martes, 23 de diciembre de 2014

Visión del Nacimiento de Jesús por Sor María de Agreda




Adoración al Niño Dios (Ft img)


Ciudad Mística de Dios, María de Jesús de Ágreda


Visiones y revelaciones relacionadas con el Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo
(Breve biografia, la puedes leer aquí)
451. Volvió la gran Reina del cielo con la respuesta a San José y le declaró la Voluntad del Altísimo de que le obedeciese y acompañase en su jornada a Belén. Con que el santo esposo quedó lleno de nuevo júbilo y consuelo, y reconociendo este gran favor de la mano del Señor, le dio gracias con profundos actos de humildad y reverencia, y hablando a su divina esposa, la dijo: Señora mía, y causa de mi alegría, de mi felicidad y dicha, sólo me resta dolerme en este viaje de los trabajos que en él habéis de padecer, por no tener caudal para vencerlos y llevaros con la comodidad que yo quisiera preveniros para la peregrinación. Pero deudos y conocidos y amigos hallaremos en Belén de nuestra familia, que yo espero nos recibirán con caridad, y allí descansaréis de la molestia del camino, si lo dispone el Altísimo, como yo vuestro siervo lo deseo.
—Era verdad que el santo esposo José lo prevenía así con su afecto, mas el Señor tenía dispuesto lo que él entonces ignoraba; y porque se le frustraron sus deseos sintió después mayor amargura y dolor, como se verá. No declaró María santísima a San José lo que en el Señor tenía previsto del misterio de su divino parto, aunque sabía no sucedería lo que él pensaba, pero antes bien animándole, le dijo: Esposo y señor mío, yo voy con mucho gusto en vuestra compañía y haremos la jornada como pobres en el nombre del Altísimo, pues no desprecia Su Alteza la misma pobreza, que viene a buscar con tanto amor. Y supuesto será su protección y amparo con nosotros en la necesidad y en el trabajo, pongamos en ella nuestra confianza. Y vos, señor mío, poned por su cuenta todos vuestros cuidados.
maria y jose452. Determinaron luego el día de su partida, y el santo esposo con diligencia salió por Nazaret a buscar alguna bestezuela en que llevar a la Señora del mundo; y no fácilmente pudo hallarla, por la mucha gente que salía a diferentes ciudades a cumplir con el mismo edicto del emperador. Pero después de muchas diligencias y penoso cuidado halló San José un jumentillo humilde, que si pudiéramos llamarle dichoso, lo había sido entre todos los animales irracionales, pues no sólo llevó a la Reina de todo lo criado, y en ella al Rey y Señor de los reyes y señores, pero después se halló en el nacimiento del niño (Is 1, 3) y dio a su Criador el obsequio que los hombres le negaron, como adelante se dirá (Cf. infra n. 485). Previnieron lo necesario para el viaje, que fue jornada de cinco días; y era la recámara de los divinos caminantes con el mismo aparato que llevaron en la primera peregrinación que hicieron a casa de San Zacarías, como arriba se dijo, libro ni, capítulo 15, número 196, porque sólo llevaban pan y fruta y algunos peces, que era el ordinario manjar y regalo de que usaban. Y como la prudentísima Virgen tenía luz de que tardaría mucho tiempo en volver a su casa, no sólo llevó consigo las mantillas y fajos prevenidos para su divino parto, pero dispuso las cosas con disimulación, de manera que todas estuviesen al intento de los fines del Señor y sucesos que esperaba; y dejaron encargada su casa a quien cuidase de ella mientras volvían.
453. Llegó el día y hora de partir para Belén, y como el fidelísimo y dichoso San José trataba ya con nueva y suma reverencia a su soberana esposa, andaba como vigilante y cuidadoso siervo inquiriendo y procurando en qué darla gusto y servirla, y la pidió con grande afecto le advirtiese de todo lo que deseaba y que él ignorase para su agrado, descanso y alivio, y dar beneplácito al Señor que llevaba en su virginal vientre. Agradeció la humilde Reina estos afectos santos de su esposo, y remitiéndolos a la gloria y obsequio de su Hijo santísimo, le consoló y animó para el trabajo del camino, con asegurarle de nuevo el agrado que tenía Su Majestad de todos sus cuidados, y que recibiesen con igualdad y alegría del corazón las penalidades que como pobres se les seguirían en la jornada. Y para darle principio se hincó de rodillas la Emperatriz de las alturas y pidió a San José le diese su bendición. Y aunque el varón de Dios se encogió mucho y dificultó el hacerlo por la dignidad de su esposa, pero ella venció en humildad y le obligó a que se la diese.
Hízolo San José con gran temor y reverencia, y luego con abundantes lágrimas se postró en tierra y la pidió le ofreciese de nuevo a su Hijo santísimo y le alcanzase perdón y su divina gracia. Con esta preparación partieron de Nazaret a Belén, en medio del invierno, que hacía el viaje más penoso y desacomodado. Pero la Madre de la vida, que la llevaba en su vientre, sólo atendía a sus divinos efectos y recíprocos coloquios, mirándole siempre en su tálamo virginal, imitándole en sus obras y dándole mayor agrado y gloria que todo el resto de las criaturas juntas.

