Rosario vespertino
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Mensaje de Dios Padre, Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Virgen María a J. V.
Primer Misterio, Habla Dios Padre.
Sobre: Meditad esto, Mis pequeños, porque no entraréis al Reino de los Cielos si no estáis viviendo en el Verdadero Amor. Hijitos Míos, habéis desperdiciado el núcleo familiar, vosotros en la familia que os he permitido tener en la Tierra, para que os unierais en Mi Pensar, en Mi vivir, y así pudierais vosotros vivir ya desde la Tierra lo que debéis vivir eternamente en el Reino de los Cielos.
Pero no ha sido así, en la gran mayoría de los hogares no se vive lo que se os ha enseñado. Debisteis haber vivido bajo Mis Enseñanzas, tomando una responsabilidad grande, muy grande, que es la enseñanza de Mi Amor y de todo lo que se os ha dado de vida espiritual, primeramente de parte Mía, de vuestro Padre y después, de Mi Hijo.
¿Qué habéis hecho con todas éstas enseñanzas que os iban a llevar a la perfección y al ser perfectos, ser santos?
Antes del Matrimonio debierais haber tendido a la búsqueda de la perfección, tomando para sí, todo lo enseñado que tenéis en las Sagradas Escrituras y, después, haberos unido con esa finalidad, mantener Mi Vida espiritual sobre la Tierra, uniéndoos el hombre con la mujer para mantener la especie, pero sobre todo, para mantener Mi Vida, Mis Enseñanzas, la Vida que se os ha dado, que se os ha enseñado, que Mi Hijo os la vino a dar y que la vino a vivir para que vosotros la tomarais, que fuerais vosotros ejemplo de Él y de esta forma, pudierais entrar después al Reino de los Cielos fácilmente.
Habéis desperdiciado mucho, Mis pequeños, los valores del Cielo no se deben desperdiciar, la vida espiritual la debéis vivir y con ello, dar ejemplo a vuestros hermanos de lo que debe ser un alma entregada a Mí, aquí en la Tierra, pero, desgraciadamente, os habéis entregado a satanás, una gran mayoría de vosotros, Mis hijos, habéis preferido a satanás que a Mí, en vuestro corazón, y con esto, al tomar sus enseñanzas, caísteis, volvisteis a caer, como vuestros Primeros Padres. Vosotros habéis venido, después de ellos, para recuperar lo que ellos perdieron, para que vosotros levantarais, nuevamente, al género humano a donde habían estado ellos antes de su caída. Pero, al contrario, en lugar de subir, bajasteis, y seguís bajando, seguís cayendo, seguís desperdiciando lo que se os ha dado y, todo esto, debió salir de la familia, del núcleo familiar, del apoyo de los padres hacia los hijos, de los hermanos entre sí.
Mis pequeños, no habéis luchado por lo que es Mío, ¿de qué ha servido que se os dijera en el Primer Mandamiento que Yo Soy lo Primero y lo último? Habéis preferido al enemigo antes que a Mí, vuestro Padre, que Soy más que un amigo, Soy vuestro Dios y Creador. Me hicisteis a un lado y por eso la humanidad está así porque, ciertamente, que satanás no os va a enseñar nada para que vosotros os unáis, por eso estáis ahora desunidos, peleados unos con los otros, creando guerras, creando destrucción por todos lados, separando las familias, guerras internas dentro de vuestra familia y en vosotros mismos.
Yo, vuestro Dios, creé todo para la unión, satanás es el que desune, es el que aparta, ¿acaso esto es lo que vosotros deseáis?, ¿os gusta el pleito, la destrucción, la muerte, la maldad?
Si es así, Mis pequeños, no merecéis entrar al Reino de los Cielos, el Reino de los Cielos es para los que saben amar, para los que saben ayudar, para los que saben unir, para los que saben amarse los unos a los otros, para los que saben ayudarse los unos a los otros, para los que saben ayudar a crecer a los demás en Mis Leyes y en Mi Amor.
Si vosotros seguís prefiriendo lo que satanás os ha dado, desde ahora os vuelvo a repetir, no merecéis el Reino de los Cielos.
