24 DE ABRIL 2010
Amadísimos hijos:
MI AMOR LES LLAMA; ACÉRQUENSE A MÍ.
Les bendigo, Soy Amor y vengo a ofrecerles toda Mi Misericordia. Arrepiéntanse, acérquense, congréguense.
Este instante en que se mueve la humanidad no debe hacerles esperar para retornar a Mí.
Los llamados de Mi Madre son fruto del Amor por cada uno de Sus hijos. Nuestra Casa insiste continuamente para llegar a lo profundo del corazón de los hombres y moverles a la conversión, ya que sin fe, muy difícil será para los Míos enfrentar los sucesos inminentes y de gran magnitud que vienen.
NO LES ATEMORIZO. MI MADRE NO LES ATEMORIZA.
Les alertamos como fruto de Nuestro infinito Amor hacia cada criatura humana. Nuestros llamados obedecen a la cercanía de hechos dolorosos para todos ustedes, que causarán gran asombro. La tierra, cuna del hombre, ha sido destruida abruptamente a lo largo del tiempo, y hoy ustedes Mis amados, han transformado su superficie y esto ha transformado el interior de la tierra. Desde el centro arde, y el hombre en su desobediencia, atrae la inclemencia de la naturaleza que como ríos de fuego que suben hacia la superficie.
Mi Madre les ha alertado y llamado a la oración. Sus ruegos no son en vano. La tierra se estremecerá y nuevamente toda la humanidad sufrirá por esta razón. Las aguas se moverán, el hombre llorará. Es momento de orar y reparar. El Amor Me doblega a convocarles urgentemente a orar unos por otros. NO CASTIGO, NO CASTIGO. Mis hijos se flagelan, producto de su propio libre albedrío.
HIJOS MÍOS: REGRESEN A MÍ.
Les amo, no transitan solos. Mi Espíritu mora en cada uno y hoy les urge a la conversión.
Sean fieles del amor fraterno, para que así se socorran unos a otros.
Les amo y bendigo a todas esas almas que laboran sin descanso evangelizando a Mi Pueblo, dando a conocer Mis llamados.
Queden en Mi Paz.
Su Jesús.
