VIVENCIA DE LA SAGRADA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
PARTICIPADA POR DIOS A LUZ DE MARÍA
12 DE MARZO
2012
|
Un alma me solicitó que comparta nuevamente la bendición que me he
reservado para mí, al ser mirada bondadosamente por la Misericordia Divina para
vivir la Sagrada Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Y sintiendo en esta
criatura el llamado de Mi Señor es que comparto con humildad y sin desear
sobresalir, porque sabiendo que existen más criaturas humanas que viven esta
entrega de Jesucristo para redención del género humano, les participo esta
vivencia mística.
Luz de María de Bonilla
Mi Señor me dijo: “Amada, deseo estrecharte fuertemente a Mí, y en este estrecharte, compartir la gloria de Mi Cruz y en Ella Mi Amor por toda la humanidad”. Sin pensarlo ni siquiera, ante la mirada penetrante de Mi Jesús y el amor que vibra en mí por Él, exclamé: “Sí, Mi Jesús, ¡qué gran bendición me ofreces!, y yo con tanta pobreza y miseria, no siendo digna, sólo puedo postrarme y adorarte para que se cumpla en todo Tu Voluntad y no la mía.” Y yo desde lo más profundo de mi ser, desde cada partícula de mi ser, ofrezco el padecer por y para Jesucristo, y en Su Divina Voluntad, lo ofrezco también por la humanidad. Desde ese día en adelante hasta la fecha, con la Misericordia que sólo Mi Señor contiene en su infinito Amor, la Sagrada Pasión ha llegado a ser el cumplimiento de ese sí, en el que me abandoné, porque así fue: me abandoné sin saber lo que vendría, pero con fe.
Cada día mi espíritu vibra por adelantado ante el llamado interior que
me va guiando hacia el camino angosto y empedrado del Monte Calvario.
Encontrándome con Jesucristo, Él me Corona de Espinas. Y en ese acto, los
pensamientos mal empleados y la voluntad del hombre que se niega
conscientemente a todo lo Divino, me traspasan. Todos juntos, estos como: la
rebeldía, la crueldad, la deshonestidad, la inmoralidad, el aborto, los actos
en contra de la naturaleza humana, la negación que instante a instante hace
la humanidad a ser imagen y semejanza Divina y todo aquello que se desprende
del pensamiento, me traspasa… Y en este coronarme de espinas me lleva a ver
al hombre masacrado por los vicios, sobre todo por el desprecio con que lleva
a padecer a Cristo Nuestro Señor, y le desconoce como Su Rey.
Seguidamente, mi Amado me entrega Su Cruz y se impregna no sólo en mi
ser físico sino en el espíritu, esa esencia del Amor de Cristo de la que no
desearía desprenderme. Padezco sí, pero el dolor se compenetra con el Amor
Divino y este sobrepasa todo lo demás. Mi cuerpo se estremece al sentir cada
clavo, no solamente por el dolor físico que causan los clavos, sino por el
dolor de mirar a la humanidad que desprecia el sufrimiento amoroso de Cristo
Jesús. Ah… en el sufrimiento encuentro el gozo del amado que se entrega por
Su amada la Iglesia, y doy gracias.
Aquí ya se han enmudecido los sentidos, se han paralizado y únicamente
Él, que es el Varón de Dolores, habiendo desde antes traspasado toda mi
humanidad, inicia dándome a contemplar lo siguiente.
Mi Cristo ensangrentado me dice: “Mi Pasión es desestimada por la
mayoría de la humanidad, la miran como algo que pasó y ya no es, me presentan
como al que padeció y ahora se sienta a la Diestra del Padre y no siente el
dolor que Me causa esta degeneración, esta locura humana que desprecia el don
de la vida, destroza la Creación, se envenena a sí misma y a la Tierra. ¡Cómo
me duelo, aún más porque Mi misma Iglesia, no hace conocer esa presencia
actual de Mi padecer! Mi Pasión está presente, Soy Rey y Me duelo por los
Míos, por sus desventuras y desobediencias, por su lejanía y por sus
desprecios, por el olvido en que Me tienen, por el irrespeto con que soy
tratado. Y Me duelo también por Mi Madre, la Llena de Gracia que padeció y
fue una conmigo en cada paso que di en la Tierra, y que aunque lejana en
ocasiones físicamente en Mi peregrinar, fue la que participó conmigo en el
ofrecimiento a Mi Padre de cada instante de Su existir permaneciendo unidos
en el espíritu y en la Voluntad Divina. Me duelo por Mi Madre que es despreciada
y mirada de lejos por el hombre, burlada y olvidada.
Permaneciendo en la Cruz de Amor, mientras padezco... He mirado escenas desgarradoras, que no por ser escenas que parecen formar parte de una serie de fantasía, son al contrario, una cruda realidad que viene, y que se niega, pero que continúa siendo realidad.
