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martes, 11 de noviembre de 2014

Dios cumplirá la tercera renovación de la humanidad manifestando lo que hacía su Divinidad en su Humanidad



Divina Voluntad, escritos de Luisa Picarreta,  Libro 12, 
Enero 29, 1919

  Dios cumplirá la tercera renovación de la humanidad manifestando lo que hacía su Divinidad en su Humanidad.



Estaba haciendo la adoración a las llagas de Jesús bendito, y por último he recitado el credo, con la intención de entrar en la inmensidad del Querer Divino, donde están todos los actos de las criaturas pasadas, presentes y futuras, y los mismos que la criatura debería hacer y que por descuido o maldad no ha hecho, y yo decía:

“Jesús mío, Amor mío, entro en tu Querer y es mi intención con este credo, rehacer y reparar todos los actos de fe que las criaturas no han hecho, todas las incredulidades, la adoración debida a Dios como Creador.”

Mientras éstas y otras cosas decía, sentía perdérseme la inteligencia en el Querer Divino, y una luz que investía mi entendimiento, dentro de la cual descubría a mi dulce Jesús, decía y decía, pero, ¿quién puede decirlo todo?

Lo diré confusamente, y además siento tal repugnancia, que si la obediencia no fuera tan severa, sino más indulgente, no me obligaría a ciertos sacrificios, pero Tú, Vida mía, dame la fuerza y no abandones a sí misma a esta pobre ignorante.

Parecía entonces que me decía:

“Hija amada mía, quiero hacerte saber el orden de mi Providencia.

En cada período de dos mil años he renovado al mundo:

En los primeros lo renové con el diluvio; en los segundos dos mil lo renové con mi venida a la tierra, en la que manifesté mi Humanidad, de la cual como de tantas fisuras se traslucía mi Divinidad, y los buenos y los mismos santos de estos terceros dos mil años han vivido de los frutos de mi Humanidad, y como a gotas han gozado de mi Divinidad.

Ahora estamos cerca del final de los terceros dos mil años y habrá una tercera renovación, he aquí el por qué de la confusión general, no es otra cosa que la preparación a la tercera renovación, y si en la segunda renovación manifesté lo que hacía y sufría mi Humanidad y poquísimo lo que obraba la Divinidad, ahora en esta tercera renovación, después de que la tierra haya sido purgada y en gran parte destruida la presente generación, seré aún más magnánimo con las criaturas y llevaré a cabo la renovación con manifestar lo que hacía mi Divinidad en mi Humanidad, cómo obraba mi Querer Divino con mi querer humano, cómo todo quedaba concatenado en Mí, cómo hacía y rehacía todo y hasta un pensamiento de cada criatura era rehecho por Mí y sellado con mi Querer Divino.

Mi Amor quiere desahogarse y quiere hacer conocer los excesos que obraba mi Divinidad en mi Humanidad en favor de las criaturas, que superan con mucho los excesos que externamente obraba mi Humanidad.

He aquí por qué a menudo te hablo del vivir en mi Querer, lo que hasta ahora no he manifestado a ninguno, a lo más han conocido la sombra de mi Voluntad, la gracia, la dulzura que contiene el hacerla, pero penetrar dentro de Ella, abrazar la inmensidad, multiplicarse conmigo y penetrar dondequiera, aun estando en la tierra, penetrar en el Cielo y en los corazones, abandonar los modos humanos y obrar con modos divinos, esto no es conocido aún, tanto, que a no pocos parecerá extraño, y quien no tiene abierta la mente a la luz de la verdad no comprenderá nada, pero Yo poco a poco me abriré camino manifestando ahora una verdad, ahora otra de este vivir en mi Querer, de tal manera que terminarán por comprenderlo.

 Ahora bien, el primer eslabón que conjuntó el verdadero vivir en mi Querer fue mi Humanidad; mi Humanidad fundida con mi Divinidad nadaba en el Querer eterno e iba encontrando todos los actos de las criaturas para hacerlos suyos, y dar al Padre por parte de las criaturas una gloria divina, y dar a todos los actos de las criaturas el valor, el amor y el beso del Querer eterno.

En este ambiente del Querer eterno Yo veía todos los actos de las criaturas posibles de hacerse y no hechos, los mismos actos buenos malamente hechos, y Yo hacía los no hechos y rehacía los malamente hechos.

 Ahora, estos actos no hechos y hechos sólo por Mí, están todos suspendidos en mi Querer, y espero a las criaturas que vengan a vivir en mi Querer y repitan en mi Voluntad lo que hice Yo.

