Abr 15_14 No hay delicadezas en vuestra vida hacia Mí, pero sí muchas quejas. |
Rosario vespertino
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Mensaje de Dios Padre a J. V.
Primer Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: No debéis desperdiciar nada de vuestro tiempo sobre la Tierra. Cinco segundos, diez segundos, en ése tiempo, Mis pequeños, podéis interceder por un alma que veáis que está en pecado. Hijitos Míos, Yo os he dado a Mi Hijo por entero para vuestra salvación pero también para vuestro crecimiento espiritual. Toda Su Vida sobre la Tierra es una continua Enseñanza, desde el momento de Su Nacimiento, hasta el último momento de Su Vida en la Cruz.
Mi Hijo es como un libro abierto, de Él podéis aprender infinidad de cosas para vuestra santificación. Es vuestro Dios, es el Santo de los Santos, es la Palabra, es la Vida,Yo estoy en Él y Él está en Mí.
Me he dado a través de Él, para que el Mundo, estando en tinieblas, pudiera conocer la Luz, pero la Luz Verdadera del Reino de los Cielos. Satanás había engañado ya a todos los pueblos de la Tierra y antes de la llegada de Mi Hijo, todo era tinieblas. Yo, como Padre vuestro, voy protegiendo a Mis hijos y Yo no podía dejar que el mundo quedara en tinieblas y que muchas almas de Mis hijos se condenaran y, para eso, os mandé a Mi Hijo, para que os diera una Enseñanza perfecta que vosotros debíais y debéis aprender para poder entrar al Reino de los Cielos.
Vosotros, os he dicho infinidad de veces, estáis invitados a regresar al Reino de los Cielos, a donde vosotros y, cada uno de vosotros, pertenecéis.
Las Enseñanzas de Mi Hijo os ayudan, en totalidad, para que regreséis al Reino de los Cielos, pero para que, también, deis fruto durante vuestra vida sobre la Tierra.
También os he dicho infinidad de veces, que vosotros sois corredentores con Mi Hijo, ésa es la herencia Divina que os dejó Mi Hijo al entregaros a Su Madre, y ahora vuestra Madre, a todo el género humano y de todos los tiempos, una Gracia inmensa para cada uno de vosotros. Cuando os entrega a Mi Hija, la Siempre Virgen María, Ella, también se vuelve Madre vuestra, Ella es Corredentora y vosotros, por consecuencia, también sois corredentores por ser hermanos de Mi Hijo Jesucristo y por las Enseñanzas que os dieron para que vosotros os salvarais y salvarais a infinidad de almas, a través de vuestra oración, a través de los sufrimientos que tenéis día a día por vuestra cruz, a través del amor que cada uno de vosotros debéis ir cultivando en vuestro ser y que se va acrecentando al transmitirlo a vuestros hermanos.
¡Con cuánto Amor os he tratado, Mis pequeños! ¡Con cuánto Amor os he consentido para que os mantengáis cerca de Mi Corazón! Se os ha dado todo, todo lo necesario para que vosotros pudierais crecer espiritualmente y que vuestros pequeños o grandes sufrimientos y, también, vuestras alegrías fueran unidos a los Méritos de Mi Hijo, para que pudierais salvar a muchas almas.
Mis pequeños, al ser llamados a ser corredentores, os debéis dar plena cuenta de que no debéis perder un solo segundo de vuestra vida, porque hay infinidad de almas que necesitan de vuestra oración, de vuestra intercesión, de la donación de vuestros actos, sufrimientos, alegrías que, llegando a Mí a través de la unión con los Méritos de Mi Hijo, Yo pueda salvar a ésas almas de vuestros hermanos que tanto lo necesitan.
Mis pequeños, no debéis desperdiciar nada de vuestro tiempo sobre la Tierra. Cinco segundos, diez segundos, en ése tiempo, Mis pequeños, podéis interceder por un alma que veáis que está en pecado, que está dando mal ejemplo en la Tierra a vuestros hermanos o que va a tener un accidente mortal. Con vuestra palabra, con vuestros deseos, pidiéndoMe por su salvación, quizá dos segundos basten para que vuestro corazón, al moverse en compasión por un hermano vuestro, Yo le pueda conceder la vida eterna en el Reino de los Cielos.
