Queridos hijos, estoy con ustedes como Madre, para ayudarles a que con mi amor, oración y ejemplo se vuelvan semilla de lo que ha de venir. Una semilla que se desarrollará en un fuerte árbol y extenderá sus ramas en todo el mundo. Para volverse semilla de lo que vendrá, semilla del amor, oren al Padre para que les perdone las omisiones que hasta ahora han tenido. Hijos míos, solamente un corazón puro, no sobrecargado por el pecado, puede abrirse y sólo ojos sinceros pueden ver el camino por el que deseo conducirlos. Cuando comprendan esto comprenderán el amor de Dios y ese amor les será dado. Entonces ustedes lo darán como semilla de amor a los demás. Les agradezco.
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