Por eso te he escogido a ti como segundo eslabón de conjunción con mi Humanidad, haciéndose uno solo con el mío, viviendo en mi Querer, repitiendo mis mismos actos; de otra manera, por esta parte mi Amor quedaría sin desahogo, sin gloria por parte de las criaturas por todo lo que mi Divinidad obraba en mi Humanidad, y sin la perfecta finalidad de la Creación, la cual debe encerrarse y perfeccionarse en mi Querer.

Sería como si hubiera derramado toda mi sangre, sufrido tanto y nadie lo hubiera sabido, ¿quién me habría amado?

¿Qué corazón habría quedado emocionado?

¡Ninguno!

Y por tanto en ninguno habría tenido mis frutos, la gloria de la Redención.”

Y yo interrumpiendo las palabras de Jesús he dicho:

“Amor mío, si tanto bien hay en este vivir en el Querer Divino, ¿por qué no lo manifestaste antes?”.

Y Él:

“Hija mía, primero debía hacer conocer lo que hizo y sufrió mi Humanidad por fuera, para poder disponer a las almas a conocer lo que hizo mi Divinidad por dentro; la criatura es incapaz de comprender todo junto mi obrar, por eso voy manifestándome poco a poco.

Después, a tu eslabón de conjunción conmigo serán unidos los demás eslabones de las criaturas, y tendré una multitud de almas, que viviendo en mi Querer reharán todos los actos de las criaturas y tendré la gloria de tantos actos suspendidos hechos sólo por Mi, hechos también por las criaturas, y éstas de todas las clases:


Vírgenes, sacerdotes, seglares; según su oficio no obrarán más humanamente, sino que penetrando en mi Querer sus actos se multiplicarán por todos en modo todo divino, y tendré la gloria divina por parte de las criaturas de tantos Sacramentos recibidos y administrados en modo humano, otros profanados, otros enfangados por el interés, y de tantas obras buenas en las cuales quedo más deshonrado que honrado. Suspiro tanto este tiempo, tú reza y suspíralo junto conmigo y no separes tu eslabón de unión con el mío, empezando tú la primera.” 

sábado, 29 de junio de 2013

"Libro del Cielo" - El mal del desaliento y de la desconfianza. - Luisa Picarreta-

Febrero 4, 1900


1.       El mal del desaliento y de la desconfianza.



Encontrándome en un estado lleno de desaliento, especialmente por la privación de mi sumo Bien, esta mañana apenas dejándose ver me ha dicho:

“El desaliento es un humor infeccioso que infecta las más bellas flores y los más agradables frutos y penetra hasta el fondo de la raíz, de modo que aquel humor infeccioso, invadiendo todo el árbol lo marchita, lo vuelve escuálido y si no se le pone remedio regándolo con el humor contrario, como aquel humor malo se ha introducido hasta la raíz, seca la raíz y hace caer por tierra al árbol. Así le sucede al alma que se embebe de este humor infeccioso del desaliento”.

A pesar de todo esto yo me sentía todavía desalentada, toda encogida en mí misma y me veía tan mala que no me atrevía a arrojarme hacia mi dulce Jesús, mi mente estaba ocupada pensando en que para mí era inútil esperar como antes las continuas visitas de Él, sus gracias, sus carismas; todo para mí había terminado.

Y Él, casi reprendiéndome ha agregado:

“¿Qué haces? ¿Qué haces?

¿No sabes tú que la desconfianza deja moribunda al alma?

Y ésta, pensando en que debe morir no piensa más en nada, ni en adquirir, ni en comerciar, ni en embellecerse más, ni en poner remedio a sus males, no piensa otra cosa sino que para ella todo ha terminado. Y no sólo vuelve al alma moribunda, sino que la desconfianza pone a todas las virtudes en peligro de expirar”.

¡Ah Señor! Me imagino ver a este espectro de la desconfianza, triste, mustio, medroso y todo tembloroso y toda su maestría, no con otra astucia sino sólo con el temor conduce las almas a la tumba.

Pero lo que es peor es que este espectro no se muestra como enemigo, porque entonces el alma podría burlarse de su miedo, sino que se muestra como amigo y se infiltra tan dulcemente en el alma, que si el alma no está atenta, pareciéndole que es un amigo fiel que agoniza junto y llega a morir junto con ella, difícilmente se sabrá liberar de su artificiosa maestría.




               Jesús, Jesús, Jesús