Doctrina que me dio la Reina Santísima María

454. Hija mía, todo el discurso de mi vida y en cada uno de los capítulos y misterios que vas escribiendo conocerás la divina y admirable providencia del Altísimo y su paternal amor para conmigo, su humilde sierva. Y aunque la capacidad humana no puede dignamente penetrar y ponderar estas obras admirables y de tan alta sabiduría, pero debe venerarlas con todas sus fuerzas y disponerse para mi imitación y para la participación de los favores que el Señor me hizo. Porque no han de imaginar los mortales que sólo en mí y para mí se quiso mostrar Dios santo, poderoso y bueno infinitamente; y es cierto que si alguna y todas las almas se entregasen del todo a la disposición y gobierno de este Señor, conocieran luego con experiencia aquella misma fidelidad, puntualidad y suavísima eficacia con que disponía Su Majestad conmigo todas las cosas que tocaban a su gloria y servicio y también gustaran aquellos dulcísimos efectos y movimientos divinos que yo sentía con el rendimiento que tenía a su santísima voluntad, y no menos recibieran respectivamente la abundancia de sus dones, que como en un piélago infinito están casi represados en su divinidad. Y de la manera que si al peso de las aguas del mar se les diese algún conducto por donde según su inclinación hallasen despedida, correrían con invencible ímpetu, así procederían la gracia y beneficios del Señor sobre las criaturas racionales si ellas diesen lugar y no impidiesen su corriente. Esta ciencia ignoran los mortales, porque no se detienen a pensar y considerar las obras del Altísimo.
Virgen María 2455. De ti quiero que la estudies y escribas en tu pecho, y que asimismo aprendas de mis obras el secreto que debes guardar de tu interior y lo que en él tienes, y la pronta obediencia y rendimiento a todos, anteponiendo siempre el parecer ajeno a tu dictamen propio. Pero esto ha de ser de manera que para obedecer a tus superiores y padre espiritual has de cerrar los ojos, aunque conozcas que en alguna cosa que te mandan ha de suceder lo contrario, como sabía yo que no sería lo que mi santo esposo José esperaba sucedería en la jornada de Belén. Y si esto te mandase otro inferior o igual, calla y disimula y ejecuta todo lo que no fuere culpa o imperfección. Oye a todos con silencio y advertencia para que aprendas. En hablar serás muy tarda y detenida, que esto es ser prudente y advertida. También te acuerdo de nuevo, que para todo lo que hicieres pidas al Señor te dé su bendición, para que no te apartes de su divino beneplácito. Y si tuvieres oportunidad, pide también licencia y bendición a tu padre espiritual y maestro, porque no te falte el gran merecimiento y perfección de estas obras, y me des a mí el agrado que de ti deseo.
La jornada que María santísima hizo de Nazaret a Belén en compañía del santo esposo José, y los Ángeles que la asistían
456. Partieron de Nazaret para Belén María purísima y el glorioso San José, a los ojos del mundo tan solos comopobres y humildes peregrinos, sin que nadie de los mortales los reputase ni estimase más de lo que con él tienen granjeado la humildad y pobreza. Pero, ¡oh admirables sacramentos del Altísimo, ocultos a los soberbios e inescrutables para la prudencia carnal! No caminaban solos, pobres ni despreciados, sino prósperos, abundantes y magníficos: eran el objeto más digno del eterno Padre y de su amor inmenso y lo más estimable de sus ojos, llevaban consigo el tesoro del cielo y de la misma divinidad, venerábanlos toda la corte de los
ciudadanos celestiales y reconocían las criaturas insensibles la viva y verdadera arca del Testamento, mejor que las aguas del Jordán a su figura y sombra cuando corteses se dividieron para hacerle franco el paso a ella y a los que la seguían (Jos 3, 16). Acompañáronlos los diez mil Ángeles que arriba dije, núm. 450; fueron señalados por el mismo Dios para que sirviesen a Su Majestad y a su santísima Madre en toda esta jornada; y estos escuadrones celestiales iban en forma humana visible para la divina Señora, más refulgentes cada uno que otros tantos soles, haciéndola escolta, y ella iba en medio de todos más guarnecida y defendida que el lecho de Salomón con los sesenta valentísimos de Israel (Cant 3, 7) que ceñidas las espadas le rodeaban. Fuera de estos diez mil Ángeles asistían otros muchos que bajaban y subían a los cielos, enviados del Padre eterno a su Unigénito humanado y a su Madre santísima, y de ellos volvían con las legacías que eran enviados y despachados.
457. Con este real aparato oculto a los mortales caminaban María santísima y San José, seguros de que a sus pies no les ofendería la piedra (Sal 90, 12) de la tribulación, porque mandó a sus Ángeles el Señor que los llevasen en las manos de su defensa y custodia. Y este mandato cumplían los ministros fidelísimos, sirviendo como vasallos a su gran Reina, con admiración de alabanza y gozo, viendo recopilados en una pura criatura tantos sacramentos juntos, tales perfecciones, grandezas y tesoros de la divinidad, y todo con la dignidad y decencia que aun a su misma capacidad angélica excedía. Hacían nuevos cánticos al Señor, contemplándole sumo Rey de gloria descansando en su reclinatorio de oro (Cant 3, 10), y a la divina Madre, ya como carroza incorruptible y viva, ya como espiga fértil de la tierra prometida (Lev 23, 10) que encerraba el grano vivo, ya como nave rica del mercader (Prov 31, 14), que le llevaba a que naciera en la “casa del pan” (Belén), para que muriendo en la tierra (Jn 12, 24) fuese multiplicado en el cielo. Duróles cinco días la jornada; que por el preñado de la Madre Virgen, ordenó su Esposo llevarla muy despacio. Y nunca la soberana Reina conoció noche en este viaje; porque, algunos días que caminaban parte de ella, despedían los Ángeles tan grande resplandor como todas las iluminarías del cielo juntas cuando al mediodía tienen su mayor fuerza en la más clara serenidad. Y de este beneficio y de la vista de los Ángeles gozaba San José en aquellas horas de las noches; y entonces se formaba un coro celestial de todos juntos, en que la gran Señora y su esposo alternaban con los soberanos espíritus admirables cánticos e himnos de alabanza, con que los campos se convertían en nuevos cielos. Y de la vista y resplandor de sus ministros y vasallos gozó la Reina en todo el viaje, y de dulcísimos coloquios interiores que tenía con ellos.
La Virgen y el Niño 3458. Con estos admirables favores y regalos mezclaba el Señor algunas penalidades y molestias que se ofrecían a su divina Madre en el viaje. Porque el concurso de la gente en las posadas, por los muchos que caminaban con la ocasión del imperial edicto, era muy penoso e incómodo para el recato y modestia de la purísima Madre y Virgen y para su esposo, porque como pobres y encogidos eran menos admitidos que otros y les alcanzaba más descomodidad que a los muy ricos; que el mundo, gobernado por lo sensible, de ordinario distribuye sus favores al revés y con acepción de personas. Oían nuestros santos peregrinos repetidas palabras ásperas en las posadas a donde llegaban fatigados, y en algunas los despedían como a gente inútil y despreciable, y muchas veces admitían a la Señora de cielo y tierra en un rincón de un portal, y otras aun no le alcanzaba; y se retiraban ella y su esposo a otros lugares más humildes y menos decentes en la estimación del mundo; pero en cualquiera lugar, por contentible que fuese, estaba la corte de los ciudadanos del cielo con su Rey supremo y Reina soberana, y luego todos la rodeaban y encerraban como un impenetrable muro, con que el tálamo de Salomón estaba seguro y defendido de los temores nocturnos Cant 3, 8). Y su fidelísimo esposo San José, viendo a la Señora de los cielos tan guarnecida de sus ejércitos divinos, descansaba y dormía, porque ella también cuidaba de esto, para que se aliviase algo del trabajo del camino. Y ella se quedaba en coloquios celestiales con los diez mil ángeles que la asistían.
459. Aunque Salomón en los Cantares comprendió grandes misterios de la Reina del cielo por diversas metáforas y similitudes, pero en el capítulo 3 habló más expresamente de lo que sucedió a la divina Madre en el preñado de su Hijo santísimo y en esta jornada que hizo para su sagrado parto; porque entonces fue cuando se cumplió a la letra todo lo que allí se dice del lecho de Salomón, de su carroza y reclinatorio de oro, de la guarda que le puso de los fortísimos de Israel que gozan de la visión divina y todo lo demás que contiene aquella profecía, cuya inteligencia basta haberla apuntado en lo que se ha dicho para convertir toda mi admiración al sacramento de la sabiduría infinita en estas obras tan venerables para la criatura. ¿Quién habrá de los mortales tan duro que no se ablande su corazón, o tan soberbio que no se confunda, o tan inadvertido que no seadmire de ver una maravilla compuesta de tan varios y contrarios extremos? ¡Dios infinito y verdaderamente oculto y escondido en el tálamo virginal de una doncella tierna llena de hermosura y gracia, inocente, pura, suave, dulce, amable a los ojos de Dios y de los hombres, sobre todo cuanto el mismo Señor ha criado y criará jamás! ¡Esta gran Señora, con el tesoro de la divinidad, despreciada, afligida, desestimada y arrojada de la ciega ignorancia y soberbia mundana! Y por otra parte, en los lugares más contentibles, ¡amada y estimada de la beatísima Trinidad, regalada de sus caricias, servida de sus Ángeles, reverenciada, defendida y amparada de su grande y vigilante custodia! ¡Oh hijos de los hombres, tardos y duros de corazón (Sal 4, 3), qué engañosos son vuestros pesos y juicio, como dice Santo Rey David (Sal 61, 10)) , que estimáis a los ricos, despreciáis a los pobres, levantáis a los soberbios y abatís a los humildes, arrojáis a los justos y aplaudís a los vanos! Ciego es vuestro dictamen, y errada vuestra elección, con que os halláis frustrados en vuestros mismos deseos. Ambiciosos que buscáis riquezas y tesoros y os halláis pobres y abrazados con el aire, si recibierais al Arca verdadera de Dios, recibierais y consiguierais muchas bendiciones de la diestra divina, como Obededón (2 Sam 6, 11), pero porque la despreciasteis, os sucedió a muchos lo que a Oza (2 Sam 6, 7), que quedasteis castigados.
460. Conocía y miraba la divina Señora entre todo esto la variedad de almas que había en todos los que iban y venían y penetraba sus pensamientos más ocultos y el estado que cada una tenía, en gracia o en pecado, y los grados que en estos diferentes extremos tenían; y de muchas almas conocía si eran predestinadas (al Cielo) o réprobas [precitas – Dios quiere que todos se salven y da gracia suficiente para salvación a todos. Los que se condenen, se condenen por su propia culpa ya que no hay predestinación al infierno], si habían de perseverar o caer o levantarse; y toda esta variedad le daba motivos de ejercitar heroicos actos de virtudes con unos y por otros; porque para muchos alcanzaba la perseverancia, para otros eficaz auxilio con que se levantasen del pecado a la gracia, por otros lloraba y clamaba al Señor con íntimos afectos, y por los réprobos, aunque no pidiese tan eficazmente, sentía intensísimo dolor de su final perdición. Y fatigada muchas veces con estas penas, más sin comparación que con el trabajo del camino, sentía algún desfallecimiento en el cuerpo, y los santos Ángeles, llenos de refulgente luz y hermosura, la reclinaban en sus brazos, para que en ellos descansase y recibiese algún alivio. A los enfermos, afligidos y necesitados consolaba por el camino, sólo con orar por ellos y pedir a su Hijo santísimo el remedio de sus trabajos y necesidades; porque en esta jornada, por la multitud y concurso de la gente, se retiraba a solas sin hablar, atendiendo mucho a su divino preñado, que ya se manifestaba a todos. Este era el retorno que la Madre de misericordia daba a los
mortales por el mal hospedaje que de ellos recibía.
La Virgen, San José y el Niño461. Y para mayor confusión de la ingratitud humana, sucedió alguna vez que, como era invierno, llegaban a las posadas con grandes fríos de las nieves y lluvias —que no quiso el Señor les faltase esta penalidad— y era necesario retirarse a los mismos lugares viles donde estaban los animales, porque no les daban otro mejor los hombres; y la cortesía y humanidad que les faltaba a ellos, tenían las bestias, retirándose y respetando a su Hacedor y a su Madre, que le tenía en su virginal vientre. Bien pudiera la Señora de las criaturas mandar a los vientos, a la escarcha y a la nieve que no la ofendieran, pero no lo hacía por no privarse de la imitación de Cristo su Hijo santísimo en padecer, aun antes que él saliese de su virgíneo vientre, y así la fatigaron algo estas inclemencias en el camino. Pero el cuidadoso y fiel esposo San José atendía mucho a abrigarla, y más lo hacían los espíritus angélicos, en especial el príncipe San Miguel, que siempre asistió al lado diestro de su Reina, sin desampararla un punto en este viaje, y repetidas veces la servía, llevándola del brazo cuando se hallaba algo cansada. Y cuando era voluntad del Señor la defendía de los temporales inclementes y hacía otros muchos oficios en obsequio de la divina Señora y del bendito fruto de su vientre, Jesús.
462. Con la variedad alternada de estas maravillas llegaron nuestros peregrinos, María santísima y San José, a la ciudad de Belén el quinto día de su jornada a las cuatro de la tarde, sábado, que en aquel tiempo del solsticio hiemal ya a la hora dicha se despide el sol y se acerca la noche. Entraron en la ciudad buscando alguna casa de posada, y discurriendo muchas calles, no sólo por posadas y mesones, pero por las casas de los conocidos y de su familia más cercanos, de ninguno fueron admitidos y de muchos despedidos con desgracia y con desprecios. Seguía la honestísima Reina a su esposo, llamando él de casa en casa y de puerta en puerta, entre el tumulto de la mucha gente. Y aunque no ignoraba que los corazones y las casas de los hombres estarían cerrados para ellos, con todo eso por obedecer a San José quiso padecer aquel trabajo y honestísimo pudor o vergüenza que para su recato, y en el estado y edad que se hallaba, fue de mayor pena que faltarles la posada. Discurriendo por la ciudad llegaron a la casa donde estaba el registro y padrón público, y por no volver a ella se escribieron, y pagaron el fisco y la moneda del tributo real, con que salieron ya de este cuidado. Prosiguieron su diligencia y fueron a otras posadas, y habiéndola buscado en más de cincuenta casas, de todas fueron arrojados y despedidos; admirándose los espíritus soberanos de los altísimos misterios del Señor, de la paciencia y mansedumbre de su Madre Virgen y de la insensible dureza de los hombres. Con esta admiración bendecían al Altísimo en sus obras y ocultos sacramentos, porque desde aquel día quiso acreditar y levantar a tanta gloria la humildad y pobreza despreciada de los mortales.
463. Eran las nueve de la noche cuando el fidelísimo San José lleno de amargura e íntimo dolor se volvió a su esposa prudentísima, y la dijo: Señora mía dulcísima, mi corazón desfallece de dolor en esta ocasión viendo que no puedo acomodaros, no sólo como vos lo merecéis y mi afecto lo deseaba, pero ningún abrigo ni descanso, que raras veces o nunca se le niega al más pobre y despreciado del mundo. Misterio sin duda tiene esta permisión del cielo, que no se muevan los corazones de los hombres a recibirnos en sus casas. Acuerdóme, Señora, que fuera de los muros de la ciudad está una cueva que suele servir de albergue a los pastores y a su ganado. Lleguémonos allá, que si por dicha está desocupada, allí tendréis del cielo algún amparo cuando nos falta de la tierra.
Respondióle la prudentísima Virgen: Esposo y señor mío, no se aflija vuestro piadosísimo corazón, porque no se ejecutan los deseos ardentísimos que produce el afecto que tenéis al Señor. Y pues le tengo en mis entrañas, por él mismo os suplico que le demos gracias por lo que así dispone. El lugar que me decís será muy a propósito para mi deseo. Conviértanse vuestras lágrimas en gozo con el amor y posesión de la pobreza, que es el tesoro rico e inestimable de mi Hijo santísimo. Este viene a buscar desde los cielos, preparémosele con júbilo del alma, que no tiene la mía otro consuelo, y vea yo que me le dais en esto. Vamos contentos a donde el Señor nos guía.
Encaminaron para allá los Santos Ángeles a los divinos esposos, sirviéndoles de lucidísimas antorchas, y llegando al portal o cueva, la hallaron desocupada y sola. Y llenos de celestial consuelo, por este beneficio alabaron al Señor, y sucedió lo que diré en el capítulo siguiente. Doctrina que me dio la Reina del cielo María santísima.
464. Hija mía carísima, si eres de corazón blando y dócil para el Señor, poderosos serán los misterios divinos que has escrito y entendido para mover en ti afectos dulces y amorosos con el Autor de tantas y tales maravillas, en cuya presencia quiero de ti que desde hoy hagas nuevo y grande aprecio de verte desechada y desestimada del mundo. Y dime, amiga, si en recambio de este olvido y menosprecio admitido con voluntad alegre, pone Dios en ti los ojos y la fuerza de su amor suavísimo, ¿por qué no comprarás tan barato lo que vale no menos que infinito precio? ¿Qué te darán los hombres cuando más te celebren y te estimen? ¿Y qué dejarás si los desprecias? ¿No es todo mentira y vanidad? ¿No es una sombra fugitiva y momentánea que se les desvanece entre las manos a los que trabajan por cogerla? Pues cuando todo lo tuvieras en las tuyas, ¿qué hicieras en despreciarlo de balde? Considera bien cuánto menos harás en arrojarlo por granjear el amor del mismo Dios, el mío y de sus Ángeles; niégalo todo, carísima, y de corazón; y si no te despreciare el mundo tanto como debes desearlo, desprecíale tú a él y queda libre, expedita y sola, para que te acompañe el todo y sumo bien y recibas con plenitud los felicísimos efectos de su amor y con libertad le correspondas.
465. Es tan fiel amante mi Hijo santísimo de las almas, que me puso a mí por maestra y ejemplar vivo para enseñarlas el amor de la humildad y el eficaz desprecio de la vanidad y soberbia. Y también fue orden suya que para su grandeza y para mí, su sierva y Madre, faltase abrigo y acogida entre los hombres, dando motivo con este desamparo para que después las almas enamoradas y afectuosas se le ofrezcan, y obligarse con tan fina voluntad a venir y estar en ellas; como también buscó la soledad y la pobreza, no porque para sí tuviese necesidad de estos medios para obrar las virtudes en grado perfectísimo, sino para enseñar a los mortales que éste era el camino más breve y seguro para lo levantado del amor divino y unión con el mismo Dios.
Inmaculado Corazón de María 2466. Bien sabes, carísima, que incesantemente eres enseñada y amonestada con la luz de lo alto, para que olvidada de lo terreno y visible te ciñas de fortaleza (Prov 31, 17) y te levantes a imitarme, copiando en ti, según tus fuerzas, los actos y virtudes que de mi vida te manifiesto. Y éste es el primer intento de la ciencia que recibes para escribirla, porque tengas en mí este arancel y de él te valgas para componer tu vida y obras al modo que yo imitaba las de mi Hijo dulcísimo. Y el temor que te ha causado este mandato, imaginándole superior a tus fuerzas, le has de moderar y cobrar ánimo con lo que dice mi Hijo santísimo por el Evangelista San Mateo (Mt5, 48): Sed perfectos, como lo es vuestro Padre celestial. Esta voluntad del Altísimo que propone a su Iglesia santa no es imposible a sus hijos, y si ellos de su parte se disponen, a ninguno le negará esta gracia, para conseguir la semejanza con el Padre celestial, porque esto les mereció mi Hijo santísimo; pero el pesado olvido y desprecio que hacen los hombres de su redención impide que se consiga en ellos eficazmente su fruto.
467. De ti, hija mía, quiero especialmente esta perfección y te convido para ella por medio de la suave ley del amor a que encamino mi doctrina. Considera y pesa con la divina luz en qué obligación te pongo, y trabaja para corresponder a ella con prudencia de hija fiel y solícita, sin que te embarace dificultad o trabajo alguno, ni omitir virtud ni acción de perfección por ardua que sea. Ni te has de contentar con solicitar tu amistad con Dios y la salvación propia, pero si quieres ser perfecta a mi imitación y cumplir con lo que enseña el Evangelio, has de procurar la salud de otras almas y la exaltación del santo nombre de mi Hijo y ser instrumento en su mano poderosa para cosas fuertes y de su mayor agrado y gloria.

CAPITULO 10

Nace Cristo nuestro bien de María Virgen en Belén de Judea
468. El palacio que tenía prevenido el supremo Rey de los reyes y Señor de los señores para hospedar en el mundo a su eterno Hijo humanado para los hombres, era la más pobre y humilde choza o cueva, a donde María santísima y San José se retiraron despedidos de los hospicios y piedad natural de los mismos hombres, como queda dicho en el capítulo pasado. Era este lugar tan despreciado y contentible, que con estar la ciudad de Belén tan llena de forasteros que faltaban posadas en que habitar, con todo eso nadie se dignó de ocuparle ni bajar a él, porque era cierto no les competía ni les venía bien sino a los maestros de la humildad y pobreza, Cristo nuestro bien y su purísima Madre. Y por este medio les reservó para ellos la sabiduría del eterno Padre, consagrándole con los adornos de desnudez, soledad y pobreza por el primer templo de la luz y casa del verdadero Sol de Justicia (Mt 5, 48) , que para los rectos de corazón había de nacer de la candidísima aurora María, en medio de las tinieblas de la noche —símbolo de las del pecado— que ocupaban todo el mundo.
469. Entraron María santísima y San José en este prevenido hospicio, y con el resplandor que despedían los diez mil Ángeles que los acompañaban pudieron fácilmente reconocerle pobre y solo, como lo deseaban, con gran consuelo y lágrimas de alegría. Luego los dos santos peregrinos hincados de rodillas alabaron al Señor y le dieron gracias por aquel beneficio, que no ignoraban era dispuesto por los ocultos juicios de la eterna Sabiduría. De este gran sacramento estuvo más capaz la divina princesa María, porque en santificando con sus plantas aquella felicísima cuevecica, sintió una plenitud de júbilo interior que la elevó y vivificó toda, y pidió al Señor pagase con liberal mano a todos los vecinos de la ciudad que, despidiéndola de sus casas, la habían ocasionado tanto bien como en aquella humildísima choza la esperaba. Era toda de unos peñascos naturales y toscos, sin género de curiosidad ni artificio y tal que los hombres la juzgaron por conveniente para solo albergue de animales, pero el eterno Padre la tenía destinada para abrigo y habitación de su mismo Hijo.
470. Los espíritus angélicos, que como milicia celestial guardaban a su Reina y Señora, se ordenaron en forma de escuadrones, como quien hacía cuerpo de guardia en el palacio real. Y en la forma corpórea y humana que tenían, se le manifestaban también al santo esposo José, que en aquella ocasión era conveniente gozase de este favor, así por aliviar su pena, viendo tan adornado y hermoso aquel pobre hospicio con las riquezas del cielo, como para aliviar y animar su corazón y levantarle más para los sucesos que prevenía el Señor aquella noche y en tan despreciado lugar. La gran Reina y Emperatriz del cielo, que ya estaba informada del misterio que se había de celebrar, determinó limpiar con sus manos aquella cueva que luego había de servir de trono real y propiciatorio sagrado, porque ni a ella le faltase ejercicio de humildad, ni a su Hijo unigénito aquel culto y reverencia que era el que en tal ocasión podía prevenirle por adorno de su templo.
San José y Jesús (Ft img)471. El santo esposo José, atento a la majestad de su divina esposa, que ella parece olvidaba en presencia de la humildad, la suplicó no le quitase a él aquel oficio que entonces le tocaba y, adelantándose, comenzó a limpiar el suelo y rincones de la cueva, aunque no por eso dejó de hacerlo juntamente con él la humilde Señora. Y porque estando los Santos Ángeles en forma humana visible—parece que, a nuestro entender, se hallaran corridos a vista de tan devota porfía y de la humildad de su Reina—, luego con emulación santa ayudaron a este ejercicio o, por mejor decir, en brevísimo espacio limpiaron y despejaron toda aquella caverna, dejándola aliñada y llena de fragancia. San José encendió fuego con el aderezo que para ello traía, y porque el frío era grande, se llegaron a él para recibir algún alivio, y del pobre sustento que llevaban comieron o cenaron con incomparable alegría de sus almas; aunque la Reina del cielo y tierra con la vecina hora de su divino parto estaba tan absorta y abstraída en el misterio, que nada comiera si no mediara la obediencia de su esposo.
472. Dieron gracias al Señor, como acostumbraban, después de haber comido; y deteniéndose un breve espacio en esto y en conferir los misterios del Verbo humanado, la prudentísima Virgen reconocía se le llegaba el parto felicísimo. Rogó a su esposo San José se recogiese a descansar y dormir un poco, porque ya la noche corría muy adelante. Obedeció el varón divino a su esposa y la pidió que también ella hiciese lo mismo, y para esto aliñó y previno con las ropas que traían un pesebre algo ancho, que estaba en el suelo de la cueva para servicio de los animales que en ella recogían. Y dejando a María santísima acomodada en este tálamo, se retiró el santo José a un rincón del portal, donde se puso en oración. Fue luego visitado del Espíritu divino y sintió una fuerza suavísima y extraordinaria con que fue arrebatado y elevado en un éxtasis altísimo, do se le mostró todo lo que sucedió aquella noche en la cueva dichosa; porque no volvió a sus sentidos hasta que le llamó la divina esposa. Y este fue el sueño que allí recibió José, más alto y más feliz que el de Adán en el paraíso (Gen 2, 21).
473. En el lugar que estaba la Reina de las criaturas fue al mismo tiempo, movida de un fuerte llamamiento del Altísimo con eficaz y dulce transformación que la levantó sobre todo lo criado y sintió nuevos efectos del poder divino, porque fue este éxtasis de los más raros y admirables de su vida santísima. Luego fue levantándose más con nuevos lumines y cualidades que la dio el Altísimo, de los que en otras ocasiones he declarado, para llegar a la visión clara de la divinidad. Con estas disposiciones se le corrió la cortina y vio intuitivamente al mismo Dios con tanta gloria y plenitud de ciencia, que todo entendimiento angélico y humano ni lo puede explicar, ni adecuadamente entender. Renovóse en ella la noticia de los misterios de la divinidad y humanidad santísima de su Hijo, que en otras visiones se le había dado, y de nuevo se le manifestaron otros secretos encerrados en aquel archivo inexhausto del divino pecho. Y yo no tengo bastantes, capaces y adecuados términos ni palabras para manifestar lo que de estos sacramentos he conocido con la luz divina; que su abundancia y fecundidad me hace pobre de razones.
474. Declaróle el Altísimo a su Madre Virgen cómo era tiempo de salir al mundo de su virginal tálamo, y el modo cómo esto había de ser cumplido y ejecutado. Y conoció la prudentísima Señora en esta visión las razones y fines altísimos de tan admirables obras y sacramentos, así de parte del mismo Señor, como de lo que tocaba a las criaturas, para quien se ordenaban inmediatamente. Postróse ante el trono real de la divinidad y, dándole gloria y magnificencia, gracias y alabanzas por sí y las que todas las criaturas le debían por tan inefable misericordia y dignación de su inmenso amor, pidió a Su Majestad nueva luz y gracia para obrar dignamente en el servicio, obsequio, educación del Verbo humanado, que había de recibir en sus brazos y alimentar con su virginal leche. Ésta petición hizo la divina Madre con humildad profundísima, como quien entendía la alteza de tan nuevo sacramento, cual era el criar y tratar como madre a Dios hecho hombre, y porque se juzgaba indigna de tal oficio, para cuyo cumplimiento los supremos serafines eran insuficientes. Prudente y humildemente lo pensaba y pesaba la Madre de la sabiduría (Eclo 24, 24), y porque se humilló hasta el polvo y se deshizo toda en
presencia del Altísimo, la levantó Su Majestad y de nuevo la dio título de Madre suya, y la mandó que como Madre legítima y verdadera ejercitase este oficio y ministerio: que le tratase como a Hijo del eterno Padre y juntamente Hijo de sus entrañas. Y todo se le pudo fiar a tal Madre, en que encierro todo lo que no puedo explicar con más palabras.
Huída a Egipto475. Estuvo María santísima en este rapto y visión beatífica más de una hora inmediata a su divino parto; y al mismo tiempo que salía de ella y volvía en sus sentidos, reconoció y vio que el cuerpo del niño Dios se movía en su virginal vientre, soltándose y despidiéndose de aquel natural lugar donde había estado nueve meses, y se encaminaba a salir de aquel sagrado tálamo. Este movimiento del niño no sólo no causó en la Virgen Madre dolor y pena, como sucede a las demás hijas de Adán y Eva en sus partos, pero antes la renovó toda en júbilo y alegría incomparable, causando en su alma y cuerpo virgíneo efectos tan divinos y levantados, que sobrepujan y exceden a todo pensamiento criado. Quedó en el cuerpo tan espiritualizada, tan hermosa y refulgente, que no parecía criatura humana y terrena: el rostro despedía rayos de luz como un sol entre color encarnado bellísimo, el semblante gravísimo con admirable majestad y el afecto inflamado y fervoroso. Estaba puesta de rodillas en el pesebre, los ojos levantados al cielo, las manos juntas y llegadas al pecho, el espíritu elevado en la divinidad y toda ella deificada. Y con esta disposición, en el término de aquel divino rapto, dio al mundo la eminentísima Señora al Unigénito del Padre y suyo (Lc 2, 7) y nuestro Salvador Jesús, Dios y hombre verdadero, a la hora de media noche, día de domingo, y el año de la creación del mundo, que la Iglesia romana enseña, de cinco mil ciento noventa y nueve; que esta cuenta se me ha declarado es la cierta y
verdadera.
476. Otras circunstancias y condiciones de este divinísimo parto, aunque todos los fieles lassuponen por milagrosas, pero como no tuvieron otros testigos más que a la misma Reina del cielo y sus cortesanos, no se pueden saber todas en particular, salvo las que el mismo Señor ha manifestado a su santa Iglesia en común, o a particulares almas por diversos modos. Y porque en esto creo hay alguna variedad, y la materia es altísima y en todo venerable, habiendo yo declarado a mis Prelados que me gobiernan lo que conocí de estos misterios para escribirlos, me ordenó la obediencia que de nuevo los consultase con la divina luz y preguntase a la Emperatriz del cielo, mi madre y maestra, y a los Santos Ángeles que me asisten y sueltan las dificultades que se me ofrecen, algunas particularidades que convenían a la mayor declaración del parto sacratísimo de María, Madre de Jesús, Redentor nuestro. Y habiendo cumplido con este mandato, volví a entender lo mismo, y me fue declarado que sucedió en la forma siguiente:
477. En el término de la visión beatífica y rapto de la Madre siempre Virgen, que dejo declarado (Cf. supra n. 473), nació de ella el Sol de Justicia, Hijo del eterno Padre y suyo, limpio, hermosísimo, refulgente y puro, dejándola en su virginal entereza y pureza más divinizada y consagrada; porque no dividió, sino que penetró el virginal claustro, como los rayos del sol, que sin herir la vidriera cristalina, la penetra y deja más hermosa y refulgente. Y antes de explicar el modo milagroso como esto se ejecutó, digo que nació el niño Dios solo y puro, sin aquella túnica que llaman secundina en la que nacen comúnmente enredados los otros niños y están envueltos en ella en los vientres de sus madres. Y no me detengo en declarar la causa de donde pudo nacer y originarse el error que se ha introducido de lo contrario. Basta saber y suponer que en la generación del Verbo humanado y en su nacimiento, el brazo poderoso del Altísimo tomó y eligió de la naturaleza todo aquello que pertenecía a la verdad y sustancia de la generación humana, para que el Verbo hecho hombre verdadero, verdaderamente se llamase concebido, engendrado y nacido como hijo de la sustancia de su Madre siempre Virgen. Pero en las demás condiciones que no son de esencia, sino accidentales a la generación y natividad, no sólo se han de apartar de Cristo Señor nuestro y de su Madre santísima las que tienen relación y dependencia de la culpa original o actual, pero otras muchas que no derogan a la sustancia de la generación o nacimiento y en los mismos términos de la naturaleza contienen alguna impuridad o superfluidad no necesaria para que la Reina del cielo se llame Madre verdadera y Cristo Señor nuestro hijo suyo y que nació de ella. Porque ni estos efectos del pecado o naturaleza eran necesarios para la verdad de la humanidad santísima, ni tampoco para el oficio de Redentor o Maestro; y lo que no fue necesario para estos tres fines, y por otra parte redundaba en mayor excelencia de Cristo y de su Madre santísimos, ¿no se ha de negar a entrambos? Ni los milagros que para ello fueron necesarios se han de recatear con el Autor de la naturaleza y gracia y con la que fue su digna Madre, prevenida, adornada y siempre favorecida y hermoseada; que la divina diestra en todos tiempos la estuvo enriqueciendo de gracias y dones y se extendió con su poder a todo lo que en pura criatura fue posible.
478. Conforme a esta verdad, no derogaba a la razón de madre verdadera que fuese virgen en concebir y parir por obra del Espíritu Santo, quedando siempre virgen. Y aunque sin culpa suya pudiera perder este privilegio la naturaleza, pero faltárale a la divina Madre tan rara y singular excelencia; y porque no estuviese y careciese de ella, se la concedió el poder de su Hijo santísimo. También pudiera nacer el niño Dios con aquella túnica o piel que los demás, pero esto no era necesario para nacer como hijo de su legítima Madre, y por esto no la sacó consigo del vientre virginal y materno, como tampoco pagó a la naturaleza este parto otras pensiones y tributos de menos pureza que contribuyen los demás por el orden común de nacer. El Verbo humanado no era justo que pasase por las leyes comunes de los hijos de Adán, antes era como consiguiente al milagroso modo de nacer, que fuese privilegiado y libre de todo lo que pudiera ser materia de corrupción o menos limpieza; y aquella túnica secundina no se había de corromper fuera del virginal vientre, por haber estado tan contigua o continua con su cuerpo santísimo y ser parte de la sangre y sustancia materna; ni tampoco era conveniente guardarla y conservarla, ni que la tocasen a ella las condiciones y privilegios que se le comunican al divino cuerpo, para salir penetrando el de su Madre santísima, como diré luego. Y el milagro con que se había de disponer de esta piel sagrada, si saliera del vientre, se pudo obrar mejor quedándose en él, sin salir fuera.