Vuestro tiempo sobre la Tierra es importantísimo y, especialmente vosotros, los que habéis sido preparados para entender la problemática de éstos momentos de la historia. Hay tantos hermanos vuestros, distraídos en el mundo, que no se dan plena cuenta de lo que está sucediendo a su alrededor y de lo que ya estáis viviendo como purificación de pueblos y naciones.
Debéis, pues, poner más atención en vuestra vida, en lo que hacéis, en lo que pensáis, en lo que decís pero, sobre todo, en lo que observáis a vuestro alrededor que, observando la vida de vuestros hermanos, podéis interceder por ellos, para que dejen de pecar gravemente y se puedan salvar. Os he dicho que os debéis poner en el lugar de ésos hermanos vuestros que, prácticamente, están condenados por su mala vida, sus malas acciones. ¿Qué, acaso, no os gustaría que alguien intercediera por vosotros y os pudieras salvar? Poneos en el lugar de ésos hermanos vuestros que, ciertamente, no se dan cuenta o no les interesa darse cuenta, cuál va a ser su futuro eterno, pero vosotros, que habéis ya sido preparados y habéis aprendido mucho más que una gran mayoría de vuestros hermanos, tenéis ésa obligación de amor de ayudarles en su salvación eterna y, ciertamente, que os gustaría que una o muchas almas os estuvieran apoyando con su intercesión para vuestro arrepentimiento, cambio de vida y salvación de vuestra alma.
Así que os pido, Mis pequeños, sigáis intercediendo, que seáis verdaderos hermanos de Mi Hijo Jesucristo, para que cumpláis vuestra misión, como Mi Hijo cumplió la Suya y, con ello, vosotros podáis entregarMe a infinidad de almas, salvadas por vuestra intercesión, cuando regreséis ante Mi Presencia y seáis Juzgados.
Ciertamente, tendréis grandes premios de parte Mía, de Mi Santísima Trinidad, cuando regreséis a Mí, seáis Juzgados, pero Me presentéis todas las almas que vosotros salvasteis por vuestro amor hacia Mí y hacia vuestros hermanos.
Mi Amor queda con vosotros, Mis pequeños y os pido que os sigáis perfeccionando para que cumpláis con vuestra misión, como Mi Hijo la cumplió.
Gracias, Mis pequeños.
Segundo Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: Me agrada tanto cuando un alma Me tiene presente en sus oraciones, en sus agradecimientos, cuando se acuerda de Mí a lo largo del día, una o varias veces. DejadMe gozar, Mis pequeños, de vuestros agradecimientos. Hijitos Míos, cuando vosotros os dais por alguien, les ayudáis de alguna forma, hay veces que quizá os puedan pagar ése favor, ya sea con otro favor o económicamente y vosotros os sentís pagados por ello. Pero, también, hay veces, que vosotros no recibís nada a cambio de lo que hicisteis por ayudar, de corazón, a algún hermano vuestro y os sentís defraudados porque, ni siquiera hubo una palabra de agradecimiento. Quizá, a la persona a la que le hicisteis el favor o le disteis vuestra ayuda, sentía que se lo merecía y, entonces es un grado de soberbia de parte de ella y, vosotros os sentís defraudados porque quedáis en mala posición ante ella, os sentís menos, os sentís mal. Pero otras veces, tampoco hay ninguna forma de agradecimiento, ya sea por distracción o simplemente, no os quisieron agradecer ése favor o favores y os sentís mal por ello, por una falta de educación de parte de la otra persona o simplemente, no os quisieron agradecer porque no hayan sentido que el favor fue lo suficientemente grande como para que pudieran agradecer o quisieran agradecer por él.
Ahora Yo os pregunto, Mis pequeños, ¿por qué muchos de vosotros no Me agradecéis o Le agradecéis a Mi Hijo Su Donación?