Envié a Mi Hijo para que os enseñara todo esto, para que vosotros pudierais ver y sentir, con Su Presencia, lo que se vive en el Reino de los Cielos, y es el Amor, Mis pequeños, un Amor intenso, un Amor Divino y esto no lo estáis viviendo en la Tierra, porque vosotros habéis preferido la destrucción de vuestra alma, a su santidad, a vuestra santificación.
Meditad esto, Mis pequeños, porque no entraréis al Reino de los Cielos si no estáis viviendo en el Verdadero Amor.
Gracias, Mis pequeños.
Segundo Misterio, Habla Dios Padre.
Sobre: Habéis sido avisados por mucho tiempo, no es nuevo lo que ahora os digo, el Cielo desde hace tiempo se abrió para anunciar lo que se os vendría. Hijitos Míos, os he dicho tantas veces que vosotros fuisteis creados para vivir vida de amor. Fuisteis creados para que Yo, vuestro Padre y vuestro Dios, os consintiera, porque vosotros bajasteis a la Tierra a servirMe, y este es un sacrificio grande y bellísimo, Mis pequeños, dejasteis ése lugar Bendito, que es el Reino de los Cielos, para bajar, como Mi Hijo, a servirMe en el Amor.
Mis pequeños, por eso os amo tanto y por eso os pongo tanta protección porque, como Mi Hijo os dijo, satanás es el príncipe de este mundo, es el reino de la maldad, ¿cómo voy a dejar Yo, que Mis hijos, que se donan a Mí, queden sin protección? Os doy toda la protección posible para que vosotros no seáis afectados por satanás a tal grado de que vuestra alma se pierda.
Os he dejado Mi Vida de Sacramentos, se os ha dado protección con los santos Ángeles, tenéis la protección de los unos para con los otros con vuestra oración, viviendo en la hermandad. Mi Hija, la Siempre Virgen María os cuida y os protege, os ha dejado el rezo del Santo Rosario como el arma más poderosa en estos tiempos para vencer a satanás, tenéis las Enseñanzas de Mi Hijo para que, viviendo con Su Ejemplo, con Su Amor, con Su protección, pudierais vosotros ir quitándole poder a satanás. Él no puede contra el Amor, vosotros vinisteis a vivir el Amor Divino a la Tierra, vinisteis a destruir su reino con vuestro ejemplo, que deben ser las Enseñanzas de Mi Hijo y las normas que Yo, como Padre Divino os di, aquí a la Tierra.
Vuestra misión es Amor, Mis pequeños, os lo he dicho tantas veces, pero seguís haciendo a un lado el Amor y el respeto que os debéis los unos a los otros, con las Virtudes, pero insistís en vivir en la maldad del Príncipe de este mundo, que es satanás.
¿Qué queréis pues, entonces, Mis pequeños? Tenéis Mi protección, tenéis todo lo que un alma necesita para que satanás no os venza aquí en la Tierra, pero vosotros os escapáis de Mis Manos para que no os consienta. Preferís vivir en la maldad, viendo maldad, transmitiendo maldad, en lugar de imponer el Amor, exigiendo Amor entre vuestros hermanos y no dejando que la maldad os destruya y destruya a los demás.
Estáis viviendo en el error y en el odio porque así vosotros lo habéis buscado, no porque Yo quisiera que así vivierais. Vuestros Primeros Padres vivían en la plenitud del Amor y eran felices por ello, hasta que fueron engañados por satanás.
Yo os di los Diez Mandamientos en el Antiguo Testamento, Mi Hijo os dio Sus Enseñanzas en el Nuevo Testamento y todo se resume en el Amor.
