MENSAJE PARA LA APARICIÓN EN EL CENTRO MARIANO DE AURORA
TRANSMITIDO POR LA SANTÍSIMA MADRE Y REINA UNIVERSAL, LA VIRGEN MARÍA A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS
TRANSMITIDO POR LA SANTÍSIMA MADRE Y REINA UNIVERSAL, LA VIRGEN MARÍA A LA VIDENTE HERMANA LUCÍA DE JESÚS
Como almas
servidoras, eleven la bandera de la persistencia, de la sabiduría, de la
humildad y de la valentía del corazón, para que puedan seguir marchando en
dirección a Mi Reino, en dirección a la Redención de este mundo.
¡Oh almas por
Dios convocadas!, para aprender en este mundo sobre el Amor y la Unidad, les
pido que no bajen los brazos, que no se cansen de caminar, pues aún será larga
la trayectoria de vuestras vidas.
Algunos partirán
en breve, dejando para la Tierra el legado de sus aprendizajes; otros
proseguirán en este mundo para aprender un poco más de todo lo que este planeta
les puede ofrecer.
Congregué bajo Mi
manto a aquellos de Mis hijos que, con valentía, Me entregaron todo y caminan
con fe hacia la manifestación del Grandioso Plan de Dios y hoy los impulso a
dar un paso en sus consciencias, un paso interior, más que un paso físico.
Cada uno busque,
en Mi presencia, la fuerza para transformar aquello que hasta hoy no consiguió,
porque traigo para vuestras vidas la posibilidad de una transformación intensa
y permanente.
Quiero que
manifiesten en estos campos el Reino de Cura Universal para las almas que
buscan Redención; también que sean todos curadores de este mundo, junto a
Aquellos que en los planos del espíritu trabajan incansablemente para Dios.
Veo muchos
corazones que se angustian porque no consiguen descubrir el camino para dar los
pasos en sus vidas. Hoy les digo, Mis pequeños, que están sobre uno de los
recintos más sagrados de este mundo, por eso sus consciencias viven en una
purificación permanente. Pero alégrense, porque esa purificación permitirá que
en un tiempo futuro, puedan servir con perfección a Dios.
En vuestras vidas
comienza a emerger todo lo que la humanidad como un todo debe transformar, por
eso a veces, se vuelve tan difícil caminar en dirección al Hombre Nuevo.
Utilicen entonces todos los impulsos que Dios les entregó y les entrega hasta
el día de hoy, para que no sean arrastrados por las olas de imperfección que
existen dentro de cada uno de vosotros y que, de vez en cuando se hacen
presentes.
Mis amados,
alegra Mi Corazón ver una familia tan grande, tan determinados corazones, que
aceptaron cumplir con la Voluntad Mayor.
Quiero que puedan
confiar más los unos en los otros y que, juntos, puedan establecer en estos
campos el Reino de Nuestro Señor, de Nuestro Padre Celestial.
Arriésguense a
vivir la verdadera fraternidad, a amar con el corazón, cada día un poco más.
Dejen emerger las virtudes que guardan bajo siete llaves. Vivan algo nuevo
todos los días, renueven la aventura de entregarse a Dios. Superen las barreras
de la vida, enfrenten las dificultades y no se escondan de ellas. Vayan al
encuentro de lo que les parece penoso y venzan el miedo de dar un nuevo paso en
vuestras consciencias.
Amen los reinos
de la naturaleza y descubran en ellos una fuente para la transformación de
vuestras almas. Si quieren dar un grandioso paso, permítanse conocer más
profundamente los reinos que los rodean. Compartan sus vidas con ellos y pidan
al Padre que les abra el corazón, para que puedan al fin, comprender de qué
forma deben actuar con esos tan amados reinos, esas expresiones del Amor
Divino, que son ultrajados en este mundo.
Mis amados, entre
Mis palabras les entrego muchas llaves, tómenlas y abran las puertas de
vuestros corazones.
Les agradezco por
estar a Mi lado y por ser fieles compañeros de los Mensajeros de Dios.
María, vuestra
Madre y Reina Universal
MENSAJE PARA LA APARICIÓN MENSUAL EN EL CENTRO MARIANO DE
AURORA
TRANSMITIDO POR LA MARÍA, REINA DE LA PAZ AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN
TRANSMITIDO POR LA MARÍA, REINA DE LA PAZ AL VIDENTE FRAY ELÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN
Queridos hijos
Míos:
Mi Corazón se
llena de Gozo y Mi Espíritu se regocija cuando las almas responden a Mi
llamado.
Con este fin, hoy
deseo consagrar a todos los hogares del mundo a Mi Inmaculado Corazón; para eso
vengo a pedirles que una imagen de la Reina de la Paz sea colocada en la
entrada de cada casa, con el fin de proteger y amparar a todas las familias. Si
así lo hacen, le estarán diciendo al enemigo que vuestras moradas pertenecen a
Dios y que nada que no fuese semejante al amor del Padre podrá reinar allí.
Queridos hijos,
no saben cuánto anhelo tenerlos cerca de Mi Corazón y escuchar vuestras
oraciones. Por vuestra amorosa respuesta, Dios me ha permitido seguir
guiándolos, como así lo hacen muchas madres en el mundo.
Para eso Yo
deseo, queridos hijos, que todas las madres que ya tuvieron hijos, al igual que
Yo tuve a Jesús, se consagren al Espíritu de Mi Maternidad. Así en vuestros
hogares reinará la paz y la unidad en los tiempos que vendrán.
