo espiritual y aún en lo físico, para recibir éste regalo tan grande que Él os quiere dar y que vosotros gozaréis infinitamente, porque cuando Nuestro Dios regala algo a Sus creaturas, sobrepasa toda imaginación y eso es lo que ahora vais a tener, Mis pequeños, regalos que sobrepasan vuestra imaginación.

Así, pues, os repito, aceptad con humildad lo que Él permita en vuestra vida. Cada uno de vosotros habéis pecado y ciertamente, en diferente forma y en diferente nivel de maldad. Cada uno recibiréis, según vuestros pecados, según vuestras faltas, según vuestro olvido a estar bajo las Leyes y bajo el Amor de Nuestro Dios. Sabiendo esto, cada uno de vosotros, en vuestro corazón, arrepentíos ya, para que vuestra penitencia no sea tan grave. Aún podéis disminuir la intensidad de vuestro sufrimiento particular y el sufrimiento mundial que tendrán todos los pueblos de la Tierra. Arrepentíos, pedid perdón a Nuestro Dios, que es todo Bondad y Misericordia sobre cada uno de vosotros. Arrepentíos y sobre todo, haced un cambio de vida total, para que Nuestro Buen Dios se apiade de vuestra maldad, de vuestro orgullo, de vuestros errores.

Estoy con vosotros, Mis pequeños, Yo intercedo continuamente, para que ésta penitencia no sea tan grave sobre vosotros, pero ayudadMe también con el cambio de vida que debéis hacer, y manteneos así, dejando atrás vuestros pecados y tratando de mejorar vuestra vida y sobre todo, el crecimiento de vuestra alma para llevarla a su santificación.

Os lo pido de Corazón.

Gracias, Mis pequeños.

Tercer Misterio, Habla Dios Padre,


Sobre: Que vuestra oración sea insistente a Mi Corazón Sacratísimo, para que Yo derrame Bendiciones inmensas sobre aquellos hermanos vuestros que os piden que oréis por ellos.

Hijitos Míos, vosotros veis, en lo humano, hermanos vuestros que estiran su mano para recibir una moneda de vosotros, una ayuda que les va a servir a ellos para alimentarse en ése día o irla pasando mejor, de alguna forma, gracias a vuestra ayuda y a la de vuestros hermanos. Pero ahora también os pido, Mis pequeños, que veáis ésa misma mano que se alarga hacia vosotros, pero ésta es espiritual y la debéis de ver con el corazón.

Son tantos, tantos hermanos vuestros alrededor del mundo, que necesitan una ayuda espiritual, un apoyo espiritual, palabras que salgan del corazón, para ayudarles a resolver sus problemas, para ayudarles a crecer espiritualmente, hacerles ver la realidad de su existencia. Tantas almas que necesitan que un hermano se les acerque, para apoyarles en sus dolores, en sus preocupaciones. Tanto que necesitáis cada uno de vosotros y cuando necesitáis de ésa ayuda, muchas veces no tenéis a nadie a vuestro lado.

Ciertamente contáis Conmigo, con vuestro Dios, para que os apoye, para que os ayude a salir adelante pero, por vuestra falta de Fe, necesitáis a alguien, entre vuestros hermanos, a quien ver, alguien a quien tocar, ellos pueden daros una ayuda espiritual, una ayuda moral a vuestros problemas pero, como os repito, Me tenéis a Mí, pero os falta Fe para sentir Mi Presencia entre vosotros o, es más, dentro de vosotros. Por eso os pido, Mis pequeños, que vuestra oración sea insistente a Mi Corazón Sacratísimo, para que Yo derrame Bendiciones inmensas sobre aquellos hermanos vuestros que os piden que oréis por ellos. Tan pronto os pidan, voltead hacia Mí, Mis pequeños, y ponedMe, en Mi Corazón, las necesidades de vuestros hermanos y aún vuestras propias necesidades.

Ése acto que vosotros hacéis, ya es un acto de Fe, estáis volteando a verMe, estáis Conmigo, Me estáis mostrando las necesidades de vuestros hermanos y eso Me halaga, Mis pequeños, porque estáis creyendo que Mi Vida está entre vosotros y aún dentro de vosotros. Yo realmente vivo en vuestro interior y sé lo que necesitáis cada uno de vosotros, pero debéis pedir Mi ayuda y esto lo hago para reforzar vuestra Fe, y para que crezcáis en ella. Si Yo os diera todo sin que vosotros tuvierais la necesidad de pedirlo, vosotros no creceríais en Fe, ni en Confianza, ni, en Esperanza en Mí.

Con esto, Mis pequeños, os hago a vosotros voltear hacia Mí y ésa confianza Me halaga porque, primeramente, os conocéis a vosotros y sabéis que no podéis ayudar a vuestros hermanos con tal o cual necesidad, porque no tenéis las capacidades para hacerlo y, por otro lado, al voltear hacia Mí, Me halaga, porque sabéis que Soy vuestro Dios y que puedo hacer todo por vosotros y viviendo así, en humildad, en sencillez, Yo puedo derramarMe fuertemente sobre vuestros hermanos y sobre vosotros mismos.

Muy difícil es la vida del hombre si no tiene Fe, por eso, pedidLe a Mi Santo Espíritu, que está habitando entre vosotros, que os ayude con ése regalo tan grande, que el hombre necesita, que es la Fe y ésta, para que se complemente, pedidLe también el Amor, que el Amor es lo que mueve a toda la Creación y mueve hasta Mi propio Corazón. Es a través del Amor por el cual vosotros Me sacáis muchos regalos para vosotros o para vuestros hermanos, el Amor verdadero. El Amor sano y santo, que lo utilizáis para pedir por vuestros hermanos, ya no para vosotros mismos, sino para las necesidades de vuestros hermanos, es lo que mueve a Mi Corazón, por eso obtenéis vosotros, dentro de la Comunión de los Santos, al pedir unos por otros, Mis Bendiciones.

A veces os llegan regalos Míos que vosotros no pedisteis en lo personal, pero que os llegaron en el momento más oportuno de vuestra vida y esto se da porque alguno de vuestros hermanos de la Comunión de los Santos ha pedido, para que se le conceda a algún otro hermano ésa Bendición. Como os he dicho, nada se pierde dentro de la economía espiritual, tarde o temprano, vuestra oración, vuestras peticiones, vuestra intercesión, van a llegar a algún alma y les van a ayudar, os lo aseguro y os lo prometo. Es Mi Amor, que os he dicho, que es dinámico, todo lo va curando, todo lo va reformando, todo lo va santificando.

Confiad en Mí, Mis pequeños, para que podáis obtener de Mí todas vuestras necesidades, tanto de las que tenéis aquí en la Tierra, como las que tenéis en vuestra alma y que tendréis necesidad de ellas en el Reino de los Cielos.

Os quiero siempre felices, Mis pequeños, fuisteis creados para ser consentidos, para que gozarais plenamente en cuerpo y alma. Entendedlo, Soy un Dios de Amor, no Soy un Dios de maldad ni de temor. Os amo, Mis pequeños.

Gracias, gracias, Mis pequeños.

Cuarto Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo,


Sobre: No les deseéis el mal a vuestros hermanos que están haciendo el mal en la sociedad, al contrario, traédMelos a Mi Corazón.

Hijitos Míos, debéis entender, y ya os lo he pedido otras veces, que sois pequeñitos, sois niños de párvulos, que apenas estáis creciendo, apenas estáis tratando de alcanzar una vida espiritual alta, grande. Son tantas las distracciones que os pone satanás, que no os dejan crecer. Tenéis el ejemplo de hermanos vuestros que alcanzaron la santidad de vida porque se esforzaron en ello, la santidad no llega en forma sencilla y sin poner nada de vuestra parte, debéis luchar, Mis pequeños, por alcanzarla.

Ved Mi Vida sobre la Tierra, sufriendo todo tipo de adversidades. A pesar de Mi Predicación pocas almas Me aceptaron y acabaron asesinándoMe en la Cruz, que era la forma en que los malhechores terminaban. Yo, todo un Dios, blasfemado por los hombres y terminando en la Cruz como un malhechor. No, Mis pequeños, Yo no Me merecía esto, porque Soy vuestro Dios y sobre todo porque Soy el Amor Perfecto. En Mí no hay maldad y la Cruz era para los maleantes. En Mí solamente hay Amor y los maleantes difícilmente aman de corazón y si aman, quizá solamente sea a sus pequeñitos, a sus propios hijos.

Amar de corazón quiere decir respetar la vida y los bienes de sus hermanos. Podríais indicarMe que hay maleantes que comparten del fruto de lo que ellos ganan con sus fechorías, pero eso no es amor, Mis pequeños, porque no están recibiendo ésos bienes de un trabajo digno y correcto, están recibiendo ésos bienes del pecado que cometen y eso no está bien, Mis pequeños.

Orad por aquellos que están viviendo en el error, que viven en la maldad, porque en una gran mayoría de los casos, no han recibido ningún tipo de espiritualidad, ya que dentro de sus familias, generalmente, hay mucha tribulación, separación, golpes, sufrimientos tremendos y por eso vosotros no debéis juzgar en ningún momento, debéis orar, simplemente, amarles dentro de vuestra oración, compadeciéndoos de ellos, compadeciéndoos del mal que están realizando.

Hay tanto que tenéis qué hacer, Mis pequeños, a través de vuestros actos personales y a través de vuestra donación, con vuestra intercesión para el perdón de los pecados que comenten. Mucho bien podéis hacer en ésas almas que necesitan de Mi Presencia para su mejora, no les deseéis el mal a vuestros hermanos que están haciendo el mal en la sociedad, al contrario, traédMelos a Mi Corazón.

Recordad cuando Yo estaba en la Cruz, Yo tenía a dos ladrones junto a Mí y uno de ellos se movió en su corazón y Me pidió perdón. Ciertamente había cometido muchas faltas graves, pero al estar junto a Mí, su corazón sintió el amor que quizá nunca había tenido, ni en su hogar ni en las personas que estaban a su alrededor. Era un hermano vuestro que necesitaba amor y lo sintió en ése momento y hubo un arrepentimiento de corazón. Ésos son los regalos que Yo hago a las almas arrepentidas y ésos son los milagros que hace el Amor, y Yo quiero que vosotros hagáis milagros, poniéndoMe a tantas almas, vacías de Amor, ante Mi Presencia. TraédMelas, Mis pequeños, para que tomen el lugar del buen ladrón, para que sientan Mi Amor y lo puedo hacer, Mis pequeños, si vosotros las traéis hacia Mí, ponédMelas junto, para que ellas absorban y sientan Mi Amor, y de esta forma se puedan arrepentir de su vida pasada, de su vida de error, de su vida de maldad y venga el arrepentimiento de corazón, para que obtengan el premio que Yo le prometí al buen ladrón: “hoy mismo estarás Conmigo en el Paraíso”.

Gracias, Mis pequeños.

Quinto Misterio, Habla Dios Padre,


Sobre: EntregadMe vuestra soberbia y vuestra vanidad y entrad a la humildad, que es la puerta segura de la entrada de todo Mi Ser en vosotros.

Hijitos Míos, ciertamente tomaré vuestra vida, si Me la ofrecéis, si deseáis que Yo, vuestro Dios, os tome y os guíe, (Lenguas...), de esta forma, estaréis aceptando el vivir bajo Mi Divina Voluntad. Yo plenamente en vuestra vida. Es lo que Yo quiero de cada uno de vosotros, que seáis como vuestros Primeros Padres, obedientes en todo a Mis necesidades, a Mis gustos, a Mis Promesas, a Mi Amor, a todo lo que Yo os pida que realicéis, porque Yo solamente quiero vuestro bien.

El hijo obediente acepta las órdenes de sus padres, porque sabe que de ellos va a obtener mucho y lo que ellos os pidan, siempre será para un bien, ya sea para ellos, para uno mismo o para alguien más. Nunca os van a pedir vuestros padres, hacer algo que vaya en contra de vosotros o de alguien y así estoy Yo ahora con vosotros, Mis pequeños.

Si vosotros aceptáis Mi Vida, Mi Divina Voluntad en vuestro ser, si os olvidáis ya de vuestro “yo” y dejáis que Yo pueda, otra vez, hacer Mi Paraíso Terrenal en vuestro corazón, porque os quiero llevar a una pureza y a una santidad tal, como la tenían vuestros Primeros Padres, os llevaré a ése momento en que Yo convivía en su corazón plenamente. Ellos se comunicaban plenamente Conmigo, con un gusto tremendo y siempre tenían abierto su corazón a Mi entrada. Su corazón era Mi aposento real, Yo bajaba a su corazón y Me deleitaba ante los pensamientos, acciones, de su vida espiritual, dentro de su ser y quiero que volváis a ésos momentos, que mantengáis vuestra alma siempre dispuesta a que Yo pueda bajar del Cielo a vuestro corazón. Me deleitaré estando con vosotros y, ciertamente, vosotros también os vais a deleitar con Mi Presencia en todo vuestro ser, en vuestra vida, en todo lo que hagáis, de esta forma, todos vuestros actos, pensamientos, todo será Divinizado, todo será bellísimo, todo os saldrá bien, porque Yo estaré con vosotros en todo momento, os estaré llevando a la perfección total y especialmente a la perfección en el Amor.

Conviviréis nuevamente con la naturaleza, con todo lo creado y es cuando gozaréis plenamente con todo lo que Yo os he dado, de todo lo que creé para vuestro bienestar, tanto físico como espiritual. El hombre fue creado para ser el rey de la Creación y vosotros deberéis volver a ése momento, cuidaréis lo Mío y también Me ofreceréis todo lo que Yo os he dado.

Empezad pues, Mis pequeños, dejadMe que Yo ya habite plenamente en vosotros, olvidad vuestro “yo” y dejad que Yo tome posesión de lo que ciertamente Me pertenece, que es todo vuestro ser. Os he dado el libre albedrío, entregadMe vuestro libre albedrío, entregadMe vuestro “yo”, entregadMe vuestra soberbia y vuestra vanidad y entrad a la humildad, que es la puerta segura de la entrada de todo Mi Ser en vosotros, Yo Me encargaré de purificaros y de llevaros al Amor intenso que solamente Yo, vuestro Dios os puedo dar.

Gracias, Mis pequeños.