Ciertamente, Mi Hijo no fue aceptado por una gran mayoría de personas de su tiempo porque también vivían en la maldad y es que, necesariamente, para vivir en el Amor y vivir en el bien, debéis primero vivir en la humildad, reconociendo vuestra debilidad, vuestros errores, vuestra mala vida, al aceptarlo, es cuando empezáis a mejorar y es cuando venís a Mí para pedir Mi ayuda, para que vuestro cambio se vaya dando, pero son muy pocos los que aceptan el error en el que vivís y buscáis, con vuestra soberbia, aprovecharos de vuestros hermanos, buscando ser superiores a ellos, para destrozar a las almas en diferentes formas. Estáis aquí para vivir como verdaderos hermanos, os habéis vuelto enemigos de vuestros hermanos, no hay cordialidad entre los pueblos, os queréis quitar vuestros bienes unos y otros y muy pocos buscan el deseo de mejora espiritual y, desgraciadamente, aquellos que están luchando por su perfección, para que los lleve a la santidad, son atacados por sus mismos hermanos, empezando muchas veces desde dentro de la familia, en donde no reciben ese apoyo, porque se salen de la normalidad en la que viven y ésa “normalidad” es ya la maldad de satanás.
Ciertamente, en estos momentos, si os queréis mantener en el Bien, seréis castigados con desprecio, con maldad, con grosería y hasta con muerte. Si queréis vivir en el Bien, y buscáis el Bien, sois luz entre las tinieblas, pero la gran mayoría no quieren ver la luz, no quieren ver Mi Luz que traéis ya de los que Me estáis buscando y los que os mantenéis Conmigo y, por eso, sois despreciados los que Me buscáis, porque al estar entre los que viven en las tinieblas, vosotros, los que sois luz, destacáis y se sienten mal los que están viviendo en la obscuridad. Prefieren destruir a aquellos que están produciendo luz, para que, entonces, el mal sea lo “normal” y ya no se sientan mal los unos con los otros.
Ciertamente, a eso Me refería cuando os decía que ibais a ser otros Cristos sobre la Tierra en estos tiempos, pero también ibais a ser despreciados por vuestros hermanos, como Mi Hijo lo fue. Él fue Luz en ése momento cuando todo alrededor eran tinieblas. Los mismos altos dirigentes, vivían en la obscuridad y llevaban al pueblo hacia la obscuridad, al venir la Luz al mundo con Mi Hijo, Él hizo que se sintieran mal los que vivían y transmitían la obscuridad y para no sentirse mal, Lo destruyeron, Lo crucificaron, se burlaron de Él.
Ciertamente, la Luz surgirá, es tiempo ya de que se dé la Luz nuevamente entre los hombres, estos son tiempos de una gran lucha espiritual, de entre la Luz y las tinieblas, y la Luz Divina vencerá a la obscuridad de satanás.
Manteneos pues, Mis pequeños, los que habéis sido llamados hacia la Luz, los que reflejáis Nuestra Luz Divina, manteneos en pie, aceptad el dolor que recibiréis, como Mi Hijo lo aceptó, porque eso os llevará a la santificación de vuestras almas.
Manteneos transmitiendo la Luz Divina, para que las tinieblas se vayan disipando sobre la Tierra. Manteneos unidos los que sois luz, para que se dé la Gran Luz en vuestro mundo con la llegada de Mi Hijo a la Tierra. Es inevitable que la Luz se dé, satanás no puede vencer a la Luz Divina, éstos son tiempos de la obscuridad y son tiempos de la gran prueba entre aquellos hermanos vuestros que escogerán la Luz o escogerán las tinieblas.
Se os dio la Luz, y vosotros escogisteis a las tinieblas, aceptad pues vuestro castigo, los que habéis aceptado las tinieblas en vuestra vida. En estos momentos, vuestra soberbia os hace creer que vivir en las tinieblas es lo mejor, porque tenéis el poder del mundo y ¿qué es el mundo ante el Universo? Los que habéis escogido la Luz, estáis Conmigo y tenéis el Universo entero con vosotros, porque el Universo fue creado para los que estuvieran en la Luz.
Grandes regalos tendrán los que viven en la Luz, mucho dolor tendrán los que sigan despreciando la Luz y sigan escogiendo las tinieblas, habéis sido avisados por mucho tiempo, no es nuevo lo que ahora os digo, el Cielo desde hace tiempo se abrió para anunciar lo que se os vendría. Es el tiempo de la separación del trigo y la cizaña, escoged pues vuestro futuro, acercaos a Mí, pedid Sabiduría y Discernimiento Santo, pero antes que nada, pedid humildad, que eso es lo que os va a abrir las Puertas de Mi Misericordia sobre vosotros.