Poneos en Su posición, recordad todo lo que Él os dio desde Su Llegada a la Tierra. ¿Qué, acaso Su Vida, Sus Enseñanzas, Sus Palabras y Obras no os dejaron algo bueno para vuestra vida, para vuestro crecimiento espiritual, para una relación amorosa y perfecta de vosotros con vuestros hermanos?
¿En qué posición estáis? ¿Por qué no agradecéis? Cuando un alma agradece por lo que recibe, recibe más porque aquél que hizo el favor, al sentir ése agradecimiento, sabe que hubo un gusto grande en la persona que recibió el favor y eso le ayuda a seguir adelante, ayudando no solamente a ésa persona, sino a muchos más, pero cuando no se recibe agradecimiento, uno se siente defraudado, deja de dar, porque piensa que los demás no le agradecerán lo que a él, quizá, hasta le haya costado mucho el dar.
Algunos de vosotros, daréis en lo económico, otros daréis vuestro trabajo, otros daréis consejo o ayuda en múltiples formas, porque os he pedido que deis de lo que tenéis. Ciertamente, cuando dais, difícilmente no queréis recibir nada porque sois pequeños todavía, porque necesitáis que se reconozca lo que disteis, con un agradecimiento, para que vosotros os sintáis motivados a seguir ayudando a vuestros hermanos.
Ciertamente, vosotros habéis escuchado una o varias veces, lo que fue el Sufrimiento de Mi Hijo en el Huerto de los Olivos y el mayor sufrimiento era precisamente eso, la falta de agradecimiento de infinidad de almas por las que se dio Mi Hijo y que no apreciaron, y siguen sin apreciar, aun en éstos tiempos, toda Su Donación.
Pasa el tiempo y año tras año, tenéis esta época, en la que se recuerda fuertemente la donación de Mi Hijo por vuestra donación.
Son unas semanas, quizá os muevan algo vuestro espíritu a tratar de mejorar. Otros ni siquiera se moverán a la mejora de su ser. Pasan los días, se termina éste periodo y se os olvida todo lo pasado, todo lo que Mi Hijo os dio, todo lo que Yo os he dado, todo lo que recibís de Mi Santo Espíritu. ¿En dónde está vuestro agradecimiento? ¿Qué, acaso no apreciáis lo que a diario recibís de Mi Providencia Divina? ¡Recibís tanto!, y Yo no escucho de vuestro corazón un agradecimiento, una palabra, en la cual Yo Me vea motivado a derramar más bendiciones sobre vosotros, a pesar de que os disteis cuenta de que Yo os concedí una o muchas bendiciones para vuestra persona o para vuestra vida.
Ciertamente, Soy vuestro Dios, pero también necesito escuchar de vosotros que estáis agradecidos Conmigo, por la vida que tenéis, por lo que os doy, por los cuidados que recibís de Mi parte, momento a momento, a lo largo de vuestra vida. ¿En dónde están vuestros agradecimientos?
En vuestra vida diaria, en vuestra relación de familia, se os llama la atención cuando vosotros no agradecéis el bien que recibís de algún hermano vuestro, de algún amigo, de algún compañero. Se le puede llamar, entre vosotros, el tener buena educación, pero Conmigo va más allá que buena educación, Mis pequeños, Soy vuestro Creador, Soy vuestro Padre, todo lo que tenéis, proviene de Mí, ¿qué, acaso no Me merezco más? Y ¿cuántas veces al día os acordáis de Mí? No hay delicadezas en vuestra vida hacia Mí, pero sí muchas quejas.
Amor, mucho amor os falta, Mis pequeños y ésa es la perfección al que debéis llegar. Cuando vivís envueltos en el amor, es cuando vosotros alcanzáis la perfección, porque agradecéis lo que tenéis, Me agradecéis lo que poseéis, Me agradecéis las capacidades que os he otorgado. Tantas y tantas cosas que debierais agradecerMe, pero parece que no os importo en vuestra vida, Soy Extraño en vuestra vida.