Hijos Míos, no
saben cuánta destrucción y desespero existe en el seno de las familias. El
enemigo y sus modernidades han conseguido sustituir la Palabra de Vida, la
Biblia, por Internet, la oración por la palabra desenfrenada, el ayuno por la
gula incesante y, principalmente, el amor verdadero del corazón fue cambiado
por la mentira y la falsedad.
Para evitar la
ley de Dios sobre muchos de Mis hijos, Yo vengo para pedir que todas las mamás
miren hacia Mi Corazón y puedan sentir Mi ejemplo de paz y de humildad.
Ustedes Mis
queridos, ni se imaginan cuánta maldad infunde el enemigo sobre las familias,
hasta el punto de alcanzar la destrucción y la desunión entre los seres. Pero Mi
espada de luz desciende desde el Cielo para cortar todo el mal y para
establecer el Amor de Dios, que es Ley y es Vida.
Mientras los
Centros Marianos en el mundo, los cuales Yo he fundado de tiempo en tiempo, son
islas de salvación, Yo les pido que sean una verdadera familia espiritual;
familia que busque todo el tiempo vivir los mandamientos de Dios y una vida de
amor y de oración, de esa forma aliviarán Mi Corazón Inmaculado.
Pero recuerden
hijos Míos, que la adoración al Santísimo Cuerpo Eucarístico de Mi Hijo,
establecerá, sobre el reino de la Tierra, una oportunidad de poder recibir una
Gracia Mayor.
Cuando decidan
colocar la sagrada imagen de la Reina de la Paz en la puerta de sus casas, Yo
les prometo:
- Distanciarlos de todo el mal material
y espiritual.
- Unirlos al Espíritu de Dios.
- Crear en los hogares verdaderos
templos de oración.
- Derramar las Gracias que vuestros
corazones necesitan.
- Orar por ustedes día y noche.
- Establecer el Reino de Dios en cada
miembro de la familia.
Para que las promesas de la Reina de la Paz se cumplan, Yo les pido amorosamente a todas las mamás del mundo que Me reciten la siguiente oración, para alcanzar Mi Espíritu Maternal.
Oración para
alcanzar el Espíritu Maternal de María
Sagrada
Virgen María,
que gestaste en Tu Vientre el Amor de Dios
y que de Tu Vientre nació la Vida Suprema
que fue donada a nosotros en Misericordia y Redención.
que gestaste en Tu Vientre el Amor de Dios
y que de Tu Vientre nació la Vida Suprema
que fue donada a nosotros en Misericordia y Redención.
¡Oh Sagrada
Madre!
Reina entre todas las madres de la Tierra,
permite que vivamos Tu Maternidad
para que en los días que vendrán
reconozcamos el rostro de Tu Amado Hijo Jesús,
en todos los rostros de nuestros hijos.
Reina entre todas las madres de la Tierra,
permite que vivamos Tu Maternidad
para que en los días que vendrán
reconozcamos el rostro de Tu Amado Hijo Jesús,
en todos los rostros de nuestros hijos.
Amén
Les agradezco por responder a Mi llamado.
Los bendice, los
adora y los ama,
María, Reina de
la Paz y de todas las mamás del mundo
http://www.divinamadre.org/
Cambio de nombre para los videntes
Como en la naturaleza, todo proceso vivo tiene ciclos que se suceden uno tras otro, ciclos más o menos largos, que traen cambios que demarcan nuevos horizontes. Así es también en la vida del espíritu, la que cíclicamente experimenta momentos de transformación, recibiendo nuevos impulsos para la renovación, la profundización y la expansión.
Desde que la Santísima Virgen María apareció por primera vez y hasta el día de hoy, hemos percibido, con más o menos consciencia, estos ciclos dentro de nosotros y a nuestro alrededor.
Desde entonces, en todas las etapas del desarrollo de esta tarea mariana, percibimos la dulce y fiel compañía de la Purísima Madre Celestial, guiándonos paso a paso.
Todos aquellos que se dejan guiar por tan bendita y sabia mano, son impulsados a vivir grandes transformaciones interiores que se convierten en umbrales espirituales decisivos y definitivos en nuestras vidas.
En este contexto, durante la Aparición del 23 de junio de 2014, la Madre Divina anunció un cambio en el nombre de los videntes, indicando el momento de vivir un nuevo ciclo de impulso y profundización espiritual que cada uno de ellos descubrirá con el pasar de tiempo.
A partir de ese día los videntes pasan a nombrarse como:
Madre María Shimani de Montserrat, Fray Elías del Sagrado Corazón y Hermana Lucía de Jesús.
Como un marco de comprensión, dentro de la vida consagrada, especialmente dentro de la vida monástica, es usual que quien se aproxima de una vida de entrega total a la Voluntad y Amor de Dios, busque renovarse y renacer en vida, busque transformarse en un nuevo ser, libre de los condicionamientos que crea la vida humana normal.
Es por eso que en los primeros pasos de la vida consagrada sea usual, aunque no obligatorio, el cambio de nombre, la adopción de un nombre espiritual. Es un paso importante para la vida interior del consagrado, pues es una oportunidad de transformación, es un auxilio para la consciencia del ser, para que éste pueda dar nuevos pasos en la renovación y transformación de su vida.
Existen también ocasiones en las que el consagrado, durante su vida, cambia nuevamente de nombre, con el motivo de vivir nuevos ciclos interiores, intentando encarnar, a través del nuevo nombre, códigos necesarios para nuevas tareas espirituales.
Unamos nuestros corazones a este nuevo impulso que María Santísima nos da, y en oración creemos las condiciones para que Su Obra de Paz se expanda por el mundo.
Unidos en el Inmaculado Corazón de María.
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