sábado, 4 de junio de 2011

Medjugorje: 2 de junio de 2011 – Aparición a Mirjana


“Queridos hijos, mientras os invito a la oración por quienes no han conocido el amor de Dios, si vosotros mirarais en vuestros corazones, comprenderíais que hablo de muchos de vosotros. Con el corazón abierto, preguntaos sinceramente si deseáis al Dios viviente o deseáis apartarlo y vivir según vuestro querer. Mirad a vuestro alrededor, hijos míos, y observad hacia dónde va el mundo, que piensa hacer todo sin el Padre, y que deambula en la tiniebla de la tentación. Yo os ofrezco la luz de la Verdad y al Espíritu Santo. Estoy con vosotros según el plan de Dios: para ayudaros, a fin de que en vuestros corazones triunfe Mi Hijo, Su Cruz y Resurrección. Como Madre ansío, y oro, por vuestra unión con Mi Hijo y con Su obra. Yo estoy aquí, ¡decidíos! ¡Gracias. ”

MENSAJE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA AL PADRE STEFANO GOBBI

BUENOS AIRES (Argentina), 13 de octubre de 1981
Todo el designio que ahora estoy llevando a cabo, entonces os fue revelado.
Entráis en el período de tiempo más difícil y decisivo.
Vivís los últimos años de este siglo, en el que ya se ha desarrollado gran parte de la batalla entre vuestra Celeste Capitana y su Adversario.
Ahora estáis viviendo la fase conclusiva. Por esto os preparo cada día a vivir las horas más dolorosas en la confianza y en la oración.
Con el ansia y la preocupación de una Madre, que ve cuán grande es el peligro que corréis, os invito una vez más a volver a Dios, que a todos os espera para otorgaros su perdón y su amor de Padre.
Mirad con cuántos signos acompaño esta angustiada petición mía... Con los mensajes y las apariciones que realizo en muchas partes del mundo, con mis numerosas lacrimaciones, incluso de sangre, quiero haceros comprender que la hora es grave, que la copa de la Justicia divina está ya colmada.
Mi Corazón de Madre padece interiormente una herida, causada al ver que ni se cree, ni se tienen en cuenta estos signos extraordinarios.

¿Qué otra cosa puedo hacer por vosotros, mis pobres hijos, tan amenazados y expuestos al peligro?

En una extrema tentativa de salvación, os doy el seguro refugio de mi Corazón Inmaculado. De todas las partes del mundo os llamo con esta Obra mía, a entrar en el refugio con vuestra consagración.

Y tú, pequeño mío, conducido y llevado por Mí, ve a todas las partes del mundo a llevar a todos mi materna llamada. Mi hora ha llegado.

Elevad al Padre un fuerte grito de imploración y de reparación.
Del Corazón divino del Hijo pueden descender ríos de misericordia sobre el mundo, que será renovado enteramente por la potente acción del Espíritu Santo, para que pueda resplandecer en él la gloria de Dios Padre."



Gritarán las Piedras - Apostolado Nueva Evangelizacion



CRISTO LLORA NUEVAMENTE EN BOLIVIA Semana Santa 2011

jueves, 2 de junio de 2011

Mensaje de Dios Padre y Nuestro Señor Jesucristo a J. V.

Mayo 5_11 Ahora debéis tomar Mi papel sobre la Tierra.