“Los elementos purificarán al hombre”, me dice Cristo Nuestro Señor;
el agua ha sido contaminada y lo será más. Por esta causa cuando el hombre la
use sentirá que le quema el cuerpo y se le llagará la piel. Tendrá sed y no
podrá tomar ese líquido precioso que derramó sin medida y hasta despreció,
aparte de que el astro Sol habrá evaporado en gran medida los mares y fuentes
de agua. Los mares serán agitados por algunos terremotos y las ciudades, invadidas
por las aguas, padecerán en gran medida. He mirado a Estados Unidos: San
Francisco, entre otras ciudades, es invadida por el mar y sus habitantes se
estremecen de temor. Y me dice Cristo Nuestro Señor: “no comprenden que el
actuar desenfrenado de la carne hará él mismo de purificador.
Mientras tanto, un fuego ha descendido del Cielo, fuego que sin serlo
sofoca hasta los huesos, la vegetación arderá y el alimento escaseará,
también por las plagas que vendrán. Y me dice Cristo Nuestro Señor: “aquí es necesario
que el hombre, saque de su interior esa espiritualidad con la que ha
convivido durante su existencia, porque clamará y Yo le escucharé, seré
fuente de aguas cristalinas y daré alimento a Mi Pueblo. Como el maná fue
alimento de los Míos así nuevamente Mi Pueblo sabrá que ayer fue el Maná y
hoy Mi Cuerpo y Mi Sangre serán dentro de cada criatura su alimento, ese que
recibió debidamente, conscientemente. Ese amor con el que cada criatura Me
acompañó en las largas horas que Me mantuve en la soledad de un Sagrario,
esas oraciones y esa vida en la que luchó por ser espejo de Mi Amor donándose
por sus semejantes y venciendo su humanidad para no contristar Mi Espíritu,
todo eso se convertirá en alimento del alma y del cuerpo.
El aire es contaminado por el hombre, sobre todo por medio de la radioactividad causada por la manipulación de la energía nuclear y usada con fines nefastos. Miro cómo no se puede respirar, en su lugar el acto de la respiración viene a ser un martirio para el hombre, ya que en cada respiración destruye sus órganos.
Miro cómo el deseo desmedido del hombre ha venido a cavar su propia
fosa. Mi Cristo ensangrentado me ha mostrado Japón destruido, Italia invadida
y destruida y los templos en ruinas, el Vaticano sombrío sin la Luz Divina, España
flagelada e Inglaterra herida mortalmente.
He mirado miles de personas correr consumidas por la desesperación ante un bombardeo en Nueva York. Me ha presentado a un grupo de líderes reunidos planeando un ataque sorpresa contra un país aliado de ellos. Estos actos son entre otros los clavos de mi Cristo Jesús, los que le atraviesan Sus Manos Sagradas y le hacen estremecer.
Mirando a Su Madre repasa su vida en la tierra y se hace uno con Ella.
Su Hijo la mira y le entrega este tiempo y luego este instante, y miro a la
Madre recorrer la Tierra como fiel discípula de Su Hijo, recolectando
criaturas y guiándoles hacia el de Amor Su Hijo. Durante esta Sagrada Pasión,
en cada dolor, en cada ofrecer, en cada gemir y en la entrega por amor…, está
la Madre.
Clavos que hieren y que a la vez Jesús ama, sí los ama. Ama las manos
que le Consagran y no le aman verdaderamente, ama a aquellos que lo elevan y
no lo hacen en verdad. Miro a los hambrientos espirituales pedir una palabra
que les conduzca al buen camino, pero el tiempo no permite que sean
conducidos por sus pastores. El tiempo, ¿quién podrá definir el tiempo?, y en
medio de este ir y venir, miro a algunos sacerdotes sumidos en la sociedad… y
las ovejas de mi Cristo son llevadas a otro rebaño.
Miro la bendición cuando baja del Cielo, enviando la Palabra Divina
para que el hombre cambie y no sea más esclavo de sus sentidos. Miro la Mano
Divina que sale al encuentro de la humanidad permitiéndole verse a sí misma.
En este acto Dios le presenta una vida renovada y comprometida hacia sus
hermanos para salvación de más y más almas. Y Cristo me dice: “sólo un hombre
transformado, con conciencia elevada que le mueva a llevar a la práctica Mi
Palabra, superará las pruebas y se afianzará en Mí.
El que actúe en favor de sus hermanos siendo testimonio de Mi
presencia en el mundo, sólo ese, superará lo venidero. Los Divinos Pies
ensangrentados por Amor, esos que caminaron hacia la Madre, ahora permanecen
traspasados. Y Cristo me dice: “el camino es corto y más corto cuando la
criatura no sabe de Mí”.
Cada uno debe ser evangelizador de Mi Pueblo, divulgador de Mi Amor,
testimonio de Mi Presencia en cada criatura humana y entre gemidos, dolores y
amor mi Cristo dice: “la Purificación no es porque no amo al hombre, sino
porque tengo exceso de Amor por él… y lo quiero junto a Mí”.
Cristo agoniza y no exhala Su Álito Divino hasta clamar y rogar por
última vez por Su Iglesia para que sea purificada.
TE ADORAMOS OH CRISTO Y TE
BENDECIMOS,
PORQUE POR TU SANTA CRUZ Y MUERTE
REDIMISTE AL MUNDO.
MADRE LLENA DE AFLICCIÓN, DE
JESUCRISTO LAS LLAGAS GRABAD EN MI CORAZÓN.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario