17.12.10
A las 12:30 AM, por Isaac García Expósito
Categorías : Actualidad, Reflexión, Teología, Moral, Historia de la Iglesia, Iglesia
Categorías : Actualidad, Reflexión, Teología, Moral, Historia de la Iglesia, Iglesia
En el arcón del imprescindible blog del Wanderer, se encuentra colgado un artículo con el que hay que batallar. Se llama Katejón, el Obstaculizante (descargar aquí). No es muy extenso, lo que no es óbice para que no sea enjundioso y, sobre todo, trampolín para posteriores debates, reflexiones y meditaciones. El autor es Rubén A. Peretó Rivas.
Katejón es la palabra que usa el apóstol de los gentiles para designar el obstáculo que detiene la venida del Anticristo. Los Santos Padres interpretaron dicho obstáculo como el Imperio Romano. San Agustín, por poner un ejemplo. Los doctores escolásticos igualmente interpretaron que el impedimento no era otro que el Imperio Romano. Santo Tomás de Aquino, por poner otro ejemplo.
El Imperio pasó, pero la fórmula katejon = Roma, no. El hoy Beato Newman así lo afirmaba. Según Newman, el poder del Imperio Romano llegaba hasta los días de su existencia. Efectivamente, como muestra el autor del artículo, se puede trazar un arco que tenga el Imperio Romano en un extremo y al Sacro Imperio por otro. Pero éste acabó tras la Primera Guerra Mundial, con la entrega de la corona por Carlos I de Habsburgo a los vencedores.
¿Entonces?
Es aquí cuando llega lo más interesante, porque se transfiere el objeto en el que recae la profecía, de Imperio Romano – físico a Imperio Romano – instituciones. De esta manera, la supervivencia del Imperio se podría ver en temas como la sacralidad de la vida, la monogamia, la procreación natural, la soberanía y la jerarquía religiosa.
El autor recorre cada uno de los puntos de manera somera. No hay que perderse en cuestiones de fechas, sino en lo general. Según el informe de Foreign Policy en el futuro – el informe habla del 2.035 – «sólo un puñado de fundamentalistas religiosos seguirá defendiendo que toda vida humana es sacrosanta desde la concepción hasta la muerte». Podemos decir que hoy en día, el aborto está socialmente aceptado y normalizado – por desgracia -. El tema de la utilización de embriones humanos como cobayas en temas de investigación genética es un tema en el que los gobiernos han empezado a legislar. Los niños medicamentos no son personajes de ficción.
El autor recorre cada uno de los puntos de manera somera. No hay que perderse en cuestiones de fechas, sino en lo general. Según el informe de Foreign Policy en el futuro – el informe habla del 2.035 – «sólo un puñado de fundamentalistas religiosos seguirá defendiendo que toda vida humana es sacrosanta desde la concepción hasta la muerte». Podemos decir que hoy en día, el aborto está socialmente aceptado y normalizado – por desgracia -. El tema de la utilización de embriones humanos como cobayas en temas de investigación genética es un tema en el que los gobiernos han empezado a legislar. Los niños medicamentos no son personajes de ficción.
Igualmente podemos hablar de un mejoramiento de la raza gracias a las técnicas abortistas, que eliminan a los subnormales.
¿Qué falta entonces? La eutanasia, que se encuentra a las puertas. En Holanda y Bélgica ya está instalado, en otras naciones, como España, el debate está lanzado.
Si nos trasladamos al campo del matrimonio, el divorcio hoy es un presupuesto fundamental en nuestras sociedades. Y las uniones de homosexuales son hechos. Es más, en Suiza se han adelantado con la aprobación de una ley de uniones incestuosas. Es la moral puesta patas arriba. En este punto, podríamos decir que el artículo se ha quedado antiguo.
Respecto a la cuestión de la procreación natural, podemos decir que se ha deslindado del matrimonio y de las relaciones sexuales. Hoy en día, es posible tener hijos sin mantener relaciones sexuales. Eso, claro está, el que los tenga, porque los países como España presentan graves defectos en su pirámide poblacional, de manera que dentro de no mucho tiempo habrá una gran masa de viejos.
Aborto – procreación – eutanasia: los tres pilares de control de la masa.
Siguiendo la línea por el autor vayamos por la soberanía. El informe Foreing Police habla de nuevas formas de soberanía, donde los estados nacionales compartirán su soberanía con otras entidades, que puede ir desde empresas, Bancos, ONG hasta grupos terroristas o carteles de la droga. Como refleja el autor:
El gobierno real estará en manos de una sinarquía capaz de controlar las decisiones planetarias. Ya en la actualidad vemos como los gobiernos aceptan las decisiones de la Organización Mundial del Comercio o de la Comunidad Económica Europea, porque, en conjunto, les beneficia un orden comercial internacional que esté regulado , aunque una norma concreta afecte al derecho de proteger a las industrias nacionales.
Por último la Iglesia. El dossier preconiza la desaparición de la Jerarquía eclesiástica en no mucho tiempo.
Decir que la Iglesia se encuentra en crisis, no es más que reflejar lo que ya han hecho los Papas Paulo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Tan cierto como que la Iglesia es indefectible. Hasta que llegue la Parusía. Lo que no sabemos cuál será el estado entonces de la Iglesia. Como escribe el autor del artículo, Nuestro Señor se expresó en unos términos no muy halagüeños, como cuando habla del pequeño rebaño o se pregunta si encontrará fe cuando Él vuelva.
Extremismos integristas, «episcopolatrías», «papolatrías» e «Iglesia lenificada», Iglesia dedicada a la beneficiencia, olvido de lo sobrenatural y la eternidad son algunos de los términos con las que Rubén A. Peretó analiza la situación actual de la Iglesia. Yo me quedo con este párrafo, que explica el cambio producido en el discurso de ciertos hombres de Iglesia:
Vale la pena detenerse a analizar un poco más la profundidad de este cambio.
En el anuncio existe un término a quo, quien anuncia, y un término ad quem, quien es
anunciado. Dios que anuncia, y el hombre que se deja anunciar por Dios. Dios que
desciende al hombre y lo diviniza. Dios que se hace hombre para hacer al hombre
semejante a Dios. El diálogo en cambio, implica dos términos iguales, donde el
principio de la acción es compartido. Entonces, no es ya Dios que desciende al
hombre por medio de la Iglesia y lo diviniza, sino el hombre que asciende a Dios para
ser divinizado. La acción pertenece al hombre, quien pasa de la actitud pasiva y
contemplativa de ser divinizado, a la actitud activa de divinizarse.Y de este modo, entonces, el lenguaje apropiado para este diálogo continuo
con el mundo es el de la sociología, pues el mundo ya no comprende o no acepta el
lenguaje que habla de lo sobrenatural o que habla de eternidad.
En definitiva, la perspectiva que la Iglesia católica desarrolló en las últimas
décadas indica que, si no se producen los ajustes necesarios, terminará por disolverse
en los ámbitos organizacionales propios de la temporalidad y, de ese modo, la
predicción del dossier que comentamos se cumpliría cabalmente.
Reitero lo dicho al principio: el artículo es sumamente interesante.
¿Ha sido removido el katejon? Ahora les toca a ustedes y, como dice mi compañero Bruno, quid vobis videtur?