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jueves, 26 de abril de 2012

BEATA MARÍA INES TERESA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO



Le damos gracias a Dios por los mensajes dados por Nuestra Señora de Guadalupe, a la Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento.

LA VIRGEN DE GUADALUPE EN EL CARISMA MISIONERO DE LA BEATA MARÌA INES TERESA DEL SANTÌSIMO SACRAMENTO.

En 1924, ante una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, Madre María Inés recibió gracias especiales de Dios que la llevaron a una decisión de entrega total y radical al Señor: “Ante la Imagen de la Virgen de Guadalupe se obró en mi alma esa transformación radical, entera, súbita; entró en ella la luz a torrentes; comprendí toda la enormidad de mi ingratitud, la multitud de mis pecados… lo que entonces se pasó entre Madre e hija, no es para escribirse. Fue amor mariano guadalupano, porque fue la Morenita, la Virgen mexicana la que obró en mi esa transformación. Su amor tenía reminiscencias de Juan Diego, el aroma divino que exhalaban sus vestidos, era de rosas… su ternura se traslucía en estas arrobadoras palabras: Hija mía a quien amo tiernamente como a pequeñita y delicada ¿no estás en mi regazo y corres por mi cuenta? ¿tienes necesidad de otra cosa? Por eso, la Reina del Cielo, María de Guadalupe, es mi Madre”.
Ella la acompañó siempre y estando como Clarisa de clausura en el Convento del Ave María, la misma Virgen de Guadalupe le hizo una promesa (1930), que más tarde la lanzaría a la gran empresa misionera…
He aquí el texto de la promesa: “Si entra en los designios de Dios servirse de ti para las obras de apostolado, me comprometo a acompañarte en todos tus pasos, poniendo en tus labios la palabra persuasiva que ablande los corazones y en éstos la gracia que necesiten. Me comprometo además, por los méritos de mi Hijo, a dar a todos aquellos con quienes tuvieres alguna relación y aunque sea tan sólo en espíritu, la gracia santificante y la perseverancia final…”
Al escuchar esta promesa, la Madre María Inés a su vez le ofrece hacerla amar del mundo entero.
En una carta de 1943 a su confesor así escribe: “La Virgen Morenita, vestida de Guadalupana, se ha revelado a mi alma, allá, en mi primera juventud (1924); Ella me llevó a Dios, Ella me dio la vocación religiosa y me atrajo a Sí con tal ternura y amor, que yo no pude menos de rendirme y enamorarme de Ella; desde ese momento desapareció para mí todo del mundo con sus halagos y promesas; hubiera querido que todas las almas se enamoraran de Ella, que la conocieran y la amaran no solo los mexicanos sino también los habitantes del mundo entero”.
…”Al verla me ha parecido que Ella me dice: ‘no temas hija, Yo iré contigo a todas partes, Yo seré quien convierta a los que no conocen a mi Hijo, Yo alcanzaré para ellos la gracia necesaria para su conversión; ten solamente en Mi una fe inmensa y verás hasta donde llega el poder de mi amor. Así como en mi predilecto México, al venir a mis Xocoyotles, llena de amor y ternura, obré en ellos prodigios inmensos, estupendas conversiones; lo mismo haré con los de las otras naciones, porque también son mis pequeñitos, si tú, depositando por entero tu confianza en mí, te lanzas en pos de sus almas que son el precio de la sangre de mi divino Hijo’”.
[En esta obra misionera] consagraremos a la Virgen mexicana, todas las naciones, depositando a sus pies, como un trofeo que será de sus conquistas maternales, cada una de las banderas de esas naciones que aún no le conocen, pero que, más tarde, la amarán con ternura. Sí, estoy enteramente segura” [Hoy se experimenta palpable este anhelo de la Beata María Inés].
“Porque, reinando Ella, reinará el Hijo, y con su Hijo toda la Augusta Trinidad. Cuando ella haya preparado el camino, entonces podrá su Divino Hijo con toda confianza, establecer su trono de amor, reinar desde su custodia, para difundir desde ahí los rayos de su amor sobre los corazones de todos los no creyentes; con Jesús Eucaristía y María de Guadalupe, se convertirán millones de almas a su verdadero y único Dios”.
“Contando contigo Madre mía, unidas a ti, dirigiendo tú nuestras almas, viviendo en ellas, siendo tu su luz, su calor,… ¿no estaremos plenamente seguros de cantar victoria? ¿No se convertirán las almas…, aquellas con las que tuviéramos alguna relación, y aunque sea tan sólo en espíritu, cuando es promesa tuya, salida de tus labios purísimos, y te llamamos con razón: Omnipotencia suplicante”?
Basílica de Ntra. Señora de Guadalupe
Cd. de México, 21 de Abril de 2010



Otras páginas sobre la BEATA INÉS TERESA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO.


Publicación de las oraciones pidiendo la intercesión de la Beata en varios idiomas.

Extractos de sus escritos y cartas