479. Nació, pues, el niño Dios del tálamo virginal solo y sin otra cosa material o corporal que le acompañase, pero salió glorioso y transfigurado; porque la divinidad y sabiduría infinita dispuso y ordenó que la gloria del alma santísima redundase y se comunicase al cuerpo del niño Dios al tiempo del nacer, participando los dotes de gloria, como sucedió después en el Tabor (Mt 17, 2) en presencia de los tres Apóstoles. Y no fue necesaria esta maravilla para penetrar el claustro virginal y dejarle ileso en su virginal integridad, porque sin estos dotes pudiera Dios hacer otros milagros: que naciera el niño dejando virgen a la Madre, como lo dicen los doctores santos (S. Tomás, Summa, III, q. 28 a. 2 ad 2) que no conocieron otro misterio en esta natividad. Pero la voluntad divina fue que la beatísima Madre viese a su Hijo hombre-Dios la primera vez glorioso en el cuerpo para dos fines: el uno, que con la vista de aquel objeto divino la prudentísima Madre concibiese la reverencia altísima con que había de tratar a su Hijo, Dios y hombre verdadero; y aunque antes había sido informada de esto, con todo eso ordenó el Señor que por este medio como experimental se la infundiese nueva gracia, correspondiente a la experiencia que tomaba de la divina excelencia de su dulcísimo Hijo y de su majestad y grandeza; el segundo fin de esta maravilla fue como premio de la fidelidad y santidad de la divina Madre, para que sus ojos purísimos y castísimos, que a todo lo terreno se habían cerrado por el amor de su Hijo santísimo, le viesen luego en naciendo con tanta gloria y recibiesen aquel gozo y premio de su lealtad y fineza.
Sagrada Familia480. El sagrado Evangelista San Lucas dice (Lc 2, 7) que la Madre Virgen, habiendo parido a su Hijo primogénito, le envolvió en paños y le reclinó en un pesebre. Y no declara quién le llevó a sus manos desde su virginal vientre, porque esto no pertenecía a su intento. Pero fueron ministros de esta acción los dos príncipes soberanos San Miguel y San Gabriel, que como asistían en forma humana corpórea al misterio, al punto que el Verbo humanado, penetrándose con su virtud por el tálamo virginal, salió a luz, en debida distancia le recibieron en sus manos con incomparable reverencia, y al modo que el Sacerdote propone al pueblo la Sagrada
Hostia para que la adore, así estos dos celestiales ministros presentaron a los ojos de la divina Madre a su Hijo glorioso y refulgente. Todo esto sucedió en breve espacio. Y al punto que los santos Ángeles presentaron al niño Dios a su Madre, recíprocamente se miraron Hijo y Madre santísimos, hiriendo ella el corazón del dulce niño y quedando juntamente llevada y transformada en él. Y desde las manos de los dos santos príncipes habló el Príncipe celestial a su feliz Madre, y la dijo: Madre, asimílate a mí, que por el ser humano que me has dado quiero desde hoy darte otro nuevo ser de gracia más levantado, que siendo de pura criatura se asimile al mío, que soy Dios y hombre por imitación perfecta.
Respondió la prudentísima Madre: Trahe me post te, in odorem unguentorum tuorum curremos (Cant 1, 3). Llévame, Señor, tras de ti y correremos en el olor de tus ungüentos.—Aquí se cumplieron muchos de los ocultos misterios de los Cantares; y entre el niño Dios y su Madre Virgen pasaron otros de los divinos coloquios que allí se refieren, como: Mi amado para mí y yo para él (Cant 2,16), y se convierte para mí (Cant 7, 10) . Atiende qué hermosa eres, amiga mía, y tus ojos son de paloma. Atiende qué hermoso eres, dilecto mío (Cant 1, 14-15); y otros muchos sacramentos que para referirlos sería necesario dilatar más de lo que es necesario este capítulo.
481. Con las palabras que oyó María santísima de la boca de su Hijo dilectísimo juntamente la fueron patentes los actos interiores de su alma santísima unida a la divinidad, para que imitándolos se asimilase a él. Y este beneficio fue el mayor que recibió la fidelísima y dichosa Madre de su Hijo, hombre y Dios verdadero no sólo porque desde aquella hora fue continuo por toda su vida, pero porque fue el ejemplar vivo de donde ella copió la suya, con toda la similitud posible entre la que era pura criatura y Cristo hombre y Dios verdadero. Al mismo tiempo conoció y sintió la divina Señora la presencia de la Santísima Trinidad, y oyó la voz del Padre eterno que decía: Este es mi Hijo amado, en quien recibo grande agrado y complacencia (Mt 17, 5).—Y la prudentísima Madre, divinizada toda entre tan encumbrados sacramentos, respondió y dijo: Eterno Padre y Dios altísimo, Señor y Criador del universo, dadme de nuevo vuestra licencia y bendición para que con ella reciba en mis brazos al deseado de las gentes (Ag 2, 8), y enseñadme a cumplir en el ministerio de madre indigna y de esclava fiel vuestra divina voluntad.—Oyó luego una voz que le decía: Recibe a tu unigénito Hijo, imítale, críale y advierte que me lo has de sacrificar cuando yo te le pida. Aliméntale como madre y reverencíale como a tu verdadero Dios.—Respondió la divina Madre: Aquí está la hechura de vuestras divinas manos, adornadme de vuestra gracia para que vuestro Hijo y mi Dios me admita por su esclava; y dándome la suficiencia de vuestro gran poder, yo acierte en su servicio, y no sea atrevimiento que la humilde criatura tenga en sus manos y alimente con su leche a su mismo Señor y Criador.
482. Acabados estos coloquios tan llenos de divinos misterios, el niño Dios suspendió el milagro o volvió a continuar el que suspendía los dotes y gloria de su cuerpo santísimo, quedando represada sólo en el alma, y se mostró sin ellos en su ser natural y pasible. Y en este estado le vio también su Madre purísima, y con profunda humildad y reverencia, adorándole en la postura que ella estaba de rodillas, le recibió de manos de los Santos Ángeles que le tenían. Y cuando le vio en las suyas, le habló y le dijo: Dulcísimo amor mío, lumbre de mis ojos y ser de mi alma, venid en hora buena al mundo, Sol de Justicia (Mal 4, 2), para desterrar las tinieblas del pecado y de la muerte. Dios verdadero de Dios verdadero, redimid a vuestros siervos, y vea toda carne a quien le trae la salud (Is 52, 10). Recibid para vuestro obsequio a vuestra esclava y suplid mi insuficiencia para serviros. Hacedme, Hijo mío, tal como queréis que sea con vos.
—Luego se convirtió la prudentísima Madre a ofrecer su Unigénito al eterno Padre, y dijo: Altísimo Criador de todo el universo, aquí está el altar y el sacrificio aceptable a vuestros ojos. Desde esta hora, Señor mío, mirad al linaje humano con misericordia, y cuando merezcamos vuestra indignación, tiempo es de que se aplaque con vuestro Hijo y mío. Descanse ya la justicia, y magnifíquese vuestra misericordia, pues para esto se ha vestido el Verbo divino la similitud de la carne del pecado (Rom 8, 3) y se ha hecho hermano de los mortales y pecadores. Por este título los reconozco por hijos y pido con lo íntimo de mi corazón por ellos. Vos, Señor poderoso, me habéis hecho Madre de vuestro Unigénito sin merecerlo, porque esta dignidad es sobre todos merecimientos de criaturas, pero debo a los hombres en parte la ocasión que han dado a mi incomparable dicha, pues por ellos soy Madre del Verbo humanado pasible y Redentor de todos. No les negaré mi amor, mi cuidado y desvelo para su remedio. Recibid, eterno Dios, mis deseos y peticiones para lo que es de vuestro mismo agrado y voluntad.
483. Convirtióse también la Madre de Misericordia a todos los mortales, y hablando con ellos dijo: Consuélense los afligidos, alégrense los desconsolados, levántense los caídos, pacifíquense los turbados, resuciten los muertos, letifíquense los justos, alégrense los santos, reciban nuevo júbilo los espíritus celestiales, alíviense los profetas y patriarcas del limbo y todas las generaciones alaben y magnifiquen al Señor que renovó sus maravillas. Venid, venid, pobres; llegad, párvulos, sin temor, que en mis manos tengo hecho cordero manso al que se llama león; al poderoso, flaco; al invencible, rendido. Venid por la vida, llegad por la salud, acercaos por el descanso eterno, que para todos le tengo y se os dará de balde y le comunicaré sin envidia. No queráis ser tardos y pesados de corazón, oh hijos de los hombres. Y vos, dulce bien de mi alma, dadme licencia para que reciba de vos aquel deseado ósculo de todas las criaturas. — Con esto la felicísima Madre aplicó sus divinos y castísimos labios a las caricias tiernas y amorosas del niño Dios, que las esperaba como Hijo suyo verdadero.
484. Y sin dejarle de sus brazos, sirvió de altar y de sagrario donde los diez mil Ángeles en forma humana adoraron a su Criador hecho hombre. Y como la beatísima Trinidad asistía con especial modo al nacimiento del Verbo encarnado, quedó el cielo como desierto de sus moradores, porque toda aquella corte invisible se trasladó a la feliz cueva de Belén y adoró también a su Criador en hábito nuevo y peregrino. Y en su alabanza entonaron los Santos Ángeles aquel nuevo
cántico: Gloria in excelsis Deo, et in terra pax hominibus bonae voluntatis (Lc 2, 14). Y con dulcísima y sonora armonía le repitieron, admirados de las nuevas maravillas que veían puestas en ejecución y de la indecible prudencia, gracia, humildad y hermosura de una doncella tierna de quince años, depositaría y ministra digna de tales y tantos sacramentos.
San José y el Niño Dios485. Ya era hora que la prudentísima y advertida Señora llamase a su fidelísimo esposo San José, que, como arriba dije (Cf. supra n. 472), estaba en divino éxtasis, donde conoció por revelación todos los misterios del sagrado parto que en aquella noche se celebraron. Pero convenía también que con los sentidos corporales viese y tratase, adorase y reverenciase al Verbo humanado, antes que otro alguno de los mortales, pues él solo era entre todos escogido para despensero fiel de
tan alto sacramento. Volvió del éxtasis mediante la voluntad de su divina Esposa, y restituido en sus sentidos, lo primero que vio fue el niño Dios en los brazos de su virgen Madre, arrimado a su sagrado rostro y pecho. Allí le adoró con profundísima humildad y lágrimas. Besóle los pies con nuevo júbilo y admiración, que le arrebatara y disolviera la vida, si no le conservara la virtud divina, y los sentidos perdiera, si no fuera necesario usar de ellos en aquella ocasión. Luego que el santo José adoró al niño, la prudentísima Madre pidió licencia a su mismo Hijo para asentarse, que hasta entonces había estado de rodillas, y administrándole San José los fajos y pañales que traían, le envolvió en ellos con incomparable reverencia, devoción y aliño, y así empañado y fajado, con sabiduría divina le reclinó la misma Madre en el pesebre, como el Evangelista San Lucas dice (Lc 2, 7), aplicando algunas pajas y heno a una piedra, para acomodarle en el primer lecho que tuvo Dios hombre en la tierra fuera de los brazos de su Madre. Vino luego, por
voluntad divina, de aquellos campos un buey con suma presteza, y entrando en la cueva se juntó al jumentillo que la misma Reina había llevado; y ella les mandó adorasen con la reverencia que podían y reconociesen a su Criador. Obedecieron los humildes animales al mandato de su Señora y se postraron ante el niño y con su aliento le calentaron y sirvieron con el obsequio que le negaron los hombres. Así estuvo Dios hecho hombre envuelto en paños, reclinado en el pesebre entre dos animales, y se cumplió milagrosamente la profecía: que conoció el buey a su dueño y el jumento al pesebre de su señor, y no lo conoció Israel, ni su pueblo tuvo inteligencia (Is 1, 3). Doctrina de la Reina María santísima.
486. Hija mía, si los mortales tuvieran desocupado el corazón y sano juicio para considerar dignamente este gran sacramento de piedad que el Altísimo obró por ellos, poderosa fuera su memoria para reducirlos al camino de la vida y rendirlos al amor de su Criador y Reparador. Porque siendo los hombres capaces de razón, si de ella usaran con la dignidad y libertad que deben, ¿quién fuera tan insensible y duro que no se enterneciera y moviera a la vista de su Dios humanado y humillado a nacer pobre, despreciado, desconocido, en un pesebre entre animales brutos, sólo con el abrigo de una madre pobre y desechada de la estulticia y arrogancia del
mundo? En presencia de tan alta sabiduría y misterio, ¿quién se atreverá a amar la vanidad y soberbia, que aborrece y condena el Criador de cielo y tierra con su ejemplo? Ni tampoco podrá aborrecer la humildad, pobreza y desnudez, que el mismo Señor amó y eligió para sí, enseñando el medio verdadero de la vida eterna. Pocos son los que se detienen a considerar esta verdad y ejemplo, y con tan fea ingratitud son pocos los que consiguen el fruto de tan grandes sacramentos.
487. Pero si la dignación de mi Hijo santísimo se ha mostrado tan liberal contigo en la ciencia y luz tan clara que te ha dado de estos admirables beneficios del linaje humano, considera bien, carísima, tu obligación y pondera cuánto y cómo debes obrar con la luz que recibes. Y para que correspondas a esta deuda, te advierto y exhorto de nuevo que olvides todo lo terreno y lo pierdas de vista y no quieras ni admitas otra cosa del mundo más de lo que te puede alejar y ocultar de él y de sus moradores, para que desnudo el corazón de todo afecto terreno, te dispongas para celebrar en él los misterios de la pobreza, humildad y amor de tu Dios
humanado. Aprende de mi ejemplo la reverencia, temor y respeto con que le has de tratar, como yo lo hacía cuando le tenía en mis brazos; y ejecutarás esta doctrina cuando tú le recibas en tu pecho en el venerable Sacramento de la Eucaristía, donde está el mismo Dios y hombre verdadero que nació de mis entrañas. Y en este Sacramento le recibes y tienes realmente tan cerca, que está dentro de ti misma con la verdad que yo le trataba y tenía, aunque por otro modo.
488. En esta reverencia y temor santo quiero que seas extremada, y que también adviertas y entiendas, que con la obra de entrar Dios sacramentado en tu pecho te dice lo mismo que a mí me dijo en aquellas razones: Que me asimilase a él, como lo has entendido y escrito. El bajar del cielo a la tierra, nacer en pobreza y humildad, vivir y morir en ella con tan raro ejemplo y enseñanza del desprecio del mundo y de sus engaños, y la ciencia que de estas obras te ha dado, señalándose contigo en alta y encumbrada inteligencia y penetración, todo esto ha de ser para ti una voz viva que debes oír con íntima atención de tu alma y escribirla en tu corazón, para que con discreción hagas propios los beneficios comunes y entiendas que de ti quiere mi Hijo santísimo y mi Señor los agradezcas y recibas, como si por ti (Gal 2, 20) sola hubiera bajado del cielo a redimirte y obrar todas las maravillas y doctrina que dejó en su Iglesia santa.

CAPITULO 11

Cómo los santos Ángeles evangelizaron en diversas partes el nacimiento de nuestro Salvador, y los pastores vinieron a adorarle
Adoración de los pastores al Niño Dios (ft img)489. Habiendo celebrado los cortesanos del cielo en el portal de Belén el nacimiento de su Dios humanado y nuestro Reparador, fueron luego despachados algunos de ellos por el mismo Señor a diversas partes, para que evangelizasen las dichosas nuevas a los que según la divina voluntad estaban dispuestos para oírlas. El santo príncipe Miguel fue a los santos padres del limbo y les anunció cómo el Unigénito del Padre eterno hecho hombre había ya nacido y quedaba en el mundo y en un pesebre entre animales, humilde y manso cual ellos le habían profetizado. Y especialmente habló a los santos Joaquín y Ana de parte de la dichosa Madre, porque ella misma se lo ordenó, y les dio la enhorabuena de que ya tenía en sus brazos al deseado de las gentes y prenunciado de todos los profetas y patriarcas. Fue el día de mayor consuelo y alegría que en su largo destierro había tenido toda aquella gran congregación de justos y santos. Y reconociendo todos al nuevo Hombre y Dios verdadero por autor de la salud eterna, hicieron nuevos cánticos en su alabanza y le adoraron y dieron culto. San Joaquín y Santa Ana, por medio del paraninfo del cielo San Miguel, pidieron a María su hija santísima que en su nombre reverenciase al niño Dios, fruto bendito de su virginal vientre, y así lo hizo luego la gran Reina del mundo, oyendo con extremado júbilo todo lo que el santo Príncipe le refirió de los padres del limbo.
490. Otro Ángel de los que guardaban y asistían a la divina Madre fue enviado a Santa Isabel y su hijo San Juan Bautista, y habiéndoles anunciado la nueva natividad del Redentor, la prudente matrona con su hijo, aunque era tan niño y tierno, se postraron en tierra y adoraron a su Dios humanado en espíritu y verdad (Jn 4, 23) . Y el niño que estaba consagrado para su precursor fue renovado interiormente con nuevo espíritu más inflamado que el de Elías, causando estos misterios en los mismos Ángeles nueva admiración y alabanza. Pidieron también San Juan Bautista y su madre a nuestra Reina, por medio de los Ángeles, que en nombre de los dos adorase a su Hijo santísimo y los ofreciese de nuevo a su servicio; y todo lo cumplió luego la Reina celestial.
491. Con este aviso despachó luego Santa Isabel un propio a Belén y con él envió un regalo a la feliz Madre del niño Dios, que fue algún dinero, lienzo y otras cosas para abrigo del recién nacido y de su pobre Madre y esposo. Fue el propio con solo orden que visitase a su prima y a San José y que atendiese a la comodidad y necesidad que tuviesen, y de esto y su salud trajese nuevas ciertas. No tuvo este hombre más noticia del sacramento que sólo lo exterior que vio y reconoció, pero admirado y tocado de una fuerza divina volvió renovado interiormente y con júbilo admirable contó a Santa Isabel la pobreza y agrado de su deuda y del niño y San José, y los efectos que de verlo todo había sentido; y en el corazón dispuesto de la piadosa matrona fueron admirables los que obró tan sincera relación. Y si no interviniera la voluntad divina para el secreto y recato de tan alto sacramento, no se pudiera contener para dejar de visitar a la Madre Virgen y al niño Dios recién nacido. De las cosas que les envió tomó alguna parte la Reina, para suplir en algo la pobreza en que se hallaba, y lo demás distribuyó con los pobres; que de éstos no quiso le faltase compañía los días que estuvo en el portal o cueva del nacimiento.
492. Fueron también otros Ángeles a dar las mismas nuevas a San Zacarías, a San Simeón y Santa Ana la Profetisa, y a otros algunos justos y santos, de quienes se pudo fiar el nuevo misterio de nuestra redención; porque hallándolos el Señor dignamente prevenidos para recibirle con alabanza y fruto, parecía como deuda a su virtud no ocultarle el beneficio que se concedía al linaje humano. Y aunque no todos los justos de la tierra conocieron entonces este sacramento, pero en todos hubo algunos efectos divinos en la hora que nació el Salvador del mundo, porque todos los que estaban en gracia sintieron interior júbilo, nuevo y sobrenatural, ignorando la causa en particular. Y no sólo hubo mutaciones en los ángeles y en los justos, sino en otras criaturas insensibles, porque todas las influencias de los planetas se renovaron y mejoraron. El sol apresuró mucho su curso, las estrellas dieron mayor resplandor, y para los Reyes magos se formó aquella noche la milagrosa estrella (Mt 2, 2) que los encaminó a Belén; muchos árboles dieron flor y otros frutos, algunos templos de ídolos se arruinaron y otros ídolos cayeron y salieron de ellos demonios. Y de todos estos milagros, y otros que fueron manifiestos al mundo aquel día, daban diferentes causas los hombres desatinando en la verdad. Sólo entre los justos hubo muchos que con impulso divino sospecharon o creyeren que Dios había venido al mundo, aunque con certeza nadie lo supo, fuera de aquellos a quienes él mismo lo reveló. Entre ellos fueron los tres Reyes magos, a quienes enviaron otros Ángeles de los custodios de la Reina, que a cada uno singularmente, donde estaban en las partes del oriente, les revelaran intelectualmente por habla interior cómo el Redentor del linaje humano había nacido en pobreza y humildad. Y con esta revelación se les infundieron nuevos deseos de buscarle y adorarle, y luego vieron la señalada estrella que los encaminó a Belén, como diré adelante (Cf. Infra p.II n. 552ss).
493. Entre todos fueron muy dichosos los pastores (Lc 2, 8) de aquella región, que desvelados guardaban sus rebaños a la misma hora del nacimiento. Y no sólo porque velaban con aquel honesto cuidado y trabajo que padecían por Dios, mas también porque eran pobres, humildes y despreciados del mundo, justos y sencillos de corazón, eran de los que en el pueblo de Israel esperaban con fervor y deseaban la venida del Mesías, y de ella hablaban y conferían repetidas veces. Tenían mayor semejanza con el autor de la vida, tanto cuanto eran más disímiles del fausto, vanidad y ostentación mundana y lejos de su diabólica astucia. Representaban con estas nobles condiciones el oficio que venía a ejercer el pastor bueno, a reconocer sus ovejas y ser de ellas reconocido (Jn 10, 14). Por estar en tan conveniente disposición, merecieron ser citados y convidados como primicias de los Santos por el mismo Señor, para que entre los mortales fuesen ellos los primeros a quien se manifestase y comunicase el Verbo eterno humanado, y de quien se diese por alabado, servido y adorado. Para esto fue enviado el mismo Arcángel San Gabriel y, hallándolos en su vigilia, se les apareció en forma humana visible con gran resplandor de candidísima luz.
494. Halláronse los pastores repentinamente rodeados y bañados de celestial resplandor, y con la vista del Ángel, como poco ejercitados en tales revelaciones, temieron con gran pavor. Y el santo príncipe los animó, y les dijo: Hombres sinceros, no queráis temer, que os Evangelizo un grande gozo, y es que para vosotros ha nacido hoy el Salvador Cristo Señor nuestro en la ciudad de David. Y os doy por señal de esta verdad, que hallaréis al infante envuelto en paños y puesto en un
pesebre. — A estas palabras del Santo Arcángel sobrevino de improviso gran multitud de celestial milicia, que con dulces voces y armonía alabaron al Muy Alto, y dijeron: Gloria en las alturas a Dios y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad (Lc 2, 9ss). — Y repitiendo este divino cántico tan nuevo en el mundo, desaparecieron los Santos Ángeles; sucediendo todo esto en la cuarta vigilia de la noche. Con esta visión angélica quedaron los humildes y dichosos pastores
llenos de luz divina, encendidos y fervorosos, con deseo uniforme de lograr su felicidad y llegar a reconocer con sus ojos el misterio altísimo que ya habían percibido por el oído.
Anuncio del ángel a los pastores495. Las señas que les dio el Santo Ángel no parecían muy a propósito ni proporcionadas con los ojos de la carne para la grandeza del recién nacido; porque estar en un pesebre envuelto en humildes y pobres paños, no fueran indicios eficaces para conocer la majestad de rey, si no la penetraran con divina luz, de que fueron ilustrados y enseñados. Y porque estaban desnudos de la arrogancia y sabiduría mundana, fueron brevemente instruidos en la divina. Y confiriendo entre sí mismos lo que cada uno sentía de la nueva embajada, se determinaron de ir a toda prisa a Belén y ver la maravilla que habían oído de parte del Señor. Partieron luego sin dilación, y entrando en la cueva o portal hallaron, como dice el Evangelista San Lucas (Lc 2, 9ss), a María, a José y al infante reclinado en el pesebre. Y viendo todo esto conocieron la verdad de lo que habían oído del niño. A esta experiencia y visión se siguió una ilustración interior que recibieron con la vista del Verbo humanado; porque cuando los pastores pusieron en él los ojos, el mismo niño divino también los miró, despidiendo de su rostro grande resplandor, con cuyos rayos y refulgencia
hirió el corazón sencillo de cada uno de aquellos pobres y felices hombres, y con eficacia divina los trocó y renovó en nuevo ser de gracia y santidad, dejándolos elevados y llenos de ciencia divina de los misterios altísimos de la encarnación y redención del linaje humano.
496. Postráronse todos en tierra y adoraron al Verbo humanado, y no ya como hombres rústicos e ignorantes, sino como sabios y prudentes le alabaron, confesaron y engrandecieron por verdadero Dios y hombre, Reparador y Redentor del linaje humano. La divina Señora y Madre del infante Dios estaba atenta a todo lo que decían, hacían y obraban los pastores, exterior e interior, por que penetraba lo íntimo de sus corazones. Y con altísima sabiduría y prudencia confería y guardaba todas estas cosas en su pecho (Lc 2, 19), careándolas con los misterios que en él tenía y con las Santas Escrituras y profecías. Y como ella era entonces el órgano del Espíritu Santo y la lengua del infante, habló a los pastores y los instruyó, amonestó y exhortó a la perseverancia en el mor divino y servicio del Altísimo. Ellos también la reguntaron a su modo y respondieron muchas cosas de los misterios que habían conocido; y estuvieron en el portal desde el punto de amanecer hasta después del ediodía, que habiéndoles dado de comer nuestra gran Reina, los despidió llenos de gracias y consolación celestial.
497. En los días que estuvieron en el portal María santísima, el Niño Dios y San José, volvieron algunas veces a visitarlos estos Santos Pastores y les trajeron algunos regalos de lo que su pobreza alcanzaba. Y lo que el Evangelista San Lucas dice (Lc 2, 18), que se admiraban los que oyeron hablar a los pastores de lo que habían visto, no sucedió hasta después que la Reina con el Niño Dios y San José se fue y se alejó de Belén; porque lo dispuso así la divina sabiduría y que no lo pudiesen ublicar antes los pastores. Y no todos los que los oyeron les dieron crédito, juzgándolos algunos por gente rústica e ignorante, pero ellos fueron santos y llenos de ciencia divina hasta la muerte. Entre los que les dieron crédito fue Herodes, aunque no por fe ni piedad santa, sino por el temor mundano y pésimo de perder el reino. Y entre los niños que quitó la vida, fueron algunos hijos de estos santos hombres, que también merecieron esta grande dicha, y sus padres los ofrecieron con alegría al martirio, que ellos deseaban, y a padecer por el Señor que conocían.



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Lacrimaciones de la Rosa Mística en Paraguay

Rosa Mystica (ft img)


Lacrimaciones de la Rosa Mistica


Asunción del Paraguay


Rosa Mística ParaguayRecibimos muchos testimonios de nuestros lectores, y con criterio de prudencia difundimos solo aquellos que a nuestro criterio poseen un efecto más benéfico sobre las almas. Difícil tarea. Sin embargo, oramos al Espiritu Santo para que no nos abandone en este desafíode discernir que publicar, y que no.

En julio de 2008 nos escribe el Padre Absalón Portillo Machuca, de la ciudad de Asunción del Paraguay. El nos dice:
Hoy 13 de julio, día de la Rosa Mística, Madre de la Iglesia, me hubiera gustado enviaros unas fotos porque aquí en Asunción tres imágenes de María Rosa Mística son motivo de mucha atención y oración de la gente católica. Se trata de una imagen que derrama lágrimas de Sangre, otra derrama agua y finalmente la tercera imagen emana aceite de oliva con perfume de rosas

Invitamos al Padre Absalón a enviarnos las fotos, las que recibimos con el siguiente relato:
El sábado 12 de julio de 2008 fuimos a rezar con un grupo de oración a una casa de familia en Asunción, donde de manera extraordinaria se está manifestando la Rosa Mística. Allí hay tres imágenes que maravillosamente están llamando la atención de todos los devotos de María. La Imagen más pequeña, de terracota, emana agua en abundancia, la que la gente lleva a su casa, y ya sucedieron algunas sanaciones. La imagen más grande llora lágrimas de sangre, y en las fotos se puede apreciar con más precisión estos portentos. Una tercera imagen que vino de Opus Rosa Mística en Alemania emana aceite de oliva, con un perfume de rosas. Hay testimonios de que al ungir con ella a los enfermos quedan sanos. Los testimonios les enviaré en otra ocasión, porque lleva tiempo tomarlos. Paz y bien P. Absalón Portillo M. Ofm. Asunción Paraguay.

Para más información escribir: absalon_pm@hotmail.com

Las lacrimaciones se suceden en muchos países del mundo, y si bien no es necesario creer en ello porque se trata de revelaciones privadas que sólo atañen a quienes dan testimonio, entendemos nosotros que es nuestra obligación meditar sobre el contenido del mensaje que Dios quiere darnos en estos tiempos. La Madre de Dios llora, una vez más, por sus hijos. ¿Acaso no comprendemos cual es el pedido de Dios a nosotros?


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lunes, 22 de diciembre de 2014

¡Felicidades en el AMOR DE NUESTRO NIÑO JESÚS!





Mensajes a Luz de María - 21 de diciembre del 2014

MENSAJE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
A SU AMADA HIJA LUZ DE MARÍA
21 DE DICIEMBRE DEL 2014




Amados hijos de Mi Corazón Inmaculado:

Reciban Mi Bendición como Intercesora de la humanidad ante Mi Hijo.

LA PAZ INTERIOR EN MIS HIJOS ES SEÑAL DE QUE NO ES EN VANO LA DONACIÓN POR LOS HERMANOS, LA ORACIÓN, LA EUCARISTÍA, LA CARIDAD, LA FE Y EL VIVIR EN LA VOLUNTAD DIVINA…
 TODO EL QUE HACE EL BIEN VIVE EN PAZ INTERIOR.

Hijos amados, estos instantes no sólo son de incertidumbre, sino son para que cada uno se prepare en cuanto a los acontecimientos venideros. El hombre  debe retornar a la verdad con decisión y con valentía para que cuando el enemigo del alma le tiente, la respuesta sea firme y no tibia.

Son tan pocas las almas verdaderas… que Mi Corazón se muestra destrozado ante el repudio de los que no aman a Mi Hijo.

YO SOY MADRE DE TODA LA HUMANIDAD, SOY MADRE Y REINA DE LA VOLUNTAD DIVINA.
LES RUEGO ACOJAN CON SABIDURÍA Y FE MI LLAMADO, YA QUE USTEDES SON PARTE DEL PUEBLO QUE CAMINA.

Sean unidad,  para que cada uno en fraternidad sea amparo para sus hermanos. En este instante la unidad es fuente de bendición. El demonio esparce la desintegración para debilitar a Mis hijos.

Como Cuerpo Místico, cada creatura humana debe mantenerse informada sobre los acontecimientos actuales para que no le engañen, ni sea presa fácil de las trampas del demonio.

Existen plagas que en este instante se mantienen sobre ustedes y no son del todo combatidas para que perezcan Mis hijos. Se acercan más epidemias hacia la humanidad. EXISTE UNA GRANDÍSIMA Y FORTÍSIMA EPIDEMIA A LA QUE NO SE LE PRESTA GRAN ATENCIÓN Y HA TOMADO FUERZA PENETRANDO EN LA MENTE DE MIS HIJOS: LA MASONERÍA. Ésta corrompe el alma, les aleja de la Verdad de Mi Hijo, les sumerge en intereses propios, ha abierto el camino al anticristo para facilitarle  la entrada y la toma de posesión de la Iglesia de Mi Hijo.

HIJOS, LO MATERIAL NO TIENE VALOR EN EL REINO DE MI HIJO, LUCHEN POR SALVAR EL ALMA, manténganse inmovibles, sean conscientes de que no todo lo que aparenta ser bueno, lo es, lo que debe ser aprobado por la jerarquía de la Iglesia no, lo es y lo que no se debe aprobar, es aprobado. La humanidad camina al revés y lo miran natural.

Oren, es importante la oración nacida de lo profundo del alma.
Oren para que estos instantes de perversión terminen.
Oren por Centroamérica.
Oren por Costa Rica, se estremecerá.

AMEN LA EUCARISTÍA, SEAN CUMPLIDORES DE LOS MANDAMIENTOS Y ESCUDRIÑEN LAS  SAGRADAS ESCRITURAS,  YA QUE EL QUE NO CONOCE A CABALIDAD, NO AMA.

No se ataquen como lobos con piel de oveja, sean fraternos, la ignorancia lleva a Mis hijos a cometer grandes errores y más aún los que, por ignorantes no son capaces de admitir sus errores, y entonces pasan de la ignorancia a la arrogancia, la cual es hija del demonio.

La Iglesia de Mi Hijo pasa inadvertido el poder de las sectas, debe combatirlas fuertemente, antes de que lleven al despeñadero a más almas.

MIS HIJOS SON IGNORANTES DE LAS REVELACIONES DE MI HIJO Y DE LAS MÍAS,
A MIS HIJOS NO SE LES HABLA CLARO POR PARTE DE LA JERARQUÍA.

Si el Pueblo de Mi Hijo conociera cuanto hemos anunciado, sería más recatado…
Si Mis hijos conocieran la profundidad y seriedad de Mi Palabra en Fátima, (1) se evitaría que gran cantidad de almas lleguen a perderse…

Ante la ignorancia y la confusión llegará a Mis hijos el Cisma, éste llegará a la Iglesia de Mi Hijo.

USTEDES AMADOS, COMBATAN CON EL CONOCIMIENTO  SÓLO QUE ÉSTE NO LES SERÁ CLARO SI NO SON ALMAS EUCARÍSTICAS, DE ORACIÓN, DE SACRIFICIO, DE AMOR, DE AYUNO, DE ENTREGA Y DE APERTURA.

Oren para que los sacerdotes sean de oración, la que han olvidado.

Sean permeables a la acción del Espíritu Santo, ábranse a la Palabra Divina.

ACERCÁNDOSE LA CONMEMORACIÓN DEL NATALICIO DE MI HIJO, ENTRÉGUENSE AL NIÑO JESÚS, RUEGUEN PARA  QUE LES INFUNDA SU INOCENCIA, ESA QUE LA HUMANIDAD PERDIÓ Y A LA NIÑEZ LE HA SIDO USURPADA.

Hijos amados, Mi Corazón Materno se mantiene ante ustedes… 

Oremos unidos por las criaturas que se han entregado a las órdenes del demonio.

Les bendigo, vengan a Mí, les conduzco hacia Mi Hijo.

AMEN CUANTO EL PADRE CREÓ PARA USTEDES. MI AMOR MATERNO VA CON USTEDES DONDEQUIERA.

Mamá María.

AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.




COMENTARIO DEL INSTRUMENTO
 Hermanos (as):

Evoquemos a la Madre Santísima: quien por obediencia a la Voluntad del Padre, se va con José su esposo, huyendo, para salvar al Niño, por obediencia, sin cuestionarse nada.

En este instante con todo frente a nuestros ojos, cuestionamos todo, hasta lo más mínimo… hasta cosas sin fundamento.

¿Dónde se encuentra la Fe?
¿Qué ha sucedido con la inocencia?   Ha sido desterrada por el demonio, hay tanta matanza de niños…, la inocencia es un detente para satanás, por eso el aborto y la muerte de niños. Así, sin inocencia la humanidad se encuentra a expensas del mal.

NUESTRA MADRE NOS LLAMA A CRECER EN LA FE Y LA FE NO SE ROBUSTECE SIN EL CONOCIMIENTO, SIN EL ACERCARSE A CRISTO.

NO SEAMOS COMO LOS NECIOS, ACATEMOS LOS LLAMADOS DE LA MADRE.

Amén


 www.revelacionesmarianas.com

jueves, 18 de diciembre de 2014

Mensaje a Luz de María - 18 de diciembre del 2014

MENSAJE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
A SU AMADA HIJA LUZ DE MARÍA
18 DE DICIEMBRE DEL 2014



Amados hijos de Mi Corazón Inmaculado:

MI MANTO PROTEGE A CADA UNO DE USTEDES, A CADA UNO DE USTEDES.
 ASÍ COMO  MI MANTO CUBRE LA BÓVEDA CELESTE, DE IGUAL FORMA CUBRE A CADA UNO DE LOS MÍOS.

Amados Míos:

No teman, Yo soy Madre de toda la humanidad, Abogada y Defensora de cada uno de Mis hijos.  Yo no miro con distingos, a cada uno le llevo en Mi Corazón, aun a aquellos que me niegan como Madre;  a  ésos son a los que más busco, a quienes más necesito y a quienes más desea Mi Corazón.

Mi Mano va marcando el camino por donde deben transitar para que no se extravíen, perdiéndose en lo pecaminoso. 

EN ESTE INSTANTE, LA JERARQUÍA DE LA IGLESIA DEBE PROCLAMAR CON PROPIEDAD LA PALABRA DE MI HIJO SIN INTERPRETACIONES, LLAMANDO PECADO A LO QUE ES PECADO E
 INSTRUYENDO Y FORTALECIENDO EL CONOCIMIENTO DE MIS PEQUEÑOS HIJOS PARA
QUE NO CAIGAN EN EL ABISMO DEL PECADO DEL CUAL NO PUEDAN SALIR.

Cuando se proclama que el pecado no es pecado, se proclama el libertinaje y la desobediencia a la Palabra de Mi Hijo y esto hiere profundamente el Corazón Divino, son nuevas dagas que atraviesan Mi Corazón dolorido.

MIS HIJOS PREDILECTOS DEBEN DECIDIRSE ¡YA! POR LA SALVACIÓN DE LAS ALMAS, ESA ES SU MISIÓN Y LA ENCOMIENDA QUE MI HIJO LES HA DADO: SALVAR ALMAS.  El llamar pecado lo que es pecado engrandece a Mis hijos predilectos. 

EL INFIERNO SE ENCUENTRA LLENO… y entre las almas que padecen allí, miro con dolor a algunos que proclamaban la Palabra de Mi Hijo tibiamente, ya que para proclamar la Palabra de Mi Hijo, Mis hijos predilectos deben mantener la fuerza de la Fe, esa misma que les enamoró por primera vez, esa Fe con la que profesaron cuando se entregaron totalmente a Mi Hijo. 

LA IGLESIA DE MI HIJO DEBE SER SANTA COMO MI HIJO ES SANTO.

LA SANTIDAD no se alcanza con vacilantes palabras…

LA SANTIDAD no se alcanza con titubeos ni disimulando el pecado…

LA SANTIDAD no se logra únicamente a través de la Misericordia Divina sino a través del camino de espinas para que esa santidad sea perdurable y no sea una falsa ilusión.

ESTOS INSTANTES PARA MIS HIJOS SON DECISIVOS:

La instrucción que reciban…
Las Palabras que les abran la conciencia…
El llamado al conocimiento de cuanto ocurre alrededor de la humanidad y
El llamado de atención para que sean verdaderos, TODO ESTO INTEGRALMENTE CONFORMA LA VOLUNTAD DE MI HIJO QUE DESEA QUE SU PUEBLO SEA SANTO POR DECISIÓN PROPIA Y POR CONVICCIÓN, POR AMOR Y POR FE. Pero una fe sólida y robusta, y para esto, el Pueblo de Mi Hijo debe ser instruido en  todo lo que se acerca a la humanidad para que no les tome desprevenidos.

Todos Mis Llamados son cuestionados a través de aquéllos que no desean aceptar que esta Madre alerte a Sus hijos.

YO, OBEDIENTE AL MANDATO DE MI HIJO, EXPLICITO EN CADA UNO DE MIS LLAMADOS LOS DIFERENTES PUNTOS POR DONDE EL ENEMIGO DEL ALMA ATACA A MIS HIJOS, pero las aristas no son miradas desde el mismo punto, y esto causa  que aquellos que no desean que el Pueblo de Mi Hijo sea consciente de cuanto sucede, condenen una y otra vez las Palabras que Yo explicito a través de Mi amado instrumento.

Se ataca a Mis instrumentos… ¡qué ignorancia del hombre! Cuando lo que hacen Mis instrumentos es cumplir  en obediencia el ser transmisores de la Voluntad de Mi Hijo, pero al contrario, son atacados por ser transmisores de la Voluntad de Mi Hijo.

HIJOS, ¡PESA TANTO EL DOLOR QUE SOBREVIENE A LA HUMANIDAD! Tanto que Yo coloco Mi Manto Bendito, no para impedir, pero sí para atenuar mínimamente el azote que ustedes mismos generan  al ser partícipes de los deseos y fechorías de satanás.

Cada uno fue rescatado por la Sangre de Mi Divino Hijo en la Cruz, y la humanidad no responde como debe…

En este instante, en que se acerca la conmemoración del Natalicio de Mi Hijo, entre la algarabía, el licor, las bajas pasiones, las drogas y la música utilizada para ofender a Mi Hijo y ofenderme a Mí, aunado a la falta de conciencia y de fuerza para negarse al panorama que se abre delante de ustedes y que en su gran mayoría les aleja del bien, todo este conjunto apresura el sufrimiento de la humanidad en manos del inicuo impostor.

Amados Míos:

LES MIRO TAN ADELANTADOS COMO CIVILIZACIÓN PERO TAN DESNUTRIDOS ESPIRITUALMENTE, niegan lo innegable y aceptan lo inaceptable, por desconocimiento en algunos casos y por necedad y rebelión en la mayoría de los casos. 

AÚN NO HAN COMPRENDIDO QUE NO SON ÚNICAMENTE UN CUERPO, QUE POSEEN ALMA Y ESPÍRITU QUE TRASCIENDE A DONDE EL CUERPO FÍSICO NO PUEDE TRASCENDER pero esto parece una utopía para esta generación y por eso descarta Mis Llamados y descarta a Mi Hijo y Su Amor Divino para continuar en su libre voluntad el camino por donde tropezará una y otra vez.

Amados hijos de Mi Corazón Inmaculado:

MI AMOR ES INFINITO, YO LES ACEPTÉ COMO MADRE Y MAESTRA Y JUNTO A MIS LEGIONES CELESTIALES NO DESCANSARÉ HASTA QUE RESCATE A QUIENES ASÍ ME LO PERMITAN.
Una sombra se encuentra cerca de la Tierra… avanzará de país en país, de población en población y no quedará lugar en el mundo que se vea libre de esto.

AMADOS MÍOS, USTEDES DEBEN TRANSFORMARSE Y AMAR A MI HIJO POR SOBRE TODAS LAS COSAS.

Mis instrumentos son instrumentos, no son Dios, son criaturas como ustedes; dentro del Plan Salvífico, Mi Hijo les ha llamado a ser voceros de la Voluntad Divina, y esto lo deben cumplir a cabalidad porque el instante se agota.  

Amados hijos, oren por China, un evento lamentable sucederá en esa Nación.

Amados Míos, ¡es tan grande Mi Amor por ustedes!… no les dejaré solos.

Les bendigo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 

Mamá María.

AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.




COMENTARIO DEL INSTRUMENTO

Hermanos (as):

Nuestra Madre nos llama a reconocer cada instante y a actuar consciente-mente para no ofender a Nuestro Amado.

Cristo, a ejemplo de una madre, se entrega totalmente al hombre porque le ama.  Así una madre sonríe ante su hijo, como una respuesta que proviene del amor que le suscita el hijo, así es como se suscita el amor de la madre hacia su hijo, sin que la madre ocupe el “yo” del niño; los dos se aman y viven una plenitud de entrega real.

Hermanos, detrás de la naturaleza humana existe definitivamente el Espíritu Santo, Eterno, con el que nosotros como hombres no mantenemos una relación inmediata al negarnos al bien y acoger el mal. Por eso San Pablo descubriendo los pecados de los judíos y paganos, en el capítulo 3, versículo 10 de su Carta a los Romanos nos dice:

“… como dice  la Escritura: no hay ni siquiera un justo…”

Vemos claramente que todos necesitamos del Amor Divino y necesitamos  alejarnos del pecado.

Por eso oremos a la Madre Santísima para que nos llene de cuanto necesitamos para mantenernos en el camino de la Voluntad Divina y no alejarnos de la Vida Eterna.

Amén.

www.revelacionesmarianas.com

Mensaje a Luz de María - 16 de diciembre del 2014

MENSAJE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
A SU AMADA HIJA LUZ DE MARÍA
16 DE DICIEMBRE DEL 2014


Amado Pueblo Mío:

UNIDOS EN MI AMOR, CREZCAN EN SABIDURÍA, FRATERNIDAD, ESPERANZA, CARIDAD Y FE.
MI MANO SE MANTIENE  MÁS CERCANA A LA HUMANIDAD...

 Amados Míos:

En todo pueden crecer, pero cada una de Mis Peticiones las comprenden en un grado ínfimo, de lo contrario no se abalanzarían como lobos unos contra otros.

EL JINETE DEL FLAGELO DE PLAGAS CONTINÚA CABALGANDO, lanzando sobre el hombre una y otra plaga que no necesariamente son las que enferman el cuerpo del hombre en su organismo, sino las que invaden y afectan las neuronas alterándoles.   Asimismo se dan aquellas plagas que violentan la mente del ser humano causando agresividad y azotando ésta, a toda la humanidad. 

ÁFRICA SERÁ DESOLADA… Los grandes imperios han actuado negativamente adrede, esparciendo el virus del SIDA inescrupulosamente. Esta plaga continúa azotando fuertemente a Mis pequeños, sin que se mantenga al resto de Mis hijos informados sobre la realidad en que viven sus hermanos. CON GRAN DOLOR PARA MÍ Y MIS FIELES, HA SIDO PLANEADA LA REDUCCIÓN DE LA POBLACIÓN DEL CONTINENTE AFRICANO. ESTO SILENCIARÁ AÚN MÁS EL DOLOR DE ESTE CONTINENTE, Y ASÍ SUCESIVAMENTE CON EL RESTO DE LA HUMANIDAD.

Amados hijos:

MI PALABRA NO ES SÓLO PASADO, ES PRESENTE Y FUTURO.

EN ESTOS DÍAS POSTREROS, LES  MOSTRARÉ CONTINUAMENTE LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS PARA QUE SE DEN CUENTA QUE EL TIEMPO NO ES TIEMPO: ABREN LOS OJOS Y LOS CIERRAN SIN DARSE CUENTA DE LA VELOCIDAD CON QUE EL INSTANTE DEJA DE SER INSTANTE.