Rosario vespertino
Temas:
  • No os quiero ver tristes ni abatidos, os quiero ver contentos, porque estáis sirviendo a vuestro Dios y os he dicho que es un gran honor servir a vuestro Dios.
  • Mucho bien podéis hacer, no desperdiciéis vuestro tiempo de vida sobre la Tierra, dadMe almas, Mis pequeños, os lo pido de corazón, dadMe almas.
  • ¿Por qué, Mis pequeños, solamente entendéis a través del dolor, cuando Yo quisiera que entendierais a través del Amor?
  • Yo os lo dije “aquel que quiera venir en pos de Mí, que tome su cruz y Me siga”.
  • Debéis estar conscientes en que, si sois guiados por Nuestra Sabiduría, vuestras obras siempre serán buenas, santas y darán mucho fruto.
Mensaje de Dios Padre y Nuestro Señor Jesucristo a J. V.
Primer Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: No os quiero ver tristes ni abatidos, os quiero ver contentos, porque estáis sirviendo a vuestro Dios y os he dicho que es un gran honor servir a vuestro Dios.
(Lenguas…) Hijitos Míos, vosotros ahora debéis tomar Mi papel sobre la Tierra. Yo, vuestro Hermano Jesucristo os enseñé lo que ahora debéis hacer cada uno de vosotros. Ya os he dicho que Mi Vida fue de oración, de donación, de sacrificio, pero también de mucha alegría, Mis pequeños. No debéis ver vuestra vida, ni la Mía, como un continuo estado de tristeza, no Mis pequeños. Ciertamente que hubo también alegría y esa alegría, primeramente, nace de la donación, Mi total donación por vuestra salvación, también la alegría de ver cómo las almas se llenaban de gozo santo al escucharMe. Cuando Yo predicaba, Yo veía cómo ésas almas quedaban tocadas para bien y para su crecimiento espiritual y, eso también alegraba Mi Misión.
Los Milagros, que Yo hacía, producían también alegría y Yo Me alegraba con ellos, porque Yo estaba haciendo lo que Mi Padre Me pedía. Y así, os puedo seguir enumerando tantas alegrías que también tuve Yo sobre la Tierra y, esto os lo quiero mencionar, Mis pequeños, para que no veáis Mi Vida triste, afligido, con problemas continuos, que ciertamente los hubo, pero el simple hecho de la alegría que Me producía el estar sirviéndoos y obedeciendo a Mi Padre, para vuestra salvación, ésa alegría íntima que Yo compartía con Mi Padre, era lo que Me mantenía entre vosotros y sirviéndoos a todos vosotros, Mis hermanos, Mis pequeños, para todos los siglos, hasta el fin del mundo.
Cuando os he pedido que seáis otros Cristos, tened presente también esto, porque hay algunos de vuestros hermanos que se escandalizan cuando os ven alegres y creen que un hijo de Dios, un hermano en Cristo, no puede estar alegre al llevar su misión y esto es un error, Mis pequeños, por eso os quise mencionar esto para que, además de que vosotros cumpláis con vuestros deberes, ciertamente también tendréis momentos en que os alegraréis, momentos en que os uniréis Conmigo y Yo os llevaré al Padre para que gocéis todo lo que hayáis hecho por el bien del Cielo, o sea, de la salvación de las almas y de vuestra propia salvación.
No os quiero ver tristes ni abatidos, os quiero ver contentos, porque estáis sirviendo a vuestro Dios y os he dicho que es un gran honor servir a vuestro Dios. Así como los ángeles se alegran inmensamente y continuamente por estar sirviéndoNos, en Nuestra Santísima Trinidad. Así debéis estar también vosotros, alegres, porque estáis sirviéndoNos y, Nosotros, derramando Nuestras Bendiciones sobre vosotros y eso os debe traer también mucha alegría. En el Cielo se vive la alegría, no la tristeza, Mis pequeños, y por eso debéis estar ya alegres, felices, porque estáis Conmigo, con vuestro Hermano, y juntos sirviendo a Nuestro Padre. Todo se desarrolla en el Amor, llenaos de Mi Amor, Mis pequeños y llenad a vuestros hermanos de éste Amor Divino que Yo derramo sobre vosotros.
Ahora os vais dando cuenta cómo vuestra misión es tan importante, porque al estar llenos de Mi Amor, al estar llenos de ésta alegría santa, vosotros también la transmitiréis a vuestros hermanos y así el Cielo estará ya entre los hombres.
Os Bendigo, Mis pequeños, y sed alegres, como Yo Soy alegre. Yo no Soy un Dios triste, no hay tristeza en Mi Corazón, todo es alegría y aún en Mi Dolor. En las Escrituras leéis cómo Me abracé a Mi Cruz y Me llené de alegría.
Vuestra cruz es vuestra misión, abrazadla también, Mis pequeños, porque vuestra misión, bien cumplida, dará muchas alegrías a Nuestra Santísima Trinidad y mucha alegría a vuestros hermanos de todos los tiempos.
Gracias, Mis pequeños.
Segundo Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Mucho bien podéis hacer, no desperdiciéis vuestro tiempo de vida sobre la Tierra, dadMe almas, Mis pequeños, os lo pido de corazón, dadMe almas.
Hijitos Míos, este es el tiempo, como os he dicho, en que será dividido el trigo de la cizaña, el bien del mal, los escogidos y los que tendrán que ser apartados.
Mis pequeños, Yo Soy un Dios Justo, Soy un Padre amorosísimo y veo continuamente por vuestro bienestar, físico y espiritual, pero vuestro libre albedrío es el que escoge el querer mejoraros o manteneros en la maldad, en el pecado o en la traición.
Sabéis que Yo no os voy a forzar a actuar en el Bien o a actuar en el mal, ése es vuestro libre albedrío y Yo lo respeto, pero también deberéis estar conscientes que vuestra actuación, tanto en el Bien como en el mal, lleva consecuencias. En el Bien, regalos infinitos de Mi parte, tanto en lo material como en lo espiritual. Si escogéis vivir en el mal, aún a pesar de estar en el mal, Yo siempre estaré buscándoos para que os arrepintáis, pero si os mantenéis así, y conscientemente queréis apartaros de Mí y de Mi Amor, estad seguros que vuestro futuro eterno no será en el Reino de los Cielos.
Os quiero puntualizar esto, Mis pequeños, porque vosotros Me juzgáis a Mí, vuestro Dios, según vuestras conveniencias. Vivís en el mal y creéis que os merecéis el Bien eterno y no sería Justo, de Mi parte, que Yo os premiara cuando no estáis haciendo méritos para tratar de vivir según como Yo lo he pedido en Mis Leyes y Decretos, si no, ¿en dónde quedarían las almas que han luchado contra el mal, tratando de mantenerse siempre en la Virtud, en la pureza, en el Amor? ¿Qué se merecerían si vosotros, malos, estáis creyendo que os merecéis el Reino de los Cielos? Diréis que también el Cielo eterno, no Mis pequeños, hay Justicia, hay Justicia en Mi Corazón.
Si vosotros actuáis en el mal, no podréis pedir el Bien que no os merecéis. Si lleváis una vida de maldad, difícilmente terminaréis bien. No Soy injusto, vosotros mismos juzgáis a vuestros hermanos bajo éstas mismas bases, vosotros mismos reprendéis a vuestros hijos cuando ellos actúan en el mal, no hay mucha diferencia en lo que Yo hago en vosotros, en vuestro Juicio Final, que tendréis en algún momento de vuestra vida.
Actuad en el Bien y luchad por conseguirlo, tanto como para vosotros como para vuestros hermanos y Mis premios eternos os estarán esperando.
Sabéis perfectamente que existe un mal, que satanás habita entre vosotros y os está atacando continuamente, pero si os dejáis convencer por sus mentiras y por su maldad, quiere decir que estáis prefiriendo el mal que él os propone, al Bien a donde Yo os quiero llevar.
Entended que si escogéis el mal de él, no podréis tomar al mismo tiempo Mi Bien. O estáis de un lado o estáis del otro. Y si queréis estar en los dos lados a la vez, sois almas convenencieras y traidoras, que tampoco pueden estar en el Reino de los Cielos, porque el mal habita en vuestro corazón, porque le dais entrada en algunos momentos de vuestra vida y Yo no puedo aceptar almas actuando así en el Reino de los Cielos o en los Nuevos Tiempos por venir. Las almas que luchan por su bien y por el bien de sus hermanos, son las que merecen ser regaladas con Mis Bendiciones, entonces, no pidáis lo que no os merecéis ni envidiéis aquello que no os merecéis, porque no luchasteis por tenerlo ni por darlo a vuestros hermanos.
Mi Bien es para todos, Mis Bendiciones deben llegar a todos los corazones, pero si vosotros cerráis vuestro corazón, Mis Bendiciones no entran y, sobre todo, no dan fruto.
Estáis en la Tierra para servirMe, como Me sirvió Mi Hijo, como Él os enseñó. Vuestra misión es grande, es bella, es importantísima, Mis pequeños, ¡cuántas almas se pueden salvar con el actuar de un alma buena y donada totalmente en Mi Voluntad! ¿No habíais pensado en esto, Mis pequeños? No fuisteis llamados a la vida solamente para bajar y gozar de los bienes de la Tierra, vinisteis a salvar a cuantas almas pudierais, y os alegraréis con ello y, más, cuando Yo os vaya premiando en vuestro Juicio particular por cada una de las almas que salvasteis para el Reino de los Cielos. Es un gusto grandísimo que tenéis reservado para cada uno de vosotros. El Cielo mismo os alabará por las almas que salvaréis, ésa es vuestra misión real, Mis pequeños, sobre la Tierra, para cada uno de vosotros, salvar almas.
Vosotros no os dais cuenta de la importancia tan grande que es esto. Imaginad que vosotros no estuvierais viviendo sobre la Tierra, que las almas que dependieran de vosotros no se van a salvar porque no estáis sobre la Tierra. Ahora estáis en la Tierra y podéis salvar a muchas, muchas almas.
Si todos vuestros hermanos, tomaran en serio su misión, ningún alma se perdería si realmente os dierais en totalidad a Mi Voluntad. Vuestra oración es importantísima y poderosísima, especialmente cuando os unís a la oración de Mi Hijo Jesucristo. Debéis actuar conjuntamente con Él, en todo momento, para que vuestros actos produzcan ésta salvación de almas.
Haced lo que ya muchos de vuestros hermanos no quieren hacer, por estar tan embebidos del mundo, muchas almas necesitan de vuestra oración, de vuestra donación, ¡ayudadles! Vosotros mismos probablemente sois el resultado de la oración de hermanos vuestros del pasado o del presente. Posiblemente vivíais vida de pecado y de maldad, a espaldas totalmente de Mi Voluntad y de lo que Yo quiero para cada uno de vosotros, ¿nunca os habéis puesto a pensar que vuestro cambio fue gracias a la oración de algunos o de muchos de vuestros hermanos, en la Comunión de los Santos y, posiblemente, de otro país, muy diferente al vuestro?
Los bienes del Cielo son para todos vosotros y todos ellos se reparten para vuestro bien. AgradecedMe pues, Mis pequeños, que mucho de lo que habéis recibido, a lo largo de vuestra vida, ha sido por el Bien que Yo os he dado y por el bien de vuestros hermanos, que han orado por almas necesitadas y que ése bien llegó a vosotros y que ahora estáis gozando de un cambio fuerte en vuestra vida, gracias al amor de vuestros hermanos que empezaron a vivir el Amor del Cielo en su corazón.
Daos, Mis pequeños, como ellos mismos se han dado, porque aprendieron de la donación de Mi Hijo. Mucho bien podéis hacer, no desperdiciéis vuestro tiempo de vida sobre la Tierra, dadMe almas, Mis pequeños, os lo pido de corazón, dadMe almas.
Gracias, Mis pequeños.
Tercer Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: ¿Por qué, Mis pequeños, solamente entendéis a través del dolor, cuando Yo quisiera que entendierais a través del Amor?
Hijitos Míos, Yo, como Padre vuestro, de toda la humanidad y de todos los tiempos, en este momento actual que estáis viviendo, estáis sintiendo los ataques más fuertes, de satanás, porque él sabe que su tiempo ya está terminando y por eso, alrededor del mundo, está tratando de destruir a las almas a como dé lugar. No os dais cuenta, Mis pequeños, cómo está tratando de destruir vuestra espiritualidad. Cómo os está quitando ésa defensa contra su poder, ciertamente poder limitado, porque no es omnipotente, como Yo, vuestro Dios, pero él sí puede mucho contra vosotros y con mentiras, falsedades, maldad que vosotros mismos permitís entrar en vuestro corazón, él os desvía del verdadero camino que debéis seguir para llegar a Mí. Se burla de vosotros, os lleva a cometer actos impuros, pecaminosos, os lleva a que os opongáis contra Mis Leyes, contra Mis Decretos, contra Mi Amor y vosotros no os queréis dar cuenta de esta realidad. Solamente veis que a vuestro alrededor, unos a otros se apoyan, pero se apoyan en el mal y muy pocos son los que en un momento dado se oponen a ése mal y tratan de avisar a sus hermanos lo que está pasando. Les tratan de hacer ver lo que ellos no pueden ver, pero lo único que ganan, en la mayoría de los casos, es ser ridiculizados y apartados. Pues bien, Mis pequeños, os aviso que este es tiempo ya de terminar con el mal, pero os costará, os costará mucho este cambio, sobre todo a la gran mayoría de vosotros los que no quisisteis cumplir con lo que se os pidió. A mayor mal, que habéis hecho en vuestra vida, mayor el castigo que obtendréis y no porque haya crueldad de Mi parte o venganza, sino por Justicia.
Vosotros mismos veis a vuestro alrededor cómo hay almas que os están destruyendo, que se han llenado de maldad y vosotros estáis atemorizados por ese mal que producen, por las injusticias que salen de sus palabras y de sus actos.
Si vosotros sabéis juzgar esto, debéis entender también Mi Juicio hacia vosotros. Tengo que reprender a los que han actuado en el mal y tengo que agradecer y Bendecir a los que han tratado de vivir en el Bien.
Ved cómo se comportan los gobiernos de la Tierra, prácticamente ninguno habla de Mí o quiere llevar al pueblo hacia Mí. Antiguamente se hablaba libremente de Mi Santo Nombre, podía escucharlo por aquí y por allá y aún dentro de los mismos gobiernos, pero ahora se han confabulado para tratar de sacarMe, y si les fuera posible, hasta del mismo mundo. Quieren sacarMe de los corazones de los hombres y aunque no podrán hacerlo sí han ido destruyendo mucho, con lo cual vosotros mismos podríais haber crecido y haberos protegido de las influencias de satanás.
No queréis buscarMe, no queréis caminar Conmigo. Por los acontecimientos que estaréis viviendo, y que se irán agravando día a día, empezaréis a buscarMe y a vivir a la par Conmigo, con vuestro Dios.
¿Por qué, Mis pequeños, solamente entendéis a través del dolor, cuando Yo quisiera que entendierais a través del Amor? Todo lo que sucederá, será precisamente para esto, para que empecéis a vivir en el Amor y cambiéis este mundo que ahora vive en la maldad, en el terror, en el pecado. Ahora viviréis en el amor, en el pasado se quedará toda esa maldad y todo aquello que os desagrada pero que no queríais quitar de vuestra vida por vuestra debilidad humana. El cambio, a donde os estoy llevando, os dará ésta nueva vida, vida de Amor que, al vivirla, vosotros mismos buscaréis afanosamente y ya no os querréis salir de allí. Conoceréis el Verdadero Amor que os Enseñó Mi Hijo y lo agradeceréis de corazón.
Entended Mis pequeños, que solamente quiero vuestro bien, luchad pues en contra del mal que os rodea, pero no con armas, no con destrucción, sino con amor, con oración, con donación de cada uno de vosotros. Así como Mi Hijo se donó por vosotros, donaos en el Bien y Yo haré el resto, Mis pequeños.
Gracias y os bendigo a todos vosotros.
Cuarto Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: Yo os lo dije “aquel que quiera venir en pos de Mí, que tome su cruz y Me siga”.
Hijitos Míos, vosotros, los que Me seguís, vosotros los que habéis dejado que Mis Palabras y Mi Amor entrarán en vuestro corazón, vosotros, los que estáis buscando el bien para vosotros mismos y para vuestros hermanos, vosotros seréis los consentidos en el Reino de los Cielos, porque todo esto que hacéis por Mi Bien, necesariamente es atacado por un mal de satanás y, vosotros lo sabéis, Mis pequeños, que por estar Conmigo, sufrís. Yo os lo dije: “aquel que quiera venir en pos de Mí, que tome su cruz y Me siga”.
El venir en pos de Mí, implica mucho bien, muchas Bendiciones, mucho amor, amor que recibís de Nuestra parte, de Nuestra Santísima Trinidad, Bendiciones inconmensurables, que también recibís para compartir con vuestros hermanos, porque también Yo os lo dije, y os lo prometí, “que aquél que Me siguiera, podría hacer las mismas obras que se Me vieron hacer a Mí y aún mayores” porque, ciertamente, Yo estaría viviendo en ésas almas.
Vosotros, los que habéis escogido el buen camino, vosotros los que escogisteis vivir en el Bien, ciertamente, también sois atacados, como Yo fui atacado por el pueblo y, especialmente por los fariseos, por los escribas, por los miembros del sanedrín. Vosotros, ciertamente, si estáis Conmigo y estáis viviendo realmente para servirMe, estáis tomando vuestra cruz, estáis sufriendo por Mi Bien y por el de vuestros hermanos, pero ése sufrimiento os está santificando y eso también lo sabéis, Mis pequeños.
Ciertamente hay momentos en vuestra vida, (Lenguas…) ciertamente estáis sufriendo y hay momentos en que vuestra debilidad humana, os hace sentir que no podéis ya dar un paso más.
Mis pequeños, cuando eso suceda, uníos a Mí, vuestro Hermano Jesucristo, porque hubo momentos en que Yo sufrí inmensamente y, especialmente, cuando aquellos que se decían venir en pos de Mí, Me dieron la espalda y Me atacaron, traicionándoMe, aún a pesar de todo el Bien que derramé sobre ellos, Yo, siendo Dios, sufrí. Pequeñitos, comprendo ésos momentos que a veces, tenéis de obscuridad espiritual, de dolor, también por ver la traición de vuestros seres queridos y, a veces hasta de vuestros propios hijos.
Ciertamente, todos ésos dolores, como os dije, os están llevando hacia la santidad y ésa santidad, os está asegurando una entrada libre, sin problemas, al Reino de los Cielos. Por eso os he dicho que, cuando estéis sufriendo, gozad, porque eso quiere decir que estáis llevando a cabo bien vuestra misión, porque satanás no os estaría atacando si vosotros no le estuvierais quitando almas por el bien que producís.
PedidMe, en todo momento, Mis cuidados y Bendiciones, para que Yo actúe a través vuestro y, de esta forma, al estarMe dejando actuar a Mí, a través vuestro, tendréis reposo en Mi Corazón y esto os dará nuevas fuerzas para seguir adelante con vuestra misión.
Os amo a todos vosotros, Mis pequeños, a los que habéis escogido el buen camino, los que habéis escogido estar Conmigo, los que habéis escogido el dejarMe vivir libremente en vuestro corazón, que Me habéis dado una autoridad total sobre vosotros. Ciertamente vuestros hermanos os verán a vosotros, pero Yo estaré actuando plenamente a través vuestro y, además, os estaré invadiendo a vosotros con Mi Presencia Divina, lo cual gozaréis inmensamente, porque, ¿qué más regalo puede tener un alma que tener plenamente a su Dios?
Gracias, Mis pequeños.
Quinto Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Debéis estar conscientes en que, si sois guiados por Nuestra Sabiduría, vuestras obras siempre serán buenas, santas y darán mucho fruto.
Hijitos Míos, os pido que hagáis un ejercicio espiritual y dejaos llevar por Mi Santo Espíritu, para que Él os vaya iluminando y que, por un lado, os dé ésa sensibilidad Divina que necesitáis para comprenderMe mejor en Mis Dolores.
Quiero que vayáis meditando los Mandamientos que Mi Padre os dio. Id meditando cada uno de ellos y dejad que Mi Santo Espíritu os vaya indicando por quién debéis pedir y qué pecados se cometen en cada uno de estos Mandamientos. Esto es lo que aflige a Mi Corazón, y quiero que lo hagáis, Mis pequeños, para que vosotros podáis comprender por qué Mi Vida entera sobre la Tierra, fue de oración, de intercesión, de donación, de sacrificio, de búsqueda por la salvación de todos los pecadores, de toda la humanidad y de todos los tiempos.
Haced esto despacio, meditado, y bajo la Luz de Mi Santo Espíritu, y esto os lo pido para que os vayáis sensibilizando, para que no creáis primeramente que vuestra vida sobre la Tierra no tiene gran importancia. Fuisteis creados y se os dio el don de la vida para hacer grandes cosas, Mis pequeños, además para no pasar desapercibidos ante el Cielo, no digo desapercibidos ante el mundo, porque hay muchas almas buenas que trabajan con sencillez y ocultamente, haciendo grandes obras para la salvación de las almas y para atraer ya el Reino de los Cielos a la Tierra.
Os digo, que no paséis desapercibidos ante los Ojos del Cielo, porque todo el Cielo os está viendo a cada uno de vosotros, y cuando lleguéis al Reino de los Cielos, es cuando os daréis cuenta cómo el Cielo entero os estaba mirando y estaba gozando con las obras buenas que hacíais, pero que también se entristecía cuando vosotros caíais en el mal y no producíais el Bien que todos debéis producir.
Os vuelvo a repetir, que vuestra misión sobre la Tierra es muy grande y no debéis desperdiciar ni un momento, solamente tendréis oportunidad una vez para tener el don de la vida y para poder servir a vuestro Dios con él, aprovechadlo, Mis pequeños al máximo y daos plenamente a Nuestra Voluntad, para que os ayudeMos. Recordad que sois instrumentos, pero tenéis libertad total para aceptar que Nosotros os guiemos y vosotros debéis estar conscientes en que, si sois guiados por Nuestra Sabiduría, vuestras obras siempre serán buenas, santas y darán mucho fruto. No desperdiciéis vuestra oportunidad de haber obtenido el don de la vida, porque eso os atraerá grandes Bendiciones a vuestro regreso al Reino de los Cielos.
Gracias, Mis pequeños.


miércoles, 1 de junio de 2011

Mensaje de Dios Padre, Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Virgen María, a J. V.


Abr 20_11 Entendedlo bien, que Yo no “fui”, sino “Estoy” y “Soy”.



Rosario vespertino-miércoles de Semana Santa
Temas:
  • Cuando Yo os digo que Mi Sangre ha purificado el presente, el pasado y el futuro, es vuestro presente, es vuestro pasado, es vuestro futuro, porque Yo estoy en un eterno presente.
  • Necesito, Mis pequeños, ésa oración continua para las almas que van a padecer, ya sea dolor o muerte, en los acontecimientos por venir en cada uno de los países del mundo.
  • Arrepentíos de corazón, porque no os habéis dado al cien por ciento a la obra que Yo os encomendé, que es vuestra misión aquí en la Tierra.
  • Yo quiero que así sean todos vuestros méritos, dándoMe todo a Mí, vuestro Dios, pero siempre viéndoMe a los Ojos.
  • Vosotros también debéis entregar a Mi Hijo para expiación, primeramente por vuestros pecados y luego por los pecados de la humanidad.
Mensaje de Dios Padre, Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Virgen María, a J. V.
Primer Misterio
Habla Nuestro Señor Jesucristo
Sobre: Cuando Yo os digo que Mi Sangre ha purificado el presente, el pasado y el futuro, es vuestro presente, es vuestro pasado, es vuestro futuro, porque Yo estoy en un eterno presente.
Hijitos Míos, muchos, muchos de vosotros quisierais ya estar descansando de los Mensajes que se reciben alrededor del mundo, porque, quizá, os sentís tensionados, pero os he dicho que mantengáis la paz en vuestro corazón, a pesar de lo que os digo. Y esto os lo digo, Mis pequeños, para que aquellos que no han entendido que, todavía, debéis regresar a Mí en paz, en armonía, buscándoMe en Mi Amor, aquellos regresarán por temor, pero que sea un temor que luego se vuelva amor, como ya os he pedido antes, porque vosotros no fuisteis creados para vivir en el temor, sino en el amor.
Mis pequeños, os he dicho que los acontecimientos se tienen que dar, pero van a ser para vuestro bien. La humanidad está tan distraída éstos días, en los que quisiera que Me acompañarais todos vosotros en Mis sufrimientos, en Mis dolores, en Mi abandono.
La humanidad sigue haciendo lo mismo que aquellos que Me rodeaban, en ésos momentos, cuando Yo también estuve sobre la Tierra. Sobre todo, el abandono es lo que más Me duele, Mis pequeños, estáis tan embebidos en el mundo, que queréis seguir viviendo para el mundo y en el mundo.
Buscáis los momentos de libertad para gozar en vuestro cuerpo, pero no le dais el Alimento a vuestra alma que se le debe dar. Y así, éstos momentos en que Me debierais acompañar para aliviar Mis dolores, se vuelven de más tristeza porque no tengo en quién apoyarMe. No tengo el hombro de un amigo, de un hermano, que Me deje descansar en él y que Me diga palabras de aliento, sobre todo, de amor.
Yo Me he dado plenamente por vosotros, para vuestra salvación y lo único que os pido, son momentos de apoyo moral, espiritual. Recordad que os he dicho que aunque ya éste acontecimiento de Mi donación, se dio, Yo Vivo en un eterno presente y lo que vosotros Me deis, hagáis, Me digáis a Mi Corazón, es como si Me lo estuvierais dando en ésos momentos. Y esto tenedlo siempre presente, Mis pequeños y entendedlo bien, que Yo no “fui”, sino “estoy” y “Soy”, en el mismo tiempo de vosotros.
Todo eso espiritual que Yo os di en ésos momentos, se ha venido dando a lo largo de los siglos, por eso, cuando Yo os digo que Mi Sangre ha purificado el presente, el pasado y el futuro, es vuestro presente, es vuestro pasado, es vuestro futuro, porque Yo estoy en un eterno presente y, al entenderlo así, Mis pequeños, debéis poner más atención a vuestra vida y a todo lo que Me deis. VedMe, no cerca a vosotros, sino junto a vosotros y en vosotros.
Mucho bien Me haréis, Mis pequeños, porque deseo vuestras palabras de amor y de aliento, palabras de amor y de aliento que no Me dieron ni siquiera Mis discípulos en los momentos difíciles de la Crucifixión, porque huyeron. No quiero que huyáis vosotros, quiero que estéis junto a Mí.
Yo os recompensaré infinitamente, Mis pequeños, por esos detalles de amor que Me dais, porque, aunque Soy Dios, también Soy Hombre y como Hombre, necesito de vuestra compañía, de vuestro aliento, de vuestro amor, de vuestra compasión, de vuestra presencia junto a Mí en éstos momentos difíciles que Yo estoy pasando aquí Crucificado. Y ved nuevamente que no os dije “que pasé”, sino que “estoy pasando”, porque como os dije, todo es un eterno presente para Mí. No veáis como histórico ése hecho, vedlo actual y con ello, os uniréis a Mí y aliviaréis a infinidad de almas que necesitan de conversión y de salvación.
Poneos junto a Mi Madre, junto a la Cruz, estoy con vosotros, vedMe Sufriente, vedMe Sangrante, vedMe Doliente, estoy aquí con vosotros.
AcompañadMe, Mis pequeños, dadMe palabritas de Amor, ved y oíd todo lo que dicen contra Mí, las blasfemias, groserías, no dejéis que Mis oídos escuchen todo eso, dadMe palabritas de amor a Mis Oídos, opacad todas ésas palabras de la chusma, que a pesar de que las amé, amé todas ésas almas que Me rodearon, las alimenté física y espiritualmente y se volvieron, la gran mayoría contra Mí.
No Me falléis, Mis pequeños en estos momentos. Estáis también vosotros junto a la Cruz. Sentid Mi Presencia, estáis aquí Conmigo, sentid el viento helado, que se empieza a dar porque se está metiendo el sol. La obscuridad empieza a caer, la gente se empieza a asustar, tocad Mis pies y, con eso, dadMe apoyo. Llorad junto Conmigo el error de los pecados del mundo y vuestros propios pecados. Llorad junto Conmigo toda esa maldad de la Iglesia incipiente y que se ha venido aumentando con los siglos. Llorad junto Conmigo ése desprecio tan grande de aquellos que Me debieran seguir, porque fueron bautizados, como Yo también fui bautizado por Juan. Sois parte de Mí, os quiero junto a Mí, os quiero Conmigo, no Me abandonéis también vosotros, estáis junto Conmigo al pié de la Cruz.
Acompañad a Mi Madre, ved cómo llora, ved cómo llora por Su Hijo y por Su Dios. Acompañadla a Ella también.
Mientras estéis en la Tierra, Mis pequeños, mucho podéis hacer para acompañarNos, a Mí y a Mi Madre en estos momentos y aún en los momentos a lo largo de Mi Vida de predicación. Acá también tuve momentos difíciles, porque los mismos fariseos y escribas no Me dejaban en paz, trataban de destruir Mi Obra y destruirMe a Mí con ella.
Orad, Mis pequeños para que esto no suceda.
Volved al presente, ellos están también en el presente y siguen tratando de destruir Mi Obra y de destruirMe del corazón de los hombres.
Se quisieron deshacer de Mí en la Cruz y no pudieron, porque no contaban con Mi Resurrección y por eso Me siguen atacando, aún en vuestro presente.
Orad, Mis pequeños, porque se siguen infiltrando por todos lados éstos judíos farisaicos, que quieren destruir lo que Yo os dejé con todo Mi Corazón, con todo Mi Amor y envuelto todo esto en Mi Sangre Preciosa.
¡Cuánto dolor tiene Mi Corazón! Porque Yo Me di por todos y por todos los tiempos y una gran cantidad de hermanos vuestros, aún en estos tiempos no aprecian lo que os di y os sigo dando, por eso es tan importante que vosotros entendáis vuestra presencia en la Tierra y, esto es, que con vuestra oración, vuestra intercesión, podáis lograr que infinidad de almas que están dándoMe su espalda y Me están atacando, puedan dejar que la Luz de Mi Santo Espíritu penetre en ellos y les haga ver la realidad por la que ellos, también, están aquí en la Tierra.
Buscad pues, Mis pequeños, que todos vuestros hermanos se puedan salvar, no os deis por vencido. En vuestra oración, incluid a la humanidad entera para su salvación eterna. Todo se puede lograr si vosotros tenéis Fe y confianza en uniros a Mí, vuestro Dios, vuestro Hermano, vuestro Salvador. Confiad, Mis pequeños y confiad en que Yo os puedo dar vuestra salvación. Orad, orad intensamente, no Me falléis, Mis pequeños.
Gracias, Mis pequeños.
Segundo Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Necesito, Mis pequeños, ésa oración continua para las almas que van a padecer, ya sea dolor o muerte, en los acontecimientos por venir en cada uno de los países del mundo.
Hijitos Míos, os pido que os adelantéis siempre a los acontecimientos, ciertamente, no sabréis qué va a suceder, pero os he estado hablando de purificación y purificación quiere decir dolor, para los pueblos de la Tierra.
Cuando os he dicho que preparéis ésos momentos, es para que vosotros pidáis por las almas que van a ser probadas en toda la Tierra y, como no sabéis en dónde seguirá el siguiente acontecimiento, os quiero en oración continua y, sobre todo, para que pidáis por las almas, para que les nazca ése deseo de arrepentimiento y de mejorarse moral y espiritualmente.
Necesito, Mis pequeños, ésa oración continua para las almas que van a padecer, ya sea dolor o muerte, en los acontecimientos por venir en cada uno de los países del mundo.
Cuando os he dicho que os adelantéis a orar por todas las almas, deseo que pidáis fuertemente para que tengan arrepentimiento en vida, porque es más válido. Es más seguro un arrepentimiento en vida que las oraciones que les digáis cuando ya han muerto, porque no sabréis si ésas almas se salvaron ya que es más seguro que se salven con un arrepentimiento en vida que con todas las oraciones después de su muerte.
Vuestras oraciones mueven corazones y, en estos momentos, no os dais cuenta de ello y no están vuestras oraciones aisladas, sino como os he enseñado, vuestras oraciones se unen a las oraciones de la Comunión de los Santos, pero ellas, en sí, tienen muy poquita fuerza. Aunque son millones y millones de almas las que están orando, todas ésas oraciones tendrán potencia infinita, cuando se unan a las de Mi Hijo, Oraciones de Cristo Jesús, que llegan a Mí, al Padre. Ciertamente, como Dios, en Mis Tres Divinas Personas, voy recibiendo todo y debéis dárMelo todo, ya sea a través de Mi Hija, a través de Mi Hijo Jesucristo, a través de Mi Santo Espíritu y todo eso llegará a Mí, como Padre que Soy de todo lo creado.
Vuestra oración, Mis pequeños, es importantísima, no os sintáis poca cosa, aunque sois pequeñitos, insignificantes ante Mis Ojos, ya no lo sois cuando os unís a Mi Hijo.
Cuando estáis orando, junto a Mi Hijo, vuestras oraciones se vuelven poderosísimas, no así cuando estáis orando solos, creyendo que vuestra oración está llegando a Mí en una forma muy fuerte, ya sea porque vuestros dolores en ese momento son muy grandes, pero no os dais cuenta que vuestros pecados, también son muy grandes y vuestra imperfección inmensa, porque estáis afectados, primeramente por el Pecado Original y después por los pecados que habéis cometido en toda vuestra vida. Aunque perdonados estén, van debilitando vuestras capacidades, porque el pecado os lleva al mundo y, si habéis pecado mucho, quiere decir que estáis muy arraigados al mundo.
Por eso, os he pedido tanto que entréis a vuestro interior, que entréis a vuestro corazón, donde habita Mi Santo Espíritu, para que os vaya apartando del mundo y que empecéis a volar hacia Mí. Uníos continuamente a los méritos de Mi Hijo, no despreciéis Nuestra Santísima Trinidad y todo lo que Mi Hija pueda hacer por vosotros para atraeros a Mí, vuestro Dios, en Mi Santísima Trinidad.
¡Tanto bien que podéis hacer con vuestra donación! Pero, aunque no comprendáis todo lo que podéis hacer, simplemente hacedlo, porque os lo pido, Mis pequeños, más tarde entenderéis todo esto que Yo os estoy diciendo, ya que si actuasteis según como os lo fui pidiendo, gozaréis con Mi Gozo. Lo que no quiero es que os arrepintáis, cuando lleguéis a Mí, de no haberMe escuchado, porque conoceréis el tiempo perdido que no aprovechasteis y que pudisteis haber hecho tanto por Mi Reino en la salvación de todas las almas y no lo hicisteis.
¡No desperdiciéis ni un segundo de vuestra vida, Mis pequeños, podéis hacer tanto por Mi Reino! Vosotros quizá os sentís ahora fuertes y que no necesitáis ayuda de vuestros hermanos, prácticamente en ninguna forma, porque os sentís muy fuertes, pero os llegará el momento en que ya os iréis acercando a Mí, en vuestra muerte humana y en ése momento es cuando os sentiréis tal y como sois, pequeños, débiles, con una imposibilidad fuerte de luchar contra vuestros defectos y poder levantar vuestro pasado a un olvido ante Mí. Que también eso quiero, Mis pequeños, que vuestro presente y vuestro actuar presente, haga que vuestro pasado no esté ante Mí, en vuestro Juicio Final.
¡Os amo tanto, Mis pequeños, que cómo quisiera que ya estuvierais todos alrededor Mío!, pero os falta aún poco, hacer más méritos, sobre todo, salvar más almas.
¡DadMe muchas almas, las necesito a todas! DadMe almas, porque Yo os di a Mi Hijo y vosotros, los que abristeis vuestro corazón a todas las Enseñanzas de Mi Hijo sobre la Tierra, habéis aprendido inmensamente el cómo se vive en el Cielo, y es Amor, puro Amor.
PedidMe, Mis pequeños que llene vuestro corazón con Mi Amor, para que os sintáis plenos y que sintáis la necesidad de daros por vuestros hermanos, porque así es el Amor.
Como os he explicado, el Amor es dinámico, no lo podéis detener y por eso Mi Amor debe llegar a todos los pueblos de la Tierra, por su dinamismo de salvación.
Os Bendigo, Mis pequeños y pedidMe continuamente que Mi Amor os cubra y os haga crecer, para que Me podáis dar muchas, muchas almas.
Gracias, Mis pequeños.
Tercer Misterio, Habla Nuestro Señor Jesucristo,
Sobre: Arrepentíos de corazón, porque no os habéis dado al cien por ciento a la obra que Yo os encomendé, que es vuestra misión aquí en la Tierra.
Hijitos Míos, recordad el pasaje donde se os dice cómo se comportaban los cristianos en un principio. Eran alegres, muy alegres, se compartían lo que tenían, fuera poco o mucho y el amor estaba en ellos.
Ciertamente luego entró el mal y fue destruyendo esos grupos unidos en el amor. Estos son tiempos del reencuentro en el Amor que Yo os dejé, Mis pequeños.
Mi Vida sobre la Tierra no fue triste, fue alegre y sobre todo, dedicada a hacer la Voluntad de Mi Padre.
Por un momento imaginad que Yo hubiera sido un Mesías triste, enojón, impaciente, Yo no os hubiera dado un buen ejemplo. Si os he dado ejemplo, es porque viví en la Virtud, en Mis Virtudes excelsas y Divinas que os vine a enseñar y a las que estáis llamados, Mis pequeños, porque si Me seguís, vosotros tenéis la obligación y tenéis la Gracia de ser otros Cristos y de vivir y hacer las cosas que se Me vieron hacer a Mí, vuestro Dios.
En estos tiempos de tribulación, quiero que vuestros hermanos se den cuenta quiénes son los que Me siguen, los que están llenos de Mi Vida y de Mi Amor y ellos deben ser los cristianos, el grupo escogido de estos tiempos.
Por eso, dejad a un lado lo que sea tristeza, preocupación, todo aquello que os arraiga al mundo, eso no os va a dar el crédito que debéis tener, porque vosotros os presentáis como Cristianos, o sea, seguidores Míos y si estáis viviendo en forma diferente a la Mía, no os estáis comportando como os debéis comportar.
¿Habéis entendido esta lección, Mis pequeños? Dejad a un lado las tristezas y preocupaciones de la vida, porque realmente es ahí en donde radican vuestras preocupaciones, en el qué hacer si no tenéis de lo elemental, lo básico para vivir. No estáis confiando en Mi Providencia Divina, no estáis confiando en Mis Promesas, dejad pues vuestras preocupaciones, que os están dañando y Me están dañando, porque no crecéis en la confianza plena que debéis tener en Mí, no estáis ejercitando las Virtudes, especialmente la paz en vuestro corazón y en una confianza plena en Mi Voluntad.
Arrepentíos de corazón, porque no os habéis dado al cien por ciento a la obra que Yo os encomendé, que es vuestra misión aquí en la Tierra.
Algunos habréis dado el veinte por ciento, otros el cuarenta, otros el sesenta o aún el ochenta, pero difícilmente dais el cien por ciento, porque no os acercáis a Mí ni Me pedís ayuda para darlo. Venid a Mí y, en humildad, decidMe: “mi Jesús, mi Hermano, ¿en qué Te he fallado?, ¿en qué puedo mejorar?, ¿cómo puedo llegar a ésa perfección que nos has dicho que debemos buscar?”