El agradecimiento, Mis pequeños, siempre os va a dar más, poneos en el lugar de vuestros hermanos que están pendientes de vosotros y que os dan de lo mucho o poco que tienen, agradecedles, porque están viendo por vuestro bien. Empezad en vuestra familia, agradeced a vuestros padres y hermanos, agradeced a vuestros familiares y amigos, a todos aquellos que os dan de lo que tienen, pero no os olvidéis de Mí, Mis pequeños, de Mí, vuestro Dios, que os doy todo, empezando por vuestra vida. Me agrada tanto cuando un alma Me tiene presente en sus oraciones, en sus agradecimientos, cuando se acuerda de Mí a lo largo del día, una o varias veces. DejadMe gozar, Mis pequeños, de vuestros agradecimientos. Os amo, Mis pequeños, tratad de amadMe como Yo os amo.
Gracias, Mis pequeños.
Tercer Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: Las almas santas, son almas que aprenden a vencerse a sí mismas, apartando de ellas todo aquello que las lleva a la obscuridad y que luego utilizan Mi Sabiduría, que es Sabiduría Santa, para buscar la Luz y, así, el alma santa va forjando su vida. Mis pequeños, un padre o una madre que, verdaderamente, aman a sus hijos, tratan de dar lo mejor por ellos, se desviven por ellos, se sacrifican por ellos, se dan en totalidad por ellos, porque quieren verlos de la mejor forma, que nada les falte.
Mis pequeños, ved a vuestros hijos y con esto os quiero decir, a vuestros hermanos, hijos de otras familias, son vuestros hermanos, aunque muchos de ellos, caídos en los pecados, en los vicios, en la maldad. Yo, como Padre de todos vosotros, Me duelo, Mi Corazón sufre, Me da una lástima ver cómo se pierden vuestras almas, cómo destrozáis vuestros cuerpo. Os acabáis en cuerpo y alma con todo aquello a donde os lleva satanás y, en lugar de luchar contra toda ésa maldad, os mantenéis en los vicios, en la corrupción, en todo aquello que os va destruyendo poco a poco y, a veces, ni cuenta os dais, porque así es satanás, os lleva por caminos que, aparentemente, os van a dar un gusto, un placer, pero a la larga, cuando volteáis hacia atrás y veis todo vuestro ser, estáis acabados. Echasteis a perder vuestra vida, no sois nada ni nadie ante vuestros hermanos, no habéis hecho nada para Mí, vuestro Dios, que confié en vosotros al daros el don de la vida.
¡Cuántas almas se desperdician y no producen ninguna clase de bien. ¡Todo es destrucción en vuestra vida! ¡Todo es maldad, no hay nada de lo cual os podáis enorgullecer! ¿Qué habéis hecho, Mis pequeños, con el don de la vida? ¿Qué habéis hecho con el regalo más preciado que tenéis, que es vuestra alma? Llegará un momento en que os daréis cuenta de lo que vale un alma ante Mis Ojos y vosotros, ¿qué habéis hecho con vuestra alma? ¿O con la de vuestros hermanos, con la de vuestros hijos?
¡Cuánta maldad habéis dejado entrar en vuestros corazones! y eso no ha cambiado, Mis pequeños. Esa es la obscuridad de la cual se habla en las Escrituras y por eso os envié a Mi Hijo, para que os dierais cuanta de la obscuridad en la que vivís. Sus Palabras, Sus Enseñanzas son de Vida, cuando vosotros leéis ésas Palabras Divinas que se os han dejado en las Sagradas Escrituras, siempre os dejarán algo, algo bueno en vuestro ser. Todo lo que se os da, produce algún fruto. Benditas las almas que han encontrado la Luz a través de lo que os he dejado en las Sagradas Escrituras y del Ejemplo que Mi Hijo os transmitió.
Cuando vosotros decidís vivir todo lo que se os ha dado, es cuando sois agradables a Mis Ojos, porque ya estáis en camino de vuestra salvación eterna y del premio eterno que os tengo prometido. Las almas buenas, las almas sabias, las almas que buscan su santidad de vida, son las que se dejan guiar por la Sabiduría. Pedid Sabiduría a Mi Santo Espíritu, para que aprendáis a guiaros en éste mundo de obscuridad en el cual vivís.