El hombre pasa desapercibida la vanagloria con que se mira a sí mismo, la soberbia que ha invadido sobre todo a los que se creen ser más doctos y a los que son más ignorantes, causando confusión en los tibios, los que van de un lado a otro como las olas del mar y cuando se agitan causan destrozos por su propia ignorancia… y los doctos, no se permiten a sí mismos conocer Mis Verdades: las que les llevarían a reconocer que aun les falta escudriñarme...

Esta generación ha sido programada para vanagloriarse de sí misma, adulándose a sí misma.  Esto desembocará en una mayor actitud negativa hacia el semejante, siendo traidores por libre albedrío, falsos en la piedad y desconocedores de la sinceridad.  Al final, gran parte de Mis hijos, serán esclavos de sí mismos y traidores de sus hermanos.

La educación de la humanidad será más negativa  a medida que el instante transcurra…
La autoridad será palabra y acto desconocido para la mayoría de los Míos…
La actitud de los menores será la que se imponga por sobre los mayores, y los menores dominarán la Tierra causando y dando mayor énfasis a la irresponsabilidad, a los caprichos negativos y a un control desafortunado e impensable sobre todo lo que les rodea, siendo la peor epidemia, la que por medio de la mente llegará a desatar en los más jóvenes el total desprecio hacia Mí y hacia cuanto recuerde Mi Presencia…

LA ALTERACIÓN DE LA MENTE HUMANA SERÁ LA MAYOR EPIDEMIA QUE ACTUARÁ EN CONTRA DE SÍ MISMA, NO SÓLO A NIVEL PERSONAL SINO GLOBAL, SIENDO ESTO UN GRAN INDICADOR DE QUE DESEAN OBVIAR QUE VIVEN EL INSTANTE DE LOS INSTANTES.

Amados Míos, miren esta generación y compárenla con la generación de los tiempos de Noé, no hay gran diferencia en el obrar y actuar, ni en su esencia, aparte del adelanto de esta generación;  el motivo que les mueve es el mismo: la rebelión en contra de Mi Voluntad. 

EL MAL CRECE Y YO DECREZCO EN EL CORAZÓN DE LOS MÍOS, ESTO ES INDISCUTIBLE. Cantidad de criaturas humanas viven sumidas en una religiosidad engañosa, que aparentan vivir sin ser practicantes verdaderamente; eso un grave pecado.  El ser practicante y amarme no es acudir mecánicamente a la Misa diaria, sino es vivir en una constante prolongación el Sacrificio Eucarístico y saber que todo lo que Yo  infundo en el alma de quien es consciente de que Me recibe, es el ser repetidor de Mi obrar y actuar, acatando Mi Voluntad, siendo totalmente diferente al obrar y actuar de la criatura que Me recibe sin consciencia.

Amados Míos:
CAMINAN SIN CONOCERME… POR ESTO NO ME RECONOCEN…
VENGO PRONTO, AMADOS HIJOS… PERO NO ME ESPERAN... (1)

El aturdimiento ha llegado a tal punto que les envuelve en el ir y venir cotidiano, y no escuchan ni miran, ni desean recordar que Yo anuncié que antes de que Yo regrese el hombre se habrá corrompido y será tan malvado, como en tiempos de Sodoma y Gomorra. Esta generación es peor que las personas de esas ciudades.

PERMANEZCAN ATENTOS, QUE TODO AQUEL QUE PREDIQUE QUE, “YO SOY”, ÉSE ENGAÑA A MI REBAÑO.
 LA SERPIENTE ES ASTUTA Y SI RECIBEN UN EVANGELIO DIFERENTE AL QUE YO PREDIQUÉ, ÉSE LES ENGAÑA.

Amados Míos:

INTERVENDRÉ CON MI JUSTICIA ANTES DE QUE MIS ESCOGIDOS SE PIERDAN.

El hombre haciendo mal uso de la ciencia, en este instante posee el poder de destruirse a sí mismo por medio del flagelo más grande que pudo haber creado: la energía nuclear.  (2)
¿Han meditado, hijos que con las reservas de armas nucleares que se poseen en el mundo lograrían exterminar la Tierra tantas veces como el hombre deseara?
¿No temen, hijos, a este poder nacido del mal?
¿Desconocen que conviven instante a instante con armas químicas, radiológicas (*), bacteriológicas?

LA CRIATURA HUMANA INVOLUCIONA Y RETROCEDE CON SOLO PENSAR QUE ESTAS ARMAS NO SE USARÁN… EL HOMBRE, EN SU DESEO DESMEDIDO DE PODER, NO CONSTRUYE LO QUE NO VA A UTILIZAR.

Amados Míos, los engañadores en este instante no se hacen esperar, niegan Mi Justicia y sólo dan fe sobre Mi Misericordia emitiendo leves susurros de Mi Entrega en la Cruz, omiten el pecado del hombre para desmentir el infierno y no llaman a la conciencia; evitando la salvación de las almas. NINGUNA CRIATURA HUMANA SE SALVARÁ POR SÍ MISMA, NINGUNA.

MI PALABRA NO VARIARÁ JAMÁS, aunque algunos de los Míos deseen adaptarla a este instante en el cual se niega el padecer del que me rechaza constante y conscientemente de que lo hace, desconociéndome como Rey y Señor.

Amado Pueblo Mío:

CUANTO HA FABRICADO EL HOMBRE COMO ADELANTO: FALLA Y FALLARÁ.
LA HUMANIDAD, AL NO SER HUMILDE Y ALEJARSE DE MÍ…, LE SOBREVENDRÁN PADECIMIENTOS EN UN INSTANTE.

Los que se levantan contra Mis Llamados son víctimas de la ignorancia, creando gran confusión, alejando a Mi Redil de la Voz del Pastor. Buscan la oscuridad en la luz de Mi Palabra, encontrando más oscuridady por eso son presa de sus mismos errores.

Amados hijos, oren por Brasil, padecerá. Los embates de la Naturaleza despertarán a Mis hijos para que vuelvan a Mí.

Amados hijos, oren por Estados Unidos, las pruebas no se hacen esperar.
Llamo a su gobernante a no adelantar el dolor de su pueblo.

Amados hijos, oren; los  rumores de guerra serán realidad, la lucha por la economía decadente será el detonante y el terreno propicio para que el país del norte tome decisiones apresuradas, olvidando que será traicionado por los que en este instante le apresuran a accionar.

Hijos:

En todo tiempo han existido catástrofes, dirán algunos.... pero no como en este instante; donde ni la secuencia, ni la magnitud han sido miradas ni vividas anteriormente.

La violencia de Mis hijos ha sido experimentada en el pasado, pero no con la intensidad con que la violencia lleva a reaccionar al hombre presente, tanto que el hombre se desconoce a sí mismo.

El terrorismo ha existido en toda generación, mas no con la aberración y frecuencia con que en este instante ha llegado a ser  parte del cotidiano vivir, y mirado con normalidad e indiferencia por la mayoría.

La ciencia en tiempos pasados ha avanzado, mas no con la tenacidad e intensidad de este instante, logrando del hombre un autómata, que obra y actúa sin conciencia, llevando a los menores a depender de la tecnología para vivir y como medicina para sus males: mentales, corporales y espirituales, extraviándoles con ideologías que se afanan en predicar la sanidad de la mente y del cuerpo. Falsas son las prácticas que les invitan a relajaciones y pensamientos momentáneos que pretenden armonizar el cuerpo.

UNA CRIATURA QUE NO VIVE EN MI VOLUNTAD, QUE NO PRACTICA MIS LEYES, QUE NO SE ACERCA A MÍ, QUE NO VIVE EN MÍ, QUE NO AMA A SUS SEMEJANTES, QUE NO PREDICA LA VERDAD, QUE NO ACEPTA SUS ERRORES,  NO ES VERDADERAMENTE MI HIJO.  AQUEL QUE SE DICE SER COMO YO....
ÉSE COMETE IDOLATRÍA Y LA IDOLATRÍA ES OFENSA A MI ESPÍRITU SANTÍSIMO.

Hijos Míos, la falta de conocimiento, les lleva al fanatismo, y los fanatismos a la cerrazón, y la cerrazón, conduce a negar  Mi Verdad. Y esto degenera en sectas, las sectas en fanáticos y los fanáticos no son Mis seguidores,  sino agitadores de Mi Pueblo. Mis hijos son aquellos que viven en la Voluntad de Mi Padre, y Mi Padre es Amor y Mi Amor, Salvación, y la Salvación es Vida Eterna.

Los hombres de poca fe, seguidores de hombres y necios, sufrirán más por sus necedades que por lo venidero, ya que obviarán lo venidero y no reconocerán al verdadero impostor, sólo deambularán por la periferia. Cuando el impostor reclame a los suyos, éstos le buscarán por otras sendas, sin tener conciencia despertarán presa del suplantador y gemirán.

YO ESPERO DENTRO DE MI INFINITA PACIENCIA Y AMOR MISERICORDIOSO, CON MI BALANZA EN MI MANO PARA DAR A CADA CUAL SU JUSTA MEDIDA.

Grandes confusiones les esperan.  Mi iglesia sufrirá ante un imprevisto que hará resurgir antiguas profecías. Ustedes mantengan la Fe en Mí. NO SE NIEGUEN A LOS SIGNOS DE ESTE INSTANTE. 

Amados:

NO OLVIDEN QUE LA VIDA ETERNA ES UN REGALO QUE DEBEN MERECERSE  
Y PARA MERECERLO: AL QUE MÁS LE DOY MÁS LE PIDO.

No duerman, ni se desconcierten. No desesperen, el que desespera no tiene verdadera Fe.

YO MANTENGO A MI PUEBLO ATENTO  PORQUE LE AMO CON AMOR ETERNO.
NO DESAMPARO A MI PUEBLO, NO ACTÚO SIN ALERTARLES. MI AUXILIO LLEGA A LOS MÍOS
EN EL INSTANTE PRECISO, NO LES ABANDONO ANTE EL MAL,  MI PUEBLO NACIÓ EN MI CRUZ.

Mi Casa es para cada uno. El que Me ama sabe que se  entrega a Mi Palabra, Me reconoce a Mí como Rey de Cielos  y Tierra, se mantiene en Mi Amor, en fraternidad, en conocimiento y razonamiento, tiene certeza  de que Yo no me impongo, sino amo el que Mis hijos sean libres para actuar y decidir. No olviden que fuera de mí encontrarán la muerte eterna.

Sus protectores se mantienen a la espera de Mi Palabra para acudir en auxilio de Mis fieles: cumplidores de MI Voluntad.

Amados Míos, no teman.

YO SOY DUEÑO DE CUANTO EXISTE, USTEDES SON MI PUEBLO, AL QUE RESCATÉ EN MI CRUZ.
LES BENDIGO Y LES PROTEJO EN LA PALMA DE MIS MANOS.

Su Jesús.

AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.
AVE MARÍA PURÍSIMA, SIN PECADO CONCEBIDA.


(*) Las armas radiológicas, a diferencia de las nucleares, están diseñadas para difundir material radiactivo, también llamadas armas "sucias".



COMENTARIO DEL INSTRUMENTO

Hermanos (as):

Nuestro Señor Jesucristo nos llama una vez más, la verdad de la realidad en que vivimos. Realidad que para algunos  es fantasía e irrealidad, y que para otros es verdad escrita en los Evangelios y explicitada en este instante, para que despertemos del letargo que lleva a caer en las trampas del anticristo y sus satélites que no descansan, aunque el Pueblo de Dios descanse.

La realidad es en ocasiones tétrica para quienes no mantienen la esperanza en la Protección Divina y en la Explicitación Divina para que nos preparemos y retomemos el Camino, la Verdad y la Vida.

En este instante vemos como crece la corrupción por doquier alterando aun más al hombre que desespera ante un vivir discordante con la comodidad que desea.

Y no olvidemos que Nuestro Dios nos anticipó tiempos similares a los de los días de Noé: “…y se corrompió la Tierra delante de Dios y estaba  la tierra en violencia. Y vio Dios  la tierra,  y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra”. (Génesis 6, 11-12)

Hermanos, la corrupción es la irreverencia hacia Dios y la degeneración colectiva en que se mueve el hombre en todos los aspectos de la vida.  DIOS ES EL ETERNO PRESENTE, EN ÉL NO EXISTE EL FIN.
Así mantengamos nuestra meta en Dios y no apartemos lo venidero, mirándolo como algo falaz, sino como parte de la certeza de un mañana en el que nos encontraremos mirando a CRISTO, CAMINO Y VIDA, mirándole Cara a cara, pero para esto el hombre debe haberse desprendido de los harapos del yo humano.

Amén.

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