Gracias, Mis pequeños.
Tercer Misterio, Habla La Santísima Virgen María.
Sobre: Sed pequeños, sed esos hijos obedientes, humildes, necesitados de vuestro Dios y dóciles a Sus Mandatos, a Sus Palabras, a Sus Deseos y de esta forma, podréis vencer a satanás Hijitos Míos, Yo, como Madre vuestra, busco vuestro bien, así como os lo dio Mi Hijo a través de Su Vida, de Sus Enseñanzas, de Su Amor, de Su Muerte, de Su Resurrección, sois Mi herencia, porque así Me lo pidió Mi Hijo desde la Cruz. Un Gran Dolor donado por vosotros, Él dándose por vuestra salvación y pidiéndome a Mí, Su Madre, que siguiera Su tarea de Salvación por Él para vosotros. Mi Corazón, adolorido, al ver a Mi Hijo en la Cruz sufriendo pero, también, contento, porque os estaba redimiendo. Mi Corazón, ciertamente, adolorido, uniéndose al de Él y recibiendo ésta tarea de seguir con vuestra salvación, en el tiempo venidero.
Mis pequeños, Mi Corazón de Madre os ama infinitamente, porque el Corazón de Mi Hijo está junto con el Mío. Una madre también busca lo mejor para sus hijos y se da plenamente por su bienestar.
Mi Hijo Me encomendó a la humanidad entera, para que fuerais salvados, porque todos tenéis que regresar al Reino de los Cielos, al Reino del Amor. Seréis juzgados en el Amor, se os abrirán las Puertas si vuestro corazón sabe amar.
¡Cuántos, cuántos han cerrado su corazón al amor!, pero Yo, como Madre vuestra sigo tocando corazones, sigo buscando que vuestro corazón aprenda a amar.
Habéis constatado los milagros que se han dado alrededor del mundo, ya sea con la Presencia de Mi Hijo o con Mi Presencia, para que regresarais hacia las Verdades enseñadas y para que vivierais plenamente el Amor que se os enseñó. Muchos han sido tocados en su corazón y aún corazones muy duros, completamente cerrados, por la Gracia de Nuestro Dios, se han abierto. El Amor de Dios todo lo puede, vuestras oraciones, unidas a las Mías, pueden producir Milagros, Mis pequeños.
Todos estamos unidos en el Amor y por eso se os ha insistido tanto que viváis en la oración, en vuestra donación y en el respeto a lo enseñado por Nuestro Dios en Su Santísima Trinidad. Mucho se puede lograr todavía para la salvación de tantas almas que alejadas están del Verdadero Amor.
Ciertamente, satanás Me tiene pavor, porque nada puede contra Mí, contra ésta humilde Esclava del Señor, donada completamente a Su Voluntad. Es Mi pequeñez, es Mi Humildad, es Mi Amor total por Mi Dios lo que no soporta satanás y, por eso, cuando rezáis el Santo Rosario y vuestra boca y vuestro corazón, pronuncian Mi Nombre, satanás se aleja, se desvanece, porque no puede contra Mí, que Soy reflejo de Nuestro Dios. Por eso os hemos pedido que vosotros seáis reflejo también del Amor de vuestro Dios, por eso Mi Hijo os enseñó cosas sencillas, para que en estos tiempos fueran grandes.
La Humildad, la sencillez, la docilidad, es lo que os hace grandes ante los Ojos de Nuestro Dios y cuando sois más pequeños, sois más grandes ante Su Presencia y más poderosos contra los poderes del mal; satanás no puede contra los pequeños por eso os lo decía así Mi Hijo, que fuerais pequeños, porque al ser pequeños, estáis confinado plenamente en vuestro Dios, al ser pequeños, aceptáis vuestra debilidad y os acercáis a Aquél que tiene el Poder grande de protegeros y en este caso es vuestro Dios y, si vuestro Dios os protege, nada puede satanás contra vosotros.