Debéis poner de vuestra parte, Mis pequeños, para crecer y ver la Luz en medio de las tinieblas en las cuales estáis viviendo. Las tinieblas se apartarán en el momento en que decidáis buscar la Luz que se os ha dado y que tanto trabajo Le costó a Mi Hijo darla. La Luz que os trajo a la Tierra es la que se vive en el Reino de los Cielos, podéis empezar a vivir vida de Cielo en la Tierra si tomáis Sus enseñanzas y las ponéis en práctica.
Las almas santas, son almas que aprenden a vencerse a sí mismas, apartando de ellas todo aquello que las lleva a la obscuridad y que luego utilizan Mi Sabiduría, que es Sabiduría Santa, para buscar la Luz y, así, el alma santa va forjando su vida que, aunque, ciertamente, cae, se levanta y sigue luchando contra sí misma para alcanzar la Luz que os dejó Mi Hijo y que es vuestra herencia Divina.
Luchad pues, Mis pequeños, por regresar al Reino de los Cielos, buscando la Luz, viviéndola y transmitiéndola a vuestros hermanos.
Gracias, Mis pequeños.
Cuarto Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: Yo no os pido que Me deis algo, os pido que os deis a Mí. Mis pequeños, ciertamente, hay a lo largo de vuestra vida, momentos en que tenéis sequedad espiritual, momentos en los cuales, vosotros decís que no tenéis nada qué decirMe ni ofrecerMe y, eso, muchas veces hace que os separéis de Mí, porque vosotros queréis dar algo y no sabéis qué dar porque estáis en sequedad espiritual.
Mis pequeños, Yo no os pido que Me deis algo, os pido que os deis a Mí. ¿Y cómo es esto?, os preguntaréis. Vosotros, los que tenéis hijos, ¿cuántas veces, cuando son pequeñitos o aún mayores, simplemente, se acercan a vosotros y se recargan sobre vosotros, sin decir una sola palabra? ¿Acaso no os sentís a gusto, no sentís que es un gesto de amor ése contacto físico, sin palabras? Dice mucho, algo así parecido quiero con vosotros. Cuando no tengáis nada que darme o decirme, simplemente, recostaos sobre Mí y Yo Me sentiré agradecido de vuestra presencia Conmigo.
Vosotros necesitáis ésos gestos de amor, necesitáis la compañía, Yo también lo necesito de vosotros, Mis pequeños, el Amor es lo más bello que el alma puede dar. Yo Soy el Amor, os he dado Mi Amor y quiero también Amor de regreso.
Os he dicho que el Reino de los Cielos es vida de Amor. Os podríais preguntar cuántas facetas tiene el Amor y son muchísimas, Mis pequeños. Cada uno de vosotros podría inventar una o varias, lo importante es vivir el Amor, darlo a los demás y con ello iréis transformando, tanto a vuestra vida como la de todos aquellos que os rodean, pero Yo también quiero ser parte de aquellos que reciben vuestro amor y, además Yo Soy el que más Me lo merezco, porque, Yo, primeramente, os enseñé a amar. Soy el Maestro del Amor, vosotros seguís aprendiendo. TraedMe vuestras delicadezas, traedMe vuestros actos bellos, consoladMe, acompañadMe, compartidMe, dejadMe estar Presente en vuestra vida.
Apoyaos en Mí, Mis pequeños, en todo momento, en lo que sepáis hacer y en lo que no sepáis hacer.
¿Cuántas veces Me hacéis a un lado porque vosotros hacéis vuestras cosas, solos? No Me llamáis, no Me compartís, os sentís autosuficientes, porque ya sabéis hacer tal o cual cosa, con los dones que Yo os he concedido, con las capacidades, con vuestros talentos, pero recordad, Mis pequeños, que sois imperfectos y, si no Me llamáis, si no Me pedís ayuda, podréis fallar.
