La voluntad del alma como regalo de año nuevo para el niño Jesús. Cómo toda su vida fue símbolo y llamada de la Voluntad Divina. El medio para apresurar el reino de su Voluntad son los conocimientos.
(Estaba meditando sobre el año viejo que llegaba a su fin y sobre el nuevo que surgía)
Mi estado continúa en el vuelo de la Luz del Querer Divino y rogaba al gracioso niñito que así como moría el año viejo, sin renacer más, así hiciera morir mi voluntad sin hacerla revivir más, y que como regalo de año nuevo me diera su Voluntad así como yo le hacía el don, como regalo, de la mía, para ponerla como escabel a sus tiernos piecitos, a fin de que no tuviera otra vida sino sólo su Voluntad.
Ahora, mientras esto y otras cosas decía, mi dulce Jesús ha salido de dentro de mi interior y me ha dicho: “Hija de mi Querer, cómo amo, quiero, deseo que tu querer tenga fin en ti.
¡Oh, cómo acepto tu regalo de fin de año, cómo me será agradable el tenerla como suave escabel a mis pies! Porque la voluntad humana mientras está en la criatura, fuera de su centro que es Dios, es dura, pero cuando regresa a su centro de donde salió y sirve como escabel a los pies de tu niñito Jesús, se vuelve blanda y me sirve para entretenerme, ¿no es justo que siendo Yo pequeño tenga una diversión, y en medio de tantos dolores, privaciones y lágrimas tenga tu voluntad que me haga sonreír? Ahora, tú debes saber que quien pone fin a su voluntad regresa a su principio, de donde salió, y comienza en ella la vida nueva, la vida de luz, la Vida perenne de mi Voluntad.
Mira, cuando Yo vine a la tierra quise dar muchos ejemplos y semejanzas de cómo quería que tuviera fin la voluntad humana: Quise nacer a media noche para dividir la noche de la voluntad humana con el brillante día de la mía, y si bien a media noche la noche sigue, no termina, pero es principio de un nuevo día, y mis ángeles para hacer honor a mi nacimiento y para indicar a todos el día de mi Voluntad, llenaron de alegría y felicidad, de media noche en adelante en la bóveda de los cielos, con nuevas estrellas, nuevos soles, hasta hacer cambiar la noche en día, era el homenaje que los ángeles daban a mi pequeña Humanidad, donde residía el pleno día del Sol de mi Voluntad Divina y la llamada a la criatura al pleno día de Ella.
Pequeño aún me sometí al durísimo corte de la circuncisión, que me hizo verter por el dolor amargas lágrimas, no sólo a Mí, sino que junto conmigo lloraron mi Mamá y el amado San José; era el corte que quería dar a la voluntad humana, a fin que en aquel corte hicieran correr la Voluntad Divina para que no tuviera más vida una voluntad dividida, sino sólo la mía, que había corrido en aquel corte a fin de que comenzara nuevamente su Vida. Pequeño aún quise huir a Egipto; una voluntad tirana, inicua, quería asesinarme, símbolo de la voluntad humana que quiere matar la mía, y Yo huí para decir a todos:
‘Huyan de la voluntad humana si no quieren que sea asesinada la mía.’
Toda mi vida no fue otra cosa que la llamada de la Voluntad Divina en la humana; en Egipto vivía como un extraño en medio de aquel pueblo, símbolo de mi Voluntad, que la tienen como extraña en medio de ellos y símbolo de que quien quiere vivir en paz y unido con la mía, debe vivir como extraño a la voluntad humana, de otra manera habrá siempre guerra entre la una y la otra, son dos voluntades irreconciliables. Después de mi exilio volví a mi patria, símbolo de mi Voluntad que después de su largo exilio de siglos y siglos volverá a su amada patria en medio de sus hijos para reinar, y a medida que Yo pasaba estas circunstancias en mi Vida, así formaba su reino en Mí, y la llamaba con oraciones incesantes, con penas y lágrimas a venir a reinar en medio de las criaturas. Regresé a mi patria y viví oculto y desconocido, ¡oh! cómo esto simboliza el dolor de mi Voluntad, que mientras vive en medio de los pueblos vive desconocida y escondida, y Yo imploraba con mi ocultamiento que la Suprema Voluntad fuera conocida, a fin de que recibiera el homenaje y la gloria a Ella debidos. No hubo cosa hecha por Mí que no simbolizara un dolor de mi Voluntad, la condición en la cual la ponen las criaturas y una llamada que Yo hacía para restituirle su reino.
Y esto quiero que sea tu vida, la llamada continua del reino de mi Voluntad en medio a las criaturas.” Después de esto estaba girando por toda la Creación para llevar junto conmigo el cielo, las estrellas, el sol, la luna, el mar, en suma, todo, a los pies del niñito Jesús para pedirle todos juntos que la venida de este reino de su Voluntad a la tierra llegara pronto, y en mi deseo le decía: “Mira, no estoy yo sola en pedirte, sino que te ruega el cielo con las voces de todas las estrellas, el sol con la voz de su luz y de su calor, el mar con su murmullo, todos te piden que venga tu Querer a reinar sobre la tierra, ¿cómo puedes resistirte y no escuchar tantas voces que te ruegan? Son voces inocentes, voces animadas por tu misma Voluntad que te piden.”
Ahora, mientras esto decía, mi pequeño Jesús ha salido de dentro de mi interior para recibir el homenaje de toda la Creación y escuchar su mudo lenguaje, y estrechándome a Sí me ha dicho: “Hija mía, el medio más fácil para apresurar la venida de mi Voluntad a la tierra son los conocimientos de Ella. Los conocimientos llevan luz y calor al alma y forman en ella el acto primero de Dios, en el que la criatura encuentra el primer acto para modelar el suyo, si no encuentra ese primer acto, la criatura no tiene virtud de formar su primer acto, por lo tanto faltarían los actos, las cosas de primera necesidad para formar este reino.
Mira entonces qué significa un conocimiento de más sobre mi Voluntad; llevando en sí el acto primero de Dios, llevará consigo una fuerza magnética, un imán potente para atraer a las criaturas a repetir el acto primero de Dios, con su Luz llevará el desengaño de la voluntad humana, con su calor ablandará los corazones más duros para plegarse delante a este acto divino y se sentirán atraídos a quererse modelar en este acto. Por eso por cuantos más conocimientos manifiesto sobre mi Voluntad, tanto más pronto se apresura el reino del Fiat Divino sobre la tierra.”
--- Libro del Cielo. Volumen 20 - Enero 1º de 1927.
El Reino del fiat Divino en medio de las criaturas, Luisa Picarreta "La pequeña hija de la Divina Voluntad"
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