Ahora, como Madre vuestra, os repito nuevamente las Palabras de Mi Hijo, sed pequeños, sed esos hijos obedientes, humildes, necesitados de vuestro Dios y dóciles a Sus Mandatos, a Sus Palabras, a Sus Deseos y de esta forma, podréis vencer a satanás y ayudaréis a vuestros hermanos para que satanás no los destruya. Dad ejemplo de esto, Mis pequeños, a vuestros hermanos y, os repito, al estar trabajando y viviendo plenamente Nuestro Dios en vosotros, lo primero que transmitiréis a vuestros hermanos, será una paz indescriptible, porque ¿qué más podréis necesitar cuando el Creador del Universo está con vosotros? Eso es la plenitud de la Gracia, Mis pequeños, que viva vuestro Creador, vuestro Dios plenamente en vosotros, como vivía plenamente en vuestros Primeros Padres.
Esa es vuestra misión, regresar, regresar nuevamente a ése tiempo de vuestros Primeros Padres viviendo la plenitud con vuestro Creador. Cuando Él vive plenamente en un alma, el alma no necesita nada más, no desea nada más, no envidia nada más, es el éxtasis de Amor al que todos vosotros debéis llegar.
Venid a Mí, Mis pequeños, para que Yo os guíe, para que Yo os enseñe a llegar a ése éxtasis de Amor en el que Yo también vivo, porque estoy plena del Amor de Nuestro Dios. Sois Mis hijos, Soy vuestra Madre y deseo lo mejor para vosotros como Nuestro Dios, en Su Santísima Trinidad así lo desea. Buscad pues la plenitud siendo pequeños, siendo como niños.
Gracias, Mis pequeños.
Cuarto Misterio, Habla Dios Padre.
Sobre: ¿Por qué queréis seguir sufriendo cuando podéis vivir plenamente en un Amor y en un consentimiento Divino de hijos de Dios, como no lo habéis experimentado nunca? Hijitos Míos, los Cielos Nuevos y las Tierras Nuevas que os he prometido, ciertamente, por un lado, es el vivir en un Nuevo Mundo, un Mundo preparado para los escogidos, pero escogidos por Mí, porque vosotros primero Me escogisteis, cambiasteis vuestra vida y quisisteis manteneros Conmigo, con vuestro Dios.
Ciertamente, tendréis un lugar bello, porque eso es lo que quiero para los hijos consentidos. Vosotros sufristeis y estáis sufriendo por haber escogido vivir en Mis Enseñanzas, vivir Mi Amor y transmitirlo y, como os he dicho, habéis sido también mártires de éste tiempo, mártires cruentos e incruentos y por eso os consentiré con éste regalo tan grande que daré para vuestro cuerpo, para vuestra vida, pero también los Cielos Nuevos y las Tierras Nuevas, no solamente será algo externo, sino, sobre todo, será un experiencia espiritual bellísima, porque vuestro ser no puede gozar plenamente si vuestra alma no vive plenamente Conmigo y por eso ése estado espiritual va a ser algo bellísimo que no habéis experimentado la gran mayoría de vosotros. Y eso será todavía más bello que el lugar en el que viviréis y las cosas que veréis con vuestros ojos humanos. Viviréis plenitud de gozo en cuerpo y en alma, gozaréis lo que Yo, vuestro Dios puedo crear para vosotros que, en éste momento, es inimaginable, porque no tenéis ningún punto de comparación para lo que Yo os daré, porque no ha habido antes, en la historia de la humanidad, lo que tendréis ahora vosotros, los escogidos, porque Me escogisteis a Mí, vuestro Dios.
Todo actuar tiene su repercusión, si actuáis en el Bien, gozaréis Mi Bien y todo os saldrá bien, si actuáis en el mal, todo os saldrá mal. No os puedo Bendecir como quisiera, si vosotros estáis escogiendo vivir en el mal porque, de esta forma, estáis atacando al Bien Supremo, que Soy Yo, Me estáis traicionando, Me estáis cambiando a Mí, vuestro Dios, que Soy todo Bien, por el mal que habéis escogido para vuestro corazón y para vivir en él.
El mal y el Bien, no pueden vivir en el mismo lugar, si escogéis el mal, Yo Me aparto, si escogéis el Bien, estoy con vosotros y os protejo para que el mal no entre en vosotros, a menos que, en vuestro libre albedrío, insistáis en hacerMe a un lado, en sacarMe de vuestro corazón. Pero entended, que en vuestro libre albedrío, podéis escoger la Bendición o la maldición, el Bien o el mal, la Vida o la muerte, la Luz o las tinieblas, sois libres y podéis escoger lo que queráis.
Todo esto son tribulaciones para el alma, mientras vivís sobre la Tierra, porque sois débiles y satanás os pone muchas tentaciones, a lo largo de vuestra vida, para desviaros. Ciertamente, en momentos estaréis en contra Mía, porque estaréis pecando y, a veces, hasta gravemente. En otros momentos estaréis Conmigo y sacaréis de vuestro corazón la maldad, gracias a Mis Sacramentos, Sacramentos que son Luz y Vida para vosotros. Yo no os traiciono, Yo busco siempre vuestro Bien, si os donáis a Mí, no solamente viviréis en Mi Bien, sino éste se irá incrementando, acrecentando, haciéndose cada vez más fuerte en vuestro ser y os dará más gozo.
Cuando un alma Me ha escogido, cuando un alma ha escogido vivir en el Bien y empieza a probar de las mieles del Amor, difícilmente se apartará de Mí, porque Yo sé consentir a las almas que dejan todo por Mí y, con esto os quiero decir que dejan el pecado, que tratan de vivir según Mis Mandatos, según Mi Amor, según Mis Enseñanzas.
Cuando un alma no desea vivir ya de lo que el mundo le da, sino que busca lo que el Cielo le provee, es cuando Yo vuelo hacia ésa alma, la abrazo, la beso, le cambio sus vestiduras y la empiezo a alimentar con manjares exquisitos y, así, al consentir a las almas, busco que nunca más se aparten de Mí, pero para esto debéis poner todo vuestro deseo, toda vuestra fuerza, todo vuestro amor para llenaros de Mí.
Es una lucha fuerte, interna, del alma contra el mundo. Ciertamente, todos vosotros habéis caído en el mal, habéis caído en el pecado, pero el hecho de que os levantéis, ya esto implica que Me estáis escogiendo, que estáis haciendo a un lado el pecado de vuestra vida. PedidMe que os ayude a que deis el cambio decisivo, que es el vivir plenamente en Mí y para Mí. Con esto no os estoy diciendo que os llevaré a vivir una vida diferente a la que estáis viviendo, sino que seguiréis viviendo lo que Yo os pedí que vivierais, pero en plenitud total. Vuestros actos serán donados totalmente a Mí, serán Bendecidos por Mí, vuestro Dios y serán más perfectos, aún aquellos actos sencillos, a veces insignificantes, actos de todos los días, porque vuestro estado de vida así los exige, al ser ofrecidos a Mí, vuestro Dios, con todo vuestro corazón, ya no van a ser actos sencillos, sino adquirirán un Poder Divino que os cambiará a vosotros y cambiará a los que estén a vuestro alrededor, porque así seréis luz, seréis ejemplo, seréis Mi Hijo sobre la Tierra, porque Mi Hijo llevó una vida sencilla, cumplió Sus obligaciones de estado ante los hombres, pero todo lo hacía en unión Conmigo, con vuestro Padre, con vuestro Dios y, así, Sus actos se volvían Divinos, porque Él estaba unido a Mi Divinidad con Su Divinidad.
Todo en Mí es sencillez, todo en Mi es Bondad, todo en Mi es Paz, todo en Mi es alegría, todo en Mi es progreso, todo en Mi es puro Amor. Aprovechad todo esto, Mis pequeños, ¿Por qué queréis seguir sufriendo cuando podéis vivir plenamente en un Amor y en un consentimiento Divino de hijos de Dios, como no lo habéis experimentado nunca?