Venid, Mis pequeños y no elucubréis, porque vuestras elucubraciones son imperfectas, porque vosotros sois imperfectos. Venid a Mí, para que Yo os enseñe y os guíe, confiad, confiad en Mi guía amorosa, Sabia y Santa, os quiero llevar por caminos de perfección, pero os debéis soltar plenamente a Mí, nadie más os podrá enseñar lo que Yo os enseñaré.
Gracias, Mis pequeños.
Cuarto Misterio, Habla Dios Padre,
Sobre: Yo quiero que así sean todos vuestros méritos, dándoMe todo a Mí, vuestro Dios, pero siempre viéndoMe a los Ojos.
Hijitos Míos, la gran mayoría de vosotros creéis que se necesitan acontecimientos fuertes, en la vida de cada uno de vosotros o de los pueblos, para que así ésos acontecimientos fuertes y dolorosos los podáis ofrecer y unir a los méritos de Mi Hijo, para que éstos salven muchas almas y no es así, Mis pequeños.
Os he explicado ya antes que todos vuestros actos deben estar envueltos en amor, si no hay amor en vuestros actos de donación, estos no sirven para nada.
Cuando vosotros Me dais algo, con ésa finalidad de salvación de almas, Me los debéis dar viéndoMe a los Ojos y os digo esto, porque de esa forma os daréis cuenta de que lo que Me estáis dando, Me lo estáis entregando de todo corazón y Yo quiero que así sean todos vuestros méritos, dándoMe todo a Mí, vuestro Dios, pero siempre viéndoMe a los Ojos.
Si os dais cuenta, aquellos que os engañan o aquellos que quieren haceros un mal, cuando están frente a vosotros, no os miran a vuestros ojos, tratan de esquivar vuestra mirada, voltean a todos lados, pero no miran a vuestros ojos.
Yo quiero que viváis Conmigo y para Mí, siempre, en una total honestidad de vida y esto se logra en la sencillez, como niños y, por eso, Mi Hijo os pidió tanto el ser como niños, porque si vuestras obras vienen directamente a Mi Corazón, aunque creáis que vuestras obras son pequeñas, si las unís al Amor de Mi Hijo, Yo las recibiré como si hubieran sido hechas por Mi Hijo y, de hecho lo son, porque Mi Hijo está viviendo en cada uno de vosotros. Vosotros, que habéis abierto vuestro corazón a Su acción, Le permitís Su entrada, Él os purifica y os perfecciona.
No caminéis solos en la vida, caminad siempre acompañados de Mi Hijo y así es como estaréis haciendo las mismas obras que se le vieron hacer a Mi Hijo y que ahorita haréis vosotros, Le daréis vida en vosotros, así Mi Hijo estará caminando en el mundo gracias a vosotros y Él estará llenando el mundo con Sus Bendiciones para la salvación de las almas. No os separéis nunca de Él, Mis pequeños. En los momentos buenos, en los momentos difíciles, dadLe la mano, caminad juntos, salvad almas juntos para Mí, vuestro Dios.
Gracias, Mis pequeños.
Quinto Misterio, Habla La Santísima Virgen María,
Sobre: Vosotros también debéis entregar a Mi Hijo para expiación, primeramente por vuestros pecados y luego por los pecados de la humanidad.
Hijitos Míos, Yo, como Madre vuestra, pero también Madre de Mi Hijo y de Mi Dios, fue un Dolor grande el haber tenido que estar presente en ése Sacrificio tan cruento de Mi Hijo. Ciertamente, por un lado, sufría y por otro gozaba, igual que Mi Hijo.
Sufría al ver a Mi Hijo, el trato que se Le daba, como el de un ladrón o asesino, siendo que Él es puro Amor y se los demostró a ése pueblo infiel. Un pueblo escogido por el Padre, pero de cerviz dura y traicionera.
Mi Dolor era grande al ver cómo se Le trataba, pero también una alegría Divina Me inundaba en todo Mi Ser porque, en ése momento, Yo era Sacerdotisa entregando al Cordero en el Altar por la expiación de todos los pecados, pasados, presentes y futuros. Vosotros, por vuestro bautismo, también sois sacerdotes y quiero que estéis consientes, Mis pequeños, de esa realidad en que vosotros también debéis entregar a Mi Hijo para expiación, primeramente por vuestros pecados y luego por los pecados de la humanidad, pero quiero que os acerquéis a Mí, como Madre vuestra y que entendáis Mi Dolor, el Dolor de una Madre, que está viendo frente a Ella, cómo destrozan a Su Hijo y prácticamente no hay nadie que trate de defenderLo.
Vosotros, en vuestro sacerdocio bautismal, entregad al Padre a Su Hijo, a Mi Hijo, a vuestro Dios y Salvador y uníos a Él y gozad, también, por vuestra salvación, porque Su entrega es para vuestra salvación y la de vuestros hermanos. Estáis ofreciendo a Mi Hijo, como cordero, como se pedía antiguamente, que se llevara un animalito y que fuera sacrificado por el sacerdote del Templo para expiación de vuestros pecados. Al entregarMe a Mi Hijo, como Cordero, también estáis expiando vuestros pecados, pero que nazca también en vosotros ése deseo de mejora y de santificación, no os quedéis solamente en la expiación porque, de ahí, podéis caer y de nada serviría el que hubierais ofrecido al Cordero Divino por el perdón de vuestros pecados, debe haber en vosotros ése deseo de mejora, de crecimiento espiritual, de purificación total, para que podáis entrar al Reino de los Cielos.
Meditad todo esto, Mis pequeños, para que entendáis la realidad de este Misterio tan grande, Misterio de Amor, porque os quedáis solamente en el dolor y no hay alegría en vuestro interior. Meditadlo, Mis pequeños, venid a Mí, para que Yo, como Madre vuestra, os enseñe todo lo que debéis sacar de enseñanza de éste ofrecimiento de Amor de Nuestro Dios, Jesucristo, a Nuestro Dios, Padre.
Gracias, Mis pequeños.