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viernes, 28 de julio de 2017

MILAGROS EUCARÍSTICOS






En la Basílica de San Francisco, en Siena, se conservan intactas desde hace 276 años,
223 hostias. 





Para bajar el archivo en PDF de la información del Milagro Eucarístico en Siena, Italia


En Septiembre del 2016, tuvimos la oportunidad de visitar Siena, Italia, mi hijo y yo. Y el último día que estuvimos en esta hermosa ciudad italiana,  casualmente llegamos a la Basílica de San Francisco. Esta basílica fue erigida entre los años 1228-1255, y posteriormente ampliada en los siglos XIV y XV, el original edificio románico, se convirtió así en gótico.
La basílica tiene planta de cruz egipcia, con una nave cubierta por tramos y crucero, según el tipo favorecido por la Ordenes Mendicantes, Que necesita espacios que puedan albergar grandes multitudes de fieles.
El interior actual parece bastante sobrio después de un incendio en 1655 y la restauración de 1885-1892, cuando gran parte de los altares barrocos fueron demolidos (parte de los cuadros ha sido devueltos sin embargo en los últimos tiempos). La fachada neogótica, flanqueada por el campanile de 1763, fue construida  a principios del siglo XX. La decoración de mármol medieval y el portal de siglo XV fueron eliminados en esa ocasión.
había concluido una boda, y el Sacerdote estaba poniendo un poco de orden en el templo, nosotros mientras tanto recorríamos los espacios que estaban muy poco iluminados, pero que daban un ambiente muy especial al lugar y al momento.
El Sacerdote se acercó a un grupo de religiosas que en ese momento visitaban el lugar, y les habló sobre el Milagro Eucarístico (del cual yo no había escuchado hasta ese momento) y nos acercó a la capilla en dónde está expuesto el Ostensorio procesional que muestra las Hostias Consagradas en 1730 que se conservan a través de los años milagrosamente. 
Presenciar La Real Presencia de Cristo en el Santísimo Sacramento del Altar, a unos centímetros de distancia fue uno de los más bellos regalos que nos dio en nuestro bendecido viaje. 



Mi hijo Max observando en silencio absoluto el Milagro Eucarístico.