DejadMe, Mis pequeños, dejadMe compartir todo momento de vuestra vida y Yo haré que vuestra vida sea perfecta.
Gracias, Mis pequeños.
Quinto Misterio. Habla Dios Padre.
Sobre: Cuando os hablo que éste es tiempo de Purificación, no solamente es eliminación de aquellas almas que no Me van a servir para una nueva vida, que no van a ser el buen trigo para que se forme una nueva generación buscando la perfección. Hijitos Míos, cuando os hablo que éste es tiempo de Purificación, no solamente es eliminación de aquellas almas que no Me van a servir para una nueva vida, que no van a ser el buen trigo para que se forme una nueva generación buscando la perfección.
Ciertamente, muchas almas no querrán buscar la perfección y serán eliminadas porque no serán buena semilla para empezar un nuevo mundo, los Cielos Nuevos y las Tierras Nuevas que se han de venir y que se han de llenar con almas que busquen ser mejores, que vivan el amor, que respeten Mis Leyes y Decretos, y que Me amen de corazón.
Este tiempo, ciertamente, será de eliminación de almas que no han querido servirMe, que no han querido buscarMe, que no han querido transmitirMe, porque no se han llenado de Mí, porque no les ha interesado llenarse de ésa Vida, de ésa Luz, de ése Amor que se os ha dado y que os Hemos dado, tanto Yo, vuestro Padre, como Mi Hijo y la Luz del Espíritu Santo que os guía en vuestro interior.
Además de ser un tiempo de purificación, será un tiempo de crecimiento espiritual muy alto, también para las almas escogidas, para empezar éste Nuevo Mundo sobre la Tierra.
Por eso, os doy estas Enseñanzas, para que os vayáis perfeccionando, para que os dejéis guiar, para que veáis las directrices que habréis de tomar.
Sí, Mis pequeños, quiero almas perfectas, almas llenas de Mi Amor, almas que produzcan Vida, almas que se hagan a un lado de la muerte espiritual y esto es, que se aparten del pecado, que se aparten del mal, que no se diga de ellas que transmiten maldad y destrucción espiritual o corporal como ahora lo estáis viviendo.
Estas almas que han de quedar y empezarán una nueva generación, serán almas que se irán preparando para un crecimiento espiritual muy alto, para que puedan convivir con el Universo entero.
Mis pequeños, cuando estáis Conmigo, cuando Me buscáis, cuando buscáis Mis intereses, cuando Me llenáis de gustos espirituales, Yo Me derramo infinitamente sobre vosotros. ConsentidMe, Mis pequeños, porque Me lo merezco, porque Soy vuestro Dios, porque Yo velo continuamente por vosotros. Consentidme, que Yo os seguiré consintiendo y cada vez más quiero sentir vuestro amor, quiero vivir vuestro amor, quiero presumir, si se pudiera decir así, que tengo hijos que Me aman.
Vosotros gozáis de Mi Amor porque Me derramo sobre vosotros en múltiples formas, dadMe pues vuestro agradecimiento, dadMe vuestro amor, dadMe vuestra vida, dadMe todo vuestro ser, para que Yo os purifique y os santifique que esto es, llevaros a la perfección espiritual.
Os repito tanto esto y posiblemente vosotros no os dais cuanta de la trascendencia tan importante que tienen éstas Palabras, el de ser perfectos en el amor. Sois tan pequeños que no podéis entender éstas Palabras y ésta Vida tan grande que os estoy prometiendo, Mis pequeños.
Estáis acostumbrados en la Tierra a vivir en la mediocridad a vivir entre la maldad, las injusticias, el desamor. Vivir en el Cielo o buscando el Cielo, que es la perfección en Mí, no os podéis imaginar, Mis pequeños, lo que vuestro ser gozaría si estuvierais ya ahí.
Dejad y pedidMe que Mi Santo Espíritu os haga entender estas Palabras que tanto os repito y cuando las entendáis, no sabréis cómo agradecerMe tanto Amor que tengo por vosotros.
Gracias, Mis pequeños.
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