Que vuestros actos y vuestra vida cambien a este mundo que estáis viviendo. Vivid en Mi Plenitud para que en Mi Plenitud de Amor destruya la maldad que satanás ha sembrado en vuestros corazones. Lo podéis lograr, Mis pequeños, porque Mi Hijo lo logró por vosotros, uníos a Él y sed ésos Cristos de éste tiempo, para que todo se plenifique en Mi Amor, porque así es lo que Yo deseo, porque Soy vuestro Dios, porque Soy vuestro Creador.
Gracias, Mis pequeños.
Quinto Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo.
Sobre: Es una exigencia Divina, que las almas sean purificadas en totalidad antes de entrar al Reino de los Cielos, buscad que esa purificación no os duela tanto. (Lenguas…) Hijitos Míos, cuando Yo os dije “sean perfectos como el Padre es Perfecto”, os estoy pidiendo que lleguéis a ése grado, porque sois hijos de todo un Dios y sois hermanos Míos.
Mis pequeños, el Cielo es perfección porque es perfecta toda hechura de vuestro Padre y vuestro Dios. Todo lo creado lleva un orden perfecto, el Universo entero está creado en un orden perfecto, lo que conocéis es perfecto, aunque fue alterado por el Pecado Original, aún, en estos momentos, vosotros, la ciencia y los más prominentes en conocimiento en vuestro mundo, os seguís asombrando de la perfección que os rodea y de lo que hay en el Universo entero.
Cuando os he pedido que seáis perfectos, como Mi Padre y vuestro Padre es Perfecto, es para que podáis entrar al Reino de los Cielos, pero antes luchando para alcanzar ésa perfección, porque para entrar a un reino perfecto, vosotros debéis ya haber cambiado de la imperfección en la que vivís, a la perfección en la cual fuisteis concebidos en la Mente de vuestro Padre y vuestro Dios.
Vosotros mismos podéis constatar lo que la imperfección puede causar en aquello que está creado en la perfección. Cuando vosotros veis lo que los grandes científicos o inventores de vuestro mundo pueden hacer, guiados por la Luz del Espíritu Santo, os asombráis de lo que el hombre puede crear que, aunque no es perfecto, sí lleva un alto grado de perfección, porque está guiado por Nosotros, y si ésa maquinaria es trabajada por alguien que no tiene las capacidades, que es imperfecto, porque no tiene las capacidades para mover toda esa perfección, posiblemente se pueda destruir esa maquinaria fabulosa, que fue creada prácticamente en perfección. Por eso no puede entrar un alma imperfecta al Reino de los Cielos, simplemente, no hay lugar para ella en el Reino de los Cielos y, por eso, se os exige una purificación total antes de entrar al Reino de los Cielos y ésa, también, es vuestra tarea de toda una vida, apartar de vosotros vuestras imperfecciones, especialmente porque os llevan al pecado y no puede entrar un alma, que produce pecado, al Reino de los Cielos porque, en el Reino de los Cielos, se vive de la Pureza y de la santidad. Se viven todas las Virtudes en alto grado, en grado perfecto y, vuestra imperfección no puede entrar al Reino de los Cielos.
Por eso, agradeced a vuestro Padre y vuestro Dios, todo lo que permita en vuestra vida, para que os vaya purificando, y ofreced cada instante de vuestra vida, ya sea bueno o doloroso, para que os vayáis purificando, vosotros y vuestros hermanos, al ofrecer también vuestros deseos por ellos.
Sed perfectos, como vuestro Padre es Perfecto, mantened en vuestra mente y en vuestro corazón esta frase, para que ella os vaya apartando del mal y para que luchéis para alcanzar ésa perfección a la que estáis llamados todos vosotros, sobre todo para que podáis entrar al Reino de los Cielos, porque es una exigencia Divina, que las almas sean purificadas en totalidad antes de entrar al Reino de los Cielos, buscad que esa purificación no os duela tanto, y solamente lo lograréis con vuestra vida de ejemplo, con vuestra vida en virtud, con vuestra vida llena de amor. No hay otra forma, Mis pequeños, porque así es como se vive en el Cielo y es como debéis empezar a vivir ya sobre la Tierra.
Gracias, Mis pequeños. |
lunes, 26 de marzo de 2012
Mzo 08_12 La Luz Divina vencerá a la obscuridad de satanás.
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