24-05-2006
Jesús:
Abandonad vuestra antigua vida de pecado. Volved a Mí.No me rechacéis. Quien rechaza a mi Iglesia me rechaza a Mí.[1] Cristo no está con vosotros si vosotros no estáis con mi Iglesia.
Pretendéis torcer los caminos de mi Iglesia como habéis torcido los vuestros. Y mi Iglesia permanecerá siempre pura y sin mancha. Recta en sus caminos, que no se pliegan a los caprichos de los hombres o a sus pecados.
Decid más bien: «¡Hemos pecado contra el Cielo y contra Ti!».[2] Y Yo os acogeré como hijos. Reconoced vuestro pecado.
Nadie puede decir que me ama si no cumple mis Mandamientos. «Si me amáis, guardaréis mi Palabra.»[3]
Tenéis gusto por lo exotérico porque habéis abandonado mis Misterios. Y el hombre tiende al Misterio. Al Infinito. A lo espiritual. A su unión conmigo, en definitiva.
Se está labrando en vuestro interior y en el mundo una dura batalla espiritual. Lo que pasa es que no la veis.
La gente lucha contra duras tentaciones. Son embates de las tinieblas contra los míos para hacerlos perecer. Si no se acogen a mi Corazón, no podrán resistirlos. Y asistiréis a violentas muertes, fuertes desesperaciones, crímenes horrendos, pecados nunca vistos hasta ahora. No os tenéis que asustar.
Que sepan estas gentes que pecan tan horrendamente[4] que aunque ellos mismos se consideren como monstruos, si se arrepienten y vuelven su rostro a Mí, Yo les quiero perdonar, Yo les perdonaré. Yo les salvaré. ¡Pueden salvarse! ¡Pueden salvarse si se arrepienten! Que se arrepientan y vengan a Mí.
Yo reservo copiosos tesoros de mi Misericordia para los grandes pecadores arrepentidos. Yo les amaré por lo que nunca se han sentido amados. Yo les sanaré. Se librarán de sus tentaciones que les atenazan y les esclavizan. Yo les daré mi Amor. Y en Él se recompondrán y quedarán salvos.
A mis almas fieles Yo adquiero hoy con ellas un Pacto de Amor: que me comprometo a darles mis Consolaciones y mis Gracias extraordinarias a raudales para que lleven a otros hacia Mí.
A mis almas tibias, que son las que más hieren mi Corazón, con mucho. Sí. Meditad esto los tibios. Los que habiendo recibido mucho no me aman locamente en agradecimiento. Dudan y no se esfuerzan en la santidad ni en llevar otras almas a Mí. Hieren profundamente mi Corazón. Convertíos. No sed de ellos. En la medida que lo habéis sido, arrepentíos y acogeos a la Bondad de mi Corazón, que os hará fervorosos y fogosos, encendedores de amor por donde paséis.
¡Oh, amadme! ¡Amadme! Yo os amo, ¡os amo! Sabed que lo importante es amarme. Tened siempre esos ratos de oración para poder oírme, para poder amarme y dejarme que Yo os ame. Y os prometo la felicidad en esta tierra aun en las mayores tribulaciones.
Jesús, dirán que esto lo quieres sólo con unos pocos privilegiados.
¡No! Has de decirles que Yo lo quiero con todos. ¡Lo quiero con todos! Soy Dios. Quiero la unión a Mí de todas mis criaturas.
O dirán que esto es «mística.»
Sí en el sentido de misterio, pero no en el sentido de imposible. Es realidad. Realidad mística y espiritual. De la que forma parte la persona humana, y también su cuerpo. Yo quiero también vuestros cuerpos. «¿No sabéis que vuestros cuerpos son Templos del Espíritu Santo?»[5] Alabad al Señor con vuestros cuerpos. Ahí está la plenitud humana: alma y cuerpo y corazón.
28-05-2006
Jesús:
Reconocedme siempre como el Amigo que acompaña, al que le importan vuestras cosas y está pendiente de ellas para ayudaros. Reconocedme como siempre a vuestro lado.
30-05-2006
Jesús:
¿Por qué poner cortapisas al Espíritu? ¡Si el Espíritu es Enorme y quiere hacer grandezas con vosotros! ¿Por qué no aceptarle? ¿Por qué ponerle freno?
Mira, hija mía, dejaos manejar, dejaos guiar por el Espíritu. Que sea Él el que guíe vuestra vida. Y en medio del pecado, en medio del fango, del horror, vendrá Él a liberaros y a elevaros hacia mí. Sin fuerzas vosotros, con la Fuerza de Él.
Llamadle. Él vendrá. Espera vuestra llamada y vuestra aceptación, vuestra apertura a Él, a su Fuerza.
Dedicaos más a Mí. No sólo es hacer apostolado. Es, sobre todo, hacer más oración. Dedicar largos ratos a escucharme.
¿Y por qué quieres, Jesús, que hagamos más oración?
Dios necesita descansar en vosotros. Necesita desahogar con su criatura. Necesita comunicarse a vosotros. Necesita vuestro amor.
Una persona que sufre[6] es la que más sabe amar. Con los sufrimientos Yo os asemejo a mi Madre y hago que vuestra labor tenga valor. Cuanto más sufráis, más sabéis amar. Si no, mira a los que más sufren alrededor de vosotros y verás mis Pozos de Amor. De donde Yo vengo a sacar Agua para mi Sed. Quienes me acogen. Me aman. Por eso, cada vez que os mando sufrimientos, acogedlos. Agradecedlos como un gran don. Reconoceos así privilegiados míos. Mis elegidos. En quienes me complazco. Cuanto más sufráis, más me amaréis y más os asemejaréis a Mí y a mi Madre.
Cambiad de visión. Un sufrimiento es un Regalo de Dios. Por eso, acoged ahora confiados y alegres todos los que Yo quiera enviaros. Necesito amor, mucho amor de mis criaturas para contrarrestar el odio y el pecado en el mundo.
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[1] Cfr. Lc 10,16.
[2] Cfr. Lc 15,21.
[3] Cfr. Jn 14,15.21.23; I Jn 5,3.
[4] Me acordé aquí de una madre que había ahogado a sus dos hijos pequeños en la bañera. Salió hoy en las noticias.
[5] 1 Co 3,16s; 6,19; 2 Co 6,16.
[6] Si lo enfoca bien.
[2] Cfr. Lc 15,21.
[3] Cfr. Jn 14,15.21.23; I Jn 5,3.
[4] Me acordé aquí de una madre que había ahogado a sus dos hijos pequeños en la bañera. Salió hoy en las noticias.
[5] 1 Co 3,16s; 6,19; 2 Co 6,16.
[6] Si lo enfoca bien.
Fuente: http